Empezamos la semana a lo grande, con algo que los amantes (como yo mismo) de la onda experimental chilena, al estilo Homínido, La Desooorden, Fulano, Asceta, Fractal, Akinetón Retard y tanta maravilla sonora del país trasandino, para ellos y para todos aquellos que tengan ganas de comenzar la semana escuchando y conociendo música de la mejor factura, cuyos músicos no escatiman recursos de ningún tipo, creando un progresivo de espectro completo, que va desde un estilo crimsoniano sincopado más denso a los climas atmosférico, combinando instrumentos étnicos tradicionales con los instrumentos de rock. Comenzamos la semana con otro de los mejores discos de este año en curso, al menos definido de esa manera por Progarchives (y yo estoy muy de acuerdo, convengamos). Un ritual basado en el viaje de chamán hecho sonidos y música, una experiencia auditiva y musical de excepción muy bien logrado y que dan como resultado una gratísima sorpresa que los invito a conocer. Una obra maestra indiscutible del rock progresivo de espectro completo definiendo un álbum increíble. Si te lo perdés sos un pelotudo...
Artista: Chercán
Álbum: Chercán
Año: 2025
Género: Eclectic Prog
Duración: 46:21
Referencia: Qobuz
Nacionalidad: Chile
Banda formada en el año 2019 que lanza su primer álbum homónimo de larga duración. De principio a fin, este álbum está impecablemente compuesto, interpretado y producido por músicos chilenos que trabajaron anteriormente con Homínido y La Desooorden. De estas cenizas el baterista chileno Rodrigo González Mera forma una nueva banda de músicos muy competentes y virtuosos. Por otro lado, el chercán es un ave muy popular en Chile. Anida cerca de las casas y siempre se le puede ver a su alrededor, formando una especie de simbiosis con los humanos.
Debo mencionar que los mismos músicos tuvieron la buena onda de escribirme y presentarme su disco, aunque ya había visto muy buenas referencias de ellos pero no los había escuchado. Así que debo recalcar, antes que nada, la buena onda de los músicos.
La propuesta creativa musical se levanta como un viaje sonoro compuesto por cada una de las canciones que se conectan y entrelazan para crear un ambiente con distintas progresiones, a través de secciones con matices que transitan entre ritmos “pesados” y experimentales, sonidos limpios y sobrecogedores, voces potentes y corales, así como la presencia de percusiones, cuerdas y elementos varios, generando múltiples timbres que logran una riqueza sonora amplia y cautivante.
Los temas, muy variados todos, van desde el Avant Prog, el rock de vanguardia, la música latinoamericana, influencias pop, el jazz fusión, el rock folk con toques andinos, ritmos tribales, a veces pesado y siniestro y otras dulce y emocional, en un por una montaña rusa de emociones y sensaciones, donde la agrupación muestra una capacidad de versatilidad muy importante y que es base para el desarrollo de su estilo y sonido propio, que es de esas propuestas musicales que sirven para crear imágenes mentales, climas, sensaciones y emociones. Muchos sonidos de percusión, mucho saxo juguetón y experimentador, una base muy experimental, virtuosa y con muy buen gusto, vocemos emocionales y una guitarra que con su trabajo sirve de trampolín para saltar de un estilo a otro, interactuando de forma maravillosa. En definitiva, una banda con muchos sonidos, con muchas propuestas, ordenadas y presentadas de manera prolijita en este disco tan disfrutable.
Pero vamos a un comentario que lo explica un poquito mejor. Y podemos comenzar por las palabras de nuestro eterno comentarista involuntario de siempre, que nos cuenta lo siguiente de este disco...
Hoy es tiempo de presentar al grupo chileno CHERCÁN y su álbum debut, también llamado “Chercán”, el cual fue publicado el pasado 4 de marzo. Se trata de una nueva apuesta musical del baterista-percusionista Rodrigo González Mera, a quien conocemos de LA DESOOORDEN y HOMÍNIDO. El resto de integrantes de CHERCÁN son Roberto Faúndez [guitarras eléctrica y acústica], Martín Peña [voces y guitarra ocasional], Simón Catalán [bajo] y Matías Bahamondes [saxos]. En algunos pasajes de “Chercán”, el quinteto recibió el apoyo del violinista Benjamín Ruz (también encargado de los arreglos de cuerdas), la violista Javiera González y la cellista Ariadna Kordovero. Las sesiones de grabación para el disco que hoy nos convoca tuvieron lugar en diferentes estudios de Santiago y Valdivia. Las ulteriores labores de mezcla estuvieron en manos de Jorge Fortune en Telúrica estudio de Coyhaique, mientras que la masterización estuvo repartida entre el mencionado Fortune y Carlos Barros. La hermosa e intrigante imagen de la portada es de la autoría de Paulina Rosso. Habiendo mencionado los antecedentes de Rodrigo González, podemos decir que la línea de trabajo de CHERCÁN está emparentada con la que realizaba en su momento HOMÍNIDO, pero con la variable de que hay un compromiso más sesudo con la garra rockera en medio de la sistemática versatilidad que define a la ambiciosa visión musical de este quinteto. Pero mejor será que revisemos los detalles del repertorio de “Chercán” a fin de aclarar con mayor profundidad esta noción.
Durando poco más de 6 ¾ minutos, ‘La Culpa’ abre el repertorio de “Chercán” haciendo un efectivo despliegue de vibraciones telúricas con ese poderoso groove tribal de batería al cual se unen pronto los demás instrumentos y el canto. Desde el mismísimo punto de arranque, el grupo quiere plantear un ritual de pasión y contemplación, siendo así que las líneas del saxofón son las principales aportadoras de lirismo mientras el canto va aumentando su pathos mientras a medida que va avanzando la ingeniería sónica diseñada para la ocasión. El intermedio contenido añade un ingenioso recurso de variedad al consistente centro temático, instalando una atmósfera cuasi-onírica antes de volver al fragor ritualista con el que todo comenzó. Un impactante inicio de álbum, cómo negarlo. ‘Caen Las Hojas Blancas’ sigue a continuación para reforzar y capitalizar los elementos de pesadez rockera mientras el swing de fusión jazz-progresiva asume un aura un poco más sofisticada. Una sacudida con dosis extra de nervio rockero, a veces rayano con lo que se suele denominar brutal prog, preservando un enfoque tan aguerrido como distinguido. Notamos alguna cercanía con la faceta más compleja de THE MARS VOLTA (etapa 2006-09). ‘Kalimba’ es una pieza gentil y grácil que se apoya directamente en el aspecto más propiamente lírico del discurso fusionesco. La secuencia armónica iniciada por el instrumento del título asienta las bases para el motif central que pronto es enriquecido masivamente por los demás instrumentos. Alrededor del tercer minuto, la densidad sutil se torna más explícita y la banda se siente preparada para gestar una nueva arremetida rockera, incluso añadiendo un toque de dramatismo al asunto. La miniatura ‘Desolación (En)’ despliega unos retazos flotantes que se sitúan entre lo introspectivo y lo nocturno. A partir de allí emerge ‘Tiempos Paralelos’, cuya senda inaugural recoge la última nota de ‘Desolación (En)’ para anunciar el pronto arribo de una prestancia magnífica. Las instancias iniciales del sostenido incremento de intensidad expresiva están sustentadas por unos tamborileos sutiles mientras el saxo dirige la pauta melódica. ya a mitad de camino se siente la llegada de un refinado vendaval de fuerza fusionesca que, en muchos sentidos, es heredera del dinamismo fastuoso de ‘Caen Las Hojas Blancas’ con algunos retoques proporcionados por los ecos del dramatismo emergente en la última sección de ‘Kalimba’. Todo un cénit del álbum.
‘Las Mentiras Del Muro’ es una canción bastante muscular en lo referente a su arquitectura central, aunque también abre algunos espacios a musicalidades más delicadas en ciertos lugares estratégicos. Portando algunas afinidades casuales con los estándares del prog-metal y el hard rock clásico en sus predominantes secciones potentes, la banda se da maña para articular una claridad melódica en medio de la patente tormenta. Los temas #7 y #8 son sendas partes de ‘Relato De Una Obsesión’: la Parte I se titula ‘Quimera’ mientras que la segunda se llama ‘El Orate’. En el prólogo de ‘Relato De Una Obsesión, Parte I: Quimera’ están las percusiones étnicas marcando el groove esencial sobre el que van poco a poco amoldándose las interacciones entre los instrumentos restantes. Los matices aportados por los arreglos de cuerdas ayudan mucho a realzar esa cualidad casi onírica que la banda plantea para el desarrollo temático. ‘Relato De Una Obsesión, Parte II: El Orate’, por su parte, se erige como la cumbre de explosividad musical y emocional a la que parece haber estado apuntando el ensamble a lo largo del álbum. La pieza en cuestión empieza recogiendo los resabios atmosféricos de la Parte I mientras añade más matices exóticos. Poco antes de cruzar la frontera del segundo minuto, se instala una ingeniería rockera donde lo exquisito y lo visceral se fusionan con la solidez del fuego y la lozanía de la tierra. Todo arde y todo es muy consistente en el poderoso y perfeccionista enclave sonoro elaborado por el grupo. Estas dos Partes de ‘Relato De Una Obsesión’ conforman el culmen definitivo del disco. ‘Colores’ trae consigo el cierre del repertorio y lo hace con un talante mucho más sosegado, centrando su impresionista núcleo temático bajo un ropaje evocador marcado por una distante calidez. Las notas van flotando como un ensueño nostálgico. Todo esto fue lo que nos brindó la gente del grupo chileno CHERCÁN con su álbum homónimo, un genuino testimonio de la energía invertida en su vuelo musical trazado a través de los cielos del rock-fusión progresivo. Hay que prestar atención a esta banda, la verdad que sí.
Otro gran punto a favor ha sido la mezcla y producción, cada instrumento se escucha claro y podemos seguir el derrotero de cada línea de cada músico, cosa que viene muy bien (siempre viene muy bien) porque las canciones tienen un gran sentido de la estructura y la fluidez, así que en este caso, que la producción sea magnífica le añade unos cuantos porotitos de más a su favor.
Desde Valdivia llega este tremendo lanzamiento. Chercán debuta con música oscura y misteriosa, que mezcla sonoridades de las más variadas para lograr un resultado seductor e inclasificable.
“La Culpa” abre creciendo poco a poco, y sus casi 7 minutos pasan como un vendaval con sus múltiples arreglos y secciones. El tiempo vuela, y es que cada sección se va colocando una tras otra como si se tratase de una suite con distintos temas. La intensidad instrumental y del canto es máxima para un inicio absolutamente irresistible que delinea lo que se viene.
“Caen Las Hojas Blancas” mantiene esa tensión, que decanta en los juegos de saxo con voces bajas y guturales, entregando un aire de terror soberbio.
“Kalimba” comienza, justamente, con sonido de kalimbas y nos va introduciendo en una canción de ensueño en clave folclórica-fusión. Una baja de decibeles que igual se mueve hacia la intensidad en un tema que recuerda a The Mars Volta y Congreso.
“Desolación (En)” es una especie de transición, que con sus cuerdas melancólicas nos transporta y da el paso a “Tiempos Paralelos”, que es como la coda extendida de esta ensoñación. “Las Mentiras del Muro” trae de vuelta los riffs directos y esas cadencias atrapantes en un ritmo más arrastrado. Le sigue “Relato de Una Obsesión. Parte 1: Quimera”, dando el vamos entre melodías y ritmos orientales para otra pista etérea, pero a la vez muy distinta a “Tiempos Paralelos”, con un peso mayor y siendo la entrada a esta historia, que continúa con “Relato de Una Obsesión. Parte 2: El Orate”, que comienza a expandirse en esa locura controlada ante la cual decides acompañar o quedarte afuera. Acompañar te llevará por un camino sin vuelta atrás durante todo el disco, eso es seguro. La rítmica va llevando las sensaciones hasta el borde, las melodías repetitivas te hipnotizan mientras la tremenda voz de hace que todo se conjugue y haga sentido en tu cabeza. Simplemente soberbio.
Para finalizar, “7 Colores” invita a la calma, a sentarse nuevamente y disfrutar de la belleza de esta creación. Un cierre que redondea con las melodías más bellas y en paz, donde la voz se une como un instrumento más, en un recurso que se utiliza otras veces también en el disco, pero que acá ayuda a salir del trance.
El disco es realmente una maravilla. La batería y percusión de Rodrigo González no sólo guían el ritmo, sino que juegan con las intensidades hasta romperte la cabeza. El ex músico de bandas emblemáticas como La Desoorden y Homínido no da golpe en falso, acompañado del potente bajo grabado por Simón Catalán (hoy interpretado por el experimentado Pablo Barría), quien sostiene con firmeza y acompaña con figuras en los momentos precisos, para que la guitarra de Roberto Faúndez pueda moverse con libertad entre los riffs y los arpegios celestiales, y el saxo de Matías Bahamondes corone con esa pasión y sensualidad propia del instrumento, pero tan precisamente puesta en este mundo Chercán. Así, la voz de Martín Peña aparece en todo su fantástico esplendor, con una interpretación maravillosamente jugada y que es realmente única en la escena chilena.
Si te gusta The Mars Volta, Congreso, Fulano, Tool incluso, tienes que escuchar esto. Si quieres escuchar buena y original música, de todos modos tienes que escuchar esto. Un regalo de Chercán, desde Valdivia a nuestros oídos. No hay que dejarlo pasar.
Y no quiero comenzar a aburrir, así que los invito a escucharlos, encima en vivo y con un muy buen sonido...
A través de sus letras, la banda busca expresar las diversas inquietudes de sus integrantes, y el hecho de que esté cantado en español y suene natural y apropiado es un logro en sí mismo. Sus temas giran en torno a experiencias personales, su relación con la naturaleza y el medio ambiente, y los desafíos de la sociedad actual. En base a su lírica y su música, Chercán ha hecho un disco muy bueno, completo y complejo, lleno de pasajes más que interesantes que conforman un álbum sólido. Por otro lado, los músicos invitados en cuerdas y violines, viola y violonchelo añaden color y belleza al resultado final.
En definitiva, "Chercán" es un gran álbum debut, sin duda es una ópera prima potente y esperemos que sea la primera de muchas otras delicias musicales de esta nueva banda a la que tenemos que prestar atención y seguir su camino.
Hay discos debut que sorprenden, otros que prometen, y algunos pocos que directamente irrumpen con la claridad de una obra consolidada. Ese es el caso de Chercán, el primer trabajo homónimo de esta banda originaria de Valdivia, que entrega una experiencia sonora de alta complejidad, emocionalidad genuina y notable dominio técnico. Con una propuesta que bebe de las aguas del rock progresivo, el jazz fusión y la psicodelia, pero que se nutre además de una identidad profundamente local, Chercán se desmarca desde el primer minuto como una de las propuestas más singulares surgidas en el sur de Chile en los últimos años.
El grupo, liderado por el baterista Rodrigo González Mera, figura reconocida en la escena progresiva chilena en bandas como La Desooorden y Homínido, consigue aquí una obra que no solo destaca por su ejecución precisa, sino por la manera en que sus elementos dialogan entre sí. Las guitarras, los vientos, las cuerdas y la voz no compiten, sino que se entrelazan para construir paisajes sonoros que van desde la furia contenida hasta la contemplación más íntima. La presencia del saxofón, ejecutado por Matías Bahamondes, es uno de los sellos distintivos del álbum: a ratos suave como una segunda guitarra melódica, en otros momentos desbordado y delirante, como si canalizara el caos emocional que habita en muchas de las canciones.
Chercán abre con 'La Culpa', una pieza extensa y enérgica que marca el tono del disco: cambios de ritmo, texturas complejas y una atención quirúrgica al detalle. Es un inicio que no solo capta la atención, sino que invita al oyente a entregarse por completo al viaje. De ahí en adelante, cada canción parece explorar una faceta distinta de la banda: 'Caen las hojas blancas' se sumerge en pasajes más densos y agresivos, donde la tensión entre la voz y los instrumentos se vuelve casi física; 'Kalimba', con su ritmo percusivo y su base melódica luminosa, ofrece un momento de respiro sin renunciar a la experimentación.
Un interludio como 'Desolación (En)', breve pero lleno de carga emotiva, demuestra que la banda también sabe jugar con el silencio y la introspección. Ese mismo cuidado se extiende a composiciones como 'Tiempos Paralelos', donde lo andino se funde con lo progresivo en una mezcla que parece rendir tributo a las raíces sin caer en lo anecdótico. Es un ejemplo perfecto de cómo Chercán logra incorporar lo identitario sin forzar la fusión.
En cortes como 'Las Mentiras del Muro', la percusión cobra protagonismo, construyendo un pulso tribal que impulsa a los instrumentos hacia momentos de catarsis. Allí, el equilibrio entre lo estructurado y lo espontáneo se vuelve clave: no hay espacio para el relleno ni para los solos gratuitos, todo parece calculado para generar un efecto emocional. Algo similar ocurre con la suite dividida en dos partes: 'Relato de una Obsesión' entrega una experiencia que va de lo místico a lo caótico, como un descenso ritual a través de capas cada vez más densas de sonido y significado. El cierre con '7 Colores' es tan delicado como brillante. Luego de tanta intensidad, Chercán opta por un final contemplativo, cargado de sutileza y belleza. Aquí cada instrumento se despliega con suavidad, dejando que el disco se disuelva lentamente en el aire como un recuerdo que no se quiere abandonar. Es una decisión valiente, que reafirma el control narrativo que la banda ejerce sobre el álbum de principio a fin.
Más allá de sus virtudes individuales —que son muchas—, Chercán destaca por su visión de conjunto. Nada está librado al azar. La producción es nítida, los arreglos están cuidados al milímetro, y la interpretación transmite una cohesión que pocas veces se alcanza en un primer trabajo. Cada sección, cada cambio de ritmo, cada irrupción de cuerdas o vientos tiene un propósito claro: emocionar, desafiar, y abrir nuevos espacios dentro del lenguaje musical del progresivo sudamericano.
En un panorama muchas veces saturado de imitaciones y fórmulas gastadas, Chercán irrumpe con una obra fresca, honesta y ambiciosa. Un álbum que no se conforma con sonar bien, sino que busca dejar una huella. Y lo logra. Si este es el primer paso, el futuro de la banda se proyecta tan amplio y diverso como el paisaje del sur que los vio nacer. Un debut que no solo se escucha, se vive. Y que deja una certeza: en Valdivia, se está gestando algo grande.
Y antes de cerrar el tema, otro videíto, y espero que este posteo les guste a los muchachos de la banda, a los que estoy muy agradecido por su música y talento.
Lo podés escuchar completo, y maravillarte, desde su espacio en Bandcamp:
https://chercan.bandcamp.com/album/cherc-n
O en Spotify:
https://open.spotify.com/intl-es/album/5KprS1BC0hLTCpcRjmEMqv
Lista de Temas:
01. La Culpa 6:52
02. Caen Las Hojas Blancas 5:46
03. Kalimba 4:54
04. Desolación (En) 1:10
05. Tiempos Paralelos 5:14
06. Las Mentiras Del Muro 5:14
07. Relato De Una Obsesión. Pt. I: Quimera 6:50
08. Relato De Una Obsesión. Pt. II: El Orate 6:04
09. 7 Colores 4:19
Alineación:
- Martín Peña / Voces, guitarras adornos (7 Colores)
- Simón Catalán / Bajo
- Roberto Faúndez / Guitarra eléctrica y acústica
- Matías Bahamondes / Saxo
- Rodrigo González Mera / Batería y percusiones
Músicos Invitados:
Benjamín Ruz / Cuerdas, violines
Javiera González / Viola
Ariadna Kordovero / Cello







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