Las políticas del miedo tienen efectos perversos. Cuando se asusta a la población y los vínculos se enferman y el ansia de seguridad suele sacar lo peor de las personas, incluidos la renuncia a la libertad propia y el atentado contra la ajena. Pasamos del auge global de las protestas al silencio de la cuarentena, con un escenario por delante que es la combinación de la mayor crisis económica de los últimos 70 años con la militarización y retroceso de libertades individuales, en un momento en el que el neoliberalismo nos ha dejado sociedades fragmentadas, donde prima el individualismo, fomentado cada vez más por los avances tecnológicos. Y así, una vez inoculado el virus del miedo (peor que el virus en sí mismo), estando encerrados en nuestras casas, observamos cómo nuestras sociedades se están transformando a pasos agigantados ¿hacia qué dirección?. Aquí, una muy onteresante nota muy interesante del economista humanista Guillermo Sullings, que se puede resumir en dos futuros caminos