Catorce años después de "Colors", el quinteto de Carolina del Norte nos entrega la segunda parte de su maravilloso disco, su aclamado álbum de 2007 con el que daban un golpe en la mesa buscando su identidad. Editado tras la pandemia, exprime al máximo la creatividad de estos chicos que parece no tener fin, donde la experimentación musical la llevan a otro nivel creando combos imposibles con transiciones que parecen tan naturales como adictivas, sorprendiéndote a cada minuto, donde las partes contundentes te dejaran sin neuronas y las partes más ambientales y limpias se convertirán en delicias, como si un ciclón se intercambiase con un arcoíris constante, redefiniendo conceptos y aumentando su personalidad propia, tras más de veinte años de carrera musical. Nunca deja de sorprender la forma como progresan las canciones, no solo en su despliegue de virtuosismo, sino más bien en lo caótico, lo melódico, lo electrónico y donde distintos estilos se entrelazan en una vorágine,