Continuamos con la saga de la mejor música de Brasil y, dentro de ella, con la historia musical de ese extraterrestre musical llamado Egberto Gismonti, y ahora vamos nada más y nada menos que con el primer disco de ECM del brillante guitarrista y pianista y el primer documento de la colaboración de Egberto con la percusionista Nana Vasconcelos, donde las composiciones esculpidas por Gismonti se iluminan con el concepto rítmico afrobrasileño de Nana y sus sonidos de la selva tropical. Son 50 minutos de música escrita e improvisada, con composiciones propias y versiones geniales de otros autores. Éste fue el disco de belleza desenfrenada que catapultó a la fama a Gismonti, un trabajo repleto de laberintos de armonías, disonancias, improvisaciones, estructuras que recuerdan a veces a Fripp, a Chopin o a Chick Corea pero con mucho sonido étnico, algo que da clima y ambientación a todo el trabajo. Un disco que rompe con todos los esquemas de estilos, catalogado a veces como música clásica, o a veces como jazz, música contemporánea, o a veces como World Music o música popular, lo que deja claro que desconcierta a más de uno... ¿qué mejor definición para una música de vanguardia o experimental?...
Artista: Egberto Gismonti
Álbum: Dança Das Cabeças
Año: 1977
Género: Jazz Fusión / Latin Jazz
Nacionalidad: Brasil
Año: 1977
Género: Jazz Fusión / Latin Jazz
Nacionalidad: Brasil
Hoy, tantos años después de haber escuchado por primera vez el disco de Gismonti, creo no equivocarme al afirmar que se trata de uno de sus trabajos más logrados y sobre todo de uno de sus esfuerzos musicales más genuinos y verdaderos. Creo que no los engaño al decir que ésta es una de sus obras más logradas del gran Gismonti, y uno de sus más genuinos y verdaderos esfuerzos musicales de este gran nombre de la música popular brasileña, que debemos conocer y hacer conocer, porque estas maravillas se tienen que perpetuar y ello no será porque se difunda en las radios que dictan las modas de los tiempos. Pero antes de presentarlo vamos a revisar su historia:
En 1974, aceptó una invitación para tocar en un festival en Berlín, Alemania, y pidió a Hermeto Pascoal y Naná Vasconcelos reunirse con él en su presentación. Volviendo a Brasil, recibió una carta de ECM en 1975, invitándole a grabar con ellos. Al no saber cuál sería la importancia futura de esta invitación, aplazó la respuesta hasta el final de 1976, para luego aceptarla, imaginando que podría grabar con el grupo brasileño con quien tocaba por entonces: el baterista y percusionista Robertinho Silva, el bajista Luis Alves, y el saxofonista y flautista Nivaldo Ornelas. Sin embargo la dictadura militar brasileña impuso precios excesivamente altos para salir del país, por lo que finalmente viajó a grabar solo. De esta manera Gismonti viajaba a Noruega para comenzar lo que sería la explosión de su carrera internacional.Wikipedia
Una vez en Noruega se reunió con Naná Vasconcelos a quien le explicó el concepto del disco. Se trataba de la historia de dos chicos vagando a través de un denso y húmedo bosque tropical, lleno de insectos y animales, manteniendo una distancia de 180 metros el uno del otro. Sabía que Vasconcelos aceptaría sin dudarlo, y lo hizo. Su primer álbum con ECM titulado Dança das cabeças (1976), recibió variados reconocimientos internacionales, fue nominado a álbum del año por Stereo Review y recibió el premio Großer Deutscher Schallplattenpreis, a la vez que recibió contradictorias categorizaciones que reflejan la riqueza cultural de Brasil y su incomprensión: en Inglaterra, fue concedida como pop; en los Estados Unidos, como folclore; y en Alemania, como música clásica. De cualquier manera, la vida de ambos artistas cambió: Vasconcelos se convirtió inmediatamente en un requerido artista internacional, de gira por todo el mundo, y Gismonti regresó a Brasil, decidido a la investigación de la música de los indígenas del Amazonas.
Este disco conceptual e instrumental trata sobre la historia de dos jóvenes deambulando por la densa selva tropical brasilera, lleno de insectos y otros animales y bichos, y separados entre sí pero unidos al mismo tiempo, diferentes geografías de sonido van poblando un disco con mucho clima y ambientación... El álbum está dividido en dos partes, la primera con una duración de 25 minutos, y la segunda un poco más corta. En la primera mitad hay 6 momentos distintos, y ellos nunca están realmente divididos, sino que construyen continuamente una vasta y completa unidad sonora, cambiando armonías de enorme belleza, con diferentes geografías sonoras, a veces disonantemente apropiadas y estéticamente encantadoras. Estos laberintos sonoros, por así decirlo, se transportan al segundo tramo del álbum. Aquí, el piano de Gismonti cobra cierta preponderancia, y es inevitable no recordar a Chick Corea, por ejemplo. Un poco más nostálgico que el anterior, esta segunda parte es un magnífico momento de claridad musical, una luz que brilla ilumina cualquier soledad, cualquier vacío en el alma.
Não foi fácil para um puto de 14 ou 15 anos gostar de ouvir Dança das Cabeças, de Egberto Gismonti, quando todos os seus amigos ouviam Talking Heads, Echo & The Bunnymen ou bandas e artistas afins. Esse puto era eu, lá pelos fins dos 70 e início dos 80. Na verdade, também ouvia e gostava muito das bandas referidas, mas qualquer coisa havia na minha cabeça e nos meus ouvidos que me aproximava do som dos pianos, das flautas de madeira, das guitarras de oito cordas de Gismonti, bem como da percussão e do berimbau de Naná Vasconcelos. Era quase trágico fazer-lhes ver a galopante beleza desse disco, e por isso todos os meus amigos olhavam com imensa desconfiança para muitas das minhas descobertas sonoras, que em nada preenchiam os desejos pop desse meu bando de parceiros de tardes inteiras a escutar o que conseguíamos ir arranjando para ouvir. No entanto, e com o passar dos anos, pude perceber que a qualidade acaba sempre, inevitavelmente, por vingar, e que eu tinha razão em sentir-me orgulhoso dos meus gostos musicais. De nada me serve (ou serviu), obviamente, esse autoapreço. Nem eu queria que servisse (ou que sirva), mas repito a ideia inicial: é lixado um puto gostar de algo, quando toda a sua gente anda encantada com universos sonoros tão distantes dos seus.Carlos Lopes
Serve o parágrafo inicial para apresentar o disco de hoje, aqui no Altamont. Trata-se, como ficou entendido, de Dança das Cabeças, trabalho saído em 1977, dado ao mundo pela ECM Records, e protagonizado pela dupla também já acima referida. Segundo consta, a união dos dois músicos aconteceu fortuitamente, uma vez que Gismonti, estando na Noruega para a gravação do LP, conheceu, por mera sorte, o parceiro com quem viria a trabalhar, não só nesse mas em muitos outros projetos. Consta ainda, que em primeiras conversas exploratórias entre os dois músicos, Naná Vasconcelos terá pedido a Egberto Gismonti para que este lhe descrevesse o tipo de disco que pretendia fazer, tendo obtido, como resposta, que desejava musicar uma história de dois rapazes vagueando por uma densa floresta húmida, cheia de insetos e outros animais, embora separados um do outro. Perante a resposta dada, o acordo entre ambos terá sido imediato, e ainda bem.
O disco divide-se em duas partes, a primeira com 25.15 minutos de tempo, e a segunda ligeiramente mais curta (24.30). Na primeira metade há 6 momentos distintos (“Quarto Mundo # 1″; “Dança das Cabeças”; “Águas Luminosas”; “Celebração de Núpcias”; “Porta Encantada” e “Quarto Mundo # 2″), sendo que esses instantes nunca se dividem de facto, antes edificam em contínuo uma unidade sonora vasta e abrangente, cambiando harmonias de enorme beleza, com diferentes geografias sonoras, por vezes dissonantemente apropriadas e esteticamente deleitosas. Esses labirintos sonoros, chamemos-lhes assim, transportam-se para a segunda fatia do disco, a que correspondem as composições “Tango”, “Bambuzal” e “Dança Solitária”. Aqui, nesta segunda parte do projeto, o piano de Gismonti ganha alguma preponderância, e é inevitável não nos lembrarmos de Chick Corea, por exemplo. Um pouco mais nostálgico que o anterior, este segundo lado de Dança das Cabeças é um magnífico momento de claridade musical. A luz que dele se solta ilumina qualquer solidão, qualquer vazio de alma.
Ainda hoje, tantos anos passados sobre a primeira audição do disco de Gismonti, julgo não me enganar muito ao afirmar tratar-se de um dos seus mais conseguidos trabalhos, e sobretudo um dos seus mais genuínos e verdadeiros esforços musicais. E se, por força da leitura deste texto, quiser começar a conhecer a prodigiosa obra de Egberto Gismonti, comece por aqui, e depois derive para Circense (que tem “Palhaço”, uma das suas melhores composições de sempre), Infância e Mágico. Verá que, depois de ouvidos esses quatro discos, será difícil deixar de querer conhecer muitos dos outros trabalhos desse grande nome da música popular brasileira, que não passa (nem passará) nas rádios que ditam as modas dos tempos.
Y de acá lo podés empezar a escuchar...
En realidad en este disco debería retomar el tema que abrí en el disco de Leo Brouwer e Irakere referido a la nulidad de las deficiones referidas a la música popular o la docta, si una era buena y la otra mala, y debido a ese debate en la sociedad cubana Chucho Valdés, de Irakere, quiso dejar claro que la división entre música popular vs. culta es una división artificial, que sólo había dos tipos de música: buenas y malas, por lo que llevó al guitarrista clásico Leo Brouwer a tocar con ellos, mezclando salsa, el jazz y la música clásica.
Pero la distinción entre música buena y mala termina siendo subjetiva y dependiente también del gusto de cada uno, así que me permití desarrollar otra concepción general: por un lado tenemos música conservadora y por otro tenemos música creativa y creadora, vanguardista, innovadora, que rompe fronteras, fronteras de estilo (Piazzolla, por ejemplo), fronteras políticas (Daniel Barenboim es un claro exponente) y cualquier otro condicionamiento social y cultural.
Entonces ya no importan las estratificaciones sociales que muchas veces condicionan a lo que llamamos música culta y música popular, siendo Egberto Gismonti y Hermeto Pascoal dos de los casos emblemáticos donde queda claro que esa paradoja es errónea: ambos vienen de sectores humildes y han triunfado en el mundo de la música "culta", inclsuo cuando su música es una mezcla de estilos donde hay mucho de la música que han mamado, la música popular de sus pueblos originarios, incluso mucho de música étnica.
Escuchen y hagan escuchar a este verdadero discazo de un verdadero genio. Un disco fuera de tiempo y de estilos...
Pero la distinción entre música buena y mala termina siendo subjetiva y dependiente también del gusto de cada uno, así que me permití desarrollar otra concepción general: por un lado tenemos música conservadora y por otro tenemos música creativa y creadora, vanguardista, innovadora, que rompe fronteras, fronteras de estilo (Piazzolla, por ejemplo), fronteras políticas (Daniel Barenboim es un claro exponente) y cualquier otro condicionamiento social y cultural.
Entonces ya no importan las estratificaciones sociales que muchas veces condicionan a lo que llamamos música culta y música popular, siendo Egberto Gismonti y Hermeto Pascoal dos de los casos emblemáticos donde queda claro que esa paradoja es errónea: ambos vienen de sectores humildes y han triunfado en el mundo de la música "culta", inclsuo cuando su música es una mezcla de estilos donde hay mucho de la música que han mamado, la música popular de sus pueblos originarios, incluso mucho de música étnica.
Isto é música popular? Experimente tocar ali na quermesse.Ranulfus
É jazz? Bem, é evidente que recebeu influência, mas quem no século 20 não recebeu? E nos trechos em piano solo também é evidente a influência de Chopin.
É clássico? O site da Amazon diz que sim. Mas conheço gente que certamente torceira o nariz diante dessa afirmação.
Afinal, o que é que faz determinada música ser “clássica” ou “erudita”? Evidentemente não pode ser a ausência de melodias cantáveis, a ausência de texto, a ausência ou pouca importância da percussão ou de determinadas instrumentações, e até mesmo ausência de vulgaridade ou banalidade… pois cada uma dessas “ausências” é contradita por abundância de presenças no repertório estabelecido.
Para muitos, “clássico” equivale, mesmo que sem consciência disso, a “em formas, escalas e instrumentações de origem européia”. Donde considerarem clássicas, p.ex., as valsas dos dois Johann Strauss, quando para mim são evidentemente música popular em arranjos para poderosos.
Não estou dizendo que são inferiores por serem populares, nem que não caibam num blog como este. As danças compostas e/ou publicadas pelo Pretorius, do século 16, também são música popular em bons arranjos, e seria uma pena não tê-las aqui!
Para mim, o “clássico” ou “erudito” se refere ao grau de complexidade da elaboração na dimensão “forma”, e/ou de libertação em relação às duas fontes primárias da música (a dança e a declamação expressiva) na direção de uma música-pela-música. E nesse sentido encontramos “clássico” em muitas tradições totalmente autônomas da européia: chinesa, indiana, mandê (da qual postei aqui o lindo exemplo que é TOUMANI DIABATÉ), e também em outras que recebem maior ou menor medida de influxo da tradição européia, mas o incorporam em formas produzidas com total autonomia em relação a essa tradição.
O Brasil talvez seja a maior usina mundial da produção deste último tipo de música – mas não me refiro a nenhum dos nossos compositores normalmente identificados como “clássicos” ou “eruditos”: nem a Villa-Lobos, nem a Camargo Guarnieri, nem a Almeida Prado, ninguém desses: todos eles trabalham fundamentalmente com a herança das matrizes formais européias. O que não os desqualifica, não se trata disso!
Trata-se, ao contrário, de qualificar música que às vezes é tida como de segunda, quando é de primeiríssima. E é nesse sentido que já postei aqui o balé “Z” de GILBERTO GIL, que recomendo com ênfase o pouco postado e o muito por postar de MARLUI MIRANDA e do grupo UAKTI… e que posto agora este outro, que foi um dos discos de maior impacto no mundo em 1977-78.
Pra deixar claro o que não quero dizer, acho pretensioso e chato a maior parte do que o Egberto fez depois. Com exceção de momentos geniais em Nó Caipira e em Sol do Meio Dia, quase tudo em que ele meteu orquestra se afastou do conceito de “clássico” que estou usando aqui. Estereotipou. E portanto banalizou.
Mas Dança das Cabeças não tem nada de esterotipado: Dança das Cabeças foi fundador. Se você já ouviu coisa parecida, veio depois, e bebeu daí. Para mim, um dos discos mais importantes do último terço do século 20, independente de categorias.
Ou seja: um clássico.
Escuchen y hagan escuchar a este verdadero discazo de un verdadero genio. Un disco fuera de tiempo y de estilos...
Lo podés escuchar desde Spotify:
https://open.spotify.com/intl-es/album/3FxA68tcMiXVKfwmnraFpq
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Lista de Temas:
Parte I:
Quarto Mundo #1
Dança Das Cabeças
Aguas Luminosas
Celebração De Núpcias
Porta Encantada
Quarto Mundo #2
Parte II:
Tango
Bambuzal
Fé Cega Faca Amolada
Dança Solitária
Parte I:
Quarto Mundo #1
Dança Das Cabeças
Aguas Luminosas
Celebração De Núpcias
Porta Encantada
Quarto Mundo #2
Parte II:
Tango
Bambuzal
Fé Cega Faca Amolada
Dança Solitária
Alineación:
- Egberto Gismonti / 8-string guitar, piano, wood flutes, voice
- Naná Vasconcelos / percussion, berimbau, corpo, voice
- Egberto Gismonti / 8-string guitar, piano, wood flutes, voice
- Naná Vasconcelos / percussion, berimbau, corpo, voice

nunca dejen de compartir tan buena música. se agradece!!!
ResponderEliminaramigos, ¿cómo puedo descargar esta joya? se agradece! saludos...
ResponderEliminaramigos, ¿cómo puedo descargar esta joya?, se los agradecería! saludos...
ResponderEliminarEscriban a correocabezon arroba gmail punto com y les contamos
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