Tras la paliza histórica que recibió el domingo 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires -que concentra al 40% del padrón nacional y fue un límite a la locura-, el ultraderechista prefirió redoblar el ajuste. En consecuencia, escalará el conflicto social: el viernes 12 hay paro en todas las universidades del país, y el miércoles 17, cuando se prevé que el Congreso trate los vetos, se realizará la tercera marcha federal universitaria, a la que se sumarán los médicos y trabajadores del Garrahan y seguramente muchos sectores más. Hasta el colaboracionista Schiaretti salió con los tapones de punta contra el Gobierno de pelotudos libertarianos. El motivo que aduce el gobierno para vetar las leyes es la falta de plata... Pero estos cráneos se olvidan que están avanzando causas de corrupción por millonarias coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad y en el PAMI, entre otras, que tienen entre sus principales apuntados a los integrantes del círculo más íntimo del presidente.
Cada vez confirman aún más que en el gobierno solo hay una mezcla de promotoras de Tupper, cocineras de tortas, vendedores de Relevans y Cositortos varios promocionando telares de la abundancia. Delincuentes crueles y dementes que a los gritos invitan a un mundo de éxitos individuales que nunca llegan, y fue gracias a eso que ganaron las elecciones, pero no puede ir demasiado lejos.
La ultraderecha argentina está dispuesta a seguir saqueando el país y empobreciendo a su población al margen de los resultados electorales. Porque viene del mismo lugar del que salieron el aliento institucional al gatillo fácil, la represión a la protesta social y la legitimación de la existencia de presos políticos; y a su vez transmitieron hasta hace poco un mensaje tenebroso, incompatible con la vida en democracia: "ojo con lo que hacen, ojo con reírse de nosotros, ojo con criticarnos, porque los estamos vigilando, y si podemos, les armamos una causa y los metemos presos" (Bullrich dixit). Un mensaje mafioso que hoy se lo tendrán que ir metiendo ahí donde no llega el sol, porque avivaron la conflictividad hasta el límite, y ahora están tratando de traspasarlo; en una estrategia política como mínimo curiosa (por no decir demencial) el presidente acaba de vetar la ley de financiamiento educativo (con un decreto en el que deja clarísimo que los salarios docentes y no docentes perdieron por goleada frente a la inflación), y anuncia que vetará todas las leyes que pongan en riesgo el plan de ajuste, como la del hospital Garrahan o la del reparto coparticipable de los ATN promovida por los gobernadores; mientras les ofrece a cambio apoyo nacional para tomar deuda en los mercados internacionales, con un riesgo país en los 1200 puntos. El Mago Sin Dientes es más serio.
Por otro lado, los mercados están nerviosos porque el gobierno perdió las elecciones. Para calmarlos, el gobierno dice que piensa seguir aplicando el mismo plan que le hizo perder las elecciones, pero profundizado. Debe ser la famosa racionalidad del capitalismo de la que tanto nos hablaron. Y otro actor clave es el FMI, que a estas alturas es un pollo al spiedo: está quemado hasta el culo y sigue dando vueltas.
El futuro está abierto, pero solo podemos decir desde acá que solo el pueblo defiende al pueblo... Veremos qué hacen los locos estúpidos en el poder, y qué hacemos nosotros (y qué dejamos que nos hagan).
Por lo pronto, Milei no entendió nada, y olvídense que pueda entender algo en su puta vida.

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