Ginastera fue uno de los grandes compositores de música académica contemporánea, vivió para la música y dejó un legado invaluable. Alumno de Copland, maestro de Piazzolla, y ni siqueira le faltó inspirar a ELP: su osadía vanguardista lo volvió seductor para músicos de todo tipo, más allá de la academia, y Emerson, Lake and Palmer tomó el cuarto movimiento de su Primer Concierto para Piano y, con su aprobación, lo volvió una canción popular: Toccata. Y uno vuelve a escuchar piezas como "Toccata" que sigue sonando sublime cuatro décadas después.
El 11 de abril de 1916 la nota más importante de los diarios marcaba el escrutinio definitivo de las elecciones presidenciales celebradas 9 días antes. Mientras el flamante Presidente, el radical Hipólito Yrigoyen, se enteraba de la distancia definitiva que le sacaba al segundo, Ángel Rojas, del PAN; en un hospital de Barracas, nacía Alberto Evaristo Ginastera.
A los seis años ya jugaba tocando una flauta que le habían regalado los reyes magos, según cuenta su biógrafa Pola Suárez Urtubey, y en pocos años pasó de las clases particulares a sus estudios formales en el Conservatorio Williams, donde aun antes de graduarse -en 1938- ya había compuesto la suite del ballet Panambí, que sería estrenada en el Teatro Colón pocos años después. Luego pasó al Conservatorio Nacional.
Su destreza e ingenio para la composición le valieron la beca Guggenheim en 1945 y pasó dos años estudiando y mejorando sus capacidades compositivas en Estados Unidos, bajo la tutela de Aaron Copland.
En 1973, tres músicos se reunieron con Ginastera en Ginebra (Suiza). Tras conocer una nueva versión rockera del Movimiento IV "Toccata Concertada" quedó realmente impresionado. Los Emerson, Lake and Palmer, contaron no sólo con su aprobación sino con la admiración del compositor, admiración mutua por otra parte. La pieza lograda fue muy bien recibida por el público y el disco obtuvo gran éxito.
La revista de rock under Estornudo, que salía en el país a mediados de los años 70, grafica en esta tapa la relación entre el mentor de Emerson, Lake & Palmer y el autor de "Bomarzo".
A continuación, un poco de la historia de la incursión de Ginastera en el rock sinfónico de mano de Emerson, Lake & Palmer.
Para toda una generación, Emerson fue la puerta y marcó el primer encuentro con las obras del repertorio clásico a través de sus arreglos, además de revelar una creación propia de alta calidad que se encuentra entre lo más logrado dentro del llamado rock progresivo. Pero no solamente Mussorgski, Prokofiev fueron versionados por estos ingleses audaces, virtuosos y sinfónicos. El argentino Alberto Ginastera también estuvo en ese selecto grupo, y ello quedaró grabado a fuego en la historia del grupo inglés.
Ginastera: La esencia rockera del maestro
El 11 de abril de 1916 la nota más importante de los diarios marcaba el escrutinio definitivo de las elecciones presidenciales celebradas 9 días antes. Mientras el flamante Presidente, el radical Hipólito Yrigoyen, se enteraba de la distancia definitiva que le sacaba al segundo, Ángel Rojas, del PAN; en un hospital de Barracas, nacía Alberto Evaristo Ginastera.
A los seis años ya jugaba tocando una flauta que le habían regalado los reyes magos, según cuenta su biógrafa Pola Suárez Urtubey, y en pocos años pasó de las clases particulares a sus estudios formales en el Conservatorio Williams, donde aun antes de graduarse -en 1938- ya había compuesto la suite del ballet Panambí, que sería estrenada en el Teatro Colón pocos años después. Luego pasó al Conservatorio Nacional.
Su destreza e ingenio para la composición le valieron la beca Guggenheim en 1945 y pasó dos años estudiando y mejorando sus capacidades compositivas en Estados Unidos, bajo la tutela de Aaron Copland.
Recordemos que refiriéndose a los comienzos de su producción, Ginastera aceptaba que las obras de su período de estudiante reflejaban, como es natural, el ambiente musical con el cual él convivía, es decir el espíritu argentinista de Williams, López Buchardo y Aguirre, por una parte; y por otra el formado por compositores que reflejaban técnicas más avanzadas, como Juan José Castro o Juan Carlos Paz. Colocado en actitud crítica frente a su obra, Ginastera reconoció tres etapas en su proceso creador. Al más temprano, denominó objetivo, aludiendo a una forma de nacionalismo en el que los elementos de carácter argentinos están presentes de una manera directa y en el que el lenguaje participa aún de elementos melódicos de la música tonal. Es la época de "Panambí", de Estancia, de su "Obertura para el Fausto criollo" y de toda una serie de canciones y de piezas para piano.Pola Suárez Urtubey
La "Pampeana Nº 1" marca el punto culminante de ese período y es a la vez la primera obra que inicia la segunda etapa. Para Ginastera esta obra para violín y piano era como un pivote en el que se manifestaban materiales pertenecientes a las dos épocas. Es que en las obras inmediatamente posteriores, ese carácter argentino comienza a adquirir una nueva fisonomía y el lenguaje musical inicia su evolución hacia la dodecafonía. Este será el estadio que el compositor llama nacionalismo subjetivo. Los elementos folklóricos se convierten en estructuras más profundas, lo que le permite ir logrando un sincretismo cada vez mayor entre esos elementos que provienen de la música nativa y los recursos de base que provienen de la gran tradición culta occidental. La tercera etapa fue denominada por Ginastera neo-expresionista y su punto de partida se sitúa en torno del Cuarteto de cuerdas Nº 2 (1958), para consolidarse en los conciertos, la Cantata para América mágica, Don Rodrigo y Bomarzo, entre muchas otras. Ginastera interpreta que "el material se hace aquí más trascendente mientras el lenguaje musical adquiere mayor poder de síntesis al volcarse abiertamente hacia el serialismo". En opinión del músico, la esencia argentina permanece en todas las obras de su tercer estadio, a pesar de estar ausente cualquier tipo de fórmula rítmica o melódica del folklore. Pero hay una cuarta etapa, la que coincide con sus últimos doce años, es decir los de permanencia en Ginebra, y a los cuales el autor no llegó a definir estéticamente. Se trata de una más nostálgica evocación de los rasgos que lo mantenían artística y psicológicamente ligado a la Argentina o a la América india. Esto significa que hay una continuidad sustancial a lo largo de las cincuenta y cuatro composiciones que forman su obra total, como constancias estilísticas que marcan a fuego su personalidad creadora.
En 1973, tres músicos se reunieron con Ginastera en Ginebra (Suiza). Tras conocer una nueva versión rockera del Movimiento IV "Toccata Concertada" quedó realmente impresionado. Los Emerson, Lake and Palmer, contaron no sólo con su aprobación sino con la admiración del compositor, admiración mutua por otra parte. La pieza lograda fue muy bien recibida por el público y el disco obtuvo gran éxito.
La revista de rock under Estornudo, que salía en el país a mediados de los años 70, grafica en esta tapa la relación entre el mentor de Emerson, Lake & Palmer y el autor de "Bomarzo".
"Conocía el ‘Tocatta’ de Alberto Ginastera por su Concierto para Piano Nº 1 de 1969. Me impactó por completo. Cuando Carl y yo nos reunimos, él estaba muy interesado en la música de Bartok y otros compositores porque sabía que a mí me gustaban los clásicos. Cuando esta pieza me llamó la atención y comencé a tocarla, Carl me dijo: ‘¿qué diablos es esto?’ Estaba emocionado y quería tocarla. No creo que Greg estuviera tan interesado como nosotros en un principio.Keith Emerson
Después que pasaron casi dos semanas de grabación, la dirección nos dijo que primero debíamos obtener el permiso de los editores, que, en este caso, eran Boosey y Hawkes. Me fui a hablar con ellos y me dijeron: ‘pues no. Lo sentimos. No creemos que el maestro Ginastera dé su aprobación.’ No iba a aceptar un no por respuesta. Conseguí su número de teléfono y hablé con su esposa. Al día siguiente, estaba en un avión hacia Génova con Stewart Young, nuestro manager, y fuimos directamente al apartamento de Alberto. Nos ofreció una magnífica comida y nos habló de música y sintetizadores. Tenía un conocimiento aproximado de los sintetizadores y se mostraba interesado. Al final del almuerzo quiso escuchar mi adaptación de su tema.
Yo tenía la cinta así que fuimos a su estudio. Creo recordar que tenía una grabadora Revox. Se la puse y mientras sonaba, Alberto tenía una extraña expresión en su rostro. Parecía estar muy asombrado y dijo algo así como ‘esto es terrible.’ Yo lo interpreté literalmente y pensé que, obviamente, no podría utilizar el tema. Pero luego me enteré que en francés, terrible significa lo mismo que formidable o increíble. De hecho, él estaba completamente abrumado por la grabación, así que todo fue bien."
A continuación, un poco de la historia de la incursión de Ginastera en el rock sinfónico de mano de Emerson, Lake & Palmer.
Para toda una generación, Emerson fue la puerta y marcó el primer encuentro con las obras del repertorio clásico a través de sus arreglos, además de revelar una creación propia de alta calidad que se encuentra entre lo más logrado dentro del llamado rock progresivo. Pero no solamente Mussorgski, Prokofiev fueron versionados por estos ingleses audaces, virtuosos y sinfónicos. El argentino Alberto Ginastera también estuvo en ese selecto grupo, y ello quedaró grabado a fuego en la historia del grupo inglés.
Ginastera: La esencia rockera del maestro
La banda progresiva adaptó en 1973 un movimiento del Primer Concierto para Piano, y el compositor les brindó su mejor elogio.
Lejos de haberse circunscripto a la música académica, el campo de acción de Alberto Ginastera se amplió al universo del rock, merced a la decisión del trío Emerson, Lake & Palmer de tomar el cuarto movimiento de su Primer Concierto para Piano, para reformularlo a su manera, en 1973, en Toccata, uno de los tracks de su álbum Brain Salad Surgery.
En aquel momento, los agentes del compositor le advirtieron al grupo que su representado no autorizaba adaptaciones de su obra. Sin embargo, Keith Emerson no renunció a su idea. “Supe que Ginastera vivía en Ginebra; conseguí su número de teléfono, lo llamé y al día siguiente estaba volando hacia allá”, le contó el músico, fallecido un mes atrás, a la publicación Broadway World. Y siguió: “Compartimos un amable almuerzo con Alberto su esposa, y luego le puse la grabación para que la escuchara.”
“Diabólico”, cuenta la historia que Ginastera exclamó cuando escuchó la pieza. Según Emerson, el argentino “tenía un extraño gesto en su rostro”. “Supuse que le había parecido horrible, y ya estaba pensando en volverme”, confesó en la misma entrevista.
Pero fue entonces la esposa del maestro quien intercedió para saldar el malentendido generado por las diferencias idiomáticas. “No, no, no, él dijo ‘diabólico’ en un buen sentido. En realidad, está avasallado por la grabación. ¡Le encantó!”, explicó la mujer. Y fue el propio Ginastera quien cerró el encuentro de la mejor manera: “Ustedes han capturado la esencia de mi música, y nadie lo había logrado hasta ahora.” El tecladista más adelante reincidiría, grabando su propia versión de la Suite de Danzas Criollas bajo el título Creole Dances.
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