La TV es como la nueva religión. Te muestra el camino de la salvación y te señala quien es el demonio. Te llena la cabeza de mierda, de miedo y de odio. Te oculta a los violadores, los asesinos y los corruptos reales detrás de imágenes paganas (pagadas) y te enseña que en esta vida para ir al paraíso hay que sufrir mucho. Inflamando de odio a aquellos que se hipnotizan frente a su pantalla, como en los "minutos de Odio" de Orwell, pero que ahora duran ahoras, y luego tengan al ODIO como bandera las 24 hs del día. Y mientras les llenan de odio su cerebro de colonizado mental, les limpian los bolsillos.
En el centro del problema está el vacío prefabricado para tener seres humanos embriagados con felicidad de consumo, ignorantes pero agradecidos de no tener que saber tanta cosa sobre un mundo que se les vende como ajeno, peligroso y aburrido. Deseosos del último iPhone aunque se endeude por toda su vida.
Esta "tinellización" con un desabastecimiento de nutrientes intelectuales que son soporte de las habilidades mentales básicas como la capacidad de abstracción, la capacidad de organización, la capacidad de movilización y las habilidades del pensamiento crítico, está produciendo estragos en toda la superficie social.
En esta época de globos coloridos y pensamientos flatulentos de una lobotomía social, las habilidades del pensamiento crítico son atacadas por los gobernantes de turno, y donde la desnutrición produce estragos, incluyendo una especie de inanición de saberes y de experiencias necesarias para el crecimiento normal de la conciencia social y de la conciencia de especie.
¿El resultado? Masas fácilmente manipulables por su subjetividad colonizada, en un estado de hipnosis genera fascinación colectiva. Desde que comenzaron a proliferar, los medios de comunicación fueron instalándose en un lugar idealizado como garantes de "la Verdad". Se mantiene la creencia de que los medios registran objetivamente la realidad exterior, lo cual supone que ésta puede ser filmada de forma neutral: "Lo vi en la tele", "Lo leí en el diario", son afirmaciones que funcionan como prueba de verdad. Al igual que el líder de masas, único poseedor de la palabra, los medios de comunicación ocupan el lugar del ideal y, desde allí, construyen realidad. Manipulan significaciones, producen e imponen sentidos que funcionan como verdades que se transforman en comunes, constituyendo la opinión pública.
En el centro del problema está el vacío prefabricado para tener seres humanos embriagados con felicidad de consumo, ignorantes pero agradecidos de no tener que saber tanta cosa sobre un mundo que se les vende como ajeno, peligroso y aburrido. Deseosos del último iPhone aunque se endeude por toda su vida.
Esta "tinellización" con un desabastecimiento de nutrientes intelectuales que son soporte de las habilidades mentales básicas como la capacidad de abstracción, la capacidad de organización, la capacidad de movilización y las habilidades del pensamiento crítico, está produciendo estragos en toda la superficie social.
En esta época de globos coloridos y pensamientos flatulentos de una lobotomía social, las habilidades del pensamiento crítico son atacadas por los gobernantes de turno, y donde la desnutrición produce estragos, incluyendo una especie de inanición de saberes y de experiencias necesarias para el crecimiento normal de la conciencia social y de la conciencia de especie.
¿El resultado? Masas fácilmente manipulables por su subjetividad colonizada, en un estado de hipnosis genera fascinación colectiva. Desde que comenzaron a proliferar, los medios de comunicación fueron instalándose en un lugar idealizado como garantes de "la Verdad". Se mantiene la creencia de que los medios registran objetivamente la realidad exterior, lo cual supone que ésta puede ser filmada de forma neutral: "Lo vi en la tele", "Lo leí en el diario", son afirmaciones que funcionan como prueba de verdad. Al igual que el líder de masas, único poseedor de la palabra, los medios de comunicación ocupan el lugar del ideal y, desde allí, construyen realidad. Manipulan significaciones, producen e imponen sentidos que funcionan como verdades que se transforman en comunes, constituyendo la opinión pública.
Al ocupar un lugar idealizado, los medios son garantes del saber y la información.
Desde ese lugar privilegiado, justamente destruyen el saber y la información.
Semejante desnutrición cultural no se resuelve con reformistas neoliberales, ni con represión a los profesores críticos. Encima, el sobre-consumo de alimentos ideológicos "chatarra" que mientras engordan con banalidades consumistas a los usuarios, le destruyen el sistema nutricional basal. Así tenemos obesidades ideológicas mórbidas, producto de un mercado de valores mercantiles cuyo efecto reduccionista es engrosar sin control al capitalismo y sus mass media. Así, pues la desnutrición cultural proviene de la escasez tanto como de la saturación. En el centro del problema está el vacío prefabricado del consumismo, para tener seres humanos embriagados con felicidad de consumo, ignorantes pero agradecidos de no tener que saber tanta cosa sobre un mundo que se les vende como ajeno, peligroso y aburrido.
Y mediendo odio al puro estilo Lanatta, donde los minutos de odio de 1984 son moco de pavo, y llena de odio a sumisas mayorías. Cuando te encuentres uno, que los hay muchos, hacele esta pregunta: ¿Qué o quién te hace odiar tanto?
En “Psicología de las masas y análisis del yo” (1921) Freud establece que el fundamento de la masa es idéntico al de la hipnosis y el enamoramiento. Sitúa allí la función del ideal del yo, instancia que da cuenta de la fascinación amorosa, la sugestión, la dependencia frente al hipnotizador y la sumisión al líder.
En la masa se opera una subjetividad pasiva, servil y sugestionada, con un yo empobrecido que obedece a un amo. La cultura de masas, paradigma del capitalismo, está organizada por la obediencia al imperativo de consumo. Los medios de comunicación conforman una imagen y modulan una voz que exige el consumo mientras que, envuelto en una hipnosis adormecedora, el sujeto se transforma en un objeto cautivo que inconscientemente se somete a la pantalla, consume y se consume.
El consumo y la publicidad, presentes en todos los aspectos de la vida social, pasaron a ser las tropas dominantes en el capitalismo actual, constituyendo un dispositivo de sugestión que produce una subjetividad determinada. La publicidad está dotada de un poder que hechiza, somete, determina identificaciones, valores y elecciones. El acento puesto en el consumo aparenta ampliar las libertades individuales pero, en realidad, advertimos que se trata de elecciones condicionadas por el marketing, una disciplina dedicada al análisis del mercado y los comportamientos de los consumidores con el objetivo de optimizar las ventas. La rápida expansión de los medios de comunicación sembró el terreno para la infiltración del marketing en casi todos los aspectos de nuestra vida, de la cultura, de lo social y de lo político, hasta llegar al gobierno de un partido marketinero que lidera más con los globos que con hechos. Donde se muestran caras sonrientes mientras se embrutece y se somente a las mayorías, donde se regalan globos mientras se empobrece a las mayorías.
Las técnicas de venta que se mostraban exitosas en el terreno comercial, a fines del siglo XX comenzaron a aplicarse a la actividad política para construir consensos, convencer, conseguir votantes, imponer valores, hábitos, etc. El marketing permite posicionar una marca, un producto, una idea o un candidato. Sus principales soportes los constituyen el diseño de la imagen y la comunicación de los medios masivos. A través de éstos últimos, el mercado instala opinión pública y busca lograr un consenso que no es otra cosa que un sistema de identificaciones y de uniformidad propio de la psicología de las masas, un orden homogéneo que va en contra de la política. A partir de Freud y Lacan sabemos que las demandas no son necesidades naturales, básicas ni biológicas, sino construcciones discursivas. La mercadotecnia impone demandas que aparecen como una elección libre del ciudadano.
Y mientras el ciudadano se cree libre, siguen promesas vacías y falsas, se prepara para ajustarse por la fiesta pasada y la pesada herencia, los llenan de odio para desvalijarlos de todo lo que tienen. El caso del "Fútbol para Todos" es un claro ejemplo.
Y lo peor es que, al menos por ahora, les está resultando.
Y es parte de la desnutrición cultural...
Es curioso lo de Tinelización. Ya que el aludido conductor de TV, de cual no soy fan, tuvo una postura contraria a los que ahora son gobierno. Lo que le produjo algún encontronazo con el canal, más cercana a las postura actual, luego de haber sido oficialista.
ResponderEliminarY tal vez no busquen una felicidad falsa. Si no la resignación mediante el temor a algo.
Lo que sí que no parece haber es un interés por la cultura.