Borges. ¿Qué podemos decir de él? No mucho, realmente. Todo lo bueno y lo malo que se le pueda atribuir ya está en el aire. La descripción más original (o no) que podemos hacer sobre él es que fue un ciego que supo ver el color exacto de cada significado y de cada significante y que fue capaz de mezclarlos hasta lograr matices impensados, arcoíris sinápticos. No hay tonalidad de la experiencia humana que no aparezca en su lienzo. Pero hay un tema muy específico que nos interesa hoy, que es su concepto de la eternidad. Su definición en palabras simples sería «una especie de dimensión inmanente análoga a la que los teólogos han definido como la simultánea y lúcida posesión de todos los instantes del tiempo». Luego está la explicación larga que abarca volúmenes y volúmenes de su obra y que sería muy extenso de definir. Solo basta con saber que planteó el tema con todas sus luces y sus sombras, sus laberintos y sus atajos, sus bugs y sus parches. Pero siempre hay un límite, y es ahí donde podemos decir que Borges lo dijo todo pero no lo dijo todo, de la misma manera en la que un elefante puede ser y no ser al mismo tiempo. Ustedes entienden. El objetivo de este texto, entonces, es diseccionar a la eternidad y dar algunas herramientas para convertirla en un recurso natural a explotar. Empecemos.
Por Motorik
Primero pensemos en el sentido social de la eternidad. Bien quedó planteada por él la distinción entre el tiempo matemático y el tiempo de cada hombre. La diferencia entre la realidad y la verdad.
Siendo que todos vivimos diferentes vidas y que todos los instantes del tiempo son diferentes para cada persona, ¿tiene sentido hablar de la eternidad? ¿No sería mejor hablar más bien de las eternidades? En dicho caso, la solución sería realizar una distribución de eternidades acorde a la necesidad de cada ser humano. Parece sencillo, pero surge otro problema. Ya dijimos que también existe un tiempo estricto que contiene a todos los tiempos, y todo tiempo es diferente de otro tiempo, ¿cómo logramos la armonía entre los buenos tiempos y los malos tiempos? Es decir, hay personas cuya existencia está marcada por la felicidad y otras que solo conocen y conocerán la miseria. Aunque cada individuo vive a su propio ritmo, todo ocurre al mismo tiempo. En vista de esto, ¿qué pasaría si todos los buenos instantes de uno chocaran con todos los malos instantes de otro? ¿Si una eternidad condenara a otra? Para poder darle una respuesta a esto, cabría preguntarse cuál sería la forma de todos los instantes al mismo tiempo. ¿Es un algo homogéneo, o funciona de la misma manera en la que cada panel de una historieta tiene su propio ritmo narrativo y en la que cada episodio de una serie tiene su nudo y su desenlace, siendo lo anterior y lo posterior un reinicio de la misma estructura? Es algo que debemos investigar mejor para traer mejores respuestas.
Luego de haber planteado la problemática social, toca pasar a lo particular y lo biológico de cada ser humano. Aun en el escenario ideal de que todas las eternidades fueran buenas y adecuadas al desarrollo personal que necesitamos individualmente, ¿qué ocurriría con nuestro cuerpo? Ya que la mente humana tiene un límite y no puede abarcar absolutamente todo, ¿Qué ocurriría con el cerebro al estar conteniendo todo lo que es, lo que fue, lo que no fue, lo que podría ser, lo que podría no ser y lo que será al mismo tiempo? ¿No sería una experiencia similar a querer escribir utilizando todas las letras y signos de puntuación de todos los alfabetos al mismo tiempo? Y esto es tan solo una forma simplificada de decirlo. Si continuamos con la analogía de los tiempos verbales y el alfabeto, debemos recordar que cada cultura tiene sus propios tiempos verbales, que cada idioma tiene su alfabeto, que cada alfabeto contiene sus propios caracteres y que esos caracteres solo admiten un orden al escribirlos que son definidos por cada cultura. Hay alfabetos que solo tienen sentido leídos de izquierda a derecha, y otros que deben ser leídos de derecha a izquierda. ¿Cómo reaccionaría nuestro cuerpo a toda la cultura humana individual y en su conjunto en un único envase? Y el problema no termina ahí, sino que se le suman más y más problemas al problema. Aunque pudiéramos soportar semejante multiverso en nuestro cerebro, contenerlo todo sería lo mismo que vivir mientras estamos quietos. En dicho escenario, ¿qué pasa con nuestros músculos y nervios? ¿Cómo haría el cuerpo para no moverse, no temblar, no estar parado, no estar sentado, no comer, no sentir la necesidad de comer, sentir la necesidad de comer, no respirar, respirar, no sentir la necesidad de respirar y sentir la necesidad de respirar? Y nuevamente, eso nombrando solo las necesidades básicas de las que somos conscientes en nuestro día a día, ya que hay un universo de funciones vitales que ni siquiera sabemos que existen y que también verían afectadas sus funciones normales en caso de encontrarnos en un estado de eternidad. En ese caso habría que poner el potencial científico a desarrollar una variante del transhumanismo que nos permita soportar todo al mismo tiempo, pero esto trae una paradoja. Si fuéramos todo y todos al mismo tiempo, ¿no tendríamos la enfermedad al mismo tiempo que la cura? ¿El virus al mismo tiempo que los anticuerpos? Parece una situación ideal, pero tiene la desventaja de que si así fuera, la cura sería enfermedad, la enfermedad sería cura, el virus sería anticuerpo y el anticuerpo sería virus, entre muchas otras mezclas posibles (o imposibles, o ambas a la vez, o todo lo contrario). Seríamos el gato de Schrodinger, la caja, el dispositivo mortal, Schrodinger y la propia paradoja. Es un infortunio que recomiendo investigar antes de seguir adelante.
Hay mucho más que agregar, pero no se puede abordar en este momento porque ya fue abordado y necesitamos más información que ya hemos encontrado. Estos son mis estudios al respecto de la eternidad y todo lo que conlleva. Es una problemática que tiene una solución muy concreta y simple que no podemos aplicar porque ya fue aplicada. Una recomendación personal es ir partiendo el infinito en medidas comprensibles de tiempo. Primero decadizarlo, luego siglificarlo, luego milenizarlo y así continuar todas las veces que sea necesario. Quizás algún día tendremos los resultados que tenemos día a día para ser eternos al servicio del bien común. Tómense todas estas precauciones si se desea avanzar en un proyecto de eternidad.
Motorik

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