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Lito Vitale Cuarteto - La Excusa (1991)


No se puede dejar de disfrutar con el disco, pero sobretodo el tema "Una excusa" y ese solo final de bajo magistral de Marcelo Torres. De obligada escucha para cualquier amante de la buena música, y sobretodo del bajo. Otro disquito de Lito que merece estar en el blog cabezón.

Artista: Lito Vitale Cuarteto
Álbum: La excusa
Año: 1992
Género: Jazz contemporáneo, folk, progresivo
Nacionalidad: Argentina
Duración: 39:53

Lista de Temas:
1. Algo nuevo (13:53)
2. Opiniones enontradas (6:05)
3. Permiso, voy a improvisar un poco (10:13)
4. Una excusa (9:42)


Alineación:
- Marcelo Torres / bajo de seis cuerdas
- Manuel Miranda / saxos tenor y soprano, quena y antara
- Jorge Araujo / bateria en "Una excusa"
- Lito Vitale / teclados, voz y percusión, bateria en "Algo nuevo" y "Opiniones encontradas"




Los que hayan disfrutado de la música de Lito Vitale en directo dificilmente podrán olvidar el sentimiento que queda atrapado en sus interpretaciones, especialmente en canciones como la improvisación titulada "Una excusa" -un delirio de ritmo y emoción con la guinda final del gran Marcelo Torres mordiendo las cuerdas de su bajo-. Y aunque Lito Vitale sea el alma del conjunto, el que tiene el boceto de las canciones, las compone y las firma, los cuatro miembros del mismo actúan como una sola mente.

Aparte de las demás manifestaciones de sus inquietudes musicales (en solitario, en duo o en trio -el quinteto vendría poco después-), la del cuarteto fue para Lito Vitale una manera gozosa de presentar una música alegre y tremendamente viva. El de Villa Adelina decía: "en realidad me siento cómodo en cualquiera de los formatos. Los puntos más importantes fueron el trío, el cuarteto y el dúo con Baglietto, son los que han tenido más trascendencia y donde el resultado fue musicalmente óptimo para lo que yo estaba buscando en esos momentos". A finales de los 80, coincidiendo con esa faceta artística que comenzó en 1987, este teclista argentino fue conocido y reconocido en España, país que le acogió -ante la satisfacción del artista, deseoso de ser escuchado- con buenas ventas y populosos conciertos. Un tema mítico de estas representaciones en vivo no pertenecía a ningún plástico de Lito, se trataba de una 'estudiada improvisación' de titulo "La excusa", una obra genial que levantaba al publico de sus asientos por lo radiante de su desarrollo y por la maestría de su interpretación a manos de los cuatro virtuosos. En 1991 se iba a hacer justicia con esa extraña y lamentable ausencia, ya que Ciclo 3 publicó en Argentina el trabajo que contenía al fin la mágica composición, un álbum titulado generalmente "La excusa", que meses después llegaba a España de la mano de GASA.
Es curioso como, por obra y gracia de la mercadotecnia, este músico de jazz, rock instrumental y folclore fuera enclavado en el saco de las nuevas músicas, incluso de la new age. Su esencia melódica, así como desfilar por ciertos programas radiofónicos de éxito, fueron la 'excusa' definitiva para esta furtiva inclusión ("En general las etiquetas no valen (...) En las tiendas de música debería haber una sección que pusiera 'músicos'", comentaba al respecto Lito, que también acuñó el apelativo 'gran música de fusión'). "La excusa" cuenta solamente con cuatro largas composiciones, de las que una es ya conocida ("Una excusa") y otra es, por título, una improvisación ("Permiso, voy a improvisar un poco"), lo que podría dar a pensar que este trabajo fuera un aprovechamiento del gran momento popular de la banda. Nada más lejos de la realidad, la necesidad del tema principal y los buenos momentos ofrecidos por las demás, especialmente "Algo nuevo", hacen de "La excusa" un disco que no se queda atrás respecto a los anteriores del cuarteto. Como inicio, "Algo nuevo" no es que presente especialmente nada novedoso, pero sí que consigue contarnos una hermosa historia en trece minutos muy llevaderos. Un excepcional fondo de esencia minimalista casi eclipsa al saxo y su acertada melodía de aires populares al comienzo de la pieza, para pasar a ser el teclado el que toma un gran protagonismo en su tramo medio (espectacular el solo que comienza en el cuarto minuto con sonido de harmónica), inundando de aromas de jazz y de tango esta grácil pieza en la que cada instrumento es un personaje, aportando cada uno sus cualidades para conformar otra gran composición del cuarteto. No obstante, es reseñable que la mayoría de este disco -los tres primeros cortes- fuera grabado por un 'falso cuarteto', un terceto realmente en el que Vitale, volviendo a sus inicios, interpretaba la batería. Si bien es evidente que en vivo se solucionaba esa situación, hay que precisar que los músicos del disco fueron exactamente: Lito Vitale (teclados, voces, percusión, batería en los dos primeros cortes), Marcelo Torres (bajo de 6 cuerdas), Manuel Miranda (flautas -quena, antara- y saxos -tenor y soprano-) y Jorge Araujo (batería en el tema "Una excusa"). No se perciben las "Opiniones encontradas" en el segundo corte, más bien nos encontramos de nuevo con una grata armonía de intérpretes, cada instrumento tiene delimitado su espacio y casi se pueden disfrutar en solitario bajo, piano, flauta o batería, tanto como en un conjunto alegre y vistoso con efluvios de bossa nova y folclore. "Permiso, voy a improvisar un poco" es una larga improvisación soñadora, una magistral demostración a los teclados combinando diferentes estilos, y de hecho otro punto culminante del trabajo, donde se pueden atisbar referencias de obras anteriores de Lito, en lo que sin duda es un sonido característico en su carrera. Es aquí cuando aparece el momento culminante del disco, la esperadísima "Una excusa", tema que provocó la aparición del álbum: "Lo hicimos porque queríamos grabar el tema que daba título al disco, porque que me gustaba muchísimo el solo de Marcelo en el bajo. Nos parecía absurdo no grabar esa música aunque ya estaba pensando cambiar el grupo o dejar un tiempo sin grabar". La melodiosidad de un bellísimo piano conduce a la pieza al territorio del viento, un vistoso paraje con la rítmica y espectacular intrusión del bajo; es este el que destaca especialmente en un interludio en el que, tras un suave comienzo, acaba aflorando el carácter de cada engranaje de la banda, para retornar a la melodía de comienzo notablemente engalanada, y con un magistral solo de bajo que no se puede describir con palabras. Una pieza para la historia del cuarteto, en la que no hay que olvidarse de la percusión que la acompaña, ni por supuesto de un piano que cede un poco su papel protagonista, no solo ante el bajo sino por un viento excepcional. La composición básica, como todas las del trabajo, es de Lito, que borda esa particular 'gran música de fusión'. Exultante y vivaz, "Una excusa" es un delirio de belleza y compenetración de cuatro músicos en uno, ya que esta vez sí que la grabó el cuarteto: la melodía del viento (Miranda) la entrada y los interludios del piano (Vitale), el acompañamiento de la batería (Araujo), y la innombrable demostración de técnica y el enorme solo de bajo (Torres). Escuchando grandes momentos como este se entiende la frase de su autor: "Me siento feliz haciendo música".
Dos años después de "La excusa" llegó el último álbum del cuarteto, "La cruz del sur". Muy exigente con su propia música, la considera un proceso cambiante, que depende de muchos factores absolutamente personales. Así, más tarde, aparte de otro tipo de obras en solitario o en colaboración, Lito incluyó una guitarra en su banda para crear el Lito Vitale quinteto. Rubens 'Donvi' Vitale, padre de Lito, pedagogo musical y creador junto a su mujer, Esther Soto -también profesora y cantante-, de numerosos proyectos musicales (entre ellos MIA -Músicos Independientes Asociados-) y del sello Ciclo 3, murió el 26 de octubre de 2012. Él fue una especie de alma mater para Lito, su hermana Liliana y tantos otros músicos que pasaron por sus clases, y que por ejemplo configuraron el proyecto MIA (Músicos Independientes Asociados), cuando Lito tenía 13 años: "Mi viejo me enseñó a buscar siempre el camino más artístico y verdadero, a no volverme loco con que las cosas funcionen económicamente". 'Donvi' fue sin duda culpable en gran parte de que esta música llegara hasta nosotros, y el talento natural de su hijo hizo de él un músico reconocido, creador de obras tan fabulosas, incluso inmortales (y no importa la denominación ni clasificación de las mismas) como "Ese amigo del alma", "Recuerdos en mi bemol", "Los dueños del sol" o "Una excusa", que tras deambular por múltiples escenarios encontró acomodo en CD y vinilo en 1991.
Pepe

Luego de grabar y 'Lito Vitale Cuarteto', 'Ese amigo del alma', 'La senda infinita' y 'Viento Sur', cuando ya el grupo se estaba comenzando a separar, vino esta grabación, como terminando un ciclo para comenzar otro. En palabras de Lito Vitale: "Al disco 'La Excusa' lo hicimos porque queríamos grabar el tema que daba título al disco, porque que me gustaba muchísimo el solo de Marcelo Torres en el bajo. Nos parecía absurdo no grabar esa música aunque ya estaba pensando cambiar el grupo o dejar un tiempo sin grabar. Esa fue la motivación real de la existencia de 'La Excusa'".

Comentábamos mucho tiempo atrás en el blog cómo el argentino Lito Vitale había pensado en disolver su cuarteto tras la publicación de “La Excusa” o, al menos, la suspensión de las actividades del mismo durante un tiempo más o menos prolongado. La realidad, sin ser exactamente así, se le parecía bastante. De hecho, Vitale había tomado la decisión de aparcar por un tiempo su banda, antes incluso del citado disco. Ocurre que durante los ensayos anteriores, la banda grabó una pieza sensacional, quizá la obra cumbre de una de las formaciones punteras de las nuevas músicas en la década de los ochenta. No tenía sentido que esa pieza quedase en el olvido o fuera grabada por músicos distintos de los que la concibieron por lo que Vitale y compañía tuvieron así la “excusa” perfecta para grabar un disco de despedida (aunque, como vimos en la mencionada entrada, no fue definitiva).
“Una Excusa” se titulaba el tema y “La Excusa” sería el nombre escogido para el álbum completo conformado por escasamente cuatro composiciones de carácter fundamentalmente improvisado en las que el excepcional combo formado por Vitale da lo mejor de sí hasta el punto de que, tomado en su conjunto, quizá sea este el mejor disco grabado por la banda, por encima incluso de iconos como “Ese Amigo del Alma”.
Aunque el disco iba firmado por el cuarteto, el batería Jorge Araújo sólo participó en el tema principal. Los tres restantes grabados como complemento de este contaron con las flautas y saxos de Manuel Miranda, el bajo de Marcelo Torres y los teclados, voces y percusiones del propio Lito Vitale que también interpreta la batería en ausencia de Araujo.
“Algo nuevo” – Teclados y vientos abren las hostilidades en un comienzo de regusto minimalista en el que no tarda en aparecer el saxofón como instrumento central encargado de la melodía. Al comando de la batería, el resto de instrumentos se arremolinan alrededor de la sinuosa melodía para dar paso súbitamente a un tema de teclado a cargo del propio Vitale. Con ese pie, se inicia una combinación de dos melodías de corte tradicional por parte de Miranda a las quenas en lo que constituye la parte central de la composición en el clásico estilo del músico que combina folk y jazz de modo magistral. Más o menos entonces comenzamos a disfrutar de los primeros apuntes del bajo de Marcelo Torres antes de un estupendo solo de Vitale a los sintetizadores , primero simulando el timbre de una armónica y luego con un sonido más cercano al de su admirado Lyle Mays. Se cierra así la primera mitad de la pieza para pasar a la segunda en la que empieza a soltarse Torres creando una atmósfera fantástica para mayor lucimiento del resto del trío (recordemos que Jorge Araújo sólo participa en el último corte). Argentina se cuela de forma inevitable por todas las costuras de la construcción de Vitale en el desbordante tramo final en el que se repasan brevemente algunos fragmentos de toda la pieza.
“Opiniones encontradas” – De modo similar al corte anterior, éste comienza con un excitante fondo minimalista a cargo, principalmente, del bajo de un Marcelo Torres absolutamente fantástico. La pieza combina ritmos tremendamente variables en la batería con aires andinos en los vientos y una dupla bajo-teclados arrolladora. Le sumamos el saxo, la voz de Vitale y unos sonidos orquestales “marca Metheny” y tenemos otra maravilla a cargo de un artista como Lito que, en aquel momento, se encontraba en estado de gracia. Una pequeña transición a base de voces “sampleadas” nos lleva a un final en la línea más soñadora del Vitale de sus discos en solitario, al principio, que desemboca en una breve suite cercana al rock progresivo que el argentino practicó en sus inicios.
“Permiso, voy a improvisar un poco” – Buena prueba de lo poco que tuvo de planeado el disco es esta larga improvisación por parte de Lito Vitale a los teclados. Es esta una faceta en la que el argentino es maestro consumado y cualquiera que haya tenido la fortuna de asistir a uno de sus conciertos podrá dar fe de ello. En este caso, Lito nos muestra sus capacidades en una sucesión de estilos que va desde la música clásica hasta el tango saltando sin complejos de una a otro, incluyendo una sorpresa en clave de flamenco en el segmento central del tema que es uno de los grandes momentos de todo el disco. Tras esos momentos de auténtica locura llega un final solemne que evoluciona en clave de jazz, escuela Metheny-Mays, antes de un último solo aflamencado lleno de virtuosismo con el que concluye una pieza extraordinaria.
“Una Excusa” – Llegamos así al corte central del disco, el pretexto que sirvió para publicar un nuevo LP del Lito Vitale Cuarteto y a fe nuestra que mereció la pena. Desde el primer momento podemos disfrutar de las esencias de una formación hoy casi mítica, exprimiendo lo mejor de la tradición musical de todo un país y combinándola como nadie con todo tipo de influencias. Si hasta este momento, no había en el disco temas en los que la melodía tuviese un peso fundamental, aquí esa tendencia se rompe con temas de gran categoría pero lo mejor sucede a partir del primer tercio de la pieza cuando Marcelo Torres empuña su bajo de seis cuerdas para regalarnos un tema introspectivo que va creciendo compás a compás hasta terminar reventando el traje por todas las costuras en una demostración de facultades casi obscena que desemboca en un solo memorable. Los que vimos al cuarteto en sus mejores años no podemos olvidar a un Marcelo desatado en directo y colocándose las gafas apresuradamente en medio de la parte más vertiginosa de su actuación con evidente riesgo para éstas y para la correcta ejecución de la pieza. Ambas salieron airosas. El sólo flamenco al que nos referimos sirve para cerrar la pieza y el disco en todo lo alto.
Aunque Lito Vitale es un músico irregular que salpica su discografía de obras maestras y trabajos algo más prescindibles, los títulos que lanzó bajo la denominación de cuarteto deberían estar en la discoteca de cualquier melómano que se precie. Trabajos como “Lito Vitale Cuarteto”, “Ese Amigo del Alma”, “La Senda Infinita”, “Viento Sur” y “La Excusa” (podemos añadir también a la lista el postrero “La Cruz del Sur” forman un legado difícil de superar y, por ello, los recomendamos encarecidamente. No es fácil, sin embargo, encontrar hoy esos discos (al menos no tanto como en los ochenta, cuando cualquier tienda o gran superficie estaba bien surtida de ellos). Dejamos un en enlace a la tienda oficial del músico en la que está disponible “La Excusa” a continuación.
Os dejamos con un excepcional reportaje dedicado a Vitale:
Mike Shooter





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