Un hueco como señal. La bala ha entrado por la cabeza, pero no se sabe quién es el responsable. La bruma aún no se disipa y la duda está ahí. Todos creen, esperan, que haya sido un asesinato, los menos afirman que no fue un crimen lo que acabó con la vida del tecladista Keith Emerson. Fue él, con su propia mano, quien canceló cualquier posibilidad de un mañana al suicidarse. Tendinitis, artritis, cáncer de colon, depresión. Alguna de esas fue la causa o un coctel de todo ello, lo cierto es que la vida se le volvió insoportable al músico, tal vez uno de los cinco tecladistas más grandes que ha dado el rock en toda su historia, para algunos el número uno. Por David Cortés Keith Emerson nació el 2 de noviembre de 1944 en Todmorden, Yorkshire, Inglaterra, y contaba con ocho años cuando comenzó a tomar sus primeras lecciones de piano de su padre, porque, sorprendentemente, el tecladista nunca tuvo un entrenamiento formal. Él creció en años de turbulencia sonora y luego de 1965, u