En realidad, el proyecto ya había sido esbozado, y lo que revela el documento reciente (publicado en exclusiva por el diario estadounidense The Washington Post el 1º de septiembre) es un avance y un desarrollo de la idea inicial expuesta hace siete meses, ahora con el formato de un detallado plan de negocios para especuladores financieros.
El martes 25 de febrero de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, publicó un video creado con inteligencia artificial (IA) generativa en su cuenta de Truth Social que muestra “La Riviera de Medio Oriente”. Las imágenes promueven la transformación de Gaza en un complejo turístico similar a un país del Golfo, con una estatua dorada del propio mandatario, un Elon Musk comiendo humus (antes de ser echado de su cargo por Trump) y líderes estadounidenses e israelíes sin camisa descansando en una playa.
El nuevo proyecto, también conocido como “GREAT Trust” (que se puede traducir literalmente como “Gran Fideicomiso”) se presenta como una oportunidad económica “para inversores arriesgados”. El costo de su construcción oscilaría entre los 70 mil y los 100 mil millones de dólares, que se lograrían gracias a la creación del Fideicomiso de Tierras de Gaza, que arrendaría, aproximadamente, el 30 por ciento de las tierras públicas.
Según el documento revelado por el diario estadounidense, la iniciativa plantea que los gazatíes coloquen sus tierras en el mecanismo financiero, a cambio de las cuáles recibirían tokens. Estas propiedades, a su vez, se pondrían a disposición de inversores que ayudarían a reconstruir Gaza.
El plan es una forma de hacer realidad el objetivo de Trump de “tomar el control” de ese territorio, y convertirlo en un fideicomiso administrado por Estados Unidos durante al menos 10 años mientras se transforma en un reluciente centro turístico y un centro de fabricación y tecnología de vanguardia. Se prevé la reubicación temporal de los más de 2 millones de habitantes de Gaza, ya sea mediante lo que denomina salidas “voluntarias” a otro país o a zonas restringidas y seguras dentro del enclave durante la reconstrucción.
El fideicomiso ofrecería a quienes posean tierras un token digital a cambio de derechos para reurbanizarlas, que se utilizarían para financiar una nueva vida en otro lugar o, eventualmente, se canjearían por un apartamento en una de las seis u ocho nuevas “ciudades inteligentes impulsadas por IA” que se construirán en Gaza, informa The Washington Post, y agrega que “cada palestino que decida irse recibiría un pago en efectivo de 5 mil dólares y subsidios para cubrir cuatro años de alquiler en otro lugar, así como un año de alimentos”.
El plan estima que cada salida individual de Gaza le ahorraría al fideicomiso 23 mil dólares, en comparación con el costo del alojamiento temporal y lo que denomina servicios de “soporte vital” en las zonas seguras para quienes se quedan.
Los mismos que masacraron a los hambrientos
La propuesta fue desarrollada por algunos de los mismos que crearon e impulsaron la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), respaldada por Estados Unidos e Israel, con la función de “distribuir ayuda humanitaria”. Lejos de eso, la fundación no es más que una cruel estratagema para masacrar a las personas que van a pedir alimentos. Lo que se hace pasar por ayuda, no es más que una trampa para lograr tener todos juntos a los blancos a aniquilar. Este crimen de guerra fue denunciado por cientos de organismos de derechos humanos de Estados Unidos e Israel, entre otros.
“Gaza: el plan de distribución de alimentos es una masacre disfrazada de ayuda humanitaria”, tituló la página oficial de la organización Médicos sin fronteras.
“El plan israelí y estadounidense de distribución de alimentos en Gaza, puesto en marcha hace un mes, está denigrando a los palestinos intencionalmente, obligándoles a elegir entre morir de hambre o arriesgar la vida por unos suministros ínfimos. Con más de 500 personas asesinadas y casi 4 mil heridas mientras buscaban comida, este plan es una masacre disfrazada de ayuda humanitaria y debe ser desmantelado inmediatamente”, señala el informe, al tiempo que pide “a las autoridades israelíes y a sus aliados que levanten el asedio a los alimentos, el combustible y los suministros médicos y humanitarios, y que vuelvan al anterior sistema basado en principios humanitarios, coordinado por la ONU”.
“La forma en que se distribuyen los suministros obliga a miles de palestinos, que han sufrido el hambre durante más de 100 días de asedio israelí, a caminar largas distancias para llegar a los cuatro puntos de distribución y luchar por las sobras de alimentos. Estos lugares impiden a mujeres, niños, ancianos y personas con discapacidad acceder a la ayuda, y hay asesinatos y heridos en este caótico proceso”, agrega.
“Sin embargo, cada nueva atrocidad se produce sin apenas un encogimiento de hombros, por no hablar de una condena. La comunidad internacional está aparentemente resignada a su papel de permitir y perpetuar una campaña con patrones de genocidio. No se puede permitir que esto continúe”, denuncia la organización humanitaria.
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“Este desastre ha sido orquestado por Israel y EEUU operando bajo el nombre de Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por su sigla en inglés)”, concluye Médicos sin fronteras.
“Exclusivo: la Fundación Humanitaria de Gaza es «cómplice de crímenes de guerra», según ex contratista”, tituló el sitio de noticias francés France 24.
El medio francés ofrece una entrevista a Anthony Aguilar, soldado retirado del ejército estadounidense que trabajó como subcontratista de seguridad para la Fundación Humanitaria de Gaza. “En este testimonio exclusivo, Aguilar revela detalles inéditos y desgarradores sobre la operación de ayuda humanitaria de la GHF en el Territorio Palestino”, agrega la nota.
Los mismos asesinos que masacraron niñas, niños, bebés, ancianas, ancianos, atrayéndolos con la promesa de darles ayuda, un engaño vil para tenerlos reunidos en un solo lugar y dispararles, ahora impulsan el proyecto inmobiliario.
El hambre como arma genocida
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señaló que la hambruna pone en riesgo a un millón de personas, y que la causa es el bloqueo de Israel. “La ONU declara la hambruna en Gaza, asegura que es un fracaso de la humanidad y un crimen de guerra”, se titula el informe publicado en la página oficial del organismo el 22 de agosto.
“La hambruna asola a la población de Gaza mientras Israel continúa impidiendo la entrada a gran escala de ayuda humanitaria”, afirma el informe, que agrega que más de medio millón de personas en Gaza se encuentran atrapadas en la hambruna, caracterizada por la inanición generalizada, la indigencia y muertes evitables, afirma un nuevo informe sobre seguridad alimentaria. «Se trata de una hambruna provocada por Israel», coinciden los responsables de distintas dependencias de la ONU. El Alto Comisionado para los Derechos Humanos subraya que se trata de un crimen de guerra.
“Es un desastre provocado por el hombre, una crítica moral y un fracaso de la humanidad”, declaró el secretario general de la ONU, António Guterres. La hambruna, continuó, “no tiene que ver con la comida; es el colapso deliberado de los sistemas necesarios para la supervivencia humana”.
Las agencias de la ONU han destacado colectiva y consistentemente la urgencia extrema de brindar ayuda humanitaria inmediata y a gran escala, dado el aumento de muertes por hambre, el rápido empeoramiento de los niveles de desnutrición aguda y la caída en picado del consumo de alimentos en Gaza, donde cientos de miles de personas pasan días sin comer.
“Israel tiene la obligación de garantizar el suministro de alimentos”, señala el documento.
En este sentido, Guterres recordó que Israel, como potencia ocupante, “tiene obligaciones inequívocas en virtud del derecho internacional, incluido el deber de garantizar el suministro de alimentos y medicamentos a la población”.
Guterres afirmó que no se puede permitir que Israel siga incumpliendo sus obligaciones: “No más excusas. El momento de actuar no es mañana, es ahora”, enfatizó.
La planificación financiera del plan para Gaza estuvo a cargo de un equipo que trabajaba para Boston Consulting Group. “Personas familiarizadas con la planificación del fideicomiso y con las deliberaciones del gobierno sobre la situación en Gaza tras la guerra hablaron sobre este delicado tema bajo condición de anonimato. La Casa Blanca remitió las preguntas al Departamento de Estado, que declinó hacer comentarios. Boston Consulting Group ha declarado que el trabajo sobre el plan del fideicomiso no fue aprobado expresamente y que dos socios principales que dirigieron el modelo financiero fueron posteriormente despedidos”, agrega The Washington Post.
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El diario estadounidense informó que el miércoles 27 de agosto, Trump se reunió en la Casa Blanca para debatir ideas sobre “cómo poner fin a la guerra, que ya se acerca a su segundo año, y qué sigue”. Entre los participantes se encontraban el secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado presidencial especial, Steve Witkoff; el ex primer ministro británico, Tony Blair, cuya opinión sobre el futuro de Gaza ha sido solicitada por el gobierno; y el yerno de Trump, Jared Kushner, quien gestionó gran parte de las iniciativas del presidente en Oriente Medio durante su primer mandato y tiene amplios intereses privados en la región.
No se anunció ningún resumen de la reunión ni decisiones políticas, aunque Witkoff declaró la noche anterior que la administración tenía “un plan muy completo”, agrega el diario estadounidense.
Dinero sangriento con rentabilidad récord
The Washington Post agrega que quizás lo más atractivo es que pretende no requerir financiación del gobierno estadounidense y ofrecer importantes beneficios a los inversores. A diferencia del controvertido y a veces escaso de recursos GHF, que utiliza contratistas privados de seguridad estadounidenses armados para distribuir alimentos en cuatro localidades del sur de Gaza, el plan del fideicomiso no depende de donaciones. Se financiaría con inversiones de los sectores público y privado en lo que denomina “megaproyectos”, lo que incluye desde plantas de vehículos eléctricos y centros de datos hasta complejos turísticos de playa y rascacielos de apartamentos.
Los cálculos incluidos en el plan prevén una rentabilidad de casi cuatro veces la inversión de 100 mil millones de dólares tras 10 años, con flujos de ingresos continuos «autogenerados». Algunos elementos de la propuesta fueron publicados por primera vez por el Financial Times.
Quienes están familiarizados con la iniciativa, tanto en Washington como en Israel, la compararon con los fideicomisos estadounidenses de las islas del Pacífico después de la Segunda Guerra Mundial y los roles económicos y de gobernanza de posguerra desempeñados por Georgia.
Si bien los territorios en fideicomiso del Pacífico fueron administrados por Estados Unidos, el acuerdo fue aprobado por las Naciones Unidas, cuyos miembros probablemente no aceptarán una relación similar con Gaza. Sin embargo, los planificadores del fideicomiso sostienen que, según la doctrina del derecho internacional consuetudinario de uti possidetis juris (del latín “como se posee bajo la ley”) y las limitaciones a la autonomía palestina establecidas en los acuerdos de Oslo de 1993, Israel tiene el control administrativo sobre los territorios ocupados y la facultad de cederlos.
Como se describe en el documento del fideicomiso, Israel transferiría las “Autoridades y Responsabilidades Administrativas en Gaza al GREAT Trust en virtud de un acuerdo bilateral entre Estados Unidos e Israel» que se convertiría en un fideicomiso formal. El esquema prevé futuras inversiones de países árabes y otros países que convertirían el acuerdo en una “institución multilateral”, puntualiza el informe publicado por el diario estadounidense.
Funcionarios de la administración Trump han desestimado como simple retórica pública la insistencia de los gobiernos árabes, particularmente en el Golfo Pérsico, de que solo apoyarán un plan de posguerra que conduzca a la creación de un Estado palestino.
Israel mantendría los derechos fundamentales para satisfacer sus necesidades de seguridad durante el primer año del plan, mientras que casi toda la seguridad interna sería proporcionada por nacionales de terceros países no especificados y contratistas militares privados occidentales.
El documento no hace referencia a una eventual creación de un Estado palestino. La entidad gobernante palestina, aún no definida, afirma, “se unirá a los Acuerdos de Abraham”, la negociación del primer mandato de Trump que condujo al establecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel y cuatro estados árabes. Trump ha dicho que espera ampliar este logro antes de dejar el cargo.
El plan habla de la ubicación de Gaza «en la encrucijada» de lo que se convertirá en una región “pro-estadounidense”, brindando a Estados Unidos acceso a recursos energéticos y minerales críticos, y sirviendo como centro logístico para el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa, anunciado inicialmente durante la administración de Joe Biden, pero frustrado por la guerra entre Israel y Gaza.
Pablo Bilsky - Publicado en el semanario El Eslabón del 06/09/25



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