Raro que nunca apareció esta banda antes en el blog cabeza, porque no solamente es un proyecto con una larga historia sino que, además, hablar de Cardiacs es meterse en un quilombo hermoso, ya que no es una banda para cualquiera, es un amor raro que te cambia la cabeza, y quizás sea de esos grupos que tienen el clásico sonido para amar o para odiar sin términos medios, y por algo se los considera los creadores del "Pronk" (una mezcla violenta y maravillosa de rock progresivo por un lado, contemplando la complejidad de las estructuras y los cambios de ritmo, y punk por otro, dada su energía loca, maníaca, su dinámica y ese espíritu insurrecto que siempre tuvieron), y han pasado de ser una curiosidad de culto a ser considerados una de las bandas más grandes del siglo XX, revolucionando el panorama musical sin que nadie lo supiera. Y es inmejorable que el primer disco que caiga de ellos en el blog cabeza sea este "LSD", un álbum doble y uno de los mejores discos de este 2025, y es lo último que sacarán ya que la tragedia frenó su magia, así que este disco es también una despedida a una banda que la rompió hasta el último segundo que pudo. Ideal para cerrar otra semana de la mejor música en el blog cabeza, dejamos un disco que para algunos será una leyenda.
Artista: Cardiacs
Álbum: LSD
Año: 2025
Género: Pronk / RIO / Avant-Prog
Duración: 80:12
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Inglaterra
Imaginá que agarrás la complejidad esquizofrénica del tío Franky (Frank Zappa), el punk contestatario de Black Flag, el pop británico más juguetón y melódico de XTC, y le sumás una teatralidad que hace que todo suene urgente, a veces hasta delirante, pero siempre, siempre, emotivo. El universo de Cardiacs es maníaco, alegre, infantil y a la vez profundamente melancólico. Usan metales, xilofones, armonías vocales a lo Queen, y te lo tiran todo encima en canciones que cambian cinco veces de melodía antes de los tres minutos.La banda siempre giró en torno a los hermanos Tim y Jim Smith. Desde el principio, hicieron todo a su manera, fundando su propio sello (Alphabet Business Concern) para tener control total de su quilombo musical y visual (eran famosos por sus vestuarios y sus shows intensos). Fue así que sacaron discos que los consagraron como una leyenda secreta o una banda de culto. Siempre se manejaron con una filosofía anti-sistema que a menudo los puso en problemas, obviamente. Pero la historia tuvo un final tristísimo y abrupto. En 2008, Tim Smith sufrió un doble ataque cardíaco y cerebral que lo dejó con graves secuelas (incapacidad para hablar y moverse normalmente), poniendo fin de facto a la actividad de la banda. Tim pasó años luchando y, lamentablemente, falleció en 2020. El corazón del grupo continúo viviendo en la devoción de sus fans, y los que quedaron del grupo se han dedicado a finalizar el álbum que Smith comenzó a trabajar en 2005, que fue postergado tras su infarto que le provocó un derrame cerebral y, finalmente, una rara afección muscular llamada distonía que le costó la vida en 2020.
Este disco significa "Liquid Sky Driver" y está basado en las últimas grabaciones en estudio antes de la enfermedad de Tim, y muestra a la banda en la cúspide de su sonido, donde el caos y la melodía no luchan, sino que se dan la mano con una sonrisa psicótica. Es la energía de la banda antes de que el destino les jugara en contra, y por eso, escucharlo hoy es un ejercicio agridulce, pero plenamente placentero, como siempre sucede con la buena música. Si buscás la emoción, acá la encontrás, te emociona por lo brillante, pero te deja la punzada de saber que el mundo se perdió la continuación de esta genialidad.
Este es el álbum que se suponía sería el próximo lanzamiento del grupo finalmente ha visto la luz tras el fallecimiento de Tim Smith. "LSD", el último álbum oficial de una triunfal serie de álbumes de un punk progresivo psicodélico y excéntrico, que aún conserva el encanto original que hizo a esta banda tan grande, presentado con todo el cariño que antiguos miembros y nuevos invitados pudieron ofrecer, convirtiéndose en el álbum tributo definitivo, que evita las meras versiones y perfecciona las composiciones de Smith, ya terminadas pero aún no listas para su estreno. "LSD" es una colección psicodélica de esplendor punk pop progresivo y retorcido que abarca 17 temas que roban 80 minutos de tu atención. Lo mejor de todo es que te rendirás con gusto, ya que este álbum ofrece todo lo que podrías desear de un lanzamiento póstumo de uno de los compositores más singulares y talentosos de todos los tiempos.
Cardiacs es, para muchos, una de las bandas más injustamente pasadas por alto en la historia de la música británica y extrañamente desconocidos para los latinos. Pese a contar con seguidores leales y haber influido en artistas tan diversos desde Radiohead, Blur, Super Furry Animals, pasando por Voivod, Napalm Death, e incluso Mike Patton con proyectos como Mr. Bungle, su trayectoria ha estado marcada por la falta de reconocimiento generalizado y una serie de infortunios que pasaremos a redescubrir.
¿Son realmente «música de vanguardia»?
Podría decirse que “vanguardia” es un término que se usa con demasiada libertad últimamente, pero en el caso de Cardiacs no resulta descabellado aplicarlo. Aunque no formaban parte de ninguna corriente “oficial” de la vanguardia, su propuesta —una suerte de art rock, ska, punk, pop y elementos casi teatrales— sí rompía con muchos de los moldes establecidos en la escena rock de los 80′. No seguían las tendencias mainstream ni se amoldaban a los cánones del rock progresivo de la época. Más bien, iban por libre, introduciendo recursos armónicos y compositivos que no eran habituales en el pop o el rock de su época.
En ese sentido, si entendemos “vanguardia” como la búsqueda de nuevos caminos artísticos y la ruptura con los convencionalismos, entonces Cardiacs merecen ciertamente el calificativo. Sin embargo, su falta de reconocimiento masivo en aquel momento y lo inclasificable de su música hizo que la etiqueta no se les aplicara de manera tan evidente. Hoy en día, con la perspectiva que dan las décadas pasadas, muchos redescubren su discografía y reconocen que sí iban muy por delante de otras bandas coetáneas en cuanto a ideas y experimentación.
¿De qué vá?
Cardiacs comenzó su carrera a principios de la década del 80′ con un sonido que, en apariencia, era una mezcla de pop, punk, art rock, música teatral, circense y trazas de rock progresivo. Una especie de «XTC, el art rock y Madness se dan la mano«. Sin embargo, lo que realmente los distinguía era tomar todos estos géneros como base y extender esos límites hasta rayar en la locura.
Al escuchar sus discos, resulta prácticamente imposible etiquetarlos en un solo género. A grandes rasgos encontraremos canciones con un tempo rápido propio del punk y ska, cortes pop con armonías complejas, riffs y pasajes propios del art rock, como también un extenso e inteligente uso de sintetizadores.
Esta versatilidad, en parte, se explica por la constante experimentación del cerebro detrás del concepto: el extremadamente creativo compositor, productor, cantante, multiinstrumentista y director de videos musicales Tim Smith, junto a su hermano Jim Smith en bajo y coros; su esposa Sarah Smith en saxofón y voces, más William D. Drake en teclados, y Dominic Luckman en batería con Tim Quy en algunas percusiones; en lo que podríamos llamar «la alineación clásica». Sin embargo, por la agrupación pasaron 24 miembros distintos; hasta Kavus Torabi, a quien entrevistamos acá.
Todos ellos, pero sobre todo Tim, hacían uso de escalas poco comunes, como el uso del modo lidio o variaciones de transposiciones limitadas, muy al estilo del compositor docto Olivier Messiaen. Ello les confería una libertad compositiva muy interesante, pero también dificultaba su comercialización ante las discográficas más convencionales. Aquello, durante una época tan mercantilista con la música como fueron los 80′, les jugó muy en contra.
Por tanto, no había otra que ser independientes, lo que les permitiría explorar su música sin limitaciones, pero al precio de dificultar su acceso al gran público y a los circuitos de promoción más establecidos. Además, si agregamos su tardía llegada a las plataformas de streaming musicales en 2021, claramente fue otro ladrillo más a su pobre distribución histórica.
A pesar de eso, tenían un público fiel que les seguía con auténtica devoción, pero cuando se trataba de darse a conocer como «teloneros» provocaban reacciones extremas en públicos desprevenidos. En 1984, tuvieron que abandonar una gira con Marillion tras ser recibidos con abucheos, botellazos e incluso agresiones por parte de los seguidores de la banda principal. Años más tarde, cuando los invitó Blur, la respuesta de algunos fans de los comandados por Damon Albarn también fue muy adversa.
A principios de los años 90′, Cardiacs continuó experimentando con su característico sonido inclasificable, aunque volviéndose aún más de nicho. En 1991 con «Heaven Born and Ever Bright«, se vieron afectados por problemas de distribución y la bancarrota de la compañía encargada de su lanzamiento, lo que limitó aún más su ya pobre alcance comercial.
A mediados de la década, tendríamos «Sing to God» (1996), para muchos su obra cumbre. Este inmensurable doble trabajo amplió todavía más su paleta sonora, con momentos de genuino pop pegadizo, pasajes complejos proggy, mucho rock y toques de experimentación que reforzaron su reputación de banda “irrepetible”. Aunque nunca alcanzó un éxito masivo, la crítica especializada, otrora muy reacia, comenzó a reconocer con mayor insistencia la singularidad de sus propuestas, y el nombre de Cardiacs empezó a circular con más fuerza entre músicos y fanáticos de la música alternativa.
Después de dedicarse a otros proyectos, un Tim Smith de tan solo 47 años sufrió un grave ataque cardíaco en 2008 que lo dejó con daños cerebrales debido a la falta de oxígeno, reduciendo drásticamente sus capacidades motoras y del habla. Este hecho marcó un punto de inflexión para Cardiacs y, en la práctica, detuvo casi por completo la actividad de la banda. Aun así, la lealtad de sus seguidores se mantuvo firme, dedicándose a recaudar fondos para el cuidado de Tim y preservando su legado.
Tras la muerte de Smith en julio de 2020 por otro desgraciado infarto a los 59 años, el universo de Cardiacs volvió a captar la atención de muchos aficionados a la música experimental. El triste suceso causó un impacto profundo en la escena, pues Tim no solo era el líder y principal compositor de la banda, sino también una figura muy querida y respetada en el circuito underground del rock británico.
Como te comentamos antes, en 2021, por primera vez, la música de Cardiacs empezó a aparecer en las principales plataformas de streaming. Con esto, la banda ganó una nueva visibilidad: jóvenes que nunca habían oído hablar de ellos pudieron descubrirlos con mayor facilidad, formando un nuevo y férreo culto en el Reino Unido. Un fenómeno que también le ocurrió a Prince, por cierto.
¿Por dónde comienzo?
Para conocer el sonido y la genialidad de Cardiacs, acá en ProgJazz te dejamos algunos discos que recomendamos como puerta de entrada:
The Seaside (1984) y A Little Man and a House and the Whole World Window (1988): El debut y su secuela tienen piezas muy representativas de su estilo para encarar el pop —como el hit de “Is This The Life?”— y un equilibrio interesante entre lo accesible y lo experimental. Ideal para iniciarse.
On Land and in the Sea (1989): Un paso más allá en su sonido: composiciones más frenéticas, armonías más retorcidas y un punto de excentricidad muy marcado. Si te gusta el avant garde “caótico” o disfrutas de cosas como Samla Mammas Manna, este disco te va a encantar.
Sing to God (1996): Después de los anteriores, estarás listo para la que muchos consideran como su obra maestra. Es un álbum doble con una tremenda diversidad de estilos, desde cortes pop/rock hasta piezas muy complejas. Atención a "Dirty Boy".
Alquitranados y emplumados
Lo que antes era un secreto a voces en circuitos underground de la isla británica, hoy se presenta como un legado musical internacional al alcance de un público más amplio, que paulatinamente descubre la genialidad de una banda que durante décadas permaneció en un nicho muy específico, como suele ocurrir con este tipo de agrupaciones muy poco convencionales.
Medios especializados y divulgadores musicales comenzaron a revisitar sus discos, subrayando su carácter pionero y su innegable influencia en bandas posteriores. Hoy la fanaticada de la banda es más grande que nunca, pudiendo disfrutar de un resurgimiento artístico en 2024 para honrar el nombre de Tim Smith en los shows «Sing to Tim». Paradójicamente, su muerte fue, sin duda, el detonante de la necesidad de reivindicar su figura y la importancia histórica de Cardiacs, una banda que, como mínimo, merece que les des una oportunidad.
ProgJazz
Sobre el disco, no hablaré mucho, nada mejor dicho, sobretodo porque considero que nada se puede decir sobre él más allá de lo que acá se dijo, y lo único que queda es escucharlo...
Ahora vamos con el único comentario sobre este última, y memorable, álbum de Cardiacs, uno de los grandes discos del año y, quizás, el gran trabajo discográfico de este 2025...
¿Es Cardiacs y «LSD» el canto del cisne de Tim Smith?
Aquel trabajo perdido, mitológico, que circulaba de mente en mente y boca en boca entre los fanáticos de Cardiacs, finalmente se ha hecho realidad; y es que respondiendo a esa naturaleza, «LSD» nace de circunstancias de mito y leyenda.
Originalmente conceptualizado en 2007, el flamante nuevo disco de uno de los secretos mejores guardados de la música popular (como puedes leer en nuestro análisis acá) quedó interrumpido tras el infarto/ACV de Tim Smith en 2008 y se reanudó varios años después. Finalmente, y ya sin Tim (quien falleció en 2020) se completó en 2024 por un grupo de colaboradores cercanos, tales como Jim Smith, Kavus Torabi, Craig Fortnam, entre otros, logrando una obra que se erige como un triunfo creativo en medio de un triste desenlace.
¿Pero cuánto de Tim realmente hay en este trabajo?, la buena noticia es que hay bastante. El otrora líder de la agrupación había grabado ya buena parte de la música antes de enfermar gravemente, y gracias a sus detalladas partituras, los colaboradores pudieron reconstruir sus ideas y completar el proyecto.
Smith aprobó personalmente muchas de las piezas aún en fase de borradores poco antes de fallecer, y si bien nunca llegó a oír la mezcla final, la culminación de este disco convierte a «LSD» en una excepción sin parangón dentro de la discografía de Cardiacs, y lo encumbra con otros trabajos póstumos rodeados de misticismo, como «Blackstar» de David Bowie, o «Made in Heaven» de Queen.
Claro, una cosa es que el trabajo sea un guiño nostálgico a quien ya partió de este mundo, pero Cardiacs siempre fue un artefacto raro que no se prestaría fácilmente para sensiblerías baratas; y es por ello que «LSD», lejos de destilar lamentos y réquiem, concentra toda la irreverencia y esencia irreductible de Cardiacs. Punk, complejidad progresiva, melodías retorcidas, componentes experimentales; y es que en este trabajo se mantienen esas señas de identidad, con beats rápidos sostenidos, pero también cambios de métricas abruptas, armonías coralizadas e instrumentaciones altamente heterogéneas.
El productor Adam Noble aportó un sonido más claro y cálido que en discos anteriores, sin sacrificar la contundencia; los platillos y el bombo se escuchan nítidos y espaciosos para dar cabida a la rica paleta instrumental. El resultado es que las piezas suenan frescas pero reconocibles como obras de Tim Smith, en una evolución lógica del último álbum en vida con la banda, «Guns» (1999, relanzado en 2007).
El personal de «LSD» es realmente de lujo. Para comenzar, este es el único disco de Cardiacs con el enorme Kavus Torabi (Gong, a quien entrevistamos acá) plenamente integrado como miembro de facto. Smith compuso todos los temas, mientras Torabi firmó los arreglos finales y aporta su guitarra en varias de las canciones. Por otro lado, también se destaca bien al frente en la mezcla a Craig Fortnam, quien sumó arreglos de cuerda y bronces que dan ese giro de tuerca tan necesario en un trabajo de Cardiacs.
Otra característica que realmente se destaca en «LSD» es tener a Tim cantando en seis canciones, aunque es justo reconocer que el grueso del álbum tiene las voces de Mike Vennart (Oceansize) y Rose-Ellen Kemp (hija de Rick Kemp). Ambos resultan ideales, sobre todo Vennart, cuyo agudo registro se ajusta perfecto al estilo de la banda. Kemp, por otro lado, destaca por su tono solemne.
Solo conéctelo a mis venas
«LSD» abre con la solemne y potente “Men In Bed”, una pieza que suena casi como un himno religioso con voces poderosas. Sin embargo, bajo esa calma introductoria se percibe la tensión latente típica de Cardiacs.
A continuación irrumpe “The May” (y su continuación “Gen”), que retoma de inmediato la velocidad frenética y el virtuosismo rítmico característicos de los británicos, con riffs entrecortados, ritmo punketa y un espíritu lúdico desbordante.
El single que ya conocíamos de “Woodeneye” cambia de registro, con una visceral guitarra de Torabi y versos que parecen aludir a la ausencia de Smith, mientras la música envuelve al oyente en un tono melancólico, sin dejar de sonar rockero. Por otro lado, mientras «Spelled All Wrong» otorga la variedad necesaria sin dejar las melodías retorcidas, «By Numbers» nos vuelve a mostrar ese Cardiacs que nos hace rebotar por las paredes de nuestra habitación de puro delirio sónico.
Por contraste, “The Blue And Buff” aligera el ánimo, siendo una pieza corta y pegadiza, casi un número pop psicodélico. Con acordes luminosos y un estribillo accesible, recuerda ciertas cosas que haría Frank Zappa en los 80′.
Los otros dos singles centrales, “Downup” y “Volob”, muestran contrastes interesantes. En “Downup” brilla Vennart en toda su amplitud vocal, cantando una melodía pegajosa pero fantasmagórica, y un épico clímax. Por su parte, “Volob” es breve, pero intenso con ese riff animado casi danzante decorado por pasajes de teclados juguetones. Esta pieza incorpora elementos de electro pop lúdico que le dan un aire inusual en el catálogo de Cardiacs, con energía luminosa y bailable.
Casi a la mitad del disco aparece “Busty Beez”, un interludio instrumental de casi nueve minutos que puede servir para convertir a cualquier proghead en un fan incondicional de los liderados por Smith. Acá la banda desenfunda métricas cambiantes, mientras construyen una auténtica sinfonía delirante. Con múltiples compases irregulares y texturas altamente disonantes, es un ejercicio de alta complejidad que ya se lo querría para sí cualquier banda de metal prog moderno.
En esta pieza de alta factura no hay voz ni estribillo convencional; en cambio, el oyente transita por secciones frenéticas que recuerdan a un caos orquestal controlado, una demostración casi académica de lo que esta banda puede hacer con la teoría musical en sus manos.
Otra sorpresa llega con la nueva versión de “Ditzy Scene”, originalmente un single de 2007, con nuevos arreglos de bronces y una producción cristalina que le añade carga emotiva.
“Skating” es otro momento clave, ofreciendo casi ocho minutos de variaciones sinfónicas que abarcan múltiples secciones, desde ritmos marciales hasta pasajes orquestales positivamente decadentes. Fue ensamblada como un rompecabezas musical a partir de varios retazos de ideas y muestra con claridad la mente extraordinaria de Tim Smith.
Las otras piezas que se nos quedan en el tintero, «Breed«, «Made All Up«, «Lovely Eyes«, «A Roll From a Dirty Place» transitan por el estilo marca de la casa de Cardiacs; delirio, melodía, circo, compases irregulares, «inestabilidad sonora», y mucho rock. Hay que escucharlas para saber de qué realmente va la cosa.
El álbum concluye con “Pet Fezant”, compuesta por Emily Smith, esposa de Tim, que devuelve el aire ceremonioso del inicio. Con coros grandilocuentes y letra de tono casi bíblico, funciona como una elegía final al propio Smith, sellando el álbum con una solemnidad sobrecogedora.
Otro ladrillo para una discografía de oro
«LSD» se inscribe como un hito tardío. La suma del doloroso contexto y la música resultante hace de este disco otra sólida adición en un catálogo ya plagado de clásicos, y que destaca por su alta consistencia, desde aquellos primeros años 80′.
Aunque Smith ya partió, este nuevo trabajo nos demuestra que Cardiacs no ha muerto y ni siquiera parece ser su canto del cisne. Es fácil de inferir que este disco no fue creado con la intención de ser un epitafio, sino como un nuevo capítulo para la banda. Lo cierto es que pocas bandas pueden compararse a esta verdadera institución de la vanguardia, estos brits que siempre han estado fuera de su tiempo, y cuya singularidad permanece inalterada.
Y para finalizar, les dejo un cover de Cardiacs interpretado por la conjunción de músicos de bandas como Voivod, Child Bite, Municipal Waste, Farmers Market, Napalm Death más el mismo Jim Smith de Cardiacs.
Y creo que bien vendría una revisión de la discografía tremenda de esa banda, no? Si me decido la semana que viene podríamos dedicársela a Cardiacs. Por lo pronto, terminamos con este disco que es todo un hito, otra semana dentro del blog cabeza.
Lo podés escuchar desde acá:
https://alphabet-business-concern.bandcamp.com/album/lsd
Lista de Temas:
1. Men In Bed
2. The May
3. Gen
4. Woodeneye
5. Spelled All Wrong
6. By Numbers
7. The Blue and Buff
8. Skating
9. Breed
10. Volob
11. Busty Beez
12. Lovely Eyes
13. Ditzy Scene
14. Downup
15. A Roll from a Dirty Place
16. Made All Up
17. Pet Fezant
Alineación:
- Tim Smith (R.I.P) / vocals, guitars, keyboards
- Jim Smith / vocals, bass
- Kavus Torabi / vocals, guitars, EBow guitar
- Bob Leith: Voice, drums
- Mike Vennart / vocals
- Rose-Ellen Kemp / vocals
- Craig Fortnam / vocals, glocks, percussion
- James Larcombe / piano, keyboards
- Gilchrist / drums
- Sharron Fortnam / vocals
- Jane Kaye / vocals
- Jo Spratley / vocals
- Suzanne Kirby / vocals
- Melanie Woods / vocals
- Claire Lemmon / vocals
- Rob Crow / drumfuckery
With:
Steve Morricone / vocals
Yael Claire Shahmoon / vocals
Emily Freya Jones / vocals
Nick Howiantz / vocals
Shane Embury / vocals
Duncan 'The Honest Man' Cooper / vocals
Jon 'The Choirboy' Daniel / vocals
Mick Pugh / vocals
Max Baillie / violin
Darius Luke Thompson / violin
Oli Langford / viola
Harry Escott / cello
Sam Barton / trumpet
Pat White / flugelhorn
Ruth O'Reilly / French horn
Tim Smart / tenor & bass trombone
Mickey McMillan / trombone





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