El séptimo disco de los Redonditos, editado en julio de 1996. Por aquellos años y luego de una ardua grabación en varios estudios ubicados en Brasil, Argentina y Estados Unidos dieron con una de sus más brillantes creaciones: quizás sea el disco que mejor condensa esa combinación que surgía entre la compleja lírica del Indio Solari y las delicias guitarreras de Skay Beinlinson. Inclusive ya no volvería a ser lo que hasta ese momento se podía considerar como una clásica banda de rock and roll. El disco transcurre en un clima tenso, a veces oscuro, como un mensaje de desesperación que mucho tenía que ver con aquellos difíciles años de la época menemista. Una urgente salida a los jóvenes desangelados de los barrios urbanos de todo el país, esas tribus de las esquinas de barrio que no esperaban que el sistema les regale ni siquiera una mueca. Así nació Luzbelito: pagano, medio siniestro y marginal... y también muy pero muy actual.
Uno de los pocos espacios en donde la juventud podía refugiarse en la oscura noche neoliberal del menemismo de aquellos años, era en las bandas que se mantenían firmes en el rock independiente que, por fuera de las grandes discográficas y productoras, no necesitaron de marcas o sponsors para abrirse paso en los espectáculos. De ese mensaje de hartazgo ante el escepticismo de siempre.
Y en ese momento, presenciar una fiesta ricotera era una meta a veces inalcanzable. Viajar miles de kilómetros, a veces a dedo por ser un desocupado, otras juntando los pesos de algún trabajo precario. Las ganas de descargar la rabia contenida viendo a la "Bestia Pop". Recordando la muerte de Walter Bulacio, siendo consciente de lo mal que se vivía, con un futuro nada alentador. No todos podían disfrutar de la fiesta del recital y, afuera de los estadios, la represión era una constante. Es por esto que ir a los recitales era una mezcla de ansiedad y tensión de que te peguen un palazo, o te pueda matar la policía.
"Banderas en tu corazón/ yo quiero verlas/ ondeando/ luzca el sol o nó/ banderas rojas/ banderas negras/ de lienzo blanco en tu corazón/ que guardan nombres/ en tu corazón..." Se sabe que esta canción fue un homenaje a Walter Bulacio. Con la edición de "Luzbelito" también se inauguraba la federalización de los recitales. Ya no sólo tocarían en la ciudad de Buenos Aires. Las misas ricoteras se trasladaban a otras ciudades donde la policía (varias veces pagada por la banda) no reprima, donde los funcionarios de turno autoricen la celebración. Pero no siempre resultaba bien.
Ya en aquellos años, la promoción e instalación social del odio estaba a la orden del día. Los medios de comunicación concentrados, la voz del poder, estimulaban el odio que el neoliberalismo necesita para permanecer. Neoliberalismo-odio constituye una relación indisoluble, en la que sus términos se retroalimentan.
Y salió un disco donde sobresaló el ingenio para preservar un hilo conductor en la narración, la originalidad discursiva de las letras, la capacidad de interpelación a los oyentes, la destreza de la música monopolizando todo un clima denso y oscuro y, por supuesto, el exquisito arte de tapa, siempre de la mano del talentoso Rocambole.
El neoliberalismo, basado en la tiranía angurrienta de un poder totalitario y concentrado, pretendía, al igual que ahora, un goce absoluto sin distribución y al servicio de minorías privilegiadas. Un sistema en el que la mayoría no entra funciona como un dispositivo que descarta, mientras produce cultura de masas. Requiere de un consenso social obediente y uniforme que está dispuesto a la ofrenda sacrificial de una parte de la sociedad a la que segrega para beneficio de otra parte minoritaria: neoliberalismo y odio operan juntos. El terreno de cultivo perfecto para que surja el "Luzbelito" como reflejo en el espejo del horror. Bien mirado, su lírica es un ejercicio perfecto de poesía oscura y descriptiva de toda una situación social, describiendo como nadie al germen que corroía el sistema social: neoliberalismo, yupies, timba financiera, sálvese quien pueda, y los nuevos engañadores quitándole el puesto al mismo demonio.
El neoliberalismo, nueva forma de totalitarismo, ganó terreno a través del uso instrumental del odio, capaz de debilitar democracias y destituir gobiernos, ya en aquellos momentos. El poder judicial y los medios de comunicación concentrados (aunque no detentaban tanto poder como hoy en día) eran los principales agentes encargados de inocularlo, avanzando en lo que constituyó una cruzada destructora del tejido social.
Entonces, los Redondos proponen a "Luzbelito". Ese ser ficticio, hijo del Demonio, que habita en el infierno (algún lugar de la Tierra) para sacar a la luz las contradicciones permanentes de nuestras creencias y comportamientos. Cuestiona a Dios, a ese Dios que cada uno reza e intenta acorralarlo hasta el cansancio. Revela la soledad entre la multitud, una soledad latente pero que insiste en aislarnos hasta sólo toparnos con nuestra imagen en el espejo. Y así, en ese estado de encierro con uno mismo, acabamos sumergidos en el reflejo de la realidad que nos rodea.
Brotan en cataratas las miserias del hombre y se mantienen a flote los vicios, la codicia, la libertad frenética que nos vuelve eternos, la inmoralidad cada vez más de moda y los deseos, también nuestros deseos.
Los Redondos nos trajeron a "Luzbelito" no ya como hijo del Demonio, sino como su propio hijo. Nuestro hijo, de nuestras contradicciones tanto personales como de nuestra sociedad. El disco, caracterizado por el clima de oscuridad que transmite, se mantiene así a lo largo del álbum excepto por "Blues de la libertad" y "Mariposa Pontiac", dos temas viejos que ya sonaban en los shows pero que fueron incluidos en esta placa para cortar un poco con el clima tan oscuro que persistía y aportar algo de festividad, según palabras del mismo Solari.
Desde aquel entonces, la victoria del régimen neoliberal-fascista en todo el mundo fue inseparable de un deseo de orden, de una determinada idea de tranquilidad, de una imagen de felicidad, de un contundente avance de la vecinocracia y la "meritocracia" mal entendida, y una férrea voluntad de normalización. Un engorramiento que conecta las demandas de seguridad en los barrios en las repúblicas de los CEOS, insertadas en el mercado global, bancario y financiero.
En la guerra sorda de los modos de vida y los estados de ánimo -"me rompo el orto para que no me rompan las bolas", frase que pretende la represión a cualquier manifestación, aún si está a favor de los intereses de quien la dicta- conecta con el "en todo estás vos". Es el narcisismo a escala de masas, gestionado en dos clicks. Pastillas conectan con angustia difusa ("Pepsi inyectable" decían los Redondos). Mímesis de enojos que sólo generan posteos. Orden que legitima el orden que legitima al orden, y así siguiendo. Consumo y tranquilidad. Un orden de mercado es un juego de domesticaciones y violencias que estallan hacia adentro. Un juego que restaura por la vía de la constante simplificación. Sistemática banalización. Una banalización nada trivial.
Y entonces, hoy aparece "En todo estás vos". Tecnocapitalismo comunicacional y protocolarizado que amenaza con la crisis del cuerpo social, al tiempo que le inyecta una crisis presente; y a ese juego le llama legitimidad democrática.Y así hace ciudad, hace país, hace mundo. Hace revoluciones de la alegría del payaso asesino, pero con fe en el futuro. La banalización reconduce todo a una escena irreal, pacificada. Mientras la crítica se consuma en su derrota.
Miedo poroso y sonrisa cínica: componentes perfectos para un clima en el que lo problemático es delegado en la gestión empresarial o médico-fitness. Existencias enfriadas. Lo banal se revela como código y razón reguladora. En todo estás vos. Activa y voluntariamente.
La disciplina ideológica consiste en la inculcación de una percepción o mentalidad colectiva dominada por la existencia de peligros inminentes e imprevisibles que alcanzan a todos por igual y particularmente a los colectivos más cercanos, ya sean la familia, la comunidad o la nación. Tales peligros crean un miedo inquebrantable del extraño y del futuro, una inseguridad total ante un desconocido avasallador. En tales condiciones, no resta más seguridad que la de regresar al pasado glorioso, el refugio en la abundancia de lo que supuestamente fuimos y tuvimos.
Vidas presas de sus miedos y de la necesidad de que nada altere el delicadísimo equilibrio psíquico, anímico. El macrismo, el bolsonarismo, el trumpismo y mil "ismos" más en todo el mundo son la fuerza de esa debilidad, está hecho de todo aquello que nos negamos a pensar, a asumir, a vivir. El consumismo idiota es la cultura, al ritmo de esa "libertad" tan norteamericana.
El valor fundamental de estos días es el de la realización personal. El individuo aparentemente libre, desatado, suelto, independiente, desasido, desclasado, despolitizado, regido por la cultura del espectáculo, moviéndose sólo por su derecho inalienable a ser íntegramente él mismo. El YO es más importante que el NOSOTROS. No hay masa. Hay individuos. O mejor dicho, hay una masa compuesta por individuos que no creen que son parte de la masa. La nuestra es, entonces, una sociedad individuada.
Por eso, de las demandas colectivas pasamos a las demandas particulares. El sujeto colectivo (el que llenaba plazas en 1945) se convierte en el ser individuado que prefiere jugar contra la play, encerrado en su habitación. Hoy las salidas no son colectivas, son individuales, corresponden al sálvese quien pueda de una sociedad individualista donde todos compiten contra todos. Con la vida puesta a adorar al Dios Dinero y los valores de la sociedad de mercado.
Al revés de las políticas inclusivas, que se proponen generar empleo para aumentar el bienestar general, la destrucción de puestos de trabajo es una de las herramientas favoritas de los regímenes como el de los noventas o el de Corporación Cambiemos, que sólo buscan disciplinar a la sociedad para concentrar la riqueza.
Disciplinas autoritarias que configuran guerras no declaradas contra la gran mayoría de la población mundial: las clases populares miserabilizadas y las clases medias empobrecidas. Esta guerra exige un vastísimo complejo ideológico-mental propagado por todo el mundo, incluyendo nuestros barrios, nuestras casas y nuestra intimidad. Son tres las fábricas principales de este complejo: la fábrica del odio, la fábrica del miedo y la fábrica de la mentira.
Como ejemplo a nivel mundial: cuando el respetado Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, renunció al cargo en 2018, la opinión pública mundial fue manipulada para no prestar atención al hecho y mucho menos evaluar su verdadero significado. Su nombramiento para el cargo en 2014 fue un hito en las relaciones internacionales. Era el primer asiático, árabe y musulmán que ocupaba el cargo y lo desempeñó de manera brillante hasta el momento en que decidió dar un portazo por no querer ceder a las presiones que desfiguraban su cargo, desviándolo de su misión de defender a las víctimas de violaciones de derechos humanos para volverlo cómplice de tales violaciones perpetradas por Estados con peso en el sistema mundial.
La destrucción de empleo, una de las políticas centrales de una guerra que comienza por los votos, donde -paradójicamente- las víctimas eligen a sus propios verdugos. Pero en realidad empezó antes, mucho antes, en la escuela, en la educación, cuando aprendió que la felicidad está en consumir, que dentro de su alma no hay nada más que una serie en Netflix, que sus compañeros son sus competidores, que está solo en el mundo para una larga carrera de meritocracia.
En un momento en que se dice que estamos en vísperas de una nueva revolución tecnológica dominada por la inteligencia artificial, la automatización y la robótica, queda la idea de que las incesantes fábricas del odio, del miedo y la mentira están queriendo orientar la revolución tecnológica en el sentido de la mayor concentración posible del poder económico, social, político y cultural y, por tanto, en el sentido de crear una sociedad de tal manera injusta que la justicia se transforme en una monstruosidad repugnante. Es como si antes de la llegada masiva de la inteligencia artificial, la inteligencia natural se fuese artificializando y automatizando para coincidir y confundirse con ella.
Más allá del éxito de toda su producción en general, Luzbelito sigue siendo diferente por hablarnos de nosotros mismos de la manera más cruda y sincera, por reflejar nuestros miedos y avaricias, nuestras miserias y vergüenzas, por distinguir nuestros deseos. La existencia humana se seguirá poniendo en duda mientras la dualidad habite en nuestro interior. Y ya sabemos más que nadie que este asunto está ahora y para siempre en nuestras manos.
Las bombas pequeñitas siguen latentes, y todos los días hay "Walter Bulacios" asesinados por la policía, no solamente en los recitales y barrios, sino en entretejido social todo.
Lista de Temas:
1. Luzbelito y las sirenas.
2. Cruz diablo.
3. Ella baila con todos.
4. Fanfarria del cabrío.
5. Nuotatori proffessionisti.
6. Blues de la libertad.
7. La dicha no es una cosa alegre.
8. Me matan, Limón!
9. Rock yugular.
10. Mariposa Pontiac – rock del país.
11. Juguetes perdidos.
Uno de los pocos espacios en donde la juventud podía refugiarse en la oscura noche neoliberal del menemismo de aquellos años, era en las bandas que se mantenían firmes en el rock independiente que, por fuera de las grandes discográficas y productoras, no necesitaron de marcas o sponsors para abrirse paso en los espectáculos. De ese mensaje de hartazgo ante el escepticismo de siempre.
El infierno de Luzbelito es un espejo para nuestra vergüenza.ZIPPO
Somos hijos de multivioladores muertos.
Somos los hijos de puta que van a beber de sus aguas
y, ya sabemos, los hijos de puta no descansan nunca.
Y en ese momento, presenciar una fiesta ricotera era una meta a veces inalcanzable. Viajar miles de kilómetros, a veces a dedo por ser un desocupado, otras juntando los pesos de algún trabajo precario. Las ganas de descargar la rabia contenida viendo a la "Bestia Pop". Recordando la muerte de Walter Bulacio, siendo consciente de lo mal que se vivía, con un futuro nada alentador. No todos podían disfrutar de la fiesta del recital y, afuera de los estadios, la represión era una constante. Es por esto que ir a los recitales era una mezcla de ansiedad y tensión de que te peguen un palazo, o te pueda matar la policía.
Al escuchar Luzbelito surge una sensación de desasosiego, típica del fin de siglo…Alfredo Rosso
Luzbelito se encarna en esos pibes de los barrios desangelados, de esos lugares donde entre su circunstancia real y ese mundo que tienen que aprender hay un abismo, y yo creo que es doloroso ese tránsito. Sin embargo, por una característica propia de Los Redondos, si uno lee bien la última canción, por ejemplo, hay un cierto optimismo. Y yo creo que es el optimismo del guerrero, es el planteo de esperar lo mejor y prepararse para lo peor. No es un pesimismo terminal. La gente vive en total estado de ignorancia. Viene a la noche y apenas tiene tiempo para pegarle un chirlo al hijo e irse a dormir y al otro día otra vez a remar. ¿La revista Muy Interesante le va a acercar noticias de este mundo? Los personajes de este disco son los chicos que están viviendo en este mundo donde no hay mucha expectativa. Si tu hermano ya está afanando porque a tu viejo lo despidieron y estás bombardeado por los medios que te dicen que para ser alguien tenés que consumir esto, y tenés que tener esta zapatilla o esta moto, entonces salís a chorear y corrés peligro de que tu vida vale la recaudación del taxi.
"Banderas en tu corazón/ yo quiero verlas/ ondeando/ luzca el sol o nó/ banderas rojas/ banderas negras/ de lienzo blanco en tu corazón/ que guardan nombres/ en tu corazón..." Se sabe que esta canción fue un homenaje a Walter Bulacio. Con la edición de "Luzbelito" también se inauguraba la federalización de los recitales. Ya no sólo tocarían en la ciudad de Buenos Aires. Las misas ricoteras se trasladaban a otras ciudades donde la policía (varias veces pagada por la banda) no reprima, donde los funcionarios de turno autoricen la celebración. Pero no siempre resultaba bien.
La vida sin problemas es matar el tiempo a lo boboLuzbelito y las sirenas - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
si un dios bobeta -Bim bum bam!
toca tu roncanrol lacrimógeno
Ay! Ay! Ay! ésa lágrima!
Ay! Ay!…
Estos ojos... de quién son?
de quién son mis deseos de hoy?
y éste insomnio de quién es?
(Luzbelito pregunta una y otra vez...)
Ay! Ay! Ay! mis deseos de hoy...
Ay! Ay! Ay! mis deseos de hoy...
Ya en aquellos años, la promoción e instalación social del odio estaba a la orden del día. Los medios de comunicación concentrados, la voz del poder, estimulaban el odio que el neoliberalismo necesita para permanecer. Neoliberalismo-odio constituye una relación indisoluble, en la que sus términos se retroalimentan.
Y salió un disco donde sobresaló el ingenio para preservar un hilo conductor en la narración, la originalidad discursiva de las letras, la capacidad de interpelación a los oyentes, la destreza de la música monopolizando todo un clima denso y oscuro y, por supuesto, el exquisito arte de tapa, siempre de la mano del talentoso Rocambole.
Sudar no les cambia la racha, no;Nuotatori Professionisti - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
llevan el juego en la sangre, y van
descarados, lindos varoncitos de oro.
Viven temiendo despertar de sus sueños!
Van de vampiros de arrabal.
Adidas digitales!
Pepsi inyectable y... dame más, dame más!
Qué milagroso día el de hoy!
Retiran mientras van ganando,
ésa es su dulce macumba
para nenas que llevan mantón de martirio.
Esos nenes con superpoderes
hoy se trenzan en juego espartano,
como lenguas de fuego que arrasan
a su paso todo lo que pueden.
Le hacen precio a los buenos amigos
por un par de tatuajes masocas,
y pagan con promesas los nenes de oro.
El neoliberalismo, basado en la tiranía angurrienta de un poder totalitario y concentrado, pretendía, al igual que ahora, un goce absoluto sin distribución y al servicio de minorías privilegiadas. Un sistema en el que la mayoría no entra funciona como un dispositivo que descarta, mientras produce cultura de masas. Requiere de un consenso social obediente y uniforme que está dispuesto a la ofrenda sacrificial de una parte de la sociedad a la que segrega para beneficio de otra parte minoritaria: neoliberalismo y odio operan juntos. El terreno de cultivo perfecto para que surja el "Luzbelito" como reflejo en el espejo del horror. Bien mirado, su lírica es un ejercicio perfecto de poesía oscura y descriptiva de toda una situación social, describiendo como nadie al germen que corroía el sistema social: neoliberalismo, yupies, timba financiera, sálvese quien pueda, y los nuevos engañadores quitándole el puesto al mismo demonio.
Si el perro es mansoCruz diablo - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
come la bazofia y no dice nada;
le cuentan las costillas con un palo,
a carcajadas.
Demasiados los moretones,
muy pocos encantamientos.
Son tantos los cocineros
que joden la sopa.
Su rocanrol sangra oidos,
ya que Dios le trucha el boleto.
Zippo, una risa de mil dientes
cargados de azufre
El neoliberalismo, nueva forma de totalitarismo, ganó terreno a través del uso instrumental del odio, capaz de debilitar democracias y destituir gobiernos, ya en aquellos momentos. El poder judicial y los medios de comunicación concentrados (aunque no detentaban tanto poder como hoy en día) eran los principales agentes encargados de inocularlo, avanzando en lo que constituyó una cruzada destructora del tejido social.
Entonces, los Redondos proponen a "Luzbelito". Ese ser ficticio, hijo del Demonio, que habita en el infierno (algún lugar de la Tierra) para sacar a la luz las contradicciones permanentes de nuestras creencias y comportamientos. Cuestiona a Dios, a ese Dios que cada uno reza e intenta acorralarlo hasta el cansancio. Revela la soledad entre la multitud, una soledad latente pero que insiste en aislarnos hasta sólo toparnos con nuestra imagen en el espejo. Y así, en ese estado de encierro con uno mismo, acabamos sumergidos en el reflejo de la realidad que nos rodea.
Brotan en cataratas las miserias del hombre y se mantienen a flote los vicios, la codicia, la libertad frenética que nos vuelve eternos, la inmoralidad cada vez más de moda y los deseos, también nuestros deseos.
Ella baila con todosElla baila con todos - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Paseando su mirada
Y cuando toma tu copa, ¡ay!
Brinda por tu amor
Los Redondos nos trajeron a "Luzbelito" no ya como hijo del Demonio, sino como su propio hijo. Nuestro hijo, de nuestras contradicciones tanto personales como de nuestra sociedad. El disco, caracterizado por el clima de oscuridad que transmite, se mantiene así a lo largo del álbum excepto por "Blues de la libertad" y "Mariposa Pontiac", dos temas viejos que ya sonaban en los shows pero que fueron incluidos en esta placa para cortar un poco con el clima tan oscuro que persistía y aportar algo de festividad, según palabras del mismo Solari.
En el año de la fiebreFanfarría del Cabrío - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Por descuido del Señor
Llegó el que no tiene tiempo
El diablo más veloz
Arrastrando los pies
Ni cuando robó el fuego
Tuvo esa rapidez
No vino hasta éste mundo
A caerte en gracia a vos
Desde aquel entonces, la victoria del régimen neoliberal-fascista en todo el mundo fue inseparable de un deseo de orden, de una determinada idea de tranquilidad, de una imagen de felicidad, de un contundente avance de la vecinocracia y la "meritocracia" mal entendida, y una férrea voluntad de normalización. Un engorramiento que conecta las demandas de seguridad en los barrios en las repúblicas de los CEOS, insertadas en el mercado global, bancario y financiero.
Sudar no les cambia la racha, no;Nuotatori Professionisti - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
llevan el juego en la sangre, y van
descarados, lindos varoncitos de oro.
Viven temiendo despertar de sus sueños!
Van de vampiros de arrabal.
Adidas digitales!
Pepsi inyectable y... dame más, dame más!
Qué milagroso día el de hoy!
Retiran mientras van ganando,
ésa es su dulce macumba
para nenas que llevan mantón de martirio.
Esos nenes con superpoderes
hoy se trenzan en juego espartano,
como lenguas de fuego que arrasan
a su paso todo lo que pueden.
Le hacen precio a los buenos amigos
por un par de tatuajes masocas,
y pagan con promesas los nenes de oro.
En la guerra sorda de los modos de vida y los estados de ánimo -"me rompo el orto para que no me rompan las bolas", frase que pretende la represión a cualquier manifestación, aún si está a favor de los intereses de quien la dicta- conecta con el "en todo estás vos". Es el narcisismo a escala de masas, gestionado en dos clicks. Pastillas conectan con angustia difusa ("Pepsi inyectable" decían los Redondos). Mímesis de enojos que sólo generan posteos. Orden que legitima el orden que legitima al orden, y así siguiendo. Consumo y tranquilidad. Un orden de mercado es un juego de domesticaciones y violencias que estallan hacia adentro. Un juego que restaura por la vía de la constante simplificación. Sistemática banalización. Una banalización nada trivial.
Mi amor, la libertad es fiebre,Blues de la libertad - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
es oración, fastidio y buena suerte
que está invitando a zozobrar.
Otra vulgaridad social igual,
siempre igual, todo igual, todo lo mismo...
Mi amor, la libertad no es fantástica,
no es tormenta mental que da el prestigio loco;
es mar gruesa y oscuridad,
y el chasquido que quiere proteger
ese grito que no es todo el grito.
Mi amor, la libertad es fanática;
ha visto tanto hermano muerto,
tanto amigo enloquecido,
que ya no puede soportar
la pendejada de que todo es igual,
siempre igual, todo igual, todo lo mismo...
Y entonces, hoy aparece "En todo estás vos". Tecnocapitalismo comunicacional y protocolarizado que amenaza con la crisis del cuerpo social, al tiempo que le inyecta una crisis presente; y a ese juego le llama legitimidad democrática.Y así hace ciudad, hace país, hace mundo. Hace revoluciones de la alegría del payaso asesino, pero con fe en el futuro. La banalización reconduce todo a una escena irreal, pacificada. Mientras la crítica se consuma en su derrota.
Miedo poroso y sonrisa cínica: componentes perfectos para un clima en el que lo problemático es delegado en la gestión empresarial o médico-fitness. Existencias enfriadas. Lo banal se revela como código y razón reguladora. En todo estás vos. Activa y voluntariamente.
Una rumbita se armó,La dicha no es una cosa alegre - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
una fea carcajada.
Incombustible no sos,
cómo bancás ese infierno?
Soñás la hoguera donde siempre
sos la leña.
Cuánto tiempo más vas a estar
esclavizado así,
refugiado en tu soledad?
Estás hundido a fondo,
a fondo...
La disciplina ideológica consiste en la inculcación de una percepción o mentalidad colectiva dominada por la existencia de peligros inminentes e imprevisibles que alcanzan a todos por igual y particularmente a los colectivos más cercanos, ya sean la familia, la comunidad o la nación. Tales peligros crean un miedo inquebrantable del extraño y del futuro, una inseguridad total ante un desconocido avasallador. En tales condiciones, no resta más seguridad que la de regresar al pasado glorioso, el refugio en la abundancia de lo que supuestamente fuimos y tuvimos.
Vidas presas de sus miedos y de la necesidad de que nada altere el delicadísimo equilibrio psíquico, anímico. El macrismo, el bolsonarismo, el trumpismo y mil "ismos" más en todo el mundo son la fuerza de esa debilidad, está hecho de todo aquello que nos negamos a pensar, a asumir, a vivir. El consumismo idiota es la cultura, al ritmo de esa "libertad" tan norteamericana.
Ni bien amainóMe matan, limón! - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
la tormenta, olvidó
las promesas hechas
otra vez!
Me matan, Limón!
Hijueputas, Limón!
El valor fundamental de estos días es el de la realización personal. El individuo aparentemente libre, desatado, suelto, independiente, desasido, desclasado, despolitizado, regido por la cultura del espectáculo, moviéndose sólo por su derecho inalienable a ser íntegramente él mismo. El YO es más importante que el NOSOTROS. No hay masa. Hay individuos. O mejor dicho, hay una masa compuesta por individuos que no creen que son parte de la masa. La nuestra es, entonces, una sociedad individuada.
Por eso, de las demandas colectivas pasamos a las demandas particulares. El sujeto colectivo (el que llenaba plazas en 1945) se convierte en el ser individuado que prefiere jugar contra la play, encerrado en su habitación. Hoy las salidas no son colectivas, son individuales, corresponden al sálvese quien pueda de una sociedad individualista donde todos compiten contra todos. Con la vida puesta a adorar al Dios Dinero y los valores de la sociedad de mercado.
Dame... dame tu vidaRock yugular - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
dame y tendrás mi piedad
dame la sed de tus ojos acorazados
y dame tu insolencia también.
Al revés de las políticas inclusivas, que se proponen generar empleo para aumentar el bienestar general, la destrucción de puestos de trabajo es una de las herramientas favoritas de los regímenes como el de los noventas o el de Corporación Cambiemos, que sólo buscan disciplinar a la sociedad para concentrar la riqueza.
Disciplinas autoritarias que configuran guerras no declaradas contra la gran mayoría de la población mundial: las clases populares miserabilizadas y las clases medias empobrecidas. Esta guerra exige un vastísimo complejo ideológico-mental propagado por todo el mundo, incluyendo nuestros barrios, nuestras casas y nuestra intimidad. Son tres las fábricas principales de este complejo: la fábrica del odio, la fábrica del miedo y la fábrica de la mentira.
Tan veloces son!Juguetes perdidos - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Como borrones (así, veloces)
hundiendo el acelerador,
atragantados por los licores,
soplando brasas en tu corazón.
Vas a robarle el gorro al diablo, así,
adorándolo como quiere él, engañándolo.
Sin tus banderas
sedas de sedas
que guardan nombres en tu corazón.
Este asunto está ahora y para siempre en tus manos, nene
oh - oh - oh -
Por primera vez vas a robar algo más que puta guita
Como ejemplo a nivel mundial: cuando el respetado Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, renunció al cargo en 2018, la opinión pública mundial fue manipulada para no prestar atención al hecho y mucho menos evaluar su verdadero significado. Su nombramiento para el cargo en 2014 fue un hito en las relaciones internacionales. Era el primer asiático, árabe y musulmán que ocupaba el cargo y lo desempeñó de manera brillante hasta el momento en que decidió dar un portazo por no querer ceder a las presiones que desfiguraban su cargo, desviándolo de su misión de defender a las víctimas de violaciones de derechos humanos para volverlo cómplice de tales violaciones perpetradas por Estados con peso en el sistema mundial.
La proliferación de estas tres fábricas es el motor de la ola reaccionaria que vivimos. La proliferación tiene que ser la mayor posible para que nosotros mismos nos volvamos emprendedores del odio, del miedo y de la mentira; para que deje de haber diferencia entre producción, distribución y consumo en la propagación de esta vasta disciplina ideológica. Los medios de comunicación hegemónicos, la “comentariología”, las redes sociales y sus algoritmos, y las iglesias seguidoras de la teología de la prosperidad, son poderosas líneas de montaje. Pero esto no significa que las piezas que circulan en las líneas de montaje se produzcan de manera anárquica en todo el mundo. Hay centros de innovación y renovación tecnológica para la producción masiva de artefactos ideológico-mentales cada vez más sofisticados. Esos centros son los silicon valleys del odio, del miedo y la mentira. Las tecnologías se desarrollaron originalmente para servir a dos grandes clientes: los militares y sus guerras, y el consumo de masas; pero hoy los clientes son mucho más diversificados e incluyen la manipulación sicológica, la opinión pública, el marketing político, el disciplinamiento moral y religioso. La sofisticación tecnológica está orientada a colapsar la distancia con la proximidad (tuits y soundbites), la institucionalidad con lo subliminal (mediante la producción en masa de máxima personalización), la verdad con la mentira o la media verdad (hipersimplificaciones, banalización del horror, transmisión selectiva de conflictos sociales).Boaventura de Sousa Santos - Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU) y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial.
Ven a mi casa suburbana,Mariposa Pontiac - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
me obsesiona tu prisión.
Ven a mi casa suburbana,
me obsesiona tu prisión.
La destrucción de empleo, una de las políticas centrales de una guerra que comienza por los votos, donde -paradójicamente- las víctimas eligen a sus propios verdugos. Pero en realidad empezó antes, mucho antes, en la escuela, en la educación, cuando aprendió que la felicidad está en consumir, que dentro de su alma no hay nada más que una serie en Netflix, que sus compañeros son sus competidores, que está solo en el mundo para una larga carrera de meritocracia.
Me vine a ver un recital de rocanrol del paísRock del país - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
y miren toda la cacona que juntaron aquí.
¿Será que pueden calentarnos
el pavito nomás para gastarlo?
En un momento en que se dice que estamos en vísperas de una nueva revolución tecnológica dominada por la inteligencia artificial, la automatización y la robótica, queda la idea de que las incesantes fábricas del odio, del miedo y la mentira están queriendo orientar la revolución tecnológica en el sentido de la mayor concentración posible del poder económico, social, político y cultural y, por tanto, en el sentido de crear una sociedad de tal manera injusta que la justicia se transforme en una monstruosidad repugnante. Es como si antes de la llegada masiva de la inteligencia artificial, la inteligencia natural se fuese artificializando y automatizando para coincidir y confundirse con ella.
Más allá del éxito de toda su producción en general, Luzbelito sigue siendo diferente por hablarnos de nosotros mismos de la manera más cruda y sincera, por reflejar nuestros miedos y avaricias, nuestras miserias y vergüenzas, por distinguir nuestros deseos. La existencia humana se seguirá poniendo en duda mientras la dualidad habite en nuestro interior. Y ya sabemos más que nadie que este asunto está ahora y para siempre en nuestras manos.
Desde los altos hornos de Luzbelito, Los Redondos cocinaron un disco para el fin de siglo, de dolor extremo y dientes apretados; intensidad y solipsismo. En los tres mil seiscientos días que lo separan de aquel disco decisivo de los 80 que fue Octubre se apuraron muchas carreras, se derrumbó un Muro y se acuñaron nuevos fantasmas para reemplazar la vieja paranoia de la Guerra Fría. La angustia de los 90 pasa por ocasionales explosiones, pero mucho más por constantes implosiones: las utopías que sobrevivieron a los torturadores se las cargó el fosforito simulador del país tilingo y bifacial, donde nadie parecer ser quien dice que es.Alfredo Rosso
Con tono marcial y solemne, “Luzbelito y las sirenas” es la puesta en marcha. El ángel caído saluda a sus carnales creadores, intimando que sabrá abusar de nuestra hospitalidad porque, después de todo, lo hicimos a nuestra imagen y semejanza… “¿De quién son mis deseos de hoy?/¿y este insomnio de quién es?” Enseguida un rock de neta patente ricotera, “Cruz Diablo”, traerá el dilema axial del álbum: Zippo- un abonado a la ley de Murphy- cae al averno de su mala estrella, aunque es políticamente correcto hasta en su instante de revelación: “El tipo se va gritando ¡Cruz Diablo! Por pura cortesía…”
Si canjeamos nuestras miserias por arcadas de adoración a vedettes que sortean bazares completos por la pantalla chica y animadores que predican el evangelio de tocar el timbre y salir rajando, entre un hosanna de constantes carcajadas, ¿cómo sorprendernos de que nuestro huésped, Luzbelito, crea que es él quién nació en Belén? El continente de esta viñeta, “Fanfarria del Cabrío”, es un lento blues/balada, engalanado con manto de saxos, trompeta con sordina y wah wah. El tono ominoso continúa en “Nuotatori Professionistti”, fotografía de esa caterva depredadora que pasea su cinismo por diarios, revistas, TV y demás podios del poder…”esos nenes con superpoderes/hoy se trenzan en juego espartano/como lenguas de fuego que arrasan/ a su paso todo lo que pueden”. Sigue el “Blues de la libertad”, perla oculta en las cajas de seguridad ricoteras por más de diez años. Skay y Dawi le ponen un marco caliente a este recordatorio de que la libertad no es un enjuague bucal para salir del paso elegantemente en shows de comité. Es fiebre, oración, fastidio y buena suerte y no se banca la pendejada de que todo es igual, siempre igual, todo lo mismo, que pregonan los abanderados del lexicón posmodernista. Un tour de force para el Indio, un balón que le gusta encestar.
Luzbelito es una parábola recurrente de La Caída, adaptada a la jerga de este fin du siécle en el que la generación de Pepsi se transformó en la generación de Prozac, pero eso no significa que no haya digresiones y desvíos en este catálogo básico de seres cuyas vidas no logran hacer coincidir botones y ojales. Está por ejemplo “Mariposa Pontiac/Rock del país”, con su fanfarria celebratoria del itinerario ricotero, y también “Ella baila con todos” que, a pesar de su comienzo espeso y cavernoso, brinda el útero protector de un nuevo puticlub donde enrojecer el deseo y trasegar la madrugada. Ostenta varias de las mejores partes de la guitarra de Skay, mientras el saxo de Dawi provee el clima arábigo y Walter Sidotti, el drive sinuoso y machacón que engorda el condimento. Los Redondos eligen “Juguetes perdidos” para cerrar Luzbelito y sin embargo es “Rock yugular” donde parece darse la batalla decisiva, el cara a cara final con el Cabrío. Un clima a la “Criminal mambo” para una nueva escenificación de la Tentación del Monte. Una transacción sencilla y horrorosa: dame tu vida y tendrás mi piedad. Pero hay una opción: podemos negarnos a negociar la sed que hay detrás de esos ojos que aprendimos a acorazar, negarnos a entregar la insolencia, negarnos a ser esclavos de un paraíso de macramé y libretos ajenos. Sabiendo, eso sí, que el precio de sacar la cabeza de la morsa es bailar un rock yugular entre cuchillas...
Las bombas pequeñitas siguen latentes, y todos los días hay "Walter Bulacios" asesinados por la policía, no solamente en los recitales y barrios, sino en entretejido social todo.
Lista de Temas:
1. Luzbelito y las sirenas.
2. Cruz diablo.
3. Ella baila con todos.
4. Fanfarria del cabrío.
5. Nuotatori proffessionisti.
6. Blues de la libertad.
7. La dicha no es una cosa alegre.
8. Me matan, Limón!
9. Rock yugular.
10. Mariposa Pontiac – rock del país.
11. Juguetes perdidos.
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