Con versiones electrónicas de Bach, promovió una integración de música popular y tecnología que hoy es común, pero estaba lejos de serlo hace medio siglo. Su aparición transformó al mundo. Ella, nacida como hombre, también cambió en el proceso. Pionera en más de un sentido, intervino ella misma en la fabricación del instrumento, trabajando codo a codo con Robert Moog. Aquí, su legado desde la visión de Rockarte.
Fue una de las primeras visionarias en advertir el potencial de los sintetizadores, abordados en un comienzo por músicos de vanguardia como novedosos chiches tecnológicos y no como verdaderos instrumentos. La opinión de Carlos, nutrida por sus estudios de física y composición musical, además de un decisivo paso por el Columbia-Princeton Electronic Music Center, era que las aparatosas máquinas usadas por otros como meros emisores de ruidos curiosos daban para mucho más que eso: creía que estaban al mismo nivel de los pianos o los órganos.
Para demostrarlo, decidió hacer un disco usando el sintetizador como único recurso. Con un sintetizador modular Moog reprodujo canciones de rock, de jazz y también algo de repertorio propio hasta estacionarse en las partituras de Johann Sebastian Bach.
Estableció un vínculo colaborativo con Stanley Kubrick, y musicalizó "La naranja mecánica", aunque el director finalmente descartó mucho de su material en el soundtrack. En 1972, un año después del estreno de la película, publicó "Clockwork Orange" con todo el material excluido. Se trata de un lanzamiento crucial: incluía el uso de un prototipo de lo que ahora conocemos como vocoder, una distorsión para voz que antecede a la creación del ahora omnipresente autotune. El eco de Carlos llegó hasta Alemania, donde unos incipientes y aún rockeros Kraftwerk comenzaron a usar vocoder apenas la escucharon.
La influencia de Wendy Carlos no puede ser despreciada. Se extiende incluso hacia terrenos como la música new age, que considera trascendental su poema electrónico "Sonic seasonings / Land of the midnight sun". Para el rock, sus avances junto a Robert Moog fueron vitales en la futura eclosión del sintetizador. Una vez iniciados los ochenta, luego de hacer pública su vida como transgénero, la creatividad de Carlos se elevó por los cielos. Hizo las bandas sonoras de El resplandor y Tron, grabó el disco Beauty and the Beast experimentando con una escala de notas totalmente alternativa e incluso lanzó un disco infantil con Weird Al Yankovic. Con el tiempo, su rol dejó de ser activo para volverse patrimonial, pero su visión de la música y la tecnología como aliados está más vigente que nunca. Vivimos el futuro que ella imaginó.
Wendy Carlos - A CLOCKWORK ORANGE
Más que un álbum en concreto, con esta
entrada pretendo que nos acerquemos un poco a la composición que llevó a
cabo el que entonces se llamaba Walter Carlos para la película de
Stanley Kubrick La naranja mecánica (1971), y que posteriormente se ha reeditado en una versión íntegra firmada por Wendy Carlos.
Dos carteles de la película.
Habiendo logrado un gran éxito con su álbum Switched-On Bach
un par de años antes, parecía lógico que Carlos fuese contratado para
hacer algo parecido a aquello: interpretaciones técnicamente perfectas
de temas clásicos mediante sintetizador (sobre todo aquel prodigioso
Moog), aunque esta vez tendría que centrarse en otro compositor, ya que,
como el propio cartel de la película rezaba, se trataba de la historia
de un joven cuyos intereses eran "la violación, la ultraviolencia y
Beethoven". La polvareda que levantó La naranja mecánica,
agresiones callejeras y censura incluida, han acabado revistiendo todo
lo que la rodeó de un halo perverso y un tanto canalla que, por una
parte, la han convertido en una obra de culto, y por otro, han hecho
circular mil leyendas urbanas no del todo acertadas sobre la
personalidad de quien firmó su banda sonora, y su no tan truculento
cambio de sexo.
Portada original del álbum.
Remitiéndonos
a lo puramente musical, decir que Carlos se documentó a conciencia para
su creación, tanto trabajando codo con codo con Kubrick sobre el
concepto de la película, como, por ejemplo, leyendo la novela que la
inspiró, a cargo de Anthony Burgess. Ya estaba realizando el tema Timesteps
antes de que Kubrick le mandase buscar, y el director estuvo muy de
acuerdo con Carlos y su productora Rachel Elkind en lo perfectamente que
encajaba con el tono de la novela, cosa que le decidió definitivamente a
asignarle el trabajo. La cosa es que el conjunto de piezas acuñado por
Carlos (fuera todavía Walter o ya Wendy, cosa que me da igual) es
verdaderamente chocante, en la línea enrarecida y sarcástica que Kubrick
quiso dar a esta obra.
Imágenes del filme. ¿Cómo no iba a ser polémico, si el prota, Alex de Large, es un sádico malnacido?
Como ya hemos dicho, es Beethoven -sobre todo la 9ª Sinfonía-
el tronco de la grabación, modificado todo según el tono de
ciencia-ficción/realidad paralela/fantasía british del filme, si bien
hay alguna pequeña adición interesante. Por ejemplo, el tema con el que
se abre la película es una versión de la Música para el funeral de la Reina Mary, de Henry Purcell. También nos encontramos una acelerada y divertida versión de la Obertura de Guillermo Tell, de Gioacchino Rossini, perteneciente a una descacharrante escena erótica a cámara ligera. También aparece Rossini en La Gazza Ladra,
tema no compuesto específicamente para el filme que, sin embargo,
encajó bastante bien. Carlos lo versionó en su estilo para el álbum, si
bien en la película se escucha en su versión orquestal. Como los
cinéfilos sabemos, también hubo por ahí un temilla de Gene Kelly que
tiene, por supuesto, una justificación argumental. Pero Carlos también
intervino en la composición de temas originales: Timesteps, que funciona como una obertura previa al despliegue beethoveniano; Biblical Daydreams, perteneciente a momentos oníricos bastante irreverentes; Orange Minuet, pensada para las famosas escenas del tratamiento Ludovico al que se somete el protagonista, Alex; y Country Lane, que aparece hacia el final de la película.
Portada de la edición en CD.
En cuanto a las piezas clásicas decir que Theme from A Clockwork Orange (Beethoviana)
utiliza un sonido cercano a la flauta (todo electrónico, of course)
para versionar el tema de Purcell y darle un toque a lo Beethoven, cosa
que no sale nada mal. En cuanto a March from A Clockwork Orange,
es interesante que Carlos, a sabiendas de que la Novena de Beethoven es
coral, utiliza un aparato llamado "Seguidor de espectro" para imitar la
voz humana, siendo este invento un antepasado del vocoder.
Stanley
Kubrick, hombre difícil y creador tempestuoso a más no poder, estuvo a
punto de hacerle a Carlos lo mismo que al pobre de Alex North en 2001: una odisea del espacio,
es decir, dejar completamente a un lado la música original de la
película para terminar decantándose por piezas clásicas al cien por
cien. Sin embargo, al final salió adelante una amalgama de ambas cosas
en la que Carlos salió ganando, si bien no estuvo del todo contenta del
uso que se hizo de sus piezas en la película. De esta inquietud surgió
la idea de editar A Clockwork Orange: Wendy Carlos's Complete Original Score
(1998) que dejaba a un lado la banda sonora oficial ya editada en el
'71, y posteriormente -algo más completa- en CD. Es esta última edición
la que se corresponde con los temas listados arriba, y con la portada
que encabeza esta entrada.
Beethoven, en el póster que Álex tiene en su psicodélica habitación.
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