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Kronos Quartet - Howl, U.S.A. (1996)


Artista: Kronos Quartet
Álbum: Howl, U.S.A.
Año: 1996
Género: Avant Garde / Post-Moderno / Neo-Clásico
Duración: 57:11
Nacionalidad: EEUU


Lista de Temas:
1. Sing Sing: J. Edgar Hoover
2. Barstow: Eight Hitchhikers' Inscription from a Highway Railing at Barstow, California
3. Cold War Suite From How It Happens: Lawless Things
4. Cold War Suite From How It Happens: Movies
5. Cold War Suite From How It Happens: Light
6. Cold War Suite From How It Happens: Perfect Weapon
7. Cold War Suite From How It Happens: What Would Have Happened
8. Howl: I
9. Howl: II
10. Howl: III
11. Footnote to Howl

Alineación:
- Michael Daugherty / Composer
- Harry Partch / Composer
- Scott Johnson / Composer
- Lee Hyla / Composer
- Kronos Quartet
With:
Ben Johnston / vocals


Carlos nos comparte un lindo disco de los Kronos Quartet, otro que se suma a los ya publicados en el blog, un disco raro, con un concepto denso e intrigante. NO voy a escribir mucho sobre el disco, primero por falta de tiempo y también por ganas de sacarme de encima discos que tengo pendientes de publicar, que son demasiados. A aquellos que les gusten los Kronos Quartet sabrán apreciar esta locura musical. "Howl" es un poema ecrito por Allen Ginsberg e interpretado musicalmente por los KQ, que parece representar un hecho artísico, político y social. Un manifiesto que representa una época y un lugar.

"Aullido" fue un revulsivo contra el destino manifiesto desde su misma composición. Un judío homosexual con drogas hasta las orejas escribió, durante cuarenta horas, el poema que vio el revés de la trama del capitalismo norteamericano.

Allen Ginsberg - Aullidos en el tiempo

Esto es lo que nos comenta Carlos sobre este disco:


cuando era adolescente, me encontré con un libro que había editado la universidad del estado de mexico, sobre un poeta que yo desconocía, pude hojear el libro y...
Yo vi las mejores mentes de mi generación destruidas por locura sufriendo fríos hambres histéricas desnudas.
Esto me impacto tanto que me compre el libro, y eso me sirvió para adentrarme a conocer mas a lo que llamaban la Generación Beat, en ese tiempo estaba muy interesado en el rock, y esta generación lo que escuchaba era jazz, así que me metí mas en la literatura de esta generación, aunque después, Bob Dylan se haría amigo de Ginsberg y muchos rocanroleros tomaron la bandera de dicha generación, por la forma de escribir, por la filosofía y por la posición entre anarquista, desenfadada, provocativa y revolucionaria en el sentido amplio de la palabra, que tenia en sus entrañas dicha generación, y como es inevitable en las formas culturales, se van fusionando, después incluso Allen Ginsberg grabó un disco de blues, que la verdad no es tan bueno, pero diferente, por supuesto. Con el tiempo conocí mas sobre los beat y descubrí un mundo bastante diferente al que había conocido en mi barrio de la ciudad de México, aunque después me entere que en esos barrios bajos también anduvo el Sr. William Burroughs, y varios de la generación gustaban de venir a México, personalmente recomendaría a los que los conozcan poco o los desconozcan lean sobre la generación beat y su obra, un montón de locos, consumidores de drogas, anarquistas valemadres y viajeros desorbitados, se recomienda también "En el Camino" de Jack Kerouac, también por ahi hay una película sobre el libro, nada mal. Y otro de sus miembros Neal Cassady que después se haría amigo de Ken Kesey y miembro de los "Merry Pranksters" que viajaban compartiendo LSD, y de los cuales El Grateful Dead fungía como Banda sonora. En fin, los pachecos intensos de los 60’s rodeaban a los beat, a su literatura y su forma de vida.
Años después un día me encuentro con un cd el cual llevaba por titulo, "Howl U.S.A. del Kronos Quartet", por supuesto que me lo compré, ya para esos entonces, mi gusto musical había sido pervertido permanentemente, así que me gusto bastante, y se los ponia a los amigos... mmmmm a los cuales a veces los hacia huir pues les parecía un poco difícil de escuchar, y yo insistía por favor no te vayas escuchalo! esto es "El recitativo"! forma proveniente del Siglo XVI, por favor es clásico, corriente musical (?) a la cual pertenece el Kronos, bueno... en realidad no muy clásico, más bien se parece a la forma contemporánea derivada de eso que llaman música clásica o culta o de concierto o cualquier nombre que presuntuosamente se le pone (aunque es la música popular europea de los siglos pasados), en fin, total que a mi me parece que es el recitativo o eso que todo el personal llama ahora rapear, aunque con un texto ya escrito y fondo musical un poco mas complejo que esos fondo fresas y melcochones que usan la mayoría de los raperos (perdón a los que les gusta el rap, pero los fondos son muy bellas melodías llenas de melcocha y un bajo mueve tripas)... bueno... regreso y dejo de criticar. En este disco te vas a encontrar una musica no fácil, requiere ganas y atención, cosa que la verdadera creación, no esta para dar concesiones sino para expresar lo que se tiene que decir en la forma que se tiene que decir.
Ya poniendose técnicos la musica es construida en relacion al texto, a lo que se dice y su significado (se anexan versión en ingles y en español de "Aullido"), por otro lado el poema es leído por el propio autor o sea el mismisisimo Allen Ginsberg, lo único que se necesita para escuchar este disco son ganas, curiosidad, unas orejas dispuestas y una mente abierta como el mismísimo universo.
C. A.

Luego de este comentario y antes de adentrarle a los comentarios del disco realizados por terceros, tenemos una buena Biografía de los Kronos (ells ya fueron presentados en el blog en un disco de Piazzolla, pueden revisarlo).

Desde su fundación en 1973, Kronos Quartet se han convertido en el embajador más importante de la música de cámara contemporánea, decidida y exitosa a romper las barreras entre géneros musicales y entre los músicos y el público.
David Harrington, fundador del conjunto y el primer violinista, se inspiró para formar el grupo después de escuchar Black Angels de George Crumb. A finales de la década de 1970, Kronos se instaló en una estrecha colaboración entre Harrington, el violinista Juan Sherba, violista Hank Dutt, y el violonchelista Joan Jeanrenaud, y encontró una base de operaciones en San Francisco, California. En un punto temprano, que la inspiración musical inicial y la recepción del público en sus actuaciones llevaron Kronos para dedicarse por entero a la música contemporánea y presentar su música en un ambiente más relajado que se encuentran en los puntos típicos de música de cámara.
A partir de 2010, el Cuarteto había encargado más de 700 obras y arreglos, no sólo para cuarteto de cuerdas, sino también para cuarteto más otros artistas e incluso otras fuentes de sonido. Kronos haber tenido una relación especialmente estrecha relación de trabajo con Terry Riley. En 2002, la NASA encargó Riley escribir Sun Rings de Kronos, con sonidos e imágenes grabadas por los instrumentos de la NASA en todo el sistema solar. Otras asociaciones de larga data desarrolladas entre Kronos y compositores Philip Glass, Steve Reich, Henryk Górecki, Osvaldo Golijov y Franghiz Ali-Zadeh.
Primer gran álbum de Kronos era de 1987 White Man Camas, y su grabación de diferentes trenes de Reich 1989 ganó un Grammy a la Mejor Composición Contemporánea. Muchos de otras grabaciones de Kronos 'han pasado semanas en la parte superior del gráfico clásico de Billboard, con Nuevo de 2002 nominada tanto para un Grammy y un Grammy Latino, y el registro de Berg Lyric Suite 2003 ganar otro Grammy por el conjunto. Grabaciones de Kronos 'reflejan sus amplios intereses en el jazz, músicas del mundo, los jóvenes compositores, y el cine. En rendimiento, que son tan católica en sus lugares y colaboraciones, incluso trabajando con varios coreógrafos y artistas multimedia.
En 1999, Jeanrenaud dejó el Cuarteto, y Jennifer Culp intervino como el violonchelista. Culp abandonó en 2005 después de la grabación del que has robado mi corazón - Canciones de Bollywood de RD Burman, y fue reemplazado por Jeffrey Zeigler. Los cambios de personal a un lado, Kronos Quartet siguen apelar a una mezcla ecléctica de los oyentes y de recibir elogios por su campeonato de la música única. En 2011, justo después de la liberación de Uniko, una colaboración con el acordeonista Kimmo Pohjonen y artista de muestreo Samuli Kosminen, se anunció que Kronos había recibido tanto el Premio Avery Fisher (Estados Unidos) y el Premio de Música Polar (Suecia) por sus logros excepcionales.
Patsy Morita, Rovi

Se anexa un montón de comentarios tomados de internet para mayores informes:


La versión de “Howl”, hecha por su autor con el Cronos Quartet : son 26 minutos de afilada música contemporánea (firmada por Lee Hyla). Había oído, de gente que lo había visto, que allen Ginsberg era genial recitando. Ahora no me cabe duda. Yo tengo un disco suyo llamado “La balada de los esqueletos”, pero es otra historia. Tiene la sorpresa de que le acompañan Philip Glass a las teclas, Lenny Kaye a la guitarra, McCartney al bajo y no recuerdo quién más. Pero allí es la música la que lleva el ritmo y la medida, y no el texto, como en este “Aullido.”
Me pica la curiosidad de saber qué año hizo Ginsberg la grabación.
Impresionante, ya te digo.
Ese es otro de los prodigios, JMV: Ginsberg grabó su recitado en 1995, dos años antes de su muerte. Y tienes razón: según el compositor, Lee Hyla, “el tono y el ritmo de la lectura de Allen fueron una gran inspiración y una fuente de ideas musicales” .
Considero a Ginsberg uno de los personajes más fascinantes de la literatura “beat” (que abundaba en grandes PERSONAJES, no siempre simpáticos). Mi anécdota favorita suya ocurre en los sesenta, cuando visita la Cuba castrista. Seguramente consciente de la represión contra los homosexuales cubanos, y de los rumores que corrían alrededor de la vida privada del hermano del Líder Máximo, declara públicamente: “Raúl Castro is cute” (mono, atractivo). Le deportaron al día siguiente.

En estos días en los que, según nos consta al menos por estas latitudes, una nueva camada generacional se acerca al poema beatnik por antonomasia gracias, entre otras causas, a la película de que se repite en diversos horarios de los canales de cable (escrita y dirigida por Rob Epstein y Jeffrey Friedman y protagonizada por James Franco como Ginsberg, cuya historia retrata fundamentalmente el momento histórico de la presentación de la pieza en la Six Gallery el 7 de octubre de 1955 y el juicio por obscenidad que se le siguió dos años más tarde), pues aquí va Howl. Se trata de una grabación de la lectura de Aullido en la voz de su propio autor, Allen Ginsberg, que lleva como fondo (por muchos momentos más que eso) una intensa andanza musical arreglada e interpretada por el célebre Kronos Quartet.
En 1996 Nonesuch Records/WEA International Inc. distribuyeron el disco original que lleva por título Howl, U.S.A. e incluye en sus menos de treinta minutos de duración y como cierre la “Nota al pie” a Aullido escrita por el propio Ginsberg.
Cuaderno de trabajo

Demasiado para el pobrecito nacido en New Jersey en 1926, de madre comunista y emigrada rusa y padre maestro de escuela y poeta de ratos libres, muerto setenta años después.
Las drogas fueron una clave para su búsqueda; luego, por su hígado enfermo debió alternarlas y casi reemplazarlas por la meditación budista zen, que también “actúa por acumulación”.
Howl, publicado en 1956, es una de las tres obras que caracterizan los beatniks, una camada de escritores y artistas surgida luego de la generación perdida de la entreguerra. Confines presenta versiones inéditas de los textos de Ginsberg traducidos por el poeta y periodista Gerardo Burton.
En su acepción común, profeta es un adivino, un augur. El pronosticador de un futuro más o menos inmediato
Ejerce las artes mánticas y resulta muy funcional en el esquema de ideas de la new age: puede leer el destino de cada uno y de la sociedad entre las borrosas líneas de la mano, las rayas quebradas o enteras del I Ching y las bellas cartas ilustradas del Tarot. También incursiona en la pseudopsiquiatría, las ciencias sociales, la gramática y el esperanto.
Otra versión del profetismo es la judeocristiana: habla del hombre que lee los acontecimientos, que denuncia los desvíos que utilizan los hombres y las sociedades de los caminos trazados hacia su propio encuentro, o al de la divinidad en todo caso. Allen Ginsberg se reía de esta segunda mirada, tomaba distancia de ella, pero no dejó de utilizarla. “Aullido” fue un revulsivo contra el destino manifiesto desde su misma composición: un judío homosexual con drogas hasta las orejas escribió, durante cuarenta horas el poema que vio el revés de la trama del capitalismo norteamericano.
Padre Walt
Como Walt Whitman en el siglo anterior, Ginsberg levantó muy alto la humanidad, la demasiada humanidad del cuerpo y los sentidos. El desorden querido por Jean Arthur Rimbaud, ese joven subversivo anclado en el más allá; la desnuda muerte de Vincent van Gogh en un pueblito francés, las narices asomadas al abismo de Antonin Artaud y los dieciocho whiskies de Dylan Thomas no fueron más que la heroína de Charlie Parker y William Burroughs, el LSD de John Lennon & compañía o el mezcal de Henri Michaux y Aldous Huxley.
Demasiado para Ginsberg: quería él aullar de placer, mezclar el placer y el arte y llevarse por delante la vida con su gay vivir. Demasiado para el pobre Allen, con tantos locos en la familia y adoptando a un loco como Ezra Pound como un faro.
Demasiado para el pobrecito nacido en New Jersey en 1926, de madre comunista y emigrada rusa y padre maestro de escuela y poeta de ratos libres, muerto setenta años después. Las drogas fueron una clave para su búsqueda y luego, por su hígado enfermo debió alternarlas y casi reemplazarlas por la meditación budista zen, que también “actúa por acumulación”.
El gran aullido
Howl, publicado en 1956, es una de las tres obras que caracterizan los beatniks, una camada de escritores y artistas surgida luego de la generación perdida de la entreguerra. Las otras dos pertenecen al maestro de todos ellos, William Burroughs –“El festín desnudo”- y a Jack Kerouac, compañero de correrías de Ginsberg: “En el camino” –o “En la ruta”-. El grupo estaba integrado también por Neal Cassady; Gregory Corso; Lawrence Ferlinghetti –fun- dador y propietario de City Light Books, la editorial que los publicó a todos-; Gary Snyder y, un poco más allá, Norman
Mailer y Peter Orlovsky. Dentro de ellos corría sangre, benzedrina, anfetaminas, whisky, marihuana, lisérgico y heroína, entre otras sustancias más o menos legales. La base, según la escuela de Burroughs, era la experimentación. Lo que importaba no era el efecto instantáneo causado por las drogas sino el residuo de las alucinaciones, materia prima de la escritura. El grupo recurría de esa manera a una especie de mística oriental que se condensó en la adopción del budismo zen. Kerouac y Snyder son dos ejemplos: el primero publicó luego “Los vagabundos del Dharma”, y el segundo se recluyó a escribir poemas breves de estilo japonés. Pero el budismo zen también resultaba más una excusa literaria que el fin de una búsqueda
religiosa.
Algo sobre el beat
El término inglés beat significa golpe, pero también, en un sentido figurado, exhausto, en el fondo del mundo, mirando hacia fuera o hacia arriba, insomne. La mirada de los beatnikslos que están golpeados, o exhaustos- es con los ojos bien abiertos, perceptivos. Ellos están expulsados de la sociedad, solos, en la calle.
Kerouac dijo que beatnik nunca significó delincuente juvenil, pero se trataba de una posición estética con caracteres de una espiritualidad especial.
Más tarde, beat definió una desesperación formal transformada en una rebelión contra todas las fórmulas políticas y literarias; un nuevo concepto que instintivamente arribó a una actitud personal que no está en nuestro vocabulario. Los beatniks son gente muy cansada, cansada de haber vivido antes de empezar a vivir.
El origen está muy vinculado con el bebop, con Charlie Parker, Dizzie Gillespie y Thelonius Monk. Los beatniks traducen al lenguaje literario el habla de la calle, y el habla improvisada de los instrumentos de jazz en el bebop. El fraseo se vuelve ritmo, y es en “Aullido” (“Yo vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura,...”) donde adquiere su mayor hondura y volumen. El peso específico que viene de Ezra Pound y que consiste en incorporar las luces de neón, los desechos industriales a la manera de un collage de Antonio Berni y el sonido de las calles transmutado en música, eso hace “Aullido”.
La historia no se congela: en los sesentas vienen los Beatles y la cuestión sigue, pero la relación de Ginsberg, fuera de San Francisco –la ciudad que había elegido para vivir- es con Andy Warhol y su grupo en Nueva York, y en Inglaterra se une al circuito de poetas lectores del Royal Albert Hall. Allí también tiene sus experiencias con lisérgico de la mano de Mick Jagger, aunque también resulta famoso un encuentro con John Lennon y los otros tres, entre otros artistas.
Integró como baterista una de las bandas en gira de Bob Dylan –Rolling
Thunder Review Tour- y se metió en el punk cuando éste se puso a subvertir el roc’nrol: estuvo en el disco de The Clash, Combat Rock.
Luego eligió compañeros de ruta entre la “intelligentsia” neoyorquina y rockera: Yoko Ono, siguió con Dylan, Patti Smith. Ginsberg era una especie de tótem que venía –por haberla creado- de una subcultura beatnik. Pidió por la paz en Saigón, y la paz en el mundo tanto desde la India como desde su amada Frisco. En Inglaterra y Estados Unidos hizo lecturas de sus poemas y de los de William Blake, poeta que le abrió el paso a los paraísos artificiales del LSD.
Poemas suyos fueron musicalizados por Bill Firsell y Arto Lindsay con el título “The lion for real”; escribió en colaboración la ópera Hydrogen Jukebox y editó una versión, con el Kronos Quartet, de Howl.
Un poco sobre “Aullido”
El verso de Whitman es la clave. La sordidez descriptiva de Blake, la segunda. Y Pound, mucho Pound con las yuxtaposiciones. La analogía es la siguiente: el provenzal y el griego son a Pound lo que los letreros lumi- nosos y la industria es a Ginsberg. La soledad de Federico García Lorca en Nueva York: los negros que sacan los ojos con cucharas, las relumbrantes aguas del Hudson como la piel aceitunada de los andaluces. Allí están Ginsberg y García Lorca, lejos de la muerte del segundo, lejos de la persecución al primero.
La sociedad no los espera sino para aniquilarlos. “Howl” es demasiado para soportarse en los andamios, las estructuras de hierro y vidrio, el aire polucionado. El grito de las entrañas, el aullido del lobo solitario, el alcohol desparramado en el vómito en las góndolas del supermercado.
Leer hasta quedar sin aliento, como escribir hasta quedar sin aliento, como vivir hasta quedar sin aliento. Ése es el juego de trasposiciones y correspondencias. Mirar y mirar, virar de un estado al otro y volver a lo mismo. El sutra relata el regreso del espíritu de las generaciones desde la locura, la muerte, la esquizofrenia, las desnudeces, el hambre. Sólo es menester mirar el girasol destrozado como si fuera un chakra y repetir la palabra elegida hasta casi el desvanecimiento, o la iluminación. Aullido

Y también tenemos comentarios en inglés, por supuesto:



Probably the best Kronos Quartet album I've heard so far. A great memorandum of a time I never experienced. The first track goes to almost Zappaesque lengths to satirize something through mash-ups of voice samples, ironic quotations of famous pieces, and mock-horror sounds to everything. Hitchhikers' Inscriptions is a sometimes sad, sometimes hilarious selection of graffitis, against set to music. The Cold War Suite is probably the weakest point here, but that's only by comparison; it's still a fantastic work. And Allen Ginsberg's Howl...the music doesn't really add anything to the poem, but it doesn't take away anything either. And the poem is fantastic enough and brings this already fucked-up work to a great conclusion.
GreatMizuti

The organization that was “as close as your nearest telephone” is now as close as your nearest CD player – or at least a reminder of it is. Michael Daugherty’s acid collage on the words and work of J. Edgar Hoover recalls the heyday of a paranoid phase in the history of the FBI. Daugherty gives you Hoover’s voice, the ringing telephone, gunshots, sirens (imitated by the strings of Kronos), The Star-spangled Banner and – in branding Hoover “an ass” – the relevant quotation from Saint-Saens’s Carnival of the Animals. It’s a hoot, but it’s also deadly serious. “There is no place in America for vigilantes, rabble rousers, the lunatic fringe...” says Hoover (you actually hear him say it), and by the time you’re through with Sing Sing: J. Edgar Hoover you’re busy looking over your shoulder.
Daugherty’s voice-samples, upbeat accompaniments and dramatic interludes contrast with the decidedly off-beam lyrics of the eight inscriptions by “transcontinental hobo” Harry Partch, a composer whose catalogue of accomplishments includes the invention of a ‘blow-boy’ (a hybrid of bellows and an automobile horn). Here, however, Ben Johnston employs his worse-for-wear voice in an original arrangement where the various inscriptions are interspersed with a glum pizzicato ritornello. Fun though it is, one playing was certainly enough – at least for me. Far more durable is Scott Johnson’s ongoing work, How It Happens, based on the writings of radical journalist I. F. Stone.
Johnson’s aim is to convince his listeners by exploiting “a clear musicality in human speech, both in moments of persuasion and in public rhetoric”. Stone’s voice is soft, decisive and clear, while Johnson and Kronos mirror his words (which are often repeated) to powerful effect: the closing sequence – where, beyond hypothesizing a missile attack, Stone posits the question “Think what would have happened if...” – uses speech and music to suggest a sense of hopelessness that words alone could never have conveyed. Quiet though it is, Stone/Johnson is infinitely more disturbing than Hoover/Daugherty.
Howl, from which the disc takes its title, grants a wild aural backdrop to a Whitmanesque epic that helped get the ‘beat’ generation on the rails. Just occasionally Lee Hyla’s music threatens to drown Allan Ginsberg’s impassioned declamation (which, incidentally, was recorded last year especially for this album); and yet the sum effect of her work makes potent stuff of a poetical onslaught that many today will recall with either affection or contempt. Forged in three sections, it’s a sort of ‘Chamber Symphony in three movements’, the first a hectic catalogue of the times, the second a commentary of society’s soullessness and the third a pledge of ‘holy’ affirmation. Listen hard and you’ll soon realize that not much has changed, save that nowadays the voice of protest has lost its edge. Howl marks a triumphant conclusion to a programme that is as much ‘performance art’ as it is music. Being a bit of a lapsed beatnik myself, I loved it – but it’s certainly not one for the quiet hours.'
Gramophone

In 1990, while beginning an immersion with "traditional" classical music, such as that of J. S. Bach, the subject of an earlier post, a dabbling also commenced with the "avant garde" strain, such as that of John Cage and Steve Reich (both of whom will figure subsequently.) The first exposure, though, to "modern" classical was through the remarkable work of Kronos Quartet and their fantastic 1990 album Black Angels. In fact, given the very limited exposure of newer compositions in the concert hall as well as the recording studio compared to that of "traditional" classical, the success of Kronos in building a highly-successful career playing "modern" classical, including many original commissioned works is stunning. Two opportunities to see the quartet live, one at an Orange County junior college and the other at U.C.L.A., are concert-going highlights.
My favorite album from Kronos is Howl, U.S.A., released in 1996. Here the quartet of David Harrington and John Sherba (violins), Joan Jeanrenaud (cello) and Hank Dutt (viola) work with four brilliant works. The first is Michael Dougherty's "Sing Sing: J. Edgar Hoover," which might be good to listen to after watching the recent biopic of the notorious F. B. I. chief. Dougherty used snippets of Hoover speeches over three decades that highlight his obssession with Communism, as directed through such techniques as wiretapping. The title comes from the composer's use of the string quartet as a "singing" complement to the digitally sampled speeches, while the sounds of sirens, machine guns, and patriotic singing add palpably to the piece.
Following is a section of the great Harry Partch's work "Barstow: Eight Hitchhikers' Inscriptions from a Highway Railing at Barstow, California." Partch, also to be covered in this blog later, developed a new system of notation and built his own instruments to create a music that often drew heavily from sounds and themes of the ancient Greek world. Yet, he spent some of his earlier years roaming the country as, essentially, a hobo, riding trains and then using those experiences in pieces like "Barstow." There, he literally used inscriptions from the roadside railing to demonstrate the loneliness, pathos, ironic and dark humor and, even pathetic attempts at finding soulmates that could be found among life's weary travelers, both figuratively and metaphorically. The voice of Ben Johnston is strangely perfect in voicing these all-too-human messages.
Scott Johnson's "Cold War Suite" from How It Happens (The Voice of I. F. Stone) is an apt counterpoint to Daugherty's Hoover piece. Johnson uses a Stone speech, from a 1983 radio address, and a wiretapped voice section, to show the journalist and political philosopher's keen sense of observation, outrage, perspective on history and other qualities in a voice that is ideally suited for Johnson's manipulations with echo and rhythmic repetition. Two of Stone's quotations stand out: the first, that American movies have had more influence on the world than any Marxist/Communist propaganda and, second, that America's military prowess, capped by the acme of the atomic bomb, was unable to prevent the debacle in Vietnam (or Russia's misadventures in Afghanistan (naturally, our recent wars in Iraq and Afghanistan are interesting to examine in this light now.)
Finally, there is "Howl," with music by Lee Hyla and the reading of the famed and notorious "beat" poem rendered by none other than its creator, Allen Ginsberg. As explained by the poet, the work was essentially built upon his feelings concerning America's Cold War-era military buildup and what he saw as a "repressive police bureaucracy." He also, however, added that he hoped "Howl" would bring "a clean Saxon four-letter word" to high school audiences in spite of authoritarian attempts to block such language! Notably, Hyla remarked that the work initially has Kronos performing in a complementary manner to the cadences of Ginsberg's recitation, but then moving independently towards the latter part of the nearly 26-minute piece, as if the two were "telling similar stories in separate ways."
The rendering of "Howl" alone is spectacular, but to have three other impressive pieces that tie-in thematically, while presenting varied musical approaches, makes this album a real masterpiece in "modern" music. Kronos has made many great albums of widely ranging styles, but Howl, U.S.A. stands out as a particularly brilliant concept and presentation.

Y lo último para terminar el post.

The Kronos Quartet’s 1996 Nonesuch release “Howl U.S.A.” (with its distinctive Robert Mapplethorpe cover) has been deemed “ a real masterpiece in “modern “ music- The rendering of (Allen Ginsberg's) “Howl” is spectacular, but to have three other impressive pieces that tie-in thematically, while presenting varied musical approaches..." (The other three pieces are "Sing Sing" (a "setting" of the FBI's J. Edgar Hoover- "We are as close to you as your telephone"! )),"Barstow" - Eight Hitchhikers Inscriptions" (a short selection from a longer Harry Partch piece), and "Cold War Suite from How It Happens.." (featuring the voice of the legendary pioneering journalist, I. F. Stone).
"Kronos has made many great albums of widely ranging styles", the writer declares, "but "Howl USA" stands out as a particularly brilliant concept and presentation."
Accompanied by the group, Allen reads “Howl” here in its entirety .
The recording was made in May 1995 at Looking Glass Studios in New York.
[2014 update - Unfortunately this recording is no longer available on You Tube - but some sections can be listened to]
Prior to that Allen had appeared live on stage with them.
"...the entire second half of Thursday's program was given to the world premiere of Lee Hyla [Kronos Quartet]'s "Howl" in which the quartet accompanied Allen Ginsberg reading his classic poem, an ancestral proclamation from the 1950's avant-garde [sic]. With an exuberant sing-song manner, Mr Ginsberg presented an allegro cascade of images and seemed reluctant to pause for breath. The poem is intoxicated with provocations, enthusiasms, outrages and celebrations of homosexuality.
Mr Hyla says in the program notes that his accompaniment was to be an equal partner with the poem. But the music was the least important aspect of the package. Its quirky exclamations, ostinato patterns and strenuous labors only undercut the text, distracting from the poem's angry tipsy whirl, as much as did the changing mood lights"
Er..perhaps that is meant to be a put-down, but it is the Kronos Quartet's respect (and restraint, and, on fitting occasions, full-out enthusiasm) that makes for a sustaining and pleasing, true collaboration.
string quartet, sampled speech, with MIDI-controlled percussion and synthesizers on some sections
Performances require stereo audio tracks plus a headphone click track
Commissioned by the Kronos Quartet, with support from the National Endowment For The Arts, Hancher Auditorium at the University of Iowa, the Center for the Performing Arts at Penn State, and Lincoln Center for the Performing Arts.
Premiered by the Kronos Quartet (in separate premieres of individual movements) at Alice Tully Hall, the Brooklyn Academy of Music, the Center for the Performing Arts at Penn State, and Hancher Auditorium at the University of Iowa.
Individual movements
Soliloquy on “Short Stories” – the Kronos Quartet – Nonesuch Records
It Raged on “Released/Unreleased” – the Kronos Quartet – Nonesuch Records
Cold War Suite on “Howl USA” – the Kronos Quartet – Nonesuch Records
Notes on the Music
“How It Happens” is based on the sampled voice of maverick American journalist I. F. Stone, whose idealistic and democratic vision of advancement for the human race was kept sharp by a no-nonsense reporter's eye, an intellectual's sense of history, and a delight in subversive humor. To me, Stone seems to have been cut from the same cloth as that strain of independent American composers who view their parent culture with both love and disappointment, turning these conflicting feelings into an engine driving their efforts.
In Stone’s own words (taken from 1980’s NPR radio broadcasts), “How It Happens”chronicles the collision between humanity's new-found technological power and an ancient inheritance: our tribal impulse to band together and do violence against strangers, who are themselves following identical urges. Written in 1991-94, while the resurgence of religious and ethnic conflicts eroded the optimism that accompanied the end of the Cold War, this piece often seems to prefigure today's headlines. As globalization insures the collision of previously isolated cultures and religions, Stone’s meditations on the mixed legacy of our species grow ever more incisive, and his call to replace superstition and blood ties with reason and humanism grow ever more urgent.
“How It Happens” is the most ambitious piece to date in a series of works growing from my experiments in the late 1970's, when I began transcribing the pitches and rhythms of speech for use as source material in instrumental scores. This technique of linking instruments to prerecorded tape culminated in “John Somebody” (1980-82), and as digital sampling spread in the following decade, speech transcription became a viable option for composers wishing to incorporate found sound into instrumental ensembles.
About half of the movements are scored for quartet and speech alone, and half for a densely scored texture incorporating MIDI percussion and electronic instruments. The character of these movements ranges from portrait to landscape: intimate sections like “The Clouds” or “Soliloquy” present Stone’s musings with clear narrative and emotional intent, while more abstract sections pull back to survey the cultural territory that surrounded him. Half of the concluding 19-minute movement “Rainfall” is taken up with the driving dance rhythms of a purely instrumental interlude; a landscape view from such a distance that no individual can be heard amidst the planetary noise. Finally Stone’s voice returns with one person's contemplation of the future of his species, but it is densely and rhythmically layered upon itself, just as a single idea will replicate itself in many minds as it begins to take hold in the world.
Stone's expressive and animated voice reinforced the first observations I made when I began to work with recorded speech: the desire to convince someone of something seems to accentuate the musicality of human speech. People engaged in personal persuasion or public rhetoric speak with a wider pitch and dynamic range, exaggerating nuances like the consistently pitched low pedal points that project certainty and authority, or the rising contours of uncertainty or questioning: listen to a newscaster, a salesperson, a member of the clergy, a child. I suspect that a formalized exaggeration of speech patterns had a large part to play in the origins of melody among early humans; but unfortunately sounds leave no fossils.
I organized the text of “How It Happens” around a core idea that was at the heart of Stone’s humanistic attitudes; an insight which is increasingly receiving serious scientific attention. He saw how easily our capacity for altruism and mutual interest among the members of social and political groups can tip over into xenophobic violence against outsiders, and modern evolutionary psychology shows that community solidarity and group enmity are two sides of the same coin: outgrowths of the “reciprocal altruism” common among all big-brained social species. The excesses of humanity's ancient, self-protective legacy of tribal, religious, and nationalistic loyalties are an unfortunate side effect of the adaptive, inward-turning trust within a group. Stone understood that the rule of law can gradually extend this circle of trust to the entire species, fulfilling the promise of our ongoing evolution into a wiser creature of language and history, capable of avoiding the most lethal side effects of our inherited instincts. In the voice of secular democracy, I. F. Stone articulated a modern version of one of humanity’s grand moral themes.

Agradecemos a Carlos por este aportazo. Esto se pone cada vez más ideológico, cosa que me encanta sobretodo si es tan anarquista.



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