El relato de la Argentina devastada que Marioneta Macri desplegó durante la apertura de las sesiones legislativas agitó la idea de que el país se encuentra ante una crisis terminal, invención necesaria para justificar el ajuste. En lo que respecta a infraestructura, la sola idea de colapso de las instalaciones alcanza para legitimar ante una parte importante (y globoluda) de la opinión pública, el sensible aumento de tarifas que no implicará en principio una mejora en la calidad de los servicios públicos. Así, y siempre de acuerdo con éte relato, los precios de la electricidad, los peajes y los boletos de trenes, aviones y colectivos habrán de subir para que puedan encararse las obras que la anterior administración no hizo, básicamente porque se dedicó a derrochar el dinero público. Desde su asunción como presidente, Mauricio Macri señala como una de sus principales preocupaciones la "inflación heredada" a la que promete reducir a tasas de un dígito a lo largo de su mandato