Ascenso y ocaso de un sueño progresivo norteamericano (Parte I)
De
Moebius8
Aprovechando la presentación de los dos primeros discos de Happy The Man que tuvimos gracias a LightbulbSun, traemos un comentario, publicado en Abril del 2017, de nuestro eterno comentarista involuntario de siempre, y aquí comenzamos con su primera parte, y empieza así: "Hoy estamos aquí para celebrar el legado del grupo estadounidense HAPPY THE MAN, el cual encarnó una de las personalidades más grandiosas y grandilocuentes de la avanzada progresiva en el país norteamericano, aunque para tal caso, la propuesta tan peculiar de combinación de elegancia, lirismo y extravagancia que se vertió en su propuesta musical le convierte en un grupo gigante a escala mundial dentro de la historia del género progresivo del rock. En el presente año 2017 se cumple el 40mo aniversario del lanzamiento de su homónimo disco debut a través del sello Arista, lo que nos da el pretexto perfecto para revisarlo"...
Por César Inca
Génesis, éxodo y primer disco
Eel disco “Happy The Man” fue producido por Ken Scott (famoso por su
trabajo como productor e ingeniero de sonido para THE BEATLES, DAVID BOWIE,
MAHAVISHNU ORCHESTRA, SUPERTRAMP y ELTON JOHN entre otros) para el sello Arista
Records. El material del disco fue grabado durante los dos últimos meses del año
1976 y recién se lanzó al mercado fonográfico en agosto del año siguiente. Para
aquel entonces, el grupo todavía preservaba su alineación del quinteto clásico
de Stanley Whitaker [guitarras eléctricas y acústicas de 6 y 12 cuerdas,
canto], Frank Wyatt [pianos de cola y Fender Rhodes, clavinet, saxos alto y
tenor, flauta], Kit Watkins [órgano Hammond B3, pianos de cola y Fender Rhodes,
sintetizadores Mini Moog y ARP String Ensemble, flauta, marimbáfono], Rick
Kennell [bajo] y Mike Beck [batería, percusiones]. Con todo, consideramos que
lo más justo en esta exploración es remontarnos también al periodo de HAPPY THE
MAN que precedió a este hito fonográfico, por lo que también echaremos un
vistazo a los discos “Beginnings” y “Death’s Crown”, los cuales recogen
maquetas del grupo que datan de antes de que el grupo consiguiera su primer
contrato de grabación. “Beginnings” es una selección de maquetas de temas
originales del grupo que datan de los años 1974 y 1975, mientras que “Death’s
Crown” se centra mayormente en la música que la banda creó y tocó el
espectáculo multimedia del título. Ambos discos fueron publicados póstumamente
por Cuneiform Records (en 1990 y 1999, respectivamente) y nos documentan de
manera muy precisa el proceso de evolución estilística de HAPPY THE MAN.
Empecemos
por el principio. El proceso de gestación de HAPPY THE MAN se originó en 1972
en base a las inquietudes musicales de Stanley Whitaker, Rick Kennell y David
Bach en 1972 – los dos primeros se habían hecho amigos cuando integraban el
ejército de los Estados Unidos en una base militar situada en la entonces
República Federal Alemana – con miras a hacer un rock ecléctico.Tras la pronta
partida de Bach, Whitaker conoció al teclista-vientista Frank Wyatt en la James Madison University
de Washington, D.C., y pronto se les unió el genial teclista Kit Watkins. Tocar su propia versión de la adaptación que los
EMERSON, LAKE & PALMER hicieron del ‘Hoedown’ de AARON COPLAND fue suficiente
para causar una insuperable buena impresión a sus futuros colegas. Mientras
tanto, el baterista-percusionista Mike Beck se estaba instalando firmemente en
el grupo y solo faltaba que entrara en escena Cliff Fortney (a quien Kennell
conocía de un grupo anterior) para que se termine de armar la primera
alineación fija del grupo. El grupo se tomó muy en serio su inaudita idea de
hacer rock progresivo en Washington: dedicaban de 6 a 8 horas diarias a ensayar
su repertorio. Eso sí, el primer concierto de la banda, que tuvo lugar en el
Warren Campus Center del Madison College el 1 de diciembre de 1973, tuvo lugar
sin Kennell. El primer concierto con el sexteto íntegro tuvo lugar en la Wilson
Hall del mismo Madison College a inicios del mayo siguiente. La presencia de
Fortney dura hasta noviembre de 1974, aunque ya para entonces el grupo ya había
grabado unas maquetas que incluía un par de composiciones suyas, por lo que su
aporte al grupo quedó debidamente registrado. La banda intercalaba las primeras
composiciones propias (mayormente, de Wyatt, Watkins y Whitaker) con versiones
de temas de GENESIS y VAN DER GRAAF GENERATOR. El hermano mayor de Whitaker,
Ken, propuso el nombre de la banda a partir de un pasaje del clásico de GOETHE Fausto. “Beginnings”
es el testimonio definitivo de estos primeros años de creatividad autónoma y
desatada de HAPPY THE MAN. Para 4 de las 7 maquetas contenidas aquí tenemos al
sexteto de Whitaker, Watkins, Wyatt, Kennell, Beck y Fortney: como este último cumplía
con la labor de primera voz (mientras Whitaker, Wyatt y Watkins acompañaban
ocasionalmente con los coros) y también alternaba roles instrumentales al piano
eléctrico y la flauta, con lo que el sonido grupal se sentía bastante lleno al
abrirse mucho campo a los aportes de los teclados y los vientos. Dos de esos
temas fueron registrados en un ensayo que tuvo lugar en febrero de 1974 y los
otros fueron registrados en otro ensayo dos meses después. Los tres temas restantes
(#1, #6 y #7) son ejecutadas por el quinteto clásico en su propia sala de
ensayos. Es una pena que la calidad del sonido diste de ser óptima, pero el
ímpetu creativo y la inteligencia de la visión musical ya eran abundantes en
este tiempo de génesis y forja.
‘Leave
That Kitten Alone, Armone’, con sus 9 ¼ minutos de duración, abre el disco con
un despliegue de cálido lirismo y cándida evanescencia que se articula a través
de un bien delineado núcleo temático: como fluyendo por la corriente de un amable
riachuelo, la pieza en cuestión se deja envolver en su propia cadencia
recurrente. Las tremendamente elegantes líneas de sintetizador se erigen en
monarcas de la ingeniería musical en curso. El motto perpetuo es tan cautivador que su persistencia, lejos de
aburrir, estimula vibraciones positivas en el espíritu del oyente empático. Hay
un breve interludio en el que el grupo explora un recurso de tenue levedad
antes de que el cuerpo central se reinstaure entusiastamente en la instancia
conclusiva. ‘Passion’s Passing’ sigue a continuación para brindarnos un
posicionamiento un poco más solemne y sofisticado de la calidez lírica que ya
se nos ha mostrado abiertamente; para decirlo de otra forma, ofrece unos
recursos más sólidos de sofisticación compositiva a través del sobriamente multiforme
flujo de variaciones para su centro temático introvertido. Solo en los dos
últimos minutos desata este centro su esplendor latente, aunque sin traicionar
la predominante magia etérea. La primera composición de Fortney que se recoge
aquí es ‘Don't Look To The Running Sun’, un tema ameno donde lo jovial y lo
travieso se conjugan a las mil maravillas, al
modo de una versión amable del humor surrealista de THE MOTHERS OF
INVENTION pero con un tenor musical focalizado simultáneamente en los paradigmas
de GENESIS y CARAVAN. Con sus 11 minutos de duración, ‘Gretchen’s Garden’ es el
tema más extenso de este recopilatorio, y se puede decir con precisión que se
trata de un estupendo ejercicio de musicalidad épica, aunque tal vez los
arreglos percusivos pudieron ser trabajados con una intuición más rotunda. En todo
caso, tenemos aquí un generoso derroche de ambientes teatrales bajo una
modalidad jazz-progresiva que transita sin empacho de lo solemne a lo jovial y
viceversa. La sección final tiene un gancho innegable en su groove que se
siente genuinamente inspirado en los primeros discos de CARAVAN y el primero de
SOFT MACHINE.
‘Partly
The State’ es la segunda composición de Fortney y también es rebosante en humor
surrealista y matices teatrales, pero sobre todo, en comparación con las dos
piezas precedentes, acoge una vitalidad más compleja tanto en lo referente a
los motifs centrales como a los inusuales esquemas rítmicos, todo ello a través
de osadas variantes de atmósfera. Tras un travieso interludio guiado por la
dupla de saxo y órgano emerge un flotante solo de flauta cuyos espacios vacíos
van siendo llenados por anuncios del pronto retorno del primer motif. Los dos
últimos temas de “Beginnings”, ‘Broken Waves’ y ‘Portrait Of A Waterfall’, son
sendos instrumentales compuestos por Watkins y Whitaker, respectivamente: ‘Broken
Waves’ porta un exultante swing de raíz jazzera desde la cual se crea un equilibrado
híbrido entre el jazz-fusion norteamericano y el Canterbury; ‘Portraits Of A
Waterfall’, por su lado, exhibe una musicalidad plácida de tenor sinfónico,
alimentado por cierto talante bucólico al modo de los GENESIS de la etapa 70-71.
Una mención especial debe ir para la sublime labor de Wyatt al saxo en estos
dos temas. En retrospectiva, podemos afirmar que con estos dos instrumentales y
los dos primeros temas seleccionados en “Beginnings” se arma la maduración del
paradigma progresivo de HTM. Una grata experiencia disfrutar de este muestrario
prehistórico de tan excelso grupo. Retomamos ahora el seguimiento histórico de
estos primeros años. Tras la partida de Fortney, el quinteto central tuvo que
presentar la obra conceptual ideada por Wyatt “Death’s Crown” en formato
estrictamente instrumental. Pero dado que Kennell y Beck conocieron al cantante
y multiinstrumentista Dan Owen en enero de 1975, le invitaron a ser el
reemplazante de Fortney, a lo cual él accedió. Tres meses después, con letras
aportadas por Owen que se unían a las que ya había escrito Wyatt, ‘Death’s
Crown’ es presentada en versión vocal como una obra multimedia donde bailarinas
de danza moderna, mimos y proyecciones visuales complementan a la música
existente. Owen asumió roles a la guitarra clásica y percusiones surtidas para
la obra. La suite llegó a ser conocida por los coleccionistas progresivos del
mundo entero por vía del disco que se titula precisamente “Death’s Crown”, el
cual completa idóneamente lo que se nos había revelado antes en “Beginnings”
como muestrario de los periodos de génesis y éxodo de la misión musical de HTM.
Owen no duró mucho como “hombre feliz” pues se fue en el mes de mayo para
formar un dúo de folk-rock con Dale Newman. Así las cosas, el quinteto decide
quedarse como tal y centrarse en crear un repertorio mayormente instrumental,
aunque Whitaker se encarga de las ocasionales contribuciones vocales. Julio de
1975 es el mes en que el grupo decide instalarse en el área de Washington D.C.
para contar con un centro de operaciones desde el cual pueda proyectar su
propuesta musical a un potencial público y tantear ofertas de contratos de
grabación.
Centrándonos
en el contenido del recopilatorio de maquetas “Death’s Crown”, los
primeros 38
minutos están ocupados por la suite homónima, la misma que se subdivide
en 11
partes. La grabación tuvo lugar en Harrisonburg, Virginia, donde se
realizó la presentación de la obra íntegra algunas veces, además de los
ensayos previos. A lo largo de toda la suite, Wyatt se limita a
tocar el piano eléctrico y algunas partes de saxo alto: aquí podemos
apreciar con meticulosidad a qué se
refiere él en varias entrevistas como “pianista equivalente al
guitarrista
rítmico que apoya al solista”, con lo cual quería decir que usaba su
instrumento como gestor de bases armónicas y conexión entre la melodía y
el
ritmo. Si algunas partes de flauta dulce surgen por allí, éstas están en
manos de Watkins y Whitaker. También se advierte el aporte que Beck
brinda como agente nuclear de
la sección rítmica: él se ve a sí mismo como un percusionista que
también toca
batería en vez de un baterista que también toca percusiones. Su rol
parecía más
el de un Picasso que pintaba colores percusivos y rítmicos girando
persistente
e inauditamente mente entre campanas, bloques, tímpanos, bocinas,
crótalos y los
tambores de la batería que de la de un baterista estándar (palabras del
editor
de la revista Wire Ted Greenwald, fan
del grupo). En fin, ‘Death’s Crown’ se trata de una obra conceptual sobre el
tránsito de un hombre hacia el más allá en un proceso que implica
cuestionamientos y racionalizaciones en sus conversaciones con la Muerte. La
secuencia de las dos primeras partes nos brinda una entrada ceremoniosa al
centro dramático de la situación con un foco ceremonioso, tornándose cósmico en
sus últimas instancias. A partir de ahí, ‘Part 3’ emerge como un efluvio de
cálida energía jazz-progresiva en 3/4 donde la guitarra asume un especial
protagonismo (al modo de un híbrido de HOWE y MCLAUGHLIN): aquí ya se nota que
la faceta extrovertida del grupo está cobrando forma madura pues en el groove
de esta sección reconocemos anticipaciones del swing y la ambientación que
marcarán algunas de las composiciones más notables de sus ulteriores discos
oficiales. ‘Part 4’ baja un poco la intensidad para ofrecernos un agradable
ejercicio de sinfonismo sereno (al modo de GENESIS): durando 6 ¾ minutos, se
trata del pasaje más extenso de la suite. La instrumental ‘Part 5’ es lirismo
puro en clave bucólica, dándose el caso de que en los estribillos hay dos flautas
dulces ejecutadas respectivamente por Watkins y Whitaker. A propósito, esta sección
se reconstruyó para la composición del sublime tema ‘Open Door’ que habrá de formar
parte del segundo álbum de HAPPY THE MAN “Crafty Hands” (ya habrá alguna
oportunidad para detenernos en este ítem en otro momento).
Con
su sexta parte la suite pasa su ecuador y lo hace retomando el aura de ceremoniosa
expectativa que había marcado la secuencia de las dos primeras partes, aunque
esta vez con una mayor presencia de interludios vigorosos en clave jazz-rockera.
Así las cosas, la séptima parte se impulsa hacia un nuevo ejercicio de colorido
vitalismo donde el sexteto vuelve a explorar la confluencia de jazz-fusión,
Canterbury y sinfonismo con sus enormes dosis de buen gusto y agilidad de
siempre. La influencia de RETURN TO FOREVER es clara así como las de GENESIS y
YES, y también se hacen sentir coincidencias con lo que en el underground
británico hacían bandas como HATFIELD AND THE NORTH y GREENSLADE (lo cual el
grupo seguramente ignoraba). La ilación de ‘Part 8’, ‘Part 9’ y ‘Part 10’ sirve
para que el grupo retome algunas atmósferas cósmicas ya elaboradas en algunas
secciones previas, pero esta vez sus vibraciones ensoñadoras portan un vigor
expresionista más pronunciado: la guía de las texturas, a la vez joviales y
misteriosas, de la guitarra de Whitaker son cruciales para este factor. La undécima
y última parte se centra en un reprise
de ‘Part 4’ con una magnificencia conmovedora; el epílogo sirve para explicitar
las palabras de despedida de parte del grupo. El resto de “Death’s Crown” está
integrado por una versión primitiva de ‘New York Dream’s Suite’ y lo mismo con ‘Merlin
Of The High Places’. La primera incluye letras, aunque finalmente se
convertiría en el instrumental que cierra el álbum homónimo del grupo; el
esquema esencial de las ilaciones multitemáticas y la ingeniería integradora de
su diversa musicalidad ya están bien establecidas en esta fase inicial de la
vida de esta pieza emblemática del repertorio histórico de HAPPY THE MAN. En todo
caso, notamos aquí una sonoridad un poco más ruda, obviamente porque el grupo
no opera en el ámbito controlado de un estudio de grabación profesional. En cuanto
a la versión original de ‘Merlin Of The High Places’ – posteriormente convertida
en la extensa suite que cierra el disco de OBLIVION SUN “The High Places”, del
año 2013 – tenemos la manifestación más exultante de la propuesta musical de la
banda.* La compleja y meticulosa arquitectura de contrastes entre pasajes
extrovertidos y serenos cobija una luminosidad única cuyo resplandor se
manifiesta en un juego de corrientes y contracorrientes diseñado para expresar
recursos de regia policromía a través del arte del sonido. Aunque ‘Merlin Of
The High Places’ dispone de un generoso espacio de casi 7 ¼ minutos, la verdad
que éste se nos hace muy corto.
Retomamos
nuevamente el hilo cronológico de la banda. Entre la segunda mitad del año 1975
y el ecuador del siguiente, la asociación de los Sres. Beck, Kennell, Watkins, Whitaker
y Wyatt logra hacerse de un nombre en el underground rockero de su zona de
acción, tocando en varios locales y centros culturales universitarios,
apareciendo en festivales – varias veces como banda cabeza de cartel – y en
especiales de radio. Incluso se hizo un breve documental sobre ellos en los que
se les muestra (un poco optimistamente, visto en perspectiva) como una banda
emergente que está lista para ocupar un lugar central en la élite del rock
estadounidense. Bueno, talento y disciplina tenían de sobra, eso es innegable. La
anécdota más llamativa para el grupo antes de la llegada de la oferta de contrato
de grabación
de parte del personal de Arista Records fue su contacto con PETER
GABRIEL, sí, el mismo, nada más y nada menos. Él ya tenía una idea más o
menos
clara de lo que quería concretar en lo que tendría que ser su primer
álbum
solista y mostró interés en contratar a HAPPY THE MAN como su banda
apoyo para
la grabación del mismo y su correspondiente gira de promoción. Días
interesantes
fueron aquellos de fines de junio en los que GABRIEL y HTM conversaban
sobre
sus metas artísticas, jugaban voleibol y ensayaban el primer repertorio
del exfrontman
de GENESIS. Pero al fin y al cabo, el grupo decidió seguir su propio
camino
porque la tentación grata de tocar para uno de sus ídolos significaba
también
la postergación indefinida de su propio proceso de crecimiento. Habiendo
recibido
en el mes de julio sendas ofertas de parte de Passport Records y Arista
Records, la banda optó por esta última; como una feliz coincidencia,
resulta
que la primera opción del grupo para producir su primer disco oficial
era Ken
Scott y resulta que él se enamoró instantáneamente de lo que había
escuchado en
las maquetas del grupo. Tal como dijimos en el primer párrafo de esta
retrospectiva, el disco “Happy The Man” se grabó entre los meses de
noviembre y
diciembre de 1976 para ser publicado en agosto de 1977. Recién al año
siguiente se animará la gente de Arista a hacer la distribución del
disco en cuestión en los mercados europeo y escandinavo.
El
grupo tenía pensado retener a una de sus composiciones primigenias, ‘Leave That
Kitten Alone, Armone’, para el primer disco, tal vez abriéndolo, pero el
productor Scott no estaba muy convencido del tipo de gancho que se podía
obtener con el mismo, así que se optó por una composición de Watkins titulada
‘Starborne’, que en sus 4 ½ minutos de duración exhibe un candor etéreo muy
semejante a la de la pieza rechazada a la par que ostenta mayores recursos de
fastuosidad sinfónica en los pasajes más exultantes. Su núcleo melódico
minimalista es manejado a la perfección por el ensamble en pleno bajo la guía
de la multitud de teclados que operan a lo largo y ancho del desarrollo
temático. Las cosas se ponen más intensas y joviales con el fabuloso tema
compuesto por Whitaker ‘Stumpy Meets The Firecracker In Stencil Forest’. Bueno,
¿qué se puede esperar de una pieza titulada así con ese típico humor
Canterburyano? Hablando más concretamente, el tema en cuestión articula una
vitalista mezcla de jazz-rock y prog a lo GENTLE GIANT con toques a lo HATFIELD
AND THE NORTH. Mientras la guitarra, el sintetizador y el saxo aprovechan sus
espacios de lucimiento particular, la compleja armazón rítmica es elaborada con
un punche tremendamente ágil. Por supuesto, los ocasionales cambios de motivo y
tempo realzan el esplendor sónico en curso. La tercera pieza del álbum es la
primera cantada del mismo: ‘Upon The Rainbow (Befrost)’ es su título y nos
muestra una perfecta confluencia de los mundos musicales de CAMEL y GILGAMESH,
siendo así que los solos de sintetizador van más en la onda de JAN HAMMER. Las preciosas líneas vocales son tremendamente
hipnóticas, incluso adictivas. La primera
pieza explícitamente ambiciosa del álbum es ‘Mr. Mirror's Reflections On Dreams’,
una composición de Watkins que se extiende hasta más de los 8 ¾ minutos. Este tema
es una fabulosa odisea de colores, matices y policromías bien enrumbada dentro
de un enfoque melódico que se mantiene totalmente prístino en todo momento. La gracilidad
del jazz en su versión más elegante y la exquisitez luminosa de la academia se
funden en un festín progresivo cuya belleza va más allá del alcance del lenguaje
humano. La ingeniería de teclados vuelve a regular la arquitectura musical,
dejando espacios ocasionales para el lucimiento de la guitarra, mientras el
departamento percusivo se focaliza en respetar el lirismo reinante a punta de
genial sutileza. Una mención especial debe ir para el delicado pasaje de flauta
que precede a la suntuosa coda, resultando ésta crucialmente vitalizada.
‘Carousel’
cierra el lado A del álbum, siendo una versión reducida de una composición de Wyatt
titulada ‘I Carve The Chariot On The Carousel’: se trata específicamente de una
sección intermedia que en esta ocasión adquiere una acentuada prestancia
autonómica. El piano de Wyatt instaura una mayestática base de piano clásico en
6/8 para que se arme una contundente atmósfera de sombrío carnaval. Sombrío pero
no tétrico, sino al modo de una neblina vespertina que anticipa la nocturnidad
con inapelable señorío. Watkins asume el primer momento de protagonismo con uno
de los solos más filudos de Moog que ha hecho en su vida, solo que es apropiadamente
sucedido por otro de Whitaker con un guitarreo que asume una fiereza
razonablemente sobria. La segunda mitad del álbum abre con otro instrumental
compuesto por el propio Whitaker, el cual se titula ‘Knee Bitten Nymphs In
Limbo’. Siendo un poco más extenso y un poco menos frenético en su espíritu que
‘Stumpy Meets The Firecracker In Stencil Forest’, aporta una nueva instancia de
dinamismo asertivo y extrovertido. Las conexiones estilísticas con los
paradigmas de GENTLE GIANT y el Canterbury siguen estando a la orden del día,
claro está, bajo el reciclamiento propio de la cosmovisión particular de HAPPY
THE MAN. A continuación sigue la segunda pieza cantada del disco, ‘On Time As A
Helix Of Precious Laughs’, se resuelve en un nuevo énfasis en la dimensión
jazzera del grupo, incluyendo el empleo de un groove de inspiración latina para
el pasaje final. Las letras de Wyatt son excelentes, tal como nos lo
muestran estas líneas de ‘On Time As A Helix Of Precious Laughs’: “What is there in a laugh that time avoids
to know? / Look at all the people out there playing / Running from the past. /
«Can I make my bus,» he cries, «or will I see the show?» / We surround
ourselves with time / Building with the laughter a doorway to the mind”.
Tampoco pasemos por alto este candor místico que se enuncia en ‘Upon The
Rainbow (Befrost)’: “Befrost, the oldest
bridge. / Made aware the stranger / That the mind must be the way to bridge the
sky. / Stepped into the light, the stranger climbs / Upon the rainbow.”
El
delicioso instrumental ‘Hidden Moods’ con el que nos vamos acercando al final
del disco es la pieza más breve del álbum con sus poco menos de 3 ¾ minutos de
duración, pero no necesita más espacio para completar su idea esencial.** En base a un desarrollo temático envolvente
marcado por una grácil elasticidad, los etéreos matrimonios de sintetizador y
flauta se alternan suavemente en una poética ingeniería musical que es realzada
por un ulterior solo de guitarra acústica. También hay un interludio flotante
en el que un solo de saxo prepara el camino para el retorno del motif inicial,
el cual abre campo a renovadoras florituras de sintetizador y guitarra
eléctrica, al modo de un entrampamiento del modelo de RETURN TO FOREVER en el
universo de GILGAMESH. Si este disco merece un clímax para el broche, pues
está más que bien servido con la versión definitiva e instrumental de ‘New
York Dream’s Suite’. Esta pieza es todo un paradigma del sonido
jazz-progresivo en sí mismo, mostrando las mil y una diversas caras de su
magnificencia nuclear bajo la guía de los pianos de Wyatt y con el boato
exquisito que procede de los aportes de Watkins a los sintetizadores y el
órgano. Los pasajes más intensos sirven para que la
guitarra y el sintetizador establezcan un caballeresco desafío mientras los variados
esquemas rítmicos en curso hacen fluir su musculatura con un garbo tan travieso
como celestial. El largo pasaje final servirá para que el remanso imponga su
imperio de gallarda introversión bajo el cobijo de un fulgor que condensa la
melancolía de lo otoñal con la vivacidad de lo primaveral; los ornamentos percusivos aportan una musicalidad extra muy
oportuna. Hemos disfrutado de una espectacular y fastuosa convergencia
de los mundos sonoros de GENTLE GIANT, WEATHER REPORT y CAMEL.En “Happy The Man”, el colectivo de Whitaker, Wyatt, Watkins,
Kennell y Beck plasma una obra maestra genuina del rock progresivo: un debut
magno, una iniciación sublime, un amanecer rebosante de luz de infinito
calibre, todo
eso es este disco. No es el único motivo por el cual debemos
considerar a HAPPY THE MAN como integrante perenne del parnaso del rock
progresivo de todos los tiempos, no es su único momento cumbre en el
sitial que tiene en la historia del rock artístico, pero por ahora, nos
quedamos aquí.
Quizás hay que aclararlo de entrada: la siguiente lista no está armada por nosotros, y la idea de presentarla aquí no es porque se propone como una demostración objetiva de cuales obras tenemos o no que tener en cuenta, ya que en ella faltan (y desde mi perspectiva, también sobran) muchas obras indispensables del rock argento, aunque quizás no tan masificadas. Pero sí tenemos algunos discos indispensables del rock argentino que nadie interesado en la materia debería dejar de tener en cuenta. Y ojo que en el blog cabezón no tratamos de crear un ranking de los "mejores" ni los más "exitosos" ya que nos importa un carajo el éxito y lo "mejor" es solamente subjetivo, pero sobretodo nos espanta el concepto de tratar de imponer una opinión, un solo punto de vista y un sola manera de ver las cosas. Todo comenzó allá por mediados de los años 60, cuando Litto Nebbia y Tanguito escribieron la primera canción, Moris grabó el primer disco, Almendra fue el primer ...
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Una belleza sinfónica con aires tangueros. Y nos vamos para Córdoba, Argentina, porque tenemos el agrado de presentar un disco que es hermoso por donde se lo escuche, con una composición madura y lograda, basada en un concepto rico y profundo. Ya presentamos el anterior trabajo de Jano, y ahora éste, su último álbum que forma parte de un concepto presentados en cuatro discos, de los cuales es el segundo que continúa con las historias dibujadas en oníricos paisajes donde dominan los climas forjados por islas desiertas, soledades innombrables, faros que no guían sino que repelen, y donde fantasía y realidad se unen a través de la música, donde temas atmosféricos, hipnóticos y melancólicos fusionan de manera experta estilos de los 70 con marcas urbanas argentinas pero con un sonido moderno y una producción extremadamente cuidada. Musicalmente, estrictamente hablando, tiene un claro enfoque bastante metido en el rock progresivo sinfónico italiano y con influencias marcadas de bandas como...
"Hola, les saludo desde Ecuador, he seguido la página desde hace unos años y han sido un gran soporte emocional en mi vida gracias a la música que me han compartido. Quería preguntarles si pueden revivir este álbum que descubrí hace poco". ¿Y cómo negarnos ante ese comentario?. Como homenaje al recientemente desaparecido Palo Pandolfo (uno de los cantautores más destacados de la música argentina en las últimas tres décadas), reflotamos un discos que Artie había publicado hace ya mucho tiempo. Acá está, entonces, el disco homónimo de Don Cornelio, muy pedido por varios, como recuerdo de ese referente del rock argento que fue el poeta del rock "Palo" Pandolfo, con su combinación de lirismo y violencia reconocible en su rock, algunos dicen que fue heredero artístico de Pescado Rabioso , y desde hace 35 años que vino siendo bastante más que el flaquito que vino a poner oscuridad en el pop alfonsinista. Artista: Don Cornelio y la Zona Álbum: Don Cornelio y la Zona ...
Artista: Naikaku Álbum: Shell Año: 2006 Género: Heavy Progresivo/Jazz Rock Duración: 61 minutos Nacionalidad: Japón Lista de Temas: 1. Crisis 051209 (15:18) 2. Resentiment (8:55) 3. I Found A Deep Dark Hole And I Am Going To Jump In!... (7:01) 4. Lethe (9:01) 5. Shell (16:28) 6. Tautrogy (3:46) Alineación: - Satoshi Kobayashi / Bajo eléctrico - Kazumi Suzuki / Flauta traversa - Norimitsu Endo / Batería - Mitsuo / Guitarras eléctrica, acústica y trompeta Invitados: - Kei Fushimi / Guitarra eléctrica - Daishi Takagi / Teclados Nuevamente aparece el Mago Bondadoso de Alberto y les trae un gran disco que habían estado pidiendo y que teníamos caído desde hace rato. El alocado estilo prog japonés en un disco (y un grupo) que les recomiendo....
Artista: King Crimson Álbum: King Crimson Collector's Club Año: (1998 - 2012) Género: Progresivo ecléctico Nacionalidad: Inglaterra Lista de Discos: KCCC 01 - [1969] Live at the Marquee (1998) KCCC 02 - [1972] Live at Jacksonville (1998) KCCC 03 - [1972] The Beat Club Bremen (1999) KCCC 04 - [1982] Live at Cap D'Agde (1999) KCCC 05 - [1995] On Broadway - Part 1 (1999) KCCC 06 - [1995] On Broadway - Part 2 (1999) KCCC 07 - [1998] ProjeKct Four - The Roar Of P4 - Live in San Francisco (1999) KCCC 08 - [1994] The VROOOM - Sessions April - May (1999) KCCC 09 - [1972] Live At Summit Studios Denver, March 12 (2000) KCCC 10 - [1974] Live in Central Park NYC (2000) KCCC 11 - [1981] Live at Moles Club Bath (2000) KCCC 12 - [1969] Live in Hyde Park, July 5 (2002 KCCC 13 - [1997] Nashville Rehearsals (2000) KCCC 14 - [1971] Live at Plymouth Guildhall, May 11 (2CD) (2000) KCCC 15 - [1974] Live In Mainz, March 30 (2001) KCCC 16 - [1982] Live in Berkeley (2CD) (200...
Para ir cerrando otra semana a pura música y sorpresas, el Mago Alberto nos trae una de sus clásicas rarezas, o dos porque esta es una versión de dos discos, y ahora copio su propia explicación de esto que está presentando ahora, por sus propias palabras: "En la maratón cibernética a la que nos somete la divina internet, y con la velocidad que nos obliga a correr, muchas veces nos perdemos de pequeñas grandes cosas, tal es el caso de la edición de esta joya que hoy nos convoca, "Brain Salad Surgery" (obra compleja y hermosa del mundillo progresivo si las hay), pues bien la Edición Deluxe del 2008 y que oportunamente se posteara en CDM, nada tiene que ver con esta edición, tampoco tiene que ver la nueva mezcla del año 2000, acá puso los deditos el señor Jakko M. Jakszyk (King Crimson) y el resultado es una versión totalmente distinta a la original, pero no hablamos de planos o efectos, acá desde los primeros acordes todo suena distinto, hay pequeños sonidos nuevos, las in...
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