Uno a veces se pregunta cómo es que algunas bandas no son más conocidas, aquí tenemos una banda que realiza excelentes discos, con temas muy buenos cantadas maravillosamente por su teclista Matthew Parmenter, con una sección de ritmo para morirse y un guitarrista de alta calidad, una de las mejores bandas salidas de yankilandia en una mezcla perfecta entre Van der Graaf Generator, Genesis y King Crimson ¿cómo es que no los conoce todo el mundo? Ahora presentamos el último disco de este excelente grupo, una experimentada banda que hace tremedas presentaciones en vivo y que cuenta con varios discazos tremendos en su haber (a ver, un listado de los mejores grandes discos de esta banda: "Unfolded Like Staircase" (1997), "Into The Dream ... Discipline Live" (1999), "Live Days" (2010), "To Shatter All Accord" (2011 y ya presentado en el blog cabezón), "Live 1995" (2000) y "This One's for England" (2014)). Una banda que no es para todo el mundo pero que si le encontrás el gustito no te abandonará jamás, fiel como promesa de amante. Aquí tienen un muy buen disco, que aunque no está entre el podio de sus mejores trabajo no deja de ser un muy buen disco, muy disfrutable y entretenido. Para quienes no los conozcan (realmente se los pierden, así que es hora de que los escuchen) este disco creo que es un excelente punto de partida. Realmente sabroso y sumamente recomendable.
Artista: Discipline
Álbum: Captives of the Wine Dark Sea
Año: 2017
Género: Rock progresivo / Rock sinfónico
Duración: 45:35
Nacionalidad: EEUU
Los autodenominados "reyes del prog" de Detroit presentan siete nuevos temas en un disco mezclado por Terry Brown, que trabajase durante mucho tiempo con los canadienses Rush (entre otros muchos). 6 largos años han pasado desde su último y excelente disco de estudio, así que las expectativas de quienes sabemos el gran nivel que pueden alcanzar estos tipos, han sido altas.
Y no nos desilucionamos con este trabajo, que aunque quizás le falta algún detalle para llegar al nivel de otras de sus producciones, no deja de ser un gran disco.
Canciones bien construidas, con buenas letras, tejiendo su música bellamente elaborada en torno a las historias que desean contar, emocionantes, emocionales y con ocasionales toques de melancolía, aunque también hay una sensación positiva. Abundan sus influencias en este lanzamiento, principalmente Van der Graaf Generator , Genesis y King Crimson, por nombrar solo dos, pero estos se utilizan como punto de partida y Discipline ha ido desarrollando y forjando su propio sonido único.
El álbum consta de siete canciones que se suman a cuarenta y cinco minutos,
Muy buena producción, el sonido muestra a los instrumentos claros e identificables, acompañados por actuaciones de alta calidad de toda la banda.
Para empezar, el "The Body Yearns" abre brillantemente el disco con sus 9 minutos desplegando el piano y la voz de Matthew tejiendo la historia. A mitad de camino hay un cambio a un ritmo más lento, casi siniestro antes de volver a la melodía original de la canción. En lo que parece no tener tiempo, obtenemos la segunda canción, "Life Imitates Art", que se usó como tema promocional del disco, track que se despliega en terrenos muy VdGG, una melodía maravillosa y un coro muy pegadizo. Esta es una canción con la que me he encontrado dando vueltas en mi cabeza, tararéndola a lo largo del día. Y es que el prog también puede tener canciones con mucho gancho casi al nivel del pop, aquí tenemos un excelente ejemplo.
Hay dos temas instrumentales que le dan a la banda la oportunidad de flexionar sus poderosos músculos musicales en la frecuencia de su virtusismo. El primero parece inspirarse en las piezas clásicas y con los teclados en primer plano, contrapunteado con la guitarra que agrega unos toques grandiosos similares a los de Crimson para aumentar la tensión antes de que el flujo se rompa y se vuelva un tanto inquietante. La pista más larga de las dos va agregando texturas musicales en el camino; esto es lo que la Discipline hace tan bien. "Love Songs" es casi una anti-canción de amor con Matthew suplicando "no me hables de canciones de amor" al ritmo del blues rock, luego cantando "Here There Is No Soul" que imprime algo de rock directo y melodía pegadiza, con momentos a los Beatles y añadiendo algo de buenas guitarras, escasas pero exactamente dónde se necesita, a mitad del tema comienza a cambiar con la guitarra y el órgano dándole una sensación más "progresiva".
La canción final, "Burn The Fire Upon The Rocks" es una épica de catorce minutos y medio, una demostración perfecta de cómo presentar el formato de la canción larga, pero sin aburrir. Compuesto de siete partes o movimientos, se siente como un todo cohesivo, cada uno fluyendo al siguiente sin una separación obvia entre ellos. Guiado por la guitarra y con las teclas en su apoyo, llegando a una sensación de eclecticismo que casi llega al estilo Santana por momentos. A medida que las voces se unen, las cosas se ponen más jazzeras y con el piano a la cabeza. La canción continúa evolucionando con las guitarras teniendo la oportunidad de demostrar su calidad de interpretación, todo junto a la sección rítmica que responden a los cambios de tempo sin esfuerzo. Cuando la canción llega a su fin, la guitarra y los teclados casi se están batiendo en duelo, acompañados por los ritmos. Espectacular...
Y para ir cerrando esta presentación, qué mejor que traer a la palestra a nuestro eterno comentarista involuntario de siempre, que nos presenta este disco.
Un disco muy recomendable de una banda también muy recomendable, les sugiero que le peguen una escuchada, y quizás sea momento de traer al blog cabezón algunos otros discazos y verdaderas obras de arte de esta excelente banda.
Lista de Temas:
1. The Body Yearns
2. Life Imitates Art
3. S
4. Love Songs
5. Here There Is No Soul
6. The Roaring Game
7. Burn The Fire Upon The Rocks
Alineación:
- Matthew Parmenter / vocals, keyboards, violin, rhythm & acoustic guitars, e-bow, tambourine
- Chris Herin (Tiles) / lead & rhythm guitars
- Mathew Kennedy / bass
- Paul Dzendzel / drums
Artista: Discipline
Álbum: Captives of the Wine Dark Sea
Año: 2017
Género: Rock progresivo / Rock sinfónico
Duración: 45:35
Nacionalidad: EEUU
Los autodenominados "reyes del prog" de Detroit presentan siete nuevos temas en un disco mezclado por Terry Brown, que trabajase durante mucho tiempo con los canadienses Rush (entre otros muchos). 6 largos años han pasado desde su último y excelente disco de estudio, así que las expectativas de quienes sabemos el gran nivel que pueden alcanzar estos tipos, han sido altas.
Y no nos desilucionamos con este trabajo, que aunque quizás le falta algún detalle para llegar al nivel de otras de sus producciones, no deja de ser un gran disco.
Canciones bien construidas, con buenas letras, tejiendo su música bellamente elaborada en torno a las historias que desean contar, emocionantes, emocionales y con ocasionales toques de melancolía, aunque también hay una sensación positiva. Abundan sus influencias en este lanzamiento, principalmente Van der Graaf Generator , Genesis y King Crimson, por nombrar solo dos, pero estos se utilizan como punto de partida y Discipline ha ido desarrollando y forjando su propio sonido único.
El álbum consta de siete canciones que se suman a cuarenta y cinco minutos,
Muy buena producción, el sonido muestra a los instrumentos claros e identificables, acompañados por actuaciones de alta calidad de toda la banda.
Para empezar, el "The Body Yearns" abre brillantemente el disco con sus 9 minutos desplegando el piano y la voz de Matthew tejiendo la historia. A mitad de camino hay un cambio a un ritmo más lento, casi siniestro antes de volver a la melodía original de la canción. En lo que parece no tener tiempo, obtenemos la segunda canción, "Life Imitates Art", que se usó como tema promocional del disco, track que se despliega en terrenos muy VdGG, una melodía maravillosa y un coro muy pegadizo. Esta es una canción con la que me he encontrado dando vueltas en mi cabeza, tararéndola a lo largo del día. Y es que el prog también puede tener canciones con mucho gancho casi al nivel del pop, aquí tenemos un excelente ejemplo.
Hay dos temas instrumentales que le dan a la banda la oportunidad de flexionar sus poderosos músculos musicales en la frecuencia de su virtusismo. El primero parece inspirarse en las piezas clásicas y con los teclados en primer plano, contrapunteado con la guitarra que agrega unos toques grandiosos similares a los de Crimson para aumentar la tensión antes de que el flujo se rompa y se vuelva un tanto inquietante. La pista más larga de las dos va agregando texturas musicales en el camino; esto es lo que la Discipline hace tan bien. "Love Songs" es casi una anti-canción de amor con Matthew suplicando "no me hables de canciones de amor" al ritmo del blues rock, luego cantando "Here There Is No Soul" que imprime algo de rock directo y melodía pegadiza, con momentos a los Beatles y añadiendo algo de buenas guitarras, escasas pero exactamente dónde se necesita, a mitad del tema comienza a cambiar con la guitarra y el órgano dándole una sensación más "progresiva".
La canción final, "Burn The Fire Upon The Rocks" es una épica de catorce minutos y medio, una demostración perfecta de cómo presentar el formato de la canción larga, pero sin aburrir. Compuesto de siete partes o movimientos, se siente como un todo cohesivo, cada uno fluyendo al siguiente sin una separación obvia entre ellos. Guiado por la guitarra y con las teclas en su apoyo, llegando a una sensación de eclecticismo que casi llega al estilo Santana por momentos. A medida que las voces se unen, las cosas se ponen más jazzeras y con el piano a la cabeza. La canción continúa evolucionando con las guitarras teniendo la oportunidad de demostrar su calidad de interpretación, todo junto a la sección rítmica que responden a los cambios de tempo sin esfuerzo. Cuando la canción llega a su fin, la guitarra y los teclados casi se están batiendo en duelo, acompañados por los ritmos. Espectacular...
Y para ir cerrando esta presentación, qué mejor que traer a la palestra a nuestro eterno comentarista involuntario de siempre, que nos presenta este disco.
Nueva libertad de expresión báquicaCésar Inca
Hoy tenemos el enorme agrado de presentar el nuevo trabajo de la banda estadounidense DISCIPLINE, el cual se titula “Captives Of The Wine Dark Sea”. El pasado 7 de julio se oficializó su publicación a través de la red de Bandcamp y también por vía del sello del grupo Strung Out Records; por su parte, The Laser's Edge ayuda en la distribución de este disco que estamos reseñando aquí. El genial Mimo Ácido Matthew Parmenter se hace cargo de los teclados, el violín, las guitarras eléctrica, acústica y e-bow, y la pandereta, mientras que la dupla rítmica del bajista Matthew Kennedy y el baterista Paul Dzendzel se vuelve a poner en marcha; por su parte, Chris Herin, debutante como integrante de DISCIPLINE a las guitarras eléctricas solista y rítmica en los últimos años, tiene su primera presencia en la discografía del mismo.
Durando poco menos de 9 ½ minutos, ‘The Body Yearns’ abre el álbum estableciendo un vínculo entre los GENESIS de la etapa 76-78 y el periodo psicodélico de THE BEATLES, más algunos ribetes estilizados que nos suenan tanto al PETER HAMMILL de la etapa del “Over” y a los PROCOL HARUM anteriores al “Broken Barricades”. Durante su primera sección, los quiebres rítmicos inusuales están a la orden del día, así como los inteligentes fraseos de la primera guitarra, ya por debajo del canto de Parmenter, ya generando sus propios espacios; pero ante todo, lo que prima aquí es una estupenda claridad melódica marcada por una refinada orfebrería sonora. Sobre la frontera del cuarto minuto y medio, la pieza vira hacia una suerte de blues gótico en el que se enfatiza el influjo Procoliano, aunque siempre con esa aureola inquieta y extrañamente fascinante que el Mimo Ácido suele poner a sus composiciones. Un ágil reprise del primer motivo dispone de la coda oportuna para ‘The Body Yearns’. Virando hacia un dinamismo ostensiblemente más ligero aunque con una clara actitud de preservar la vitalidad melódica que marcó a la canción de apertura, ‘Life Imitates Art’ se explaya simultáneamente en una atmósfera cínica y unas vibraciones juguetonas. Los acordes retro del órgano (imitando al clásico Lowrey) y la robustez de la batería son las columnas sobre las que sostiene el bloque sonoro general. Las líneas iniciales son genuinamente demoledoras: “This flesh, a masterless catedral. / Dearly beloved, pray no more. / No Unity of congregation. / Obscene graffiti on the door.” Como si hiciera falta, parmenter nos confirma por enésima vez que es uno de los más inspirados poetas del art-rock de las tres últimas décadas. Los siguientes 4 minutos y picos del repertorio están ocupados por el instrumental ‘S’. Bajo este título tan ingeniosamente minimalista se desarrolla una pieza ostensiblemente ágil que parece exhibir la amenaza de algo tétrico disfrazado de ropajes angelicales. De hecho, el epílogo deriva hacia una especie de languidez oscurantista (un poco a lo PRESENT) que parece revelarnos esa amenaza que antes preferíamos tener como insospechada. Alguna herencia también notamos del modelo sónico estructurado y macerado a través del discos precedente de la banda “To Shatter All Accord” y el solista de Parmenter “Horror Express”.
Con la dupla de ‘Love Songs’ y ‘Here There Is No Soul’, la banda explora recursos más sencillos dentro de su ecléctico ideario estético. ‘Love Songs’ nos brinda una peculiar mezcla de cabaret y blues-rock: una canción que sabe hacerse sentir extravagante a través de su sencillez estructural. Por su parte, ‘Here There Is No Soul’ es la canción encargada de pasar el ecuador del disco, y lo hace al modo de un híbrido entre los ECHOLYN de los últimos discos y el modelo histórico de THE DOOBIE BROTHERS. Con los guitarreos dobles y la precisión sucinta de la dupla rítmica se garantiza un groove llamativo, pero como estamos hablando de un grupo devotamente dedicado a promover el sueño progresivo del rock, incluso en un contexto tan prosaico como éste se advierte una sutil aureola de sofisticación musical. Es una pena que la canción no sea más larga pues su gancho es innegable. El instrumental ‘The Roaring Game’ dura poco más de 6 minutos y cumple con la misión de devolvernos a los aires de la canción de entrada, aunque esta vez la ambientación general se siente más adusta y los matices sombríos ocupan un rol más dominante dentro de la armazón instrumental en curso. Siendo la más extensa pieza del álbum con sus 14 ½ minutos de duración, ‘Burn The Fire Upon The Rocks’ cierra el álbum con un esplendor mágico y contundente que desde las primeras instancias nos muestra las aristas más ágiles y vitalistas del enfoque musical que el cuarteto ha estado plasmando a lo largo del disco, para luego derivar hacia un tenor más etéreo y calmado. La guitarra, inicialmente pletórica de vigor incendiario, se convierte en nube flotante en un cielo vespertino de fines de otoño. En muchos aspectos, tenemos aquí un retorno a los días de su obra maestra de los 90s “Unfolded Like Staircase” (especialmente ‘Into The Dream’ y ‘Before The Storm’), pero también hay en los filos más adustos de su dinamismo un retorno a los tiempos de ese gran primer álbum que era “Push & Profit”. Recién en la frontera del cuarto minuto y cuarto entra a tallar el canto de Parmenter, expandiéndose en un ambiente que reemplazó lo etéreo por lo melancólico. Mientras va evolucionando la pieza, los motivos y esquemas rítmicos se van sucediendo en una ilación que siempre mantiene altos niveles de magia expresiva: los legados de GENESIS y VAN DER GRAAF GENERATOR se reactivan bajo la luz particular de DISCIPLINE. Cuando llega la sección final, se resaltan eficazmente una vigorosa coral mellotrónica y unas bellas interacciones de sintetizador y guitarra. Para esta conclusión se reservaron estos músicos la manifestación de su faz más épica. ¡Todo un broche de oro!
Aunque no iguala la grandeza distinguida de “Unfolded Like Staircase” – álbum que queda como una obra maestra del rock progresivo de los 90s – debemos apreciar a “Captives Of The Wine Dark Sea” como un trabajo inspirado y vitalista dentro del canon de DISCIPLINE. Compartiendo el vigor rotundo de “To Shatter All Accord” y la versatilidad reluciente de “Push & Profit”, este disco despliega un repertorio muy llamativo que nos invita jovialmente a embriagarnos en un báquico festín musical. Definitivamente, Matthew Parmenter y sus compañeros de viaje siguen siendo almirantes de enorme soberanía en los anchos mares del rock progresivo de los tres últimos decenios.
Calificación: 8,5/10
Un disco muy recomendable de una banda también muy recomendable, les sugiero que le peguen una escuchada, y quizás sea momento de traer al blog cabezón algunos otros discazos y verdaderas obras de arte de esta excelente banda.
Lista de Temas:
1. The Body Yearns
2. Life Imitates Art
3. S
4. Love Songs
5. Here There Is No Soul
6. The Roaring Game
7. Burn The Fire Upon The Rocks
Alineación:
- Matthew Parmenter / vocals, keyboards, violin, rhythm & acoustic guitars, e-bow, tambourine
- Chris Herin (Tiles) / lead & rhythm guitars
- Mathew Kennedy / bass
- Paul Dzendzel / drums
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