Nos lo pidieron y Sandy lo resubió. Un disco donde también están Miguel Cantilo, Osvaldo Fattoruso, Horacio Fontova, el Mono Izaurralde, Fito Paez, Piero (para alegría de Dark-ius, esto será lo más cercano a un disco de Piero que publiquemos), Diego Rapaport, Beto Satragni, Claudio Gabis, Daniel Melingo y muchos más
Artista: Miguel Abuelo
Artista: Miguel Abuelo
Álbum: Buen Día, Día
Año: 1984
Género: Rock
Duración: 36:00
Nacionalidad: Argentina
Año: 1984
Género: Rock
Duración: 36:00
Nacionalidad: Argentina
Lista de Temas:
- la Balsa - 3:32
- Pica mi caballo - 2:20
- La mujer barbuda - 2:50
- Americano soy del sur - 2:30
- Apúrate Josefina - 2:31
- Verili - 2:00
- Días de Kubero Díaz - 3:52
- Va Silvestre bajo el sol - 3:37
- Mariposas de madera - 4:05
- Buen Día, Día - 6:20
Alineación:
Colaboración:
Gato Azul.
Andrés Calamaro.
Miguel Cantilo.
Bicho Casalla.
Polo Corbella.
Denis Countrad
Fernando Javier Dahini.
Ana e Isabel de la Pregne.
Juan del Barrio.
Alejandro Desiata.
Osvaldo Fattoruso.
Marcelo “Chocolate” Fogo.
Horacio Fontova.
Gustavo Gabetta.
Claudio Gabis.
José Granata.
René Greco.
Gringui Herrera.
Rubén “Mono” Izaurralde.
Carlos Johannas.
Cristian Jaurellia.
Cachorro López.
Daniel “Muñeco” Melingo.
Ricardo Olharte.
Fito Paez.
Piero.
Diego Rapaport.
Beto Satragni.
Colaboración:
Gato Azul.
Andrés Calamaro.
Miguel Cantilo.
Bicho Casalla.
Polo Corbella.
Denis Countrad
Fernando Javier Dahini.
Ana e Isabel de la Pregne.
Juan del Barrio.
Alejandro Desiata.
Osvaldo Fattoruso.
Marcelo “Chocolate” Fogo.
Horacio Fontova.
Gustavo Gabetta.
Claudio Gabis.
José Granata.
René Greco.
Gringui Herrera.
Rubén “Mono” Izaurralde.
Carlos Johannas.
Cristian Jaurellia.
Cachorro López.
Daniel “Muñeco” Melingo.
Ricardo Olharte.
Fito Paez.
Piero.
Diego Rapaport.
Beto Satragni.
Cruzando el documental con una pizca de ficción, la dupla de directores busca echar luz sobre los costados menos conocidos del músico argentino, con ayuda de cintas con su propia voz.
Dirección: Cucho Constantino y Eduardo Pinto.
Guión: Cucho Constantino, Julieta Ledesma y Eduardo Pinto.
Música: Miguel Abuelo.
Fotografía: Carla Stella y Guido Lublinski.
Página 12:
Desde el tiempo en que los griegos comenzaron a forjar el perfil de Occidente, cierto tipo de muerte honrosa era deseable y hasta buscada, puesto que a partir de ella era posible acceder a la eternidad de la gloria.
Salteando unos veinticinco siglos de historia, esa épica sigue vigente y donde se la distingue con mayor facilidad es en uno de los fenómenos culturales fundamentales del mundo contemporáneo, uno de los últimos generadores de mitos todavía activos: el rock.
Suerte de ficción global donde sin embargo la muerte es real. Casi basta con morirse antes de lo esperado, sobre todo si ello implica cierta tragedia (otro invento griego), para conseguir vacante en el Olimpo de la cultura pop. Hendrix, Morrison, Joplin, Bonham, Moon, Lennon, Cobain y una miríada de diosecillos menores y olvidados, pero no por eso menos talentosos (Nick Drake, Cliff Burton, Layne Stanley, Mark Sandman, Dimebag Darrell y siguen los epitafios), son prueba irrefutable de esto.
El rock local también tiene sus altares y el cine no resiste la tentación de aprovechar sus leyendas (Tango feroz, Marcelo Piñeyro, 1993) u homenajear sus talentos (Luca, 2007).
En la misma línea del documental de Rodrigo Espina, Buen día, día, de la dupla de directores formada por Cucho Constantino y Eduardo Pinto, reconstruye una historia posible acerca del precursor y mito del rock nacional Miguel Abuelo y permite si no descubrir, al menos echar luz sobre lo menos conocido de su historia.
Al principio fue la luz; y si Abuelo brilló hasta el final, eso alcanza para imaginar cuán deslumbrante habrá sido de joven o niño.
Lo confirma su hermana: era insoportable, impredecible. No paraba. Bastaba darse vuelta para perderlo en la calle y ver cómo se iba feliz, montado en el carro del botellero.
Como corresponde al héroe, Abuelo se hizo a sí mismo. “Salió del barro”, dice un enamorado Andrés Calamaro.
Siempre curioso, rondaba con igual voracidad los antros nocturnos y la Facultad de Filosofía y Letras, y en ambos espacios generaba admiración.
“Siempre estaba colocado y eso hacía que lo veneráramos más”; la frase, cargada de admiración y cariño, pertenece a Luis Alberto Spinetta.
No es el único que se reconocerá en deuda con Miguel.
El documental se vale sobre todo de archivos de audio, grabaciones en que la voz del músico relata fragmentos de memoria en primera persona, piezas valiosas que enriquecen la narración.
En sincronía con este costado tradicional del documental, una segunda línea narrativa se encarga de seguir a Gato Azul, único hijo de Miguel Abuelo, quien montado en su moto recorre algunos lugares de Buenos Aires, que por distintos motivos son significativos dentro de la historia.
El heredero va juntando en su recorrido distintas fotos que artificiosamente encuentra.
Aunque cargada de melancolía, esta parte es la menos natural de la película y es evidente que Gato no se encuentra cómodo frente a cámara, también aporta destellos fabulosos.
Como el fugaz encuentro motorizado con Luciano, el hijo de quien fue guitarrista de la formación original de Los Abuelos de la Nada: Pappo, el Carpo (¿no tiene nombre de héroe? ¿para cuándo su película?).
Con altos y bajos, sin mayores lujos cinematográficos, Buen día, día resulta un documental de interés por su contenido y ágil en su forma. Aunque no llegue al nivel del mencionado Luca, punto de referencia inevitable del género en la Argentina. Un homenaje justo, una película correcta. Un héroe inmortal.
Por Lode:
Miguel Abuelo cuyo nombre figura en el registro civil como: "Miguel Ángel Peralta" nacido el 21 de marzo de 1946 fue la voz cantante de “Los abuelos de la nada” en los comienzos del año 1967, hasta fines de 1985 y que entre sus diversas formaciones pasaron destacados precursores del rock argentino, tales como Claudio Gabis, Pappo Napolitano, Gustavo Bazterrica y Cachorro López.
Hoy no vamos a hablar de Los abuelos de la nada, sino de “Miguel Abuelo” y en particular, de este álbum.
Comenzamos por la primera canción “La Balsa” dando los créditos a ¿Litto Nebbia?, en fin no voy a entrar en esas cuestiones, pero me encuentro con un Miguel Abuelo potente, con una voz clara y hasta diría descansada.
Con canciones de corte centroamericano, bien acompañadas musicalmente y donde se escucha a un Miguel abuelo respetuoso del género, que interpreta sobradamente, como en “Pica mi caballo”, “la mujer barbuda”, “Americano soy del sur”.
En cambio, “Apúrate Josefina”, “Díaz de Kubero Díaz” ,“Va Silvestre bajo el sol” y “Mariposa de madera” me remonta al sonido logrado en los tiempos de Los Abuelo de la nada.
Me resultan canciones autenticas y bien logradas.
En “Buen día, día” entiendo que es el estilo más puro de Miguel, la mezcla de poesías, narración, euforia y desafió.
La que más me gusto es “Verili”, al mejor estilo hindú, muy buena percusión, ritmo y armonía.
Para el 24 de febrero de 1988 tenían arreglada una actuación en el Velódromo Municipal de Buenos Aires, la cual fue suspendida repentinamente por una altísima fiebre que había sufrido Miguel su cuerpo se había infectado con el HIV.
Ese mismo día se retiró definitivamente de la música, sabiendo que eran sus últimos días de vida.
El 26 de marzo de 1988, Miguel Abuelo falleció en la Clínica Independencia de Munro (provincia de Buenos Aires) solo cinco días después de cumplir cuarenta y dos años de edad.
Dirección: Cucho Constantino y Eduardo Pinto.
Guión: Cucho Constantino, Julieta Ledesma y Eduardo Pinto.
Música: Miguel Abuelo.
Fotografía: Carla Stella y Guido Lublinski.
Página 12:
Desde el tiempo en que los griegos comenzaron a forjar el perfil de Occidente, cierto tipo de muerte honrosa era deseable y hasta buscada, puesto que a partir de ella era posible acceder a la eternidad de la gloria.
Salteando unos veinticinco siglos de historia, esa épica sigue vigente y donde se la distingue con mayor facilidad es en uno de los fenómenos culturales fundamentales del mundo contemporáneo, uno de los últimos generadores de mitos todavía activos: el rock.
Suerte de ficción global donde sin embargo la muerte es real. Casi basta con morirse antes de lo esperado, sobre todo si ello implica cierta tragedia (otro invento griego), para conseguir vacante en el Olimpo de la cultura pop. Hendrix, Morrison, Joplin, Bonham, Moon, Lennon, Cobain y una miríada de diosecillos menores y olvidados, pero no por eso menos talentosos (Nick Drake, Cliff Burton, Layne Stanley, Mark Sandman, Dimebag Darrell y siguen los epitafios), son prueba irrefutable de esto.
El rock local también tiene sus altares y el cine no resiste la tentación de aprovechar sus leyendas (Tango feroz, Marcelo Piñeyro, 1993) u homenajear sus talentos (Luca, 2007).
En la misma línea del documental de Rodrigo Espina, Buen día, día, de la dupla de directores formada por Cucho Constantino y Eduardo Pinto, reconstruye una historia posible acerca del precursor y mito del rock nacional Miguel Abuelo y permite si no descubrir, al menos echar luz sobre lo menos conocido de su historia.
Al principio fue la luz; y si Abuelo brilló hasta el final, eso alcanza para imaginar cuán deslumbrante habrá sido de joven o niño.
Lo confirma su hermana: era insoportable, impredecible. No paraba. Bastaba darse vuelta para perderlo en la calle y ver cómo se iba feliz, montado en el carro del botellero.
Como corresponde al héroe, Abuelo se hizo a sí mismo. “Salió del barro”, dice un enamorado Andrés Calamaro.
Siempre curioso, rondaba con igual voracidad los antros nocturnos y la Facultad de Filosofía y Letras, y en ambos espacios generaba admiración.
“Siempre estaba colocado y eso hacía que lo veneráramos más”; la frase, cargada de admiración y cariño, pertenece a Luis Alberto Spinetta.
No es el único que se reconocerá en deuda con Miguel.
El documental se vale sobre todo de archivos de audio, grabaciones en que la voz del músico relata fragmentos de memoria en primera persona, piezas valiosas que enriquecen la narración.
En sincronía con este costado tradicional del documental, una segunda línea narrativa se encarga de seguir a Gato Azul, único hijo de Miguel Abuelo, quien montado en su moto recorre algunos lugares de Buenos Aires, que por distintos motivos son significativos dentro de la historia.
El heredero va juntando en su recorrido distintas fotos que artificiosamente encuentra.
Aunque cargada de melancolía, esta parte es la menos natural de la película y es evidente que Gato no se encuentra cómodo frente a cámara, también aporta destellos fabulosos.
Como el fugaz encuentro motorizado con Luciano, el hijo de quien fue guitarrista de la formación original de Los Abuelos de la Nada: Pappo, el Carpo (¿no tiene nombre de héroe? ¿para cuándo su película?).
Con altos y bajos, sin mayores lujos cinematográficos, Buen día, día resulta un documental de interés por su contenido y ágil en su forma. Aunque no llegue al nivel del mencionado Luca, punto de referencia inevitable del género en la Argentina. Un homenaje justo, una película correcta. Un héroe inmortal.
Por Lode:
Miguel Abuelo cuyo nombre figura en el registro civil como: "Miguel Ángel Peralta" nacido el 21 de marzo de 1946 fue la voz cantante de “Los abuelos de la nada” en los comienzos del año 1967, hasta fines de 1985 y que entre sus diversas formaciones pasaron destacados precursores del rock argentino, tales como Claudio Gabis, Pappo Napolitano, Gustavo Bazterrica y Cachorro López.
Hoy no vamos a hablar de Los abuelos de la nada, sino de “Miguel Abuelo” y en particular, de este álbum.
Comenzamos por la primera canción “La Balsa” dando los créditos a ¿Litto Nebbia?, en fin no voy a entrar en esas cuestiones, pero me encuentro con un Miguel Abuelo potente, con una voz clara y hasta diría descansada.
Con canciones de corte centroamericano, bien acompañadas musicalmente y donde se escucha a un Miguel abuelo respetuoso del género, que interpreta sobradamente, como en “Pica mi caballo”, “la mujer barbuda”, “Americano soy del sur”.
En cambio, “Apúrate Josefina”, “Díaz de Kubero Díaz” ,“Va Silvestre bajo el sol” y “Mariposa de madera” me remonta al sonido logrado en los tiempos de Los Abuelo de la nada.
Me resultan canciones autenticas y bien logradas.
En “Buen día, día” entiendo que es el estilo más puro de Miguel, la mezcla de poesías, narración, euforia y desafió.
La que más me gusto es “Verili”, al mejor estilo hindú, muy buena percusión, ritmo y armonía.
Para el 24 de febrero de 1988 tenían arreglada una actuación en el Velódromo Municipal de Buenos Aires, la cual fue suspendida repentinamente por una altísima fiebre que había sufrido Miguel su cuerpo se había infectado con el HIV.
Ese mismo día se retiró definitivamente de la música, sabiendo que eran sus últimos días de vida.
El 26 de marzo de 1988, Miguel Abuelo falleció en la Clínica Independencia de Munro (provincia de Buenos Aires) solo cinco días después de cumplir cuarenta y dos años de edad.
Hola! me pasan el link por favor?
ResponderEliminardesde ya muchas gracias!
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarmi amigo el link no funciona , lo volverías a subir?
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuitissimo Obrigado!!!!!
ResponderEliminarNuevo link:
ResponderEliminarhttp://pastebin.com/sr7jJbbF
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa pagina ha sido removida...
ResponderEliminarDiego Suarez. No hay links en el blog, salvo los que publica Sandy.
EliminarSi querés algo que aquí no está aquí, tenès que suscribirte a la lista de correo, acá te dice como:
https://cabezademoog.blogspot.com.ar/p/por-si-algun-dia-no-estamos-aca.html
Saludos