Al gran pueblo argentino, salud... ¿salud mental? Las mayorías elijen el endeudamiento externo para la fuga de capitales, la estrucción de tejido productivo y social, el abandono de toda perspectiva de desarrollo del país, satelismo yanqui, represión de la protesta, retroceso democrático. La derecha argentina, luchó por ello desde 1955, y ahora es avalada por el pueblo. Lo que en el 2015, 2019 y 2023 era "campaña del miedo" hoy son las promesas del gobierno que gana las elecciones: la reforma laboral y la previsional, los tarifazos y la devaluación. ¿Qué pasará con el arco político ahora que se ha derechizado la sociedad? ¿A todos les volverá el camaleonismo ideológico para "remar con la corriente", y bajo el pretexto de adaptarse a los tiempos que corren, bajar banderas y asumir como propias las del enemigo?. Pasó en otros momentos de nuestra historia y podría volver a pasar. Y ya sabemos que en las estafas piramidales los que pierden sos siempre los de abajo, no?El gobierno obtuvo un claro y contundente triunfo en las elecciones a lo largo y a lo ancho del país, del que ellos mismos deben ser los primeros sorprendidos: recordemos que hasta el día mismo del comicio disputaban con la justicia electoral el modo de difundir los resultados, para tratar de mostrarlos del que más favorable les resultaba, y disimular posibles derrotas. Aunque se pasaron por ya saben donde lo que decidió la Cámara Nacional Electoral, el artilugio no les resultó necesario, o pasó desapercibido en el contexto de los cómputos finales. Como sorprendido debe estar también el círculo rojo, que se había apurado a armar la rueda de auxilio de LLA (Provincias Unidas), que debutó con un fracaso estrepitoso.
Y aunque alguna vez se haya discutido al respecto en nuestra historia política, las victorias sí dan derechos, y Milei seguramente los ejercerá: las consecuencias inmediatas de lo que votaron los argentinos se harán sentir en breve, en políticas concretas, que por otro lado ya fueron anunciadas: reforma laboral flexibilizadora, reforma previsional con la posible vuelta de las AFJP o algún sistema similar, reforma tributaria favorable a las fracciones más concentradas del capital y profundización del alineamiento internacional incondicional con los Estados Unidos e Israel. O al menos, esa será la intención del gobierno, con números más auspiciosos en el Congreso para conseguir imponer su agenda, y habrá que ver con que grado de resistencia social: los números de ayer no ayudan al optimismo en ese aspecto.
Y la reflexión no es menor: el resultado de las elecciones no agrega nada a la absoluta insustentabilidad intrínseca del modelo de valorización financiera y fuga en curso en términos económicos y sociales, pero si le aporta un fuerte espaldarazo de sustentabilidad política; que habrá que ver como lo administran los que mandan, más allá de Milei. Macri también tuvo su cuarto de hora electoral, y a las pocas semanas estaba pidiéndole la escupidera al FMI, como preludio del fracaso de su intento de reelección.
Aunque el gobierno prometa cambios de estilo o posibles aperturas dialoguistas, no cederá en un punto central, ahora revalidado en las urnas: su programa económico, social y político para reformular la Argentina en un sentido regresivo, colonial, injusto y excluyente. De hecho puesto en esa tarea le será -a partir de ahora- mas fácil conseguir aliados, y no más difícil: aunque falten los números finos de la composición de las Cámaras del Congreso a partir de diciembre, es seguro que el resultado electoral -como mínimo- enviará al cajón los temas pendientes de la agenda opositora actual (derogación del DNU 70, reforma del régimen de control de los DNUS, cumplimiento de las leyes votadas, vetadas e insistidas, investigar los hechos de corrupción del gobierno); para algunos de los cuales ya era complejo sumar voluntades antes de que hablaran las urnas.
Todo parece indicar que Milei ha logrado con creces no solo conseguir el tercio de bancas necesarias para blindar cualquier veto presidencial a iniciativas legislativas que no sean de su agrado, sino que está más cerca de lo que nunca estuvo de poder imponer su agenda propia en el Congreso: los que no se le pararon de manos antes, cuando se desconocía su cotización real (como los legisladores que responden a "Provincias Unidas"), no lo harán ahora, cuando se sabe con certeza que -medidos en votos- son muy baratos. Menos con todo el círculo rojo local y el propio gobierno de los EEUU manejando directamente las riendas del gobierno de LLA.
El otro dato relevante de la elección es que más de 12 millones de argentinos decidieron directamente no ir a votar, expresando de de ese modo que no creen que la política tenga que ver o influya en sus vidas cotidianas, o peor aún, que pueda aportar la solución a los problemas que los aquejan. La fragmentación creciente del sistema político y de la oferta electoral, así como la fragilidad, vaciamiento y labilidad de las estructuras partidarias no solo son funcionales a la captura de la representación política por el poder económico, sino que tienen consecuencias institucionales: se habla de construir consensos, cuando en realidad de lo que se trata es de consagrar a través de las instituciones reformas socialmente dañinas, aprovechando los resquicios de esa fragmentación, que dan lugar a microemprendimientos políticos a veces personales, y filibusterismos varios. Cosa que por otro lado veremos con mayor frecuencia de acá en adelante.
Es indispensable construir fuerza social, poder popular, presencia callejera. No vale -y por más que cundan el pesimismo y el desencanto con el modo en el que votaron los argentinos- simplemente sentarse a esperar que todo estalle, sin hacer nada: sería una deserción de nuestros deberes como seres humanos, y retacearle a nuestro dañado sistema de representación el concurso del principal punto de acumulación (que desvencijado y todo) le queda a las fuerzas sociales, económicas, políticas y culturales que aun resisten la definitiva enajenación colonial del país. Lo que no podemos ni debemos dejar de hacer, es volver a intentar una humanización de la política, la cultura y el todo social.
Mientras tanto, estoy buscando mi remera que reza "Yo no lo voté". Para dejar bien en claro las cosas, vio?
La mayor parte del texto está sacado de acá....



¿El mismo pseudo-intelectual Kaparrós que estuvo en la campaña nacional contra el hambre con el golpeador en 2019? JAJAJJA
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