Así como la Argentina se enfrenta, una y otra vez, al mismo iceberg, cuando el Titanic se estaba hundiendo afloró con claridad la división de clases con una transparencia propia de una burla. Nuestro país es el Titanic del momento. Construída con el sacrificio de millones de trabajadores a lo largo de dos siglos, esta nave gigantesca ha sido chocada varias veces contra el mismo témpano, y al igual que en el famoso transatlántico, en Argentina se salvan siempre los mismos. El gobierno viene de regalar 5000 millones de reservas a sus amiguos de Wall Street. Y ahí empieza toda esta opereta de la "crisis". Un monetarista estaría agarrándose la cabeza, pero los laburantes, el culo.
En el Titanic habían sido ubicados en los niveles superiores los magnates y, a medida que se descendía nivel también se reducía el nivel socio-económico. Todo dispuesto para que, en caso de una tragedia, solo se salvaran los que importaban, los dueños de ese mundo donde los pobres solo tienen el destino de serlo para engordar las arcas de sus patrones. Ni siquiera botes y salvavidas tenían dispuestos para los pasajeros de los sótanos. No hacían falta. Los amarillos consideran "correcto" que los asalariados, los jubilados y los pobres sean los que hoy tienen que pagar con su sacrificio este nuevo Titanic, resignando calidad de vida el enriquecimiento de ricos cada vez más ricos.
Según el último Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires (IPCBA) publicado ayer, entre Abril de 2018 y la asunción de Mauricio Macri a la Presidencia de la Nación, la inflación acumulada es del 102,8%. Al día de ayer, la devaluación del peso durante la gestión macrista fue del 151,3% (el dólar pasó de cotizar $9,75 a $24,50) duplicando el aumento de los salarios. De la jubilación ni hablemos...
Son los exclusivos dueños de los botes con que se vuelven a llevar sus fortunas mal habidas a las guaridas donde jamás entrarán sus esclavos modernos. ¡A los botes!, gritarán los enfermos de codicia ilimitada cuando se acerque la hora del naufragio final. Nosotros los miraremos desde una proa que se va a pique...
En el Titanic habían sido ubicados en los niveles superiores los magnates y, a medida que se descendía nivel también se reducía el nivel socio-económico. Todo dispuesto para que, en caso de una tragedia, solo se salvaran los que importaban, los dueños de ese mundo donde los pobres solo tienen el destino de serlo para engordar las arcas de sus patrones. Ni siquiera botes y salvavidas tenían dispuestos para los pasajeros de los sótanos. No hacían falta. Los amarillos consideran "correcto" que los asalariados, los jubilados y los pobres sean los que hoy tienen que pagar con su sacrificio este nuevo Titanic, resignando calidad de vida el enriquecimiento de ricos cada vez más ricos.
Según el último Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires (IPCBA) publicado ayer, entre Abril de 2018 y la asunción de Mauricio Macri a la Presidencia de la Nación, la inflación acumulada es del 102,8%. Al día de ayer, la devaluación del peso durante la gestión macrista fue del 151,3% (el dólar pasó de cotizar $9,75 a $24,50) duplicando el aumento de los salarios. De la jubilación ni hablemos...
Son los exclusivos dueños de los botes con que se vuelven a llevar sus fortunas mal habidas a las guaridas donde jamás entrarán sus esclavos modernos. ¡A los botes!, gritarán los enfermos de codicia ilimitada cuando se acerque la hora del naufragio final. Nosotros los miraremos desde una proa que se va a pique...
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