El gobierno del Felino Macri levantó las regulaciones cambiarias heredadas del kirchnerismo y se largó a tomar deuda. Nunca hubo más plan que ese. Era evidente que esa política terminaría en un estallido, en una maximización de las contradicciones capitalistas, el gobierno amarillo cumplió con un riguroso programa económico del FMI, logró los objetivos fiscales y el resultado fue una catástrofe social y el default de la deuda. Y ahora, La aceleración de la crisis final del gobierno del Titanic es impiadosa, al Gato Macri (famoso por sus pocas tendencias al trabajo) lo obligaron a trabajar un domingo de superclásico, para firmar un DNU en el que se tuvo que tragar su orgullo, y hacer lo que dijo que nunca haría: reponer la obligación de los exportadores de liquidar las divisas en el país, e imponer restricciones a la compra de dólares. Loa amarillos en su salsa, aún cuando traicionen todos sus principios: siempre haciendo todo el daño posible.
El manual de la estupidización viene siendo aplicado desde mucho antes de sus llegadas al gobierno, gracias a la invalorable colaboración de los mentimedios cómplices.Ahora, volvieron donde empezaron pero peor.
El 29 de octubre de 2015, la socióloga Ana Castellani publicó en su cuenta de Twitter un cuadro sinóptico de lo "que va a pasar si Macri llega a presidente". Cuatro años después, la publicación se sorprende a más de uno por lo preciso del pronóstico.
La científica del Conicet (doctora en Ciencias Sociales y magíster en Sociología Económica) aclaró que "no es que yo sea clarividente. Es saber lo que pasa en este país cuando se abre la cuenta capital ya sea en la dictadura o en los 90. Yo tenía la convicción que Macri iba a ir por un plan de este estilo".
Hay que aceptar que una parte de la ciudadanía ha caído en los brazos de estos "morfeos" neuronales, transformándose en voceros idiotas de una campaña teñida de zonceras que envidiaría Jauretche. Ahí aparecen, cada cierto tiempo, con sus cartelitos de odio eterno, acompañando a algunos y, sobre todo algunas, que babean sus desprecios de clase con la furia de quienes hace mucho perdieron sus almas detrás del volúmen de sus fortunas, casi siempre, mal habidas.
No escapan a estos actos de desprecio a la inteligencia popular los integrantes del equipo económico, que en cada declaración hacen agua por todos los rincones
Tanto el default como el cepo son medidas que violentan todas las "promesas" que hicieron en sus promesas y que contradicen su ideología. Hasta hace poco, el pago de la deud" era un juramento de todos los defensores del sistema político actual. La palabra "reestructurar" era considerada un anatema y hasta una "provocación". Ahora, la postergación del pago de USD 16 mil millones con vencimiento a corto plazo es defendido por todos como un aporte a la "estabilidad". Como este relato se viene repitiendo en forma regular desde hace dos años, la primera conclusión que se puede adelantar es que constituye un paso irreversible hacia la completa bancarrota financiera.
Y esperaron hasta este domingo con el pico de atención futbolera que representa un clásico de River - Boca para hacer el anuncio.
El Felino Macri instala por decreto un régimen de control de cambios luego de semejante tragedia financiera, una economía real derrumbada, el colapso del negocio bursátil, un sistema bancario bajo tensión máxima por la incipiente corrida contra los depósitos en dólares y en pesos, y un nuevo default. Una crisis devastadora para llegar al punto de partida que tanto denostaron. Una vergüenza histórica para el neoliberalismo, que en Argentina ya sabemos que siempre termina mal.
Supongamos que vos quiera devastar un país, masacrar la población definida previamente como excedentaria: niños y jóvenes de clases empobrecidas, ancianos, pueblos originarios, discapacitados, vendedores ambulantes, militantes por la justicia, docentes, investigadores, todas las disidencias de género, instituciones médicas, educativas, de capacitación, organizaciones que protegen a la niñez que sobrevive en la intemperie y que padece la "pena de vida", personas en situación de calle y en situación de vereda, para mencionar solo algunas opciones. Si quieres hacer eso, ¿qué mejor que imponer una política neoliberal y llamar al FMI? Esa era su meta inicial, eso, y bajar costo laboral, de jubilaciones, de salud y educación. Y concentrar más las riquezas en pocas manos. A eso vinieron.
"En la Argentina, nunca se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el Gobierno", se ufanaba, el 14 de noviembre de 2018, Nicolás Dujovne, destacando los "méritos" de estar cumpliendo estrictamente con las metas del torniquete fiscal acordado con el FMI. El programa acordado con el Fondo en 2018 no sólo era el de mayor magnitud de su historia por el volumen del préstamo (57 mil millones de dólares), sino que además por su nivel de exigencia de ajuste fiscal, uno de los más severos jamás aplicados en un país miembro. El planteo era revertir el déficit en cuenta corriente de la balanza de pago, con un ajuste externo de 3,5 puntos del PBI. Para ello, se provocó un brutal devaluación que llevó el tipo de cambio que estaba en torno a 19 pesos a principios de 2018 al doble, 38 pesos, hacia el final del período.
El costo en materia humana fue escandaloso: aumento de la pobreza, de la indigencia, de la desocupación. Cierres de industrias y comercios que no soportaron el combo de caída de demanda, tarifazos y alza del costo financiero. Una catástrofe social. Pero con un objetivo que el gobierno puso por encima de todo lo demás: que volvieran los dólares al país, como inversión o como préstamos, ya le daba lo mismo.
Es difícil creer, a esta altura, que por un descuido se dejó la puerta abierta para la fuga de divisas dejando que por allí se escaparan los dólares que el FMI proveía a cambio de tanto esfuerzo. Es ilusorio pensar que fueron convicciones dogmáticas las que impidieron aplicar las más elementales medidas regulatorias para controlar la salida de divisas. Ellos vinieron para eso, nunca hay que olvidarlo.
En síntesis, un gobierno en retirada y en completo default: político, electoral, económico, financiero, de autoridad y conceptual; resignando todas y cada una de las banderas que decía sostener, salvo los negocios para los amigos. Dijimos que sería feo ver como se descomponen los amarillos mientras se alejan en sus yates del Titanic que chocaron, y van a hacer daño hasta el último segundo que estén en el poder.
Cuatro años de marketing, coucheos y falsedades para volver a enterarnos que el neoliberalismo, en Argentina, siempre termina igual: haciéndonos puré. Los amarillos tendrían que tener un premio por multiplicar las contradicciones capitalistas como nadie... en relación a ello, dejo el siguiente video, perfectamente aplicable a la Argentina...
El manual de la estupidización viene siendo aplicado desde mucho antes de sus llegadas al gobierno, gracias a la invalorable colaboración de los mentimedios cómplices.Ahora, volvieron donde empezaron pero peor.
El 29 de octubre de 2015, la socióloga Ana Castellani publicó en su cuenta de Twitter un cuadro sinóptico de lo "que va a pasar si Macri llega a presidente". Cuatro años después, la publicación se sorprende a más de uno por lo preciso del pronóstico.
La científica del Conicet (doctora en Ciencias Sociales y magíster en Sociología Económica) aclaró que "no es que yo sea clarividente. Es saber lo que pasa en este país cuando se abre la cuenta capital ya sea en la dictadura o en los 90. Yo tenía la convicción que Macri iba a ir por un plan de este estilo".
Hay que aceptar que una parte de la ciudadanía ha caído en los brazos de estos "morfeos" neuronales, transformándose en voceros idiotas de una campaña teñida de zonceras que envidiaría Jauretche. Ahí aparecen, cada cierto tiempo, con sus cartelitos de odio eterno, acompañando a algunos y, sobre todo algunas, que babean sus desprecios de clase con la furia de quienes hace mucho perdieron sus almas detrás del volúmen de sus fortunas, casi siempre, mal habidas.
No escapan a estos actos de desprecio a la inteligencia popular los integrantes del equipo económico, que en cada declaración hacen agua por todos los rincones
Tanto el default como el cepo son medidas que violentan todas las "promesas" que hicieron en sus promesas y que contradicen su ideología. Hasta hace poco, el pago de la deud" era un juramento de todos los defensores del sistema político actual. La palabra "reestructurar" era considerada un anatema y hasta una "provocación". Ahora, la postergación del pago de USD 16 mil millones con vencimiento a corto plazo es defendido por todos como un aporte a la "estabilidad". Como este relato se viene repitiendo en forma regular desde hace dos años, la primera conclusión que se puede adelantar es que constituye un paso irreversible hacia la completa bancarrota financiera.
Y esperaron hasta este domingo con el pico de atención futbolera que representa un clásico de River - Boca para hacer el anuncio.
El Felino Macri instala por decreto un régimen de control de cambios luego de semejante tragedia financiera, una economía real derrumbada, el colapso del negocio bursátil, un sistema bancario bajo tensión máxima por la incipiente corrida contra los depósitos en dólares y en pesos, y un nuevo default. Una crisis devastadora para llegar al punto de partida que tanto denostaron. Una vergüenza histórica para el neoliberalismo, que en Argentina ya sabemos que siempre termina mal.
Supongamos que vos quiera devastar un país, masacrar la población definida previamente como excedentaria: niños y jóvenes de clases empobrecidas, ancianos, pueblos originarios, discapacitados, vendedores ambulantes, militantes por la justicia, docentes, investigadores, todas las disidencias de género, instituciones médicas, educativas, de capacitación, organizaciones que protegen a la niñez que sobrevive en la intemperie y que padece la "pena de vida", personas en situación de calle y en situación de vereda, para mencionar solo algunas opciones. Si quieres hacer eso, ¿qué mejor que imponer una política neoliberal y llamar al FMI? Esa era su meta inicial, eso, y bajar costo laboral, de jubilaciones, de salud y educación. Y concentrar más las riquezas en pocas manos. A eso vinieron.
"En la Argentina, nunca se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el Gobierno", se ufanaba, el 14 de noviembre de 2018, Nicolás Dujovne, destacando los "méritos" de estar cumpliendo estrictamente con las metas del torniquete fiscal acordado con el FMI. El programa acordado con el Fondo en 2018 no sólo era el de mayor magnitud de su historia por el volumen del préstamo (57 mil millones de dólares), sino que además por su nivel de exigencia de ajuste fiscal, uno de los más severos jamás aplicados en un país miembro. El planteo era revertir el déficit en cuenta corriente de la balanza de pago, con un ajuste externo de 3,5 puntos del PBI. Para ello, se provocó un brutal devaluación que llevó el tipo de cambio que estaba en torno a 19 pesos a principios de 2018 al doble, 38 pesos, hacia el final del período.
El costo en materia humana fue escandaloso: aumento de la pobreza, de la indigencia, de la desocupación. Cierres de industrias y comercios que no soportaron el combo de caída de demanda, tarifazos y alza del costo financiero. Una catástrofe social. Pero con un objetivo que el gobierno puso por encima de todo lo demás: que volvieran los dólares al país, como inversión o como préstamos, ya le daba lo mismo.
Es difícil creer, a esta altura, que por un descuido se dejó la puerta abierta para la fuga de divisas dejando que por allí se escaparan los dólares que el FMI proveía a cambio de tanto esfuerzo. Es ilusorio pensar que fueron convicciones dogmáticas las que impidieron aplicar las más elementales medidas regulatorias para controlar la salida de divisas. Ellos vinieron para eso, nunca hay que olvidarlo.
En síntesis, un gobierno en retirada y en completo default: político, electoral, económico, financiero, de autoridad y conceptual; resignando todas y cada una de las banderas que decía sostener, salvo los negocios para los amigos. Dijimos que sería feo ver como se descomponen los amarillos mientras se alejan en sus yates del Titanic que chocaron, y van a hacer daño hasta el último segundo que estén en el poder.
Cuatro años de marketing, coucheos y falsedades para volver a enterarnos que el neoliberalismo, en Argentina, siempre termina igual: haciéndonos puré. Los amarillos tendrían que tener un premio por multiplicar las contradicciones capitalistas como nadie... en relación a ello, dejo el siguiente video, perfectamente aplicable a la Argentina...
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