"Soft Machine conoce a Steely Dan ¿Qué tan maravilloso puede ser eso? Pues yo diría que lo es" reza uno de los comentarios de este disco, y quizás no esté tan equivocado. Volvemos con estos pesos pesados del Canterbury, del progresivo y de la buena música en general. Aquí, con su segundo y, lamentablemente, último disco de estudio, y otra vez gracias a los enormes aportes de LightbulbSun. "Rotters' Club" se caracteriza por una atmósfera amigable y cálida, incluso cuando la música está en su punto más complejo, transformándolo en una pieza emblemática del sonido de Canterbury y quizás la mejor producción de la banda, en la cual plasma un abordaje del jazz (desde la óptica del rock) con personalidad propia, de modo singular y desde una estética formal que perfecciona el trabajo de Richard Sinclair, en Caravan. Y por todo ello, si hasta ahora estábamos en deuda con este notable proyecto, al presentar este grandioso disco final de Hatfield and the North nos ponemos al día completando su escasa (y excelente) discografía de estudio, algo que no puede faltar en un espacio como el blog cabeza, ya sea para que revivan esta maravillosa música o para que la conozcan.
Artista: Hatfield And The North
Álbum: The Rotters' Club
Año: 1975
Género: Escena Canterbury
Duración: 50:12
Referencia: Progarchives
Nacionalidad: Inglaterra
El esquema sonoro que el grupo trabaja y trajina para su segundo álbum despliega mayores y más recurrentes dosis de agilidad y colorido mientras preserva su mágica combinación de virtuosismo, calidez y sentido del humor. Ya de entrada, la grácil y llamativa canción ‘Share It’ (que dura 3 minutos y segundos) nos brinda un alegre muestrario de dulce ironía que se apuntala sobre un esquema rítmico marchoso, muy al estilo de CARAVAN cabe añadir. La letra de Pyle es muy reveladora en estos pasajes que ponemos de ejemplos: “Tadpoles keep screaming in my ear: / «Hey there! Rotter's Club! / Explain the meaning of this song and share it!»” – “I won't trouble you with all that cheap philosophy, / it's better still to watch that on T.V. / Most especially adverts of some slinky hairspray / when the plastic actresses take off their clothes / just to demonstrate all their curves and cleavages / and subtleties quite forgetting their hair.” Los coloridos y el solo del sintetizador arman una estupenda contraparte al entusiasta swing armado por la dupla rítmica. Luego sigue la magnífica pieza ‘Lounging There Trying’, seguida por la secuencia de las miniaturas ‘(Big) John Wayne Socks Psychology On The Jaw’ y ‘Chaos At The Greasy Spoon’, ‘The Yes No Interlude’ y ‘Fitter Stoke Has A Bath’. ‘Lounging There Trying’ exhibe un envolvente lirismo bajo la guía de la guitarra, la cual cuenta con el piano eléctrico como cómplica perfecto en la instauración del motif y la atmósfera centrales: mientras la pieza ve incrementanda la intensidad de su groove constitutivo, el cuarteto en bloque gesta un ejemplo de cómo es el modelo del Canterbury en su dimensión más exquisita. ¡Qué belleza! ‘(Big) John Wayne’ es una exhibición de magnificencia atonal mientras que ‘Chaos’ establece una travesura grácil liderada por un poderoso destaque del bajo con mucho fuzz. Esto último resulta idóneo para que el vitalismo coqueto y filudo de ‘The Yes No Interlude’ pueda dar rienda suelta a su cándida extravagancia. El solo de órgano y los ornamentos de vientos parecen acercar a este grupo de caballeros ingleses al modelo de FRANK ZAPPA; por su parte, cuando llega el momento del solo de Miller, la pieza adquiere una dosis extra de vigor expresivo, un nervio que requiere de un revestimiento señorial para fluir sólidamente a través del complejo esquema rítmico que dirige Pyle. Cuando el cuarteto baja los decibelios llega la oportunidad para el lucimiento de un divinamente pérfido solo de saxo, el mismo que anuncia el crescendo intermedio y el subsiguiente jam final de la sección. ¡Un cénit definitivo del disco!
‘Fitter Stoke Has A Bath’ – que al igual que ‘Chaos’ es una composición de Pyle – desarrolla un ambiente reflexivo que resulta un tonificante contraste frente a la polivalente exuberancia sónica precedente. Un compás sosegado, delicados arreglos de guitarra y piano eléctrico y el celestial canto de Sinclair se conjugan en esta bella sección. El humor de Pyle es fabulosamente drástico: “Thank you ladies you had us all, / I hope you both enjoyed it / But just the same, / I'm happy just to sit around at home / With Pamela making cups of tea and washing clothes. / Now anyone could easily see / I'm basically a cretin.” Una vez finalizada la parte cantada, Sinclair se pone a tararear para utilizar su voz como parte del andamio instrumental general. Hay un nuevo motif y hay una mayor densidad mientras se preserva el lirismo inicial... y de paso, tenemos otro magnífico solo de guitarra a cargo del infalible genio Miller. La coda guiada por efectos psicodélicos de teclado e impresionistas ornamentos percusivos es una maravilla experimental en sí misma, un ejemplo claro de cómo lo imprevisible y lo inaudito son integrados en una eficaz unidad estilística dentro del caleidoscópico ideario de HATFIELD AND THE NORTH. El lado A concluye con la cándida semibalada ‘Didn't Matter Anyway’, la cual se engarza con el final de la pieza precedente. Escrita por Sinclair en un momento de nostálgica desazón porque su paso por el negocio musical (y el del grupo) no gozaba de la acogida comercial deseada, en ella Sinclair toca también la segunda guitarra y se abre un espacio protagónico para el flautista invitado (Hastings). Las apergaminadas florituras del sintetizador complementan gloriosamente el aura melancólica que vierte la flauta. A pesar del tono elegíaco de ‘Didn’t Matter Anyway’ todavía nos queda otra mitad de “The Rotters’ Club”: ‘Underdub’ abre esta segunda mitad con un tenor alegre desde el mismo instante inicial. Las vibraciones jazzeras se imponen con incontrovertible fuerza de carácter mientras el cuerpo melódico va flotando con ágil delicadeza. Lo que hace Stewart con el piano eléctrico es monumental: deja su marca como uno de los mejores teclistas de la historia del Canterbury y, por qué no, del rock progresivo en general.
Luego sigue el opus de 20 ½ minutos compuesto por Stewart que se titula ‘Mumps’, una pieza diseñada para que el disco concluya con autoritaria imponencia. Sus secciones portan los títulos autónomos de ‘Your Majesty Is Like A Cream Donut (Quiet)’, ‘Lumps’, ‘Prenut’ y ‘Your Majesty Is Like a Cream Donut (Loud)’: la segunda de ellas es la más extensa con sus 12 ½ minutos de duración. La primera sección, fiel a su título, consiste en una etérea amalgama de teclado y coral femenina que tiene mucho de misticismo primaveral, siendo así que cuando irrumpe ‘Lumps’ con su exultante prólogo, se genera un efectivo choque para el oyente atento. Nada malo hay en esto dentro del discurso progresivo, y además, una vez que los vericuetos Stravinskianos guiados por la dupla de órgano y guitarra han terminado, volvemos a la lógica del jazz-rock contemplativo sobre un esquema rítmico tan llamativo como señorial. Tras un regreso a lo etéreo, a poco de llegar a la frontera del quinto minuto se pone el grupo a explorar nuevamente su faceta más aguerrida, siempre sobre un esquema rítmico exigente. La penúltima parte de ‘Lumps’ es cantada, lo cual da pie a que el esquema sonoro vuelva frontalmente a lo lírico, y de paso, se prepare el jam concluyente, el cual exhibe en un espacio de casi 4 minutos un equilibrio excelso entre lo vigoroso y lo melodioso. La cosa termina en un fade-out para el arribo de la tercera sección, la cual refleja un estupendo ejercicio de ricas musicalidades jazz-progresivas: el canto femenino y la flauta llenan permanentemente los espacios indicados por la triangulación de guitarra, teclado y dupla rítmica. El groove creado por la batería de Pyle exhibe una cadencia milimétricamente calculada a través del efectivo despliegue de complejidad musical. Todo termina con una atmósfera tranquila durante el engarce entre la parte final de la sección tercera y el desarrollo de la cuarta, la cual ostenta una solemne luminosidad.
La reedición de Esoteric Recordings trae 12 minutos más de música con la inclusión de tres bonus tracks: ‘Somewhere Between Heaven And Earth’, ‘Oh, Len’s Nature!’ y ‘Lything And Gracing’, todos ellos registrados de sendas actuaciones en vivo sobre escenarios de Inglaterra y Francia. El primero de ellos es un tema ágil y primoroso cuya vitalidad juguetona exhibe directamente la quintaesencia del cuarteto: el canto de Sinclair es tan dulce y convincente como siempre mientras sus filudos fraseos de bajo encajan a la perfección con la polenta que le da Pyle a su batería. El solo de órgano del final nos muestra a un Stewart inspirado como siempre e inquieto como nunca. Hay pasajes de la letra (autoría de Sinclair) muy entrañables: “Thanks for the colours you gave me, / With them I can make a new start, / Plan a new part for the future. / A new resolution, gather my thoughts. / Follow my heart, for here I am, Halfway ‘tween Heaven and Earth, gently drifting.” – “Caught in my dreams, / supported by schemes / We wrote together, wondering whether / The words that were missing didn’t belong / Or might have been wrong. / But so long as we can, we’ll / Follow moonbeams from afar, / Touch the moon and chase the stars.” Vamos... ¡geniales! Por su parte, ‘Oh, Len’s Nature!’ es la versión netamente instrumental de la pieza cuya música compuso Miller para el segundo álbum de MATCHING MOLE (“Little Red Record”) y que respondía al nombre de ‘Nan True’s Hole’: en manos de los HATFIELD, esta idea adquiere una garra nueva y un groove más pesado desde los cuales el riff persistente adquiere un tenor más oscuro. En fin, ‘Lything And Gracing’ es otra composición de Miller que originalmente también formaba parte del repertorio de MATCHING MOLE, aunque esta vez durante sus últimos meses de existencia y sin haber tenido su versión de estudio correspondiente. Lo mismo pasó ahora en el contexto de HATFIELD AND THE NORTH y lo que aparece aquí es solo una parte de lo que originalmente era algo más largo: en esta ocasión, el cuarteto se focaliza en el motif central para que se genere un intenso lucimiento alternado entre la guitarra y el órgano sobre un swing moderadamente complejo. Definitivamente tiene un gancho muy particular esta pieza y se nota en los aplausos del público al concluir. Y sí, en efecto, faltaba poco para que los HATFIELD AND THE NORTH se disolvieran tras tocar su último concierto en el 1 de junio, lo cual implicaba cancelar otro puñado de actuaciones que ya tenían anunciadas en otros días de ese mes.
El cuarteto estaba ahogándose en su propia bancarrota mientras la gente de Virgin se ponía a esperar a que “The Rotters’ Club”, merecedor de excelentes reseñas en la prensa musical, fuese el éxito de ventas que no fue el disco debut para reinventir las ganancias en las nuevas aventuras de HATFIELD AND THE NORTH. Pero no, era hora de dejar la autopista con la frente en alto y esperar a que lleguen mejores tiempos en nuevas empresas musicales. En efecto, Stewart formó NATIONAL HEALTH con su amigo Alan Gowen (de GILGAMESH), siendo así que Miller y Pyle se unieron pronto al combo. El del cambio de rumbo más prominente en ese momento fue Richard Sinclair, quien se unió a las filas de CAMEL, banda que estaba reforzando un renombre considerable en la todavía vigente escena progresiva: allí se hizo amigo inmediato de los Sres. Andy Latimer, Andy Ward y Peter Bardens. El legado de HATFIELD AND THE NORTH no se desvaneció en la nada a pesar de no haber sido un grupo particularmente exitoso: su público de culto lo preservó en la memoria como un grupo inolvidable, lo cual hizo posible que se publicaran dos recopilaciones de maquetas, temas en vivo y versiones primigenias de canciones de sus dos álbumes: “Hatwise Choice” (2005) y “Hattitude” (2006), ambas bajo la producción independiente de los propios integrantes. Ya en el año 1980 la gente de Virgin publicó el repertorio de material oficial titulado “Afters”. Este legado llega incluso a traspasar las fronteras del arte de la música pues el título del segundo disco del grupo fue escogido por el escritor Jonathan Coe (fan acérrimo del grupo) como nombre de su novela del año 2001, una de sus novelas más populares. Como reveladora anécdota, Coe señala que durante su gira de promoción de la entonces nueva novela, nadie en ninguna rueda de prensa que tuvo lugar en Gran Bretaña le preguntó por el grupo que hizo el disco con el título original, pero sí salió eso a colación en entrevistas que dio en Francia e Italia.
Pero antes del asunto del libro de Coe, HATFIELD AND THE NORTH resucitó parcialmente en el año 1990 para ofrecer un único concierto de reencuentro donde se congregaban 3/4 del personal original más una integrante nueva a los teclados, concierto que tres años después sería publicado en el CD “Live 1990”. ¿Cómo fue posible eso? Resulta que el local de Central TV en Nottingham tenía una serie de conciertos programados para que fuesen filmados con miras a una ulterior transmisión televisiva y en medio de todo surgió la idea de que los HATFIELD AND THE NORTH se reunieran al menos por un día: eso ocurrió el 30 de mayo de 1990 con la alineación de Pyle, Miller, Sinclair y la teclista francesa Sophia Domancich. Cuando se supo de la oferta para este evento, Stewart declinó formar parte del mismo pues ya no tenía interés en volver a tocar música progresiva. Poco antes de esto, Miller ya tenía armado desde hacía varios años su proyecto IN CAHOOTS mientras Pyle hacía lo propio con L’EQUIP’OUT, siendo Domancich integrante (y de paso, también la pareja sentimental de Pyle por aquel entonces); elle era la persona idónea para ocupar el lugar de Stewart en este concierto. Sin tocar nada del primer disco y optar por rebrotar tres piezas del segundo álbum, algún tema viejo que no formó parte de ningún disco y algunas composiciones nuevas, el cuarteto iba a explorar más a fondo el elemento jazz-rockero de su visión musical originaria. El sello Code 90 publicó el CD “Live 1990” en el año 1993, siendo retomado el ítem por Classic Rock Productions en el año 2002 bajo el título de “Live In Nottingham” y en formato doble de CD y DVD bajo el simple título de “Hatfield And The North In Concert”; Edsel Records, a su vez, reeditará este doble formato en el año 2015 bajo el título de “Access All Areas”. Una simpática anécdota de este concierto es que, en palabras de Sinclair, parece ser que algunas personas creían que iban a asistir a un concierto de rock pesado, si no, no se explicaba la presencia de tanta gente con pinta de Hell‘s Angels que había en el público al inicio del evento; claro está, a mitad del mismo, el público se redujo considerablemente en cantidad pero quienes se quedaron quedaron muy complacidos con ello.
‘Share It’ abre el concierto con su vibrante extroversión alimentada por la refinada ironía de la letra: cumplía muy bien como inicio del segundo disco de la banda y cumple también como inicio de un concierto. Luego sigue una nueva composición de Pyle en aquel entonces, la cual se titula ‘Shipwrecked’ y cuyo sección prologar cantada se caracteriza por ostentar una atmósfera otoñal que se va desarrollando con una sobria y perfectamente equilibrada mezcla de densidad y placidez bajo un manto de nostálgico candor.* Cuando llega el momento de las largas proyecciones instrumentales bajo la sólida tutela del solo de piano, el asunto vira hacia un elegante frenesí jazz-rockero que se ve tremendamente beneficiado por los gráciles ornamentos del bajo de Sinclair y las exquisitas florituras imparables de la batería de Pyle. El alucinante viaje musical en curso se completa cuando llega la conexión con ‘Underdub’,un clásico del segundo álbum que aquí se remodela con una atmósfera más etérea que la que se plasmó en la versión original de 1975: acorde con ello, Miller (autor de la pieza en cuestión) elabora unos fulgurosos fraseos que hacen que estos 13 ½ minutos de insignes planteamientos sonoros aterricen en un clímax sumamente elegante. ‘Blott On The Landscape’ es el aporte compositivo que brinda Sophia Domancich a este evento especial: la pieza es serena y lírica, situada estilísticamente entre el paradigma de CHICK COREA y el de HERBIE HANCOCK.** El piano eléctrico lleva incuestionablemente la batuta del desarrollo temático pero en algún momento se abre una vía para que Miller nos obsequie un nuevo solo de guitarra (exquisito, como siempre). En su dos últimos minutos, el groove se torna más cadencioso y el bloque instrumental adquiere un talante más señorial bajo la guía del órgano. ‘Going For A Song’ reaviva el ingenio ligero y colorido de la primera canción mientras que la tríada de ‘Cauliflower Ears’, ‘Somewhere Between Heaven And Earth’ y ‘5/4 Intro’ nos lleva hacia el momento de culminante esplendor de este evento. El primero de estos temas nos lleva hacia un refinado y complejo ejercicio de jazz-rock que incluye flotantes florituras de la guitarra sintetizada y un electrizante solo dual de bajo y guitarra, mientras que el segundo nos devuelve a los tiempos intensos del segundo álbum de los HATFIELD con una nueva tonalidad. ¿Por qué subió Sinclair para cantar por el micrófono de Pyle a espaldas de éste? ¿Un momento de humor? No exactamente: simplemente se había callado el amplificador de su bajo y subió al monitor del baterista para escuchar apropiadamente a su instrumento. ‘5/4 Intro’ culmina la faena añadiendo un gozoso vigor a la explosión de vivo dinamismo que se había abierto en ‘Somewhere Between Heaven And Earth’. El repertorio del concierto se cierra con ‘Didn’t Matter Anyway’, creando una eficaz aura de dulce melancolía a través de su afectiva base melódica: el sintetizador de Domancich se dilata generosamente en fabulosas líneas que remodelan la labor que la flauta hacía en la versión original.
En el año 2005 se dio una segunda reunión de HATFIELD AND THE NORTH, esta vez con la mente puesta en tener mayor actividad en conciertos y elaborar con paciencia material para un nuevo disco. Los Sres. Pyle, Miller y Sinclair contaban en esta ocasión con Alex Maguire como el responsable de los teclados. Lamentablemente, cualesquiera planes para la resurrección plena del grupo quedaron truncos el día 28 de agosto del 2006, cuando murió Pyle a los 56 años de edad. Justamente falleció en su casa a pocas horas de volver de un concierto de HATFIELD AND THE NORTH en la localidad neerlandesa de Groninga. Como el cuarteto tenía ya pautadas unas presentaciones en octubre de ese mismo año, incluyendo el Canterbury Festival, los tres miembros sobrevivientes decidieron cumplir con estos compromisos con la asistencia del baterista Mark Fletcher: la idea de hacer esto fue planteada como homenaje a Pyle, y de paso, una despedida definitiva a la existencia y la persistencia de HATFIELD AND THE NORTH, una banda que transportó a nuestras mentes y espíritus en viajes mágicos por las autopistas y carreteras del movimiento Canterbury. Dedicamos esta retrospectiva a la memoria de Phillip Pyle (así aparecía su nombre en los registros públicos), quien en todo proyecto musical en el que estuvo involucrado demostró no solo ser un gran maestro del ritmo sino también una enorme figura creativa en el concepto integral de la música. ¡Gracias eternas por todo, maestro Pip!
César Inca
No le voy a dar más vueltas a esto porque es quizás algo del progresivo más original de todos los tiempos y, sin duda, uno de los materiales de la escena de Canterbury. Por algo decía que esto no podía faltar en el blog cabeza, y agradecemos enfática y públicamente a LightbulbSun por permitirnos reparar ese error.
Pero me callo que tenés mucha buena música para escuchar...
Y mucha gente ha escrito un montón sobre este disco, así que vamos a lo que dicen algunas de sus plumas, que para algo se esforzaron tanto...
Pareciera que Canterbury fue, por un breve tiempo, la cuna de la experimentación musical inglesa en el primer lustro de los 70. Bandas como Soft Machine, Caravan, Gilgamesh, Matching Mole y la que nos ocupa, crearon un sonido estéticamente atractivo, musicalmente inspirador y fresco, surgido de un crisol en el cual elementos de jazz, rock y la música académica parecían encajar perfectamente.
Lo que conocemos en el presente como “The Canterbury Scene”, se fue gestando gradualmente con esos elementos y la participación de los mismos músicos en diversos proyectos, lo que significó una clara identidad que se fue transformando de tal manera que a muchos de esos músicos les debemos buena parte del disfrute de una música desafiante en su definición y rica en la exploración y el deseo por crear algo muy diferente a la oferta del “mainstream.”
En 1972, Hatfield And The North, nombre tomado de una señal de tránsito a las afueras de Londres, nacía de las transformaciones de la banda Delivery, una agrupación que giraba entorno al blues, jazz y rock conformada por el baterista Pip Pyle (Gong), el guitarrista Phil Miller (Matching Mole), el teclista y hermano de Phil, Steve Miller (Caravan) y el bajista y cantante Richard Sinclair (Caravan) en sustitución de Roy Babbington.
Hatfield And The North tendría una breve vida que culminaría con este su segundo álbum. Deslindándose del blues en favor de un estilo más abierto, el cuarteto se enraizó en las características líneas melódicas e inusuales métricas que en parte definieron el Canterbury Sound durante aquella prolífica etapa.
La desmembrada Delivery había sustituido a Steve Miller por Dave Sinclair (Matching Mole, Caravan) –primo de Richard, momento en el cual pasaría a ser Hatfield And The North.
Sinclair se iría poco después de una presentación de la banda con Robert Wyatt como invitado especial y Dave Stewart, quien venía de las filas de la innovadora Egg y de cuyo primer LP celebramos este mismo mes de marzo su 50 aniversario, tomaría su lugar en las teclas.
Tomemos entonces nuestra máquina del tiempo y vayamos a 1975 para revisitar el segundo disco de este grupo canterburiano. La primera tríada inicia con el tema “Share It” (Compártelo) donde Sinclair nos dice: “No hay modo de entender lo que está sucediendo, perdí la pista ayer, ahora me entero que es la generosidad que me emociona, así que dejémoslo de ese modo”.
Rítmicamente pegadizo, apreciamos el solo de Moog de Dave Stewart, cuyo novedoso sonido es una de las huellas más significativas de la época y del llamado progrock.
Luego, es la oportunidad perfecta para que Phil Miller destaque su talento como guitarrista en “Lounging Then Trying” donde apreciamos también elementos del jazz.
Dos temas, “(Big) John Wayne Socks Psychology Of The Jaw” y “Chaos At The Greasy Spoon”, ambas menores a un minuto de duración, sirven de puentes para conectar el segundo tema con “The Yes No Interlude”, composición de Pyle, en la cual el grupo queda a sus anchas para improvisar durante casi ocho minutos.
Destacan en esta pieza el saxo de Jimmy Hastings, el clarinete de Tim Hodgkinson y Lindsey Cooper en el fagot y Mont Campbell en el corno francés quienes ya habían contribuido brevemente en la diminuta “(Big) John Wayne…”
En la melodiosa “Fitter Stoke Has A Bath”, Sinclair retorna a las voces acompañado de las “Northettes”: Barbara Gaskin, Amanda Parson y Ann Rosenthal.
Richard en la voz relata: “No sospechas que mi vida es un desastre, tal vez piensas que es alegre, conociendo gente cada día y conociendo otros países…” y hace alardes de su técnica vocal dejando a Miller para que nos deleite con su solo de guitarra
Stewart al final emulando una marimba para abrir camino a dos esquisitos temas: “Didn’t Matter Anyway” compuesto por Sinclair y “Underdub” de Miller.
En la primera destaca la dulce flauta de Hastings que revolotea con la voz de Richard quien nos dice: “De cualquier modo no importó, nos encontraremos de nuevo otro día, espero estés bien hasta entonces, estarás en mis sueños, buenas noches, adiós… por ahora”
Letra y música conjugan a la perfección en este delicado tema. Luego es una más jazzística “Underdub” con Dave y Hastings abriendo espacios para la rítmica guitarra de Miller.
El lado B del álbum contiene la magna “Mumps”, una obra de poco más de 20 minutos que Hatfield And The North nos presenta a modo de suite en cuatro partes: la breve “Your Majesty Is Like A Cream Donut” (en modo calmo), luego la extensa “Lumps” de poco más de doce minutos, y una modesta “Prenut” para retornar luego a la primera pero en un modo más escandaloso.
Claramente una experimentación con elementos de jazz y otras incidencias donde destacan una vez más las Northettes y el saxo de Hastings.
El interesante desarrollo de la pieza nos va llevando a través de diversos momentos pasando por “Lumps”, “La canción del alfabeto”, un poquito de humor a lo canterburiano que se va desplegando para dar espacio al saxo de Jimmy y la guitarra de Miller.
Un breve silencio antecede a la tercera parte en la cual Jimmy nuevamente participa pero en la flauta y las Northettes decorando el espacio con sus voces en torno a Miller y Stewart cuyo desarrollo instrumental nos lleva hasta el final.
Ya de regreso a marzo de 2025, nos hemos extasiado con este álbum que llega a 50 años de haber sido lanzado al mercado. El álbum aún mantiene el atractivo de su tiempo y es allí donde reside el anhelo por celebrarlo. Stewart y Miller no tardarían en darle vida a otro grupazo, National Health
Como bien diría el virtuoso y gruñón Rick Wakeman, “Una buena pieza musical es eterna” y ¡The Rotters’ Club es una de esas!
Y ya vamos terminando un sencillo posteo para tamaña obra de arte, y lo hacemos con el último comentario de terceros...
«The Rotters' Club» es una pieza emblemática del sonido de Canterbury y la mejor producción de Hatfield and the North, en la cual plasma un abordaje del jazz (desde la óptica del rock) con personalidad propia, modo singular y una «estética formal» que perfecciona el trabajo de su líder, Richard Sinclair, en Caravan. Lo hace más experimental, sólido y osado; concibe una sublime fusión de «jazz-rock», algunos aspectos superficiales del «sentir progresivo» y una mirada meditativa de la «new age». El disco es el resultado de diez años de intensa búsqueda (a partir de los fundacionales The Wilde Flowers) y expresa como pocos el costado sofisticado, pulido y refinado de la escena.
En definitiva, si no lo conocés es hora de que soluciones ese defecto que hasta ahora tenías. Y si lo conocés no es necesario que te siga contando nada.
Y agradezco otra vez a LightbulbSun.
Lo podés escuchar en Spotufy:
https://open.spotify.com/intl-es/album/6NqP2oaumNCKtIoxIpgPKj
Lista de Temas:
1. Share It (3:02)
2. Lounging There Trying (3:10)
3. (Big) John Wayne Socks Psychology on the Jaw (0:46)
4. Chaos at the Greasy Spoon (0:30)
5. The Yes No Interlude (7:02)
6. Fitter Stoke has a Bath (7:38)
7. Didn't Matter Anyway (3:03)
8. Underdub (3:55)
9. Mumps (20:06)
- a) Your Majesty is Like a Cream Donut (quiet) (1:59)
- b) Lumps (12:35)
- c) Prenut (3:55)
- d) Your Majesty is Like a Cream Donut (loud) (1:37)
Alineación:
- Phil Miller / guitars
- Dave Stewart / Hammond organ, Fender Rhodes, piano, MiniMoog, tone generator
- Richard Sinclair / bass, lead vocals, guitar (7)
- Pip Pyle / drums, percussion
With:
Mont Campbell / French horn (3,4)
Lindsay Cooper / oboe, bassoon (3,5)
Jimmy Hastings / flute (6-8,9), soprano & tenor saxophones (5,9)
Tim Hodgkinson / clarinet (3,5)
Amanda Parsons / backing vocals (6,9)
Ann Rosenthal / backing vocals (6,9)
Barbara Gaskin / backing vocals (6,9)
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