La ONG OXFAM se dedica al estudio de las desigualdades sociales y es bastante consultada por este espacio cabezón. En paralelo, desde el espacio de estudio denominado "Grupo de Reflexión Rural" editó un libro que es una compilación de ensayos sobre las consecuencias sociales, económicas y ecológicas de la expansión de los monocultivos de soja en Latinoamérica, titulado "Repúblicas Unidas de la Soja" refiriéndose al grupo de países conformados por Paraguay, Argentina, Uruguay, Brasil, y Bolivia quienes en conjunto producen más de la mitad de la soja mundial, y destinan respectivamente el 68%, 49%,45%,37% y 30 % de su superficie cultivable a la soja.
Este hecho es trascendente porque marca una época, no solo como tendencia económica sino sobre todo, por lo que ello implica en otros términos que veremos a continuación.
El crecimiento del cultivo de soja, está motorizado por su demanda internacional y su rentabilidad, pero llevar adelante esta actividad, consolida el modelo agro exportador de la Argentina, afianzando así su papel internacional de proveedor de comodities, manteniendo un bajo nivel de industrialización, y aplicando el conjunto de prácticas recomendadas como "paquete tecnológico" constituido por la siembra directa, utilización de semillas transgénicas, aplicación de inoculo, y fumigaciones con agro tóxicos, entre otras.
Mientras la gobernadora María Eugenia Vidal está abocada exclusivamente a la campaña electoral relegando sus responsabilidades en la gestión (aún cuando desde fines de diciembre de 2015 hasta octubre de 2017, la provincia de Buenos Aires se endeudó por casi 9 mil millones de dólares, superando en monto a la mayoría de países soberanos), varias localidades de la provincia de Buenos Aires continúan sufriendo las consecuencias de las inundaciones cuidadosamente ignoradas por los medios masivos de comunicación. La provincia de Buenos Aires está atravesando una situación dramática como consecuencia de las inclemencias del tiempo. Sin embargo, las máximas autoridades gubernamentales parecen haber olvidado su responsabilidad en la función pública y están más pendientes de la contienda electoral que de asistir a los damnificados. Asimismo, los medios de comunicación optaron por invisibilizar la problemática. Como consecuencia de esta situación, un 25% de la agricultura nacional y un 26% del ganado vacuno del país se vieron perjudicados. El 60% de la producción lechera del país se encuentra en regiones inundadas o anegadas. Eso no pareciera tener nada que ver con la fumigación sobre alumnos y docentes de una escuela entrerriana (la Justicia fijó una pena de año y 6 meses de prisión en suspenso a tres imputados por aplicar pesticidas en cercanías del establecimiento 44 de Colonia Santa Anita. Se los encontró culpables del delito de lesiones leves culposas y contaminación ambiental culposa).
Pero muchas de las desgracias que se ciernen sobre nuestro suelo tienen el mismo culpable: inundaciones, pestes (dengue, Zika, Chikungunya), envenamientos, cáncer... todo para que los productores de soja se la lleven en pala.
El 1 por ciento de las estancias más grandes de América Latina acapara la mitad de la tierra agrícola y el 80 por ciento de las fincas cuentan con solo el 13 por ciento del territorio. "América latina es la región del mundo más desigual en la distribución de la tierra", asegura una reciente investigación de la ONG internacional Oxfam. En Argentina, el 1 por ciento de las estancias más grandes concentra el 36 por ciento de la tierra. La injusta distribución tiene directa relación con el avance minero, petrolero, agronegocio y forestal. El extractivismo ha dado lugar a una crisis de derechos humanos en la región, amenaza derechos y libertades fundamentales.
"Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina" es el nombre de la investigación que, en base a datos oficiales, Oxfam analiza la situación de todos los países de la región.
Para tener una idea acerca del tema, el aceite de soja es la materia prima para producir biodiesel, en este rubro Argentina se posiciona según datos de la bolsa de comercio de Rosario, como tercer productor, y primer exportador mundial, y de todo ese volumen, la Provincia de Santa Fe produce 3,4 millones de toneladas de Biodiesel, que a su vez representa el 80% de la producción nacional.Ruben Lamas
La magnitud de las cifras es contundente por su importancia, pero sus implicancias deben ser debidamente analizadas, porque hay que tener en cuenta muchas cuestiones como por ejemplo, la fuerte demanda de tierras, que presiona hacia arriba el precio de las mismas ya sea por compra o arrendamiento, las compras directamente concentran más tierra siempre en las mismas manos, y el arrendamiento transforma en rentista a un sector de pequeños y medianos propietarios, que se trasladan a pueblos o ciudades vecinas, pero dejan de tener un rol activo, en tanto productor independiente con capacidad de decisión propia respecto de su actividad contribuyendo por esta vía a la concentración de los negocios y el despoblamiento rural.
El desmonte como paso previo para incrementar la superficie cultivable, se ha producido con una irracionalidad de grandes proporciones, sin que autoridad alguna haya puesto algún tipo de límite, abarca millones de hectáreas arrasadas en pocos años, hay que tener en cuenta que el monte y bosque nativo funciona como una bomba de agua del subsuelo, además de retener sobre el follaje gran parte del agua de lluvia, la falta de montes y bosques entonces deja un sobrante de agua que inunda los campos, además del daño al ecosistema de la flora y fauna nativa.
Las fumigaciones además de los cultivos, van a parar a las localidades vecinas , no se salva ni la municipalidad, la escuela, la iglesia, la comisaría, o el jardín de infantes, y no es una exageración, lamentablemente los tóxicos están causando problemas de salud en la población rural, con aumento de enfermedades respiratorias, cáncer, problemas de piel, intoxicaciones , entre otros males, sin olvidarse del efecto acumulado ya que cada temporada vuelve la fumigación una y otra vez, y lo que es peor, no parece que las autoridades locales estén atendiendo estas cuestiones.
Pronto veremos el problema de la resistencia de insectos y malezas a los venenos, ya que finalmente estos se terminan adaptando a los plaguicidas.
Tal vez sea hora de tomar conciencia, de lo que representa la expansión de este modo de producción, y muchas de las malas prácticas asociadas al mismo, que nos confronta con verdaderos crímenes ambientales, ante los cuales el silencio es complicidad.
Toda esta modalidad conforma un negocio para una selecta minoría, los poquitos beneficiarios son los grandes terratenientes, las empresas multinacionales proveedoras de los insumos mencionados, las aceiteras, los contratistas de maquinaria agrícola, las empresas agro exportadoras y el sistema de transporte por camión que dicho sea de paso, es caro, ineficiente, destroza las rutas y causa accidentes.
No es malo el cultivo de soja per se, pero cuando cobra características de monocultivo, y no se hacen las practicas agroecológicas racionales como descansar la tierra, rotar los cultivos, o no se diversifica la producción combinando agricultura y ganadería, es cuando vienen los problemas, que estamos describiendo.
Parafraseando a Don Atahualpa: las inundaciones el veneno y el desmonte son de nosotros, las sojitas son ajenas.
Estamos siendo estafados, una vez más, por los embaucadores de siempre, los verdaderos corruptos y corruptores, los inmorales destructores de la vida en la Tierra. Ha llegado el momento, antes que sea demasiado tarde, de rechazar para siempre a los mismos y encandilantes espejitos, ofrecidos ahora con el mortal dueño que planta la mentira verde que debasta nuestros suelos. Que son los únicos brotes verdes que tenemos...
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