La resurrección de Van der Graaf Generator: Nos toca presentarte el álbum que está catalogado como el mejor del rock progresivo del 2025 en estos momentos. Ayer presentamos el primer disco de un nuevo geniecito del rock prog llamado Dominic Sanderson, un joven artista de 25 años que ya su aclamado disco debut de 2023 fue considerado como uno de los álbumes favoritos de ese año por varios críticos. Y si bien en su disco debut hablamos que bebía musicalmente de la obra de Steven Wilson, acá amplía enormemente su abanico de estilos (progresivos) y arrasa con todo, porque Sanderson regresa ahora con su segundo trabajo, donde las influencias de bandas setenteras como Van der Graaf Generator (principalmente, y con mucha voz a lo Peter Hammill) son no solo evidentes, sino que se exhiben con orgullo, pero además hay señales de sonidos como los de King Crimson, Caravan, Pink Floyd, Genesis, Yes, y muchos más, hasta incluso con la complejidad y estructuras poco convencionales de Gentle Giant, logrando que el álbum se sienta a la vez nostálgico y sorprendentemente fresco. Si algún trabajo del 2025 sobrepasa en calidad esta belleza, será porque estamos en presencia de una obra de arte universal de todos los tiempos... y si no me crees, escuchalo y sorprendete por vos mismo, qué tanto!
Artista: Dominic Sanderson
Álbum: Blazing Revelations
Año: 2025
Género: Progresivo ecléctico
Duración: 45:03
Referencia: Progarchives
Nacionalidad: Inglaterra
Impermanence, el debut de Dominic Sanderson en 2023, nos descubrió a un músico de enorme potencial, deudor de clásicos, aunque con los pies muy sólidamente anclados en el presente. Pero si en ese trabajo el debe respecto a King Crimson (entre otros) era evidente, en esta segunda entrega parece haberse empapado de los dictados de Peter Hammill, entregando un álbum más ambicioso, alargando la duración de los temas y moviéndose entre un sinfín de ideas tan inusuales como amenazantes. Todavía no ha entregado su gran trabajo, pero sin duda está en ello.
Y para que vean que no hablo al pedo, voy a centrar el posteo en comentarios de terceros, porque hubo mucha gente sorprendida que no dejaba de escribir y recomendar este trabajo, así que empezamos por nuestro eterno comentarista involuntario de siempre, que nos cuenta lo siguiente...
Los 12 primeros minutos del repertorio están ocupados por ‘From The Weeping Cradle’, un tema que desde sus primeras instancias deja plena constancia de su vitalismo sistemático y consistente. Los grooves y cadencias que definen a los cuatro minutos y medio iniciales se articulan en torno al discurso jazz-rockero con obvios sedimentos progresivos expandidos en la manera tan estilizada con que interactúan los instrumentos, así como en algunas variantes rítmicas dispuestas para dar cabida a tempos inusuales. Los colores plasmados en las florituras de la flauta ayudan bastante a preservar la aureola sofisticada dentro del vigor reinante. Ya en un segundo momento, la ingeniería sónica vira hacia una solemnidad envolvente que no carece de su adecuada dosis de musculatura, aunque ésta se mantiene en un nivel más o menos contenido. El aura retro de este pasaje se sitúa en un área intermedia entre QUATERMASS y GNIDROLOG, más algunos índices de EGG y los KING CRIMSON de 1970-71. Así las cosas, el escenario está preparado para que más tarde emerja una explosión de vehemente neurosis que se instala sobre unos cimientos razonablemente complejos: ya hay aires de familia con WOBBLER y MOTORPSYCHO en camino hacia una conclusión rotunda. Tras esta odisea llega otra un poco menos extensa que se llama ‘Faithless Folly’, canción cuya sección prologar consiste en unos lentos y tenues fraseos de guitarra, tras los cuales se arma un preámbulo misterioso en 5/4, abriéndose así camino a un cuerpo central dinámico y denso que nos remite al legado de VAN DER GRAAF GENERATOR (e indirectamente nos recuerda a los inolvidables AREKNAMÉS). Ésta está armado sobre unas variaciones de ambiente pulcramente hiladas para exhibir declaraciones de inquietud y rabia bajo un ropaje meticulosamente refinado. Alguna sección fusionesca entra a tallar para aportar algo de fulgor al mecanismo instrumental en curso. Unas menciones especiales van para los sucesivos solos de órgano y saxofón que surgen a mitad de camino, los cuales refuerzan el aura distinguida inherente al pathos predominante. El epílogo refleja una poderosa implosión antes de que unas sobrias figuras de guitarra acústica señalen efímeramente el círculo musical iniciado por aquellos fraseos de guitarra inaugurales.
‘A Rite Of Wrongs’ está bastante metido en lo pastoral desde su introducción de mellotrón y el pronto asentamiento del dueto de canto y guitarra acústica, oportunamente ornamentado por la flauta. El entramado se enriquece con los ingresos del violín y las percusiones, aunque es cierto que la delicadeza esencial de la composición se mantiene intacta. El disco termina con su pieza más extensa: ‘Lullaby For A Broken Dream’, la misma que dura alrededor de 16 ¼ minutos. También hay unos acordes de guitarra acústica en su pasaje inicial, pero el foco central de esta extensa composición consiste en reforzar y capitalizar los climas de inquietud emocional y fuego espiritual que ya signaron antes a la canción #2. Aprovechando su extensión, el enfoque expresivo de ‘Lullaby For A Broken Dream’ abre una buena cantidad de espacios para potenciar los contrastes entre las secciones explícitamente intensas y las introvertidas de tenor bucólico. Alrededor de la frontera del séptimo minuto, se inicia un clima flotante y siniestro que invita a un delirante crescendo rockero que se traduce en una rutilante feria donde conviven lo Crimsoniano, lo Emersoniano y lo Genesiano. Según parece, los encuadres compartidos entre el órgano y el mellotrón dirigen la mayor parte de los registros temáticos que se van sucediendo. Tras este penetrante viaje por diversos parajes de agudeza apasionada, el epílogo hace que el bloque instrumental vire hacia un sistema de cadencias lentas donde reine lo majestuoso y se instaure una atmósfera cautivadoramente solemne. ¿Es la calma tras la tormenta? ¿Es una elegía? ¿O tal vez el retrato de una emancipación? Como sea, funciona como una evocación de enunciaciones grácilmente amables. Todo esto fue lo que se nos brindó con “Blazing Revelations” desde los cuarteles del joven maestro DOMINIC SANDERSON, una obra llena de vigor y versatilidad dentro de la más auténtica esencia del ideal progresivo del rock. Totalmente recomendable.
Y mientras avanzamos con más comentarios, también te dejo para que lo vayas escuchando, que es lo más importante...
Seguimos con los comentarios de terceros. Si te cansás de tanta letra, andá a la música derecho y listo.
Iba a hablar hoy del nuevo de Steven Wilson, pero como éso ya lo está haciendo el resto del mundo, y a él la promo le sobra, pues prefiero propagar a alguien nuevo que (también) se lo merece.
De West Yorkshire, Dominic Sanderson (guitarras, voz, Mellotron) se estrenó en 2023 con el ya impresionante (y recomendado, con tema de 20 minutos inclusive), "Impermanence". Un joven (acaba de estrenar la veintena), que está dejando boquiabierto a todo aquel proghead que no se deje llevar por el mainstream prog. Que lo hay, vaya que sí. Nada de "hypes" aquí.
Le acompañan Tristan Apperley (bajo, voz), Jacob Hackett (batería), Embiye Adali (Mellotron, Hammond, Clavinet, Fender Rhodes, Piano) y Andy Frizell (saxos, flauta).
Cuatro temas. Una media de diez minutos por barba. Imagina. Te cuento.
"From the Weeping Cradle" (12'00) recoge herencia Crimson, con clavinet y saxo funk, entre 80s-Belew y 70s "Starless". Suma flauta Canterbury a la Jimmy Hastings y un camino rodado para el disfrute libidinoso. Aquí no hay margen para "actualizaciones" ni mierdas mediocres. Eso sería como meterle autotune a Miles Davis (aunque a saber, en vida......!!!).
El stress auditivo a cada cambio micro-fusa se me hace profundamente placentero, en su retorcido masoquismo. Lujuria progresiva descarriada y sin complejos. Un tío que defiende la pureza del estilo. Y su voz, de autenticidad prog a lo Wetton/Lake, rubrica un manifiesto absolutamente rebelde. Porque así lo creo. Pienso que hoy si no haces "prog-algo", no estás bien visto. La caza de brujas continúa. Quizá más sibilina y encubierta. Pero pegas, te van a sacar todas si eres prog-prog 70s. Su voz también captura el histrionismo nihilista de Peter Hammill, y ahí ya me tiene a su merced. Si, esto es VDGG/KC en pleno cabreo existencialista. Terrorismo mellotrónico no necesariamente violento, pero sí cerebral. Ojo que eso es incluso más subversivo.
Rebajan tensión para entrar en "Faithless Folly" (10'27), donde las reflexiones arpegiadas podrían llevarnos a Terje Rypdal. Desarrollan por medio de susurros majareta Suzuki, crimsonadas paranoicas (con todo el ambiente Scandi-prog que eso conlleva), melodía de gigantesca gentileza, carne a la brass, guitarras Fripp vs. Halsall, organismos guberna-mentales EGG, british free a la Surman/Skidmore, teclados museum en exposición-clinic constante.......Sigo? O ya se hace una idea el perspicaz lector. Esto es oscuro porque el prog puro lo es. Así que la poesía sonora de "A Rite of Wrongs" (6'19) inquieta en su belleza, como la de un pibón que te va a hacer la chasta. Pete Sinfield hubiera gustado de meter mano aquí. Y al pibón. Violín guest inclusive, dark rural cuenta-cuentos horror folk de taberna. Amazing Blondel-Spirogyra-Comus en una tarde de sábado invernal. Wonderful planazo.
Final de trayecto (largo) con "Lullaby for a Broken Dream" (16'17). Genesiano romanticismo vestido de zorra que juega al cricket con cabezas de niños.
Un monstruoso "Experimento Filadelfia" que fusiona artistas del Charisma staff.......VDGG/ Genesis/Lindisfarne/Audience/Capability Brown......
Una teoría, entre muchas sugeridas.
En qué estarán pensando los supuestos "sellos progresivos", para que ésta obra maestra siga siendo un cd autoproducido?...
En el ARTE, ya te digo que no.
Claro, las opiniones se suceden, no todos dicen lo mismo y hasta a veces son contradictorias las visiones de cada uno, pero ahí está la riqueza de una obra de arte, donde cada uno le da la vida y dimensión que quiere y le resuena en su alma...
«Blazing Revelations» de Dominic Sanderson: Una Inmersión Elegante entre el Prog Clásico y Contemporáneo
Dominic Sanderson, un joven artista de rock progresivo de 25 años con sede en Liverpool y originario de Wakefield, ha emergido como una figura prometedora en la escena musical actual. Tras el lanzamiento de su aclamado LP debut en 2023, «Impermanence», que fue considerado uno de los álbumes favoritos de ese año por varios críticos, Sanderson regresó aproximadamente dos años después con su segundo álbum de larga duración, «Blazing Revelations».
Este nuevo trabajo, cuyo lanzamiento se produjo el 28 de febrero de 2025 y que está disponible en formatos digital, CD y vinilo, presenta cuatro temas: «From the Weeping Cradle», «Faithless Folly», «A Rite of Wrongs» y «Lullaby for a Broken Dream». La rápida sucesión de lanzamientos sugiere una fuerte vena creativa por parte de Sanderson, quien parece estar construyendo rápidamente un catálogo significativo dentro del género del rock progresivo. El título del álbum, «Blazing Revelations», evoca imágenes de descubrimientos importantes y experiencias musicales intensas, preparando al oyente para un viaje sonoro que promete ser tanto apasionante como revelador.
La arquitectura musical de «Blazing Revelations» se fundamenta sólidamente en el género del rock progresivo, con críticas que lo sitúan dentro de la categoría del «prog ecléctico». Las influencias de las bandas clásicas de rock progresivo de la década de 1970 son no solo evidentes, sino que se exhiben con orgullo, logrando que el álbum se sienta a la vez nostálgico y sorprendentemente fresco. Entre las influencias clave que se repiten en múltiples reseñas, destaca de manera prominente Van der Graaf Generator (VDGG), cuya huella es aún más marcada en este álbum que en su debut. Esta influencia se manifiesta tanto en la instrumentación como en el estilo vocal de Sanderson, cuya entrega se compara frecuentemente con la de Peter Hammill.
Otra influencia significativa es King Crimson, perceptible en los agudos contrastes musicales, los ritmos complejos y los pasajes con inclinaciones vanguardistas, con menciones específicas a guitarras de estilo «Crimson-esque». También se aprecian elementos de Genesis, especialmente en los aspectos más tempranos, pastorales y sinfónicos de su sonido, evocando en ocasiones un paisaje sonoro de «pastos alpinos suizos». La escena de Canterbury, con bandas como Caravan mencionadas explícitamente, constituye otra influencia discernible, particularmente en los ambientes «melancólicos» y «ágiles», así como en ciertas formas de entrega vocal.
El lado más atmosférico y melódico de Pink Floyd también se insinúa, con una reseña que identifica una dirección «Floydiana» en una de las pistas. Además, se hacen referencias a las intrincadas estructuras instrumentales y la enérgica ejecución de Yes, y la complejidad y las estructuras de canciones poco convencionales de Gentle Giant se sugieren a través de descripciones de complejidad y cambios constantes.
Se notan influencias más modernas como Porcupine Tree, especialmente en los aspectos más oscuros y tempranos del sonido de Sanderson, y también se mencionan actos de avant-prog en relación con los pasajes más discordantes y experimentales. Además de estas influencias principales, también se han señalado similitudes con Jethro Tull , Wobbler (en la compleja instrumentación de la pista de apertura) , Daal (en un motivo con reminiscencias de King Crimson y Van der Graaf Generator en «Faithless Folly») , Ambrosia, Orion 2.0, Kevin Ayers o Blood, Sweat & Tears (en una sección con influencias de jazz rock en «Faithless Folly») , Patrick Moraz, Motorpsycho y Be-Bop Deluxe , Renaissance folk, con comparaciones con Comus o Harmonium (en «A Rite of Wrongs») , RPI (Rock Progressivo Italiano) (en motivos dentro de «Lullaby for a Broken Dream») , Gracious (en un interludio en «Lullaby for a Broken Dream») y Nexus (banda argentina, en otro pasaje de «Lullaby for a Broken Dream»). Sanderson mismo cita a Steven Wilson y Marillion como influencias.
El estilo musical del álbum se caracteriza por estructuras y arreglos instrumentales complejos, a menudo abordando «confusas firmas de tiempo». Son frecuentes los contrastes, a menudo marcados, entre pasajes delicados y pomposos, así como los cambios de humor y dinámica que van desde la fantasía hasta la angustia. Sanderson emplea melodías inusuales y escribe de una manera que sirve a la canción, incorporando tanto canto como palabra hablada. La inclusión de elementos de jazz, a veces descritos como un «prog de fusión con infusión de jazz» o «locura jazzística», añade otra capa de complejidad. Se crean intencionalmente momentos de «caos controlado», a menudo a través de la interacción del saxofón y otros instrumentos.
En ciertas secciones emergen elementos de blues psicodélico, mostrando la habilidad de Sanderson con la guitarra. Se aprecian «inclinaciones de folk ácido» en al menos una pista, lo que amplía la paleta sonora. Se utilizan enfoques sinfónicos, particularmente en las pistas más épicas, creando paisajes sonoros grandiosos y expansivos. El álbum presenta pasajes con compases inusuales, lo que contribuye a su naturaleza progresiva. Si bien las influencias son innegables y se exhiben con orgullo, Sanderson logra sintetizar estos elementos en algo que se siente distintivamente suyo, en lugar de una mera imitación de los maestros del pasado, tomando la inspiración y moldeándola en algo «sorprendentemente bueno» y «sorprendentemente fresco». El sonido y la producción del álbum parecen evocar deliberadamente la atmósfera del rock progresivo de la década de 1970, posiblemente a través del uso de calidez analógica e instrumentación clásica.
From the Weeping Cradle, la pista de apertura, de 12 minutos de duración, comienza de forma impactante con un distintivo y enérgico motivo de clavinet. Los primeros seis minutos son en gran parte instrumentales, mostrando una interacción compleja entre los miembros de la banda. Presenta riffs de guitarra discordantes, una sección rítmica impulsora con batería y bajo, y contribuciones melódicas de flauta sobre un trabajo de Mellotron. La instrumentación incluye guitarras rápidas y emocionantes, teclados variados (órgano Hammond, Mellotron), y la sección rítmica orgánica de bajo y batería. El saxofón y la flauta de Andy Frizell añaden «toques de color» y una sensación de «caos controlado». La pista atraviesa varios estados de ánimo, desde la fantasía hasta la angustia, incorporando pasajes melódicos con Mellotron arremolinado, flauta revoloteante y guitarra ácida, así como secciones con percusión intrincada y un ritmo funky.
Faithless Folly, esta pista de más de 10 minutos comienza con un ambiente más suave y ágil, con acordes de guitarra amplios y espaciados que tienen una calidez inusual, posiblemente insinuando influencias de la escena de Canterbury. Presenta melodías inusuales y una entrega vocal variada de Sanderson, que va desde suave y dulce hasta apasionada, incluyendo tanto canto como palabra hablada. La canción se intensifica gradualmente, con un primer verso susurrado frenéticamente que crece con la entrada del resto de la banda (saxofón, bajo, guitarra, voces sin palabras). Se desarrolla en pasajes de «locura jazzística», con el saxofón de Frizell tomando protagonismo, recordando momentos caóticos de King Crimson. Hay secciones contrastantes de calma relativa con flauta y guitarra slide o acústica. Un pasaje distintivo presenta un compás inusual con saxofón y guitarra creando un patrón extraño intercalado con ráfagas de Mellotron y extraños riffs de jazz. La sección central adopta una dirección más melódica y «Floydiana» con órgano brillante y notas de guitarra lánguidas, antes de volver a temas más intensos con influencias de Van der Graaf Generator cerca del final.
A Rite of Wrongs Siendo la pista más corta del álbum con poco más de seis minutos, «A Rite of Wrongs» ofrece un interludio más conciso y predominantemente acústico. Comienza con una atmósfera misteriosa, evolucionando para enfatizar voces melódicas sobre un estilo de flauta melancólico que recuerda a Peter Gabriel. Presenta claras inclinaciones de folk ácido, con una maravillosa flauta danzante y un excelente trabajo de violín de Tristan Apperley, creando un paisaje sonoro atractivo y atmosférico. El uso de violín y percusión de mano simple evoca comparaciones con actos como Comus o Harmonium. Algunos críticos la consideran la idea más cohesiva y plenamente realizada del álbum.
Lullaby for a Broken Dream La épica pieza de cierre de 16 minutos comienza suavemente con guitarra acústica y rico Mellotron. Estas texturas iniciales se contrastan con líneas ásperas de guitarra eléctrica y saxofón, creando un ambiente amenazante. La pista aumenta gradualmente en intensidad, volviéndose más presagiosa antes de estallar en un «entrenamiento de prog completo». El movimiento de apertura presenta versos de hard-rock con riffs crujientes, batería propulsora y arreglos de saxofón estridentes. La voz de Sanderson aquí también evoca fuertemente a Peter Hammill. La canción atraviesa paisajes en constante cambio, moviéndose entre la luz y la sombra, lo pesado y lo ligero, lo melódico y lo extraño, con elegantes secciones sinfónicas que construyen tensión. Incluye un pasaje más tranquilo donde el bajista toma protagonismo con un cálido punteo apoyado por la guitarra acústica. Alrededor del punto medio, la suavidad se transforma en un pasaje tormentoso y de carga dura, con un clavinet gordo y percusivo que contrasta con una línea de guitarra principal cortante, enriquecida por la eventual inclusión del Mellotron. La pista concluye con un magnífico fundido con el solo de guitarra de Sanderson sobre un exuberante Mellotron y una flauta danzante.
El trabajo mencionado es literalmente «entrar en una máquina del tiempo del prog». La decisión de estructurar el álbum con menos pistas, pero más largas (cuatro pistas que suman alrededor de 46 minutos ) permite un desarrollo musical extenso y la exploración de ideas, pero esta ambición también conlleva un riesgo estructural de que la música se sienta algo inconexa o carente de cohesión en algunos momentos, un punto importante a considerar para futuros oyentes.
Si aparece otra obra que lo saca del primer puesto del álbum del 2025 avisen, porque ese álbum debe ser algo así como la continuación del "Close To The Edge" o algo parecido...
Lo podés escuchar en su espacio en Bandcamp:
https://dominicsanderson.bandcamp.com/album/blazing-revelations
Lista de Temas:
1. From the Weeping Cradle (12:00)
2. Faithless Folly (10:27)
3. A Rite of Wrongs (6:19)
4. Lullaby for a Broken Dream (16:17)
Alineación:
- Dominic Sanderson / electric & acoustic guitars, vocals, Mellotron
- Tristan Apperley / bass, violin
- Jacob Hackett / drums & percussion
- Embiye Adalı / Mellotron, Hammond organ, clavinet, Fender Rhodes, piano
- Andy Frizell / tenor, alto & baritone saxophones, flute
With:
Joshua Joyner / percussion
Massimo Pieretti / piano






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