En enero, la reacción de Milei ante la primera manifestación opositora –convocada por la CGT– fue “No la ven”. No fue solo un cartel. Fue un argumento. Fue una estrategia. Casi se diría que la única posible para él. Yo no te toco, toco el aire. Aquella frase anticipaba la desconexión enloquecedora que se agudiza: nuestras vidas transcurren en una dimensión que este hombre ha eliminado ya de su cabeza. La motosierra empezó allí, en su cabeza: reemplazando la vida real por ideas paranoicas y extremistas. El mismo que lloró como loco en el Muro de los Lamentos es el presidente que hace abandono de persona colectivo. Y se jacta de ello. Esa frase instaló un debate de esos que estupidizan y miden en la televisión: “¿No es muy pronto para una manifestación opositora?” El debate reemplazaba otro debate: ¿Qué otro presidente en la historia argentina apenas asumió se sumó poderes extraordinarios que están hoy vigentes y le permiten gestionar anticonstitucionalmente? Por Sandra Russo Acá