Cada vez que muere un artista que admiramos mucho, es común sentir una profunda tristeza, como si esa persona que ya no está hubiese sido alguien de la familia, o un amigo cercano, por más que no lo hayamos visto en vivo jamás. En el caso de los músicos, seguramente, se piensa en su obra, en algunos de sus discos, o en alguna canción suya en particular que nos acompañó en nuestras experiencias vitales individuales. Se recuerdan esos pequeños momentos de escucha atenta que hicieron crecer en nosotros la admiración que sentíamos hacía ese ser. Por eso, no es difícil imaginar cuanta gente, cuantos fans del rock progresivo se habrán sentido así de tristes y melancólicos el último jueves 26 de mayo, cuando se enteraron que Alan White había dejado de existir. De pronto se apagaba la vida de uno de los bateristas más grandes del rock progresivo, que tuvo su apogeo en los primeros años 70, miembro del grupo legendario Yes desde 1972. Por Emiliano M. Acevedo Alan White había nacido en Pelt...