Artista: Das Kapital
Álbum: Vive la France
Año: 2019
Género: Jazz fusión, free jazz, avant garde
Duración: 1:03:16
Nacionalidad: Alemania, Dinamarca, Francia
Vive la France es un maravillos disco en que Das Kapital mezcla música clásica, música libre, música popular, bop, blues… ¡en un jubiloso coctel a la vez serio e irrespetuoso!
Bob Hatteau / Jazz à Babord
En estos tiempos agitados en que Francia se cuestiona profundamente a sí misma, es una suerte que un trío de jazz levante una nueva barricada para luchar contra la música formateada. Das Kapital toma la palabra para rendir homenaje, de manera creativa y no partidista, a una parte de la riqueza musical francesa.
Nicole Videmann / Latins de Jazz & Cie.
En desorden, el viaje nos lleva desde el Renacimiento (siglo XVI), hasta los años 80 del siglo XX y cubre una buena porción de las melodías con que Francia ha tatuado nuestro imaginario auditivo: están, además de la música renacentista de Antoine de Bertrand, el barroco de la corte de los Luises con Jean-Baptiste Lully (el músico del Rey Sol) y Joseph-Nicolas-Pancrace Royer; el romanticismo de Bizet, el impresionismo de Ravel y Satie, un completo repaso de la chanson, el género popular que impuso Francia a mediados del siglo XX, y ¡hasta la música disco! con el hit que colocó en ese género el cantante Patrick Hernandez en 1979.
[Gimnopédie #1]
Larga vida a la multitudHasse Poulsen
[fotos de Denis Rouvre] |
En el plan juguetón que ya les conocemos, esta vez dejan el disfraz de apparátchiks y se convierten en tres símbolos históricos franceses —nada agradables, por cierto—: el guitarrista Poulsen es Luis XIV, el baterista Perraud es Napoleón Bonaparte y el saxofonista Erdmann es Charles De Gaulle. Con estas sarcásticas personificaciones apuntalan el viaje musical que van a emprender. Los arreglos tienen el sello libre del trío y las interpretaciones la vivacidad que los caracteriza y con la que dan la vuelta a melodías archiconocidas para ofrecernos una reinvención de todo lo que ya sabemos, visto con los nuevos ojos de cierto sector del siglo XXI: el que, a través del humor (pero también de la dulzura y el reconocimiento al genio musical de una rica tradición), se niega a permitir el triunfo de la estupidez.
Pero, ¿por qué Francia, si ya habíamos dicho que estos tres eran unos apátridas izquierdosos? Partiendo del hecho de que es el país donde viven (el baterista es francés; los otros dos tienen más de veinte años viviendo ahí), Poulsen comenta: “Vive la France en realidad significa larga vida a la multitud, larga vida a la comunidad de individuos”.
[trailer de presentación del disco]
“Larga vida a la multitud” puede sonar a cualquier cosa, pero para quien conozca el trabajo de los filósofos Michael Hardt y Antonio Negri la frase cobra automáticamente un sentido revolucionario porque representa lo común en lo diverso, a diferencia de las cacheteadas ideas de pueblo o nación, que implican lo único, lo idéntico. La multitud es antiimperialista. Y ese parece ser el espíritu del que nace la música de Das Kapital, los jazzistas anarcos que, no por casualidad, borran la falsa frontera entre “alta cultura” y “cultura popular” entregando en desorden y en la misma intención improvisadora —iconoclasta y de homenaje al mismo tiempo, con ribetes de swing, free jazz y blues—, el Renacimiento y el barroco; las diferentes y variadas formas de chanson; el clasicismo, el romanticismo y el impresionismo, y la música disco.
La intención irónica del trío no solo está en su personificación de esos tres cuestionables gobernantes franceses que fueron el Rey Sol, Napoleón y De Gaulle; también está en el montaje de carátula con tres (no dos) astronautas izando la querida tricolor ¡en la luna! Y por si quedaran dudas, para dejar bien claro que no hay ninguna intención nacionalista en este experimento, Erdmann añade que:
El título del disco tiene un sentido irónico. Es totalmente absurdo que los nacionalistas se estén fortaleciendo de nuevo en muchas partes. Algunos de los temas que hemos grabado pueden ser tesoros culturales de Francia pero definitivamente no son un soundtrack del patriotismo. Al mismo tiempo hay muchas cosas que apreciar y amar en Francia, así que reunámonos y cantemos por su vino, su naturaleza y su gente. Amar el lugar donde vives no es un privilegio de nacionalistas fanáticos.
Los temas seleccionados con esta voluntad de lo diverso respetan los elementos más característicos de los originales y desde ahí desprenden la improvisación y el juego. Por ejemplo, en el rondó de “El vértigo” de Royer se soltará la estridencia de un free jazz alocado, casi punk, mientras que la “Gimnopédie #1” de Satie y la “Pavane pour une infante défunte” de Ravel se presentarán muy fieles a los originales, aprovechando la profundidad del saxo tenor de Erdmann. Perraud, con sus toms flojos y sus baquetones despeinados, mantiene los registros graves para suplir al bajo que les falta, a la vez que un ritmo versátil, y las guitarras de Poulsen viajan del protagonismo melódico (por ejemplo en “Comme d’habitude”) sobre esa extraña forma de armonización del saxo en arpegios al acompañamiento rasposo (como en la “Marche pour la cérémonie des Turcs”, tomada de la comedia-ballet El burgués gentilhombre de Lully, basada en la obra de Molière), aunque tiene más carácter de marcha la breve versión de “L’arlésienne” de Bizet.
[Marche pour la cérémonie des turcs]
El hit con el que Patrick Hernandez “nos lastimó los oídos” (dice Poulsen) en el espectro de la música disco de fines de los 70, “Born to Be Alive”, se ha convertido aquí en un fabuloso blues lento. Pero el capítulo chanson es el más profuso, con cinco temas que la pintan de cuerpo entero. Tres de ellos son ya standards en el mundo del jazz, la música pop y el rock: la clásica “La mer” de Charles Trenet, cantautor que en cierto modo inaugura el género al terminar la Segunda Guerra Mundial; “Comme d’habitude” (música de Jacques Revaux y letra de Claude François y Gilles Thibaut) puede incluso sonar como no francesa pues, aunque fue primero popularizada en los 60 por Claude François, pronto la tradujo Paul Anka al inglés y la puso en boca de Frankie Sinatra bajo el título de “My Way”, que la convirtió en el himno a su egolatría; serían incontables las versiones del tema en cualquier idioma (en español la conocemos como “A mi manera” y no falta en ningún karaoke del continente). Y el clásico de Jacques Brel, “Ne me quitte pas”, pieza clave del soundtrack transgeneracional del siglo XX, además de la canción que la célebre Barbara escribió para agradecer el apoyo de su público, “Ma plus belle histoire d’amour”.
[Ne me quitte pas]
Claro, no podía faltar la trova anarquista en un disco de Das Kapital dedicado a Francia: George Brassens, el gran poeta inconforme, aporta uno de sus satíricos temas folky, “Le temps ne fait rien à l’affaire”, de los locos tiempos de fines de los 60, en la que hace el comentario sobre la entonces sorpresiva ruptura generacional entre los jóvenes del mayo de 68 y la aturdida generación de posguerra ya envejecida y reaccionaria: los jóvenes dicen que los viejos son idiotas y los viejos reclaman que los idiotas son los jóvenes, a lo que Brassens responde:
Piensen en el mensaje imparcial
de un tipo que se balancea entre las dos edades:
el tiempo no tiene nada que ver,
cuando se es un idiota, se es un idiota,
tengas veinte años o seas un abuelo,
cuando se es un idiota, se es un idiota.
No discutan más,
idiotas caducos o debutantes,
pequeños idiotas de la última cosecha,
viejos idiotas nostálgicos.
La reseña de Rui Eduardo Paes en Jazz.pt es bien clara:
La aventura adquiere especial relevancia en el momento político vivido no solo en Francia sino en toda la Europa que se inspiró en los valores de la Revolución Francesa, y especialmente en los países que cambiaron el socialismo de Estado por el fascismo de mercado. El momento cultural también lo justifica ya que cada vez más el jazz —que subsiste a pesar de que algunos le han expedido su certificado de defunción— es una música de cruce caminos, lo que cumple e incluso expande su naturaleza original.
Un disco sin desperdicio, divertido y disfrutable, que nos lleva de lo archiconocido al caos en un segundo. Melodías que resuenan en el inconsciente colectivo de todos se transforman en experimentación alegre, irreverente y desenfadada. Un verdadero imperdible cabezón.
Lista de Temas:
1. Pavane pour une infante défunte (Maurice Ravel)
2. Le vertigo, rondeau (Joseph-Nicolas-Pancrace Royer)
3. Born to Be Alive (Patrick Hernandez)
4. Comme d’habitude (Jacques Revaux / Claude François, Gilles Thibaut)
5. Gimnopédie #1 (Erik Satie)
6. Ma plus belle histoire d’amour (Barbara)
7. Ne me quitte pas (Jacques Brel)
8. Marche pour la cérémonie des Turcs (Jean-Baptiste Lully)
9. Le temps ne fait rien à l’affaire (Georges Brassens)
10. Les deux yeux bruns, doux flambeaux de ma vie (Anthoine de Bertrand)
11. L’arlésienne (Georges Bizet)
12. La mer (Charles Trenet)
Alineación:
- Edward Perraud / batería y iphone
- Hasse Poulsen / guitarra y mandoguitarra
- Daniel Erdmann / saxos tenor y soprano
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