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The Jimi Hendrix Experience - Electric Ladyland (1968)

Y ahora LightbulbSun nos presenta el "Electric Ladyland", el tercer y último álbum de estudio de The Jimi Hendrix Experience, lanzado en 1968. El álbum es considerado uno de los trabajos más influyentes e innovadores en la historia del rock y es conocido por su sonido psicodélico, su fusión de géneros y el virtuosismo de Hendrix en la guitarra, y contiene algunas de las canciones más icónicas de Hendrix, También cuenta con la colaboración de otros músicos, como Dave Mason en la guitarra en la canción "All Along the Watchtower" y Steve Winwood en el órgano en la canción "Voodoo Chile". Además, el álbum incluye experimentos sonoros y de producción innovadores para su época, como la manipulación de cintas y la grabación de sonidos ambientales.

Artista: The Jimi Hendrix Experience
Álbum: Electric Ladyland
Año: 1968
Género: Rock psicodélico
Nacionalidad: EEUU


"Electric Ladyland" fue un gran éxito comercial y de crítica, alcanzando el segundo puesto en las listas de Billboard en Estados Unidos y el primer puesto en el Reino Unido. Es considerado uno de los álbumes más importantes y revolucionarios de la historia del rock y una obra maestra de Hendrix y la música en general, con temas como "Crosstown Traffic", "Voodoo Child (Slight Return)", "All Along the Watchtower" (una versión de la canción de Bob Dylan) y "Burning of the Midnight Lamp".

Mucho se ha escrito y mucho se escribe aún sobre este disco, dejo solamente algunos pequeños comentarios, pero en la red está lleno.

La última obra maestra de Jimi Hendrix. Ya había dicho que Hendrix después del Are You Experienced? no tenía nada más que demostrar. Con su debut bastó para cambiar para siempre la manera de tocar la guitarra, con melodías impresionantes, y un despliegue brutal de riffs y solos que han inspirado a generaciones y generaciones de guitarristas… Aún hoy día no ha nacido alguien que lo supere. Con el Axis, Jimi se metió de fondo a la experimentación sonora, a los trucos de pedales, bocinas, feedback, phasing y trucos de estudio que significaron otro trancazo revolucionario para el naciente movimiento Prog y Hardrockero que dominaría la siguiente década. Sin embargo, ya mencionábamos que a pesar de su espíritu experimental y la evidente intención de no repetirse, el Axis carece de melodías fuertes o memorables, y se vuelve en una placa en ocasiones difícilmente disfrutable para los no expertos en el arte de la guitarra-a-la-guitar-hero, inclúyome.
Con su tercer disco, Jimi logra conciliar las dos partes. En el Electric Ladyland no hay melodías o riffs o solos más salvajes que “Purple Haze” o “Fire”, pero tiene melodías más accesibles, algunas joyitas pop e incluso un cover a Dylan. En el Electric Ladyland no encontraremos una experimentación sonora que supere nada de lo hecho en el Axis, pero mantiene el nivel, vuelve a utilizar esos trucos con los pedales, usa el estudio entero como un instrumento más (se dice que ponía hasta 17 micrófonos para alcanzar a tomar las minúsculas variaciones de las vibraciones sonoras y “darle cuerpo”), pero logra conciliar esa aura experimental y apocalíptica con melodías más fuertes y memorables. Con Vodoo Chile, francamente se podría venir el fin del mundo (aprovechando las amenazas) y uno moriría con una sonrisa de oreja a oreja, con el soundtrack perfecto para el Apocalipsis. Con esta versión de “All Along the Watchtower”, quién necesita la de Bob Dylan? Francamente, alguien piensa en Mr. Zimmerman cuando se encuentran con el título de esta rola? Yo no, pero no soy adorador del buen Bob…
La cuestión es que logra meter sus dos anteriores discos en este álbum doble, para darnos algo que no deja de ser melódico, ni deja de ser experimental, sino que guarda un muy buen equilibrio. No soy fan de los discos dobles. Me parece que es muy, pero muy difícil que alcancen un 10, ya que generalmente los encuentro como una muestra ególatra y pretenciosa de la banda en cuestión, y a menudo están plagados de rellenos. Pero hay excepciones en que estos dobles alcanzan un nivel épico e impresionante y se vuelven monstruosos clásicos, donde evidentemente, no todos los temas son monstruosos, (hasta el White Album tiene relleno feo), pero los temas “menores” alcanzarían para hacer un buen disco de 9 u 8, y el resto son rolas gigantescas. El Electric Ladyland es el caso. Es difícil aburrirse en este disco. Las canciones “menores” le patearían el trasero a los mejores temas de bandas promedio de la época. Sus mayores críticos opinan que es excesivamente largo y que hay demasiados jams, los cuales consideran relleno. Y generalmente son los mismos que andan como locos buscando bootlegs de conciertos de Hendrix. Pues bien, si tenemos las melodías, solos, y experimentación de los dos discos previos, tenemos que sumarle una especie de energía en vivo de la que carecen los dos primeros álbumes de estudio. Evidentemente no son grabaciones en concierto, pero a la mayoría de las canciones le imprimen tal furia y están estructuradas de tal forma, que parecen tomas en vivo, directo en el estudio. Fragmentos realmente incendiarios como en “Crosstown Traffic”, “House Burning Down” o en los más de 14 minutos de “Vodoo” que llegan a rizarte la piel, o 1983… Todas tienen un nivel épico en el que parece que la banda está en pleno escenario interpretando los temas, aunque ciertamente es un truco, ya que hay canciones que requirieron de hasta 50 tomas, y muchas horas de producción. Jimi se volvió tan perfeccionista y maniaco que al terminar el disco, The Experience prácticamente estaba fracturada y duraría con alfileres apenas unos meses más por las tensiones durante la grabación. Incluso Chas Chandler había renunciado como productor por el obsesivo perfeccionismo de Jimi, que exigía demasiado a sus músicos cuando él mismo era demasiado errático al andar casi siempre hundido en drogas duras. Otra cuestión es que en las sesiones, Jimi invitó a muchos amigos al estudio, quienes terminaría participando en algunas rolas, para frustración de Noel Redding y Mitch Mitchell. Por ejemplo, tenemos los teclados de Stevie Winwood de Traffic en “Vodoo Chile”, y colaboraciones de el baterista Buddy Miles, el bajista Jack Cassady (Jefferson Airplane), y al organista Al Kooper (de The Band de Dylan), y hasta Brian Jones tiene un papel discreto por ahí. El mismo Hendrix tocó el bajo en varios temas, por lo que su banda de cabecera se sintió relegada. Tras terminar el disco aún saldrían de gira, pero las fricciones que generaron este disco, llevarían a la ruptura definitiva de The Experience en Junio del ’69.
El disco abre con “And The Gods Made Love” una intro rara, con efectos en las voces ye n la batería, quizá más rara aún que la broma espacial de Axis, pero mucho más corta. Una simple muestra de la experimentación de Jimi con un trillón de pedales y efectos en su guitarra y voz en una espiral sonora.
Luego está “Have You Ever Been (To Electric Ladyland)”, una piecita pop, quizá una de las más melódicas de Jimi, con un cuidadoso trabajo vocal en el que Noel y Mitch hacen coros muy divertidos en falsette. Hay al menos 2 o 3 guitarras superpuestas, sin ser un trabajo excepcional, tiene adornitos rápidos y cargados de efectos, y en general, te deja con una sensación de cálida y suave alegría. Jimi mismo toca el bajo en esta pieza, aunque realmente no es instrumentalmente asombrosa. El solo es sencillo, muy melódico, y va más por el lado de encajar en la textura casi Soul de la canción que en demostrar un derroche de técnica. Se supone que está dedicada a todas las mujeres que lo inspiraron a lo largo de su vida.
Los platos fuertes inician con “Crosstown Traffic”, con un riff asesino, uno de los más menospreciados e ignorados de Jimi. Es impresionante esa manera de darle cuerda a la guitarra hasta que estalla con ese lúdico “duru-duru dúuuuuuru”, que se adelanta siglos al truco de Peter Frampton o de Dave Gilmour de mezclar guitarra con voces para crear esa sensación de que la guitarra habla. La canción esta repleta de energía, al más puro estilo del AYE, con un Jimi escupiendo las letras con una ferocidad inusitada, casi rapeando por instantes, pero con coros absolutamente melódicos y memorables. Hay momentos en que sólo la batería y su implacable beat mantienen la canción mientras Jimi se desgañita con las letras. El bajeo es sobresaliente, funcionando como pegamento a la canción, y hay un teclado que se suma en ocasiones a la guitarra, lo que da un aura psicodélica, sobretodo cuando regresan al riff inicial. Al 1:35 hay una especie de puente y micro requinto, siguiendo con esos efectos raros de la guitarra, y ya el cierre se vuelve un fabuloso despliegue de potencia. Es de las pocas canciones en que está la alineación original de The Experience tocando su respectivo instrumento. Al final se pueden oír levemente los aplausos de los presentes en el estudio. Una excelente canción que a mi gusto está injustamente olvidada.
Luego una joya: “Voodoo Chile” es una sesión de improvisación verdaderamente fascinante. Los que la acusan de aburrida y demasiado larga deberían irse a escuchar puros discos de los Pistols. En serio que, a diferencia del Axis, aquí no se necesita conocer demasiado para que la canción te transmita esa tensión sexual al principio, con el riff lento en base blues en un evidente homenaje a Muddy Waters y John Lee Hooker. Este es un blues que mezcla esa sensación lenta y dolorosa de la vieja escuela, con el poder mastodóntico del HardRock. Esas bien medidas explosiones en los coros son perfectas, no demasiado cargadas, pero suficientes para mantener la canción en un subeybaja, en un crescendo con pequeños estallidos que mantienen nuestra atención. Pongan atención a Mitch. Esta es de esas canciones por las cuáles se hizo legendario en la batería. Y los solos! El primero de guitarra iniciando alrededor del 4:45, y siendo simplemente espectacular. La manera en que Hendrix toca las seis cuerdas es fuera de este mundo y si alguien le cuestiona su lugar como el mejor guitarrista de todos los tiempos, sólo debe escuchar este para convencerse. Se nota a leguas que ese día estaba inspirado. El órgano de Stevie Winwood es de alguna manera depresivo, pero a la vez psicodélico, y en esos breves estallidos alcanza a proporcionar una cierta majestuosidad a la canción; se conjuga muy bien con el trabajo de Jimi. Tiene también su solo al 5:25, muy solemne, casi gospel. Al final la guitarra se vuelve a unir y ambos instrumentos entablan un furioso diálogo mientras la batería hace un trepidante crescendo. Jack Cassidy también hace una buena labor al bajo, aunque tiene más bien poco volumen y queda escondido tras el virtuosismo de sus compañeros, aunque hacia el final toca con tal energía que alcanza a sobresalir. Al 8:50 toca el turno de Mitchell de lucirse, y se avienta un espectacular redoble en el que incluso se alcanzan a oír los aplausos y silbidos de admiración de los presentes en el estudio. Luego Jimi y Stevie se unen a la tensión y el jam se vuelve uno de esos viajes astrales a la Pink Floyd, sin demasiada dirección, pero igualmente sorprendente. Ya hacia el final, regresa el poderosísimo riff inicial y vuelven a coordinarse los solos tras los coros, para un cierre verdaderamente incendiario, brutal, antológico. Las notas con que comienzan el cierre parecen un pesado telón que anuncia el fin. No queda sino ponerse de pie y aplaudir ante tal despliegue de virtuosismo e inspiración en todos sus sentidos. Alguna vez la llegué a tocar, con todo su espíritu de jam, en versiones que llegaban a los 25 minutos, con uces apagadas y todo, y era verdaderamente agotador, pero es de las que recuerdo que lograban un efecto más profundo. Esta canción es otro nivel, sin duda alguna.
Sigue “Little Miss Strange”, una joyita pop compuesta por Noel, quien canta además la canción. La rola es ligera, pero muy melódica y con buenos juegos de voces con la ayuda de Jimi. Inicia con un frenético guitarreo acústico al que de inmediato se le agrega la sección rítmica y una guitarra eléctrica muy colorida, haciendo una especie de tritono (tómala Brian May!!!). La batería es fenomenal, y sobresale en este tipo de canciones ya que generalmente los arreglos de percusión suelen ser más discretos para que destaque la melodía y arreglos. En este caso Hendrix se encarga de un par de solos de buena calidad, sobre todo el segundo al 2:05, intercalando un velocísimo trabajo con sus dedos y el uso del wha. No es una joya de la discografía de The Experience, pero no entiendo porque algunos la atacan tanto. Comparándola con otras obras de pop de la época, supera a la mayoría.
Luego llega “Long Hot Summer Night”, con una entrada muy cool, con una especie de riff oscuro que desgraciadamente ya no se repite. El bajeo luce muy creativo y fuera del estándar, tanto que esta vez se lleva la rola, logrando opacar a la guitarra… Aplausos para Noel? NO! Es Jimi el que le quitpo el bajo y lo toca él mismo en esta pieza. La canción tiene unos coros muy divertidos que le van contestando a la voz principal, y logran que la rola sea dinámica y creativa, muy colorida y de un mood muy optimista. La guitarra es, como de esperarse, increíble. Quizá el problema es que no es un rocker furiosísimo, pero incluso en los trabajos promedio de guitarra, Hendrix se muestra muy superior a todos aquéllos que no tienen el status de guitar heros. Para muchos es un trabajo un tanto mediocre, pero aún así destaca por encima del resto de los mortales.
Con “Come On (Let The Good Times Roll)” recobramos la velocidad y la intensidad, y el mejor nivel de Jimi. Es decir, el de un amo absoluto de la guitarra, que la utiliza, más que como un instrumento, como una parte de su cuerpo. Una into alucinante, que tras un par de segundos espídicos, se detienen en seco, Jimi canta un verso, amaga con arrancar, otro, verso, y así hasta que entramos en ritmo con un poderoso y complejo riff que homenajea el rock & roll de los 50’s, sin perder demasiado el aire de la original de Earl King. La instrumentación es brutal, esta vez los tres hacen un duelo de poder a poder, con la sección rítmica llenando cualquier resquicio para que la guitarra luzca en los solos. La manera en que hacen una escala a manera de preparación para el requinto al 1:15 es brillante, y Jimi da otra cátedra incendiara, haciendo chillar su guitarra con agudos predominando, pero conservando el estilo del R&R. Aquí demuestran que son al menos una sección rítmica tan poderosa como la de Cream en su propio terreno. Una rola subestimada, pero que a mi a leguas me parece de lo mejor del disco.
“Gipsy Eyes” entra con un tamboreo primitivo e hipnótico, a la que se suma una guitarra supercool, con las cuerdas raspadas a lo largo de todo el brazo y luego esos como flashazos o latigazos de los dedos haciendo tintinear las cuerdas. Jimi hace esta vez una excelente melodía, muy rítmica, espejeada con la guitarra, y que se complementa como anillo al dedo con el tamboreo. Al :35 entra por fin el bajo y el riff parece completarse, tomando más ritmo e intensidad. Con audífonos la canción se redimensiona, con las guitarras cambiando de canal y de lado, y con efectos impresionantes. Rolas como esta fueron de las que Jimi exigió incontables tomas para lograr ese efecto que quería. Nuevamente la labor de Noel es impresionante, y Mitch suena más básico, pero ese tamboreo alcanza para darle cierta malignidad a la rola. Gran canción!
El primer disco cierra con “Burning of the Midnight Lamp”, una canción psicodélica, con una mezcla de clavicordio que hace el riff principal, soñoliento y extravagante. Al clavicordio se le agrega la guitarra llena de wha, no precisamente haciendo espejos, pero haciendo arreglitos detrás, y eventualmente el magnífico solo al 1:55, en el que se nota la carga de ácido escurriendo en cada nota. El peculiar sonido de la canción se debe a que fue parte de las sesiones de 1967 para el AYE, pero por alguna razón no se incluyó. La verdad es que la canción es muy buena, siendo el mismo Hendrix quien hace los teclados. Luego por ahí suenan uno coros impresionantes, como una armada de ángeles cantando de manera muy gospeliana. Una canción muy rara, pero colorida, salvaje, una guitarra poderosa y todo el aire psicodélico del ’67.
El segundo disco arranca con “Rainy Day, Dream Away”, una canción más experimenta, más jazzera, que transporta a algún viejo club de jazz de Nueva York. De inicio hay un sax llenando las notas de noche suave, luego la guitarra se corta el cordón umbilical del blues y nos muestra una cara absolutamente desconocida de Jimi, haciendo figuras y arreglos de jazz, que se van combinando con un teclado y con la voz, que realmente no a´porta ni melodía ni letra, y parece salir sobrando en esta rola que bien pudo quedar como instrumental. Aún así es buena, no entiendo cómo algunos la consideran relleno, ya que sin ser una cátedra de jazz, los instrumentos tienen un buen nivel, hacen un diálogo interesante, y suena bastante bien, sobre todo con los solos de al final, en los que Jimi hace hablar su guitarra por instantes.
“1983 (A Merman I Should Turn To Be)” es una canción épica, bastante subestimada, como casi todo el álbum. Una gran entrada, oscura y sangrante, para después arrancar con el riff principal, a tres dedos, hipnótico, pero majestuoso. La batería va marcando un ritmo militar, mientras el bajo va con escaleras rápidas durante los versos. La canción es absolutamente psicodélica, con ese riff mastodóntico pero elegante, que inevitablemente te pone la piel chinita. Durante los versos Jimi hace pequeños arpegios muy lindos y sencillos que van soportando la melodía vocal, mientras que Chris Wooda hace sonidos espaciales, o de gaviotas con una flauta. Luego en los puentes, al 1:50 la canción se vuelve más experimental, con las guitarras sonando como ráfagas antes de arrancar con un riff central haciendo escalas (2:35), con la canción volviéndose cada vez más intensa e impresionante, hasta una especie de falso final al 3:20. Después regresan con instrumentación mínima tras un buen redoble de Mitchel, que por cierto, toda la rola suena gigante. Al minuto 4 tenemos un gran requinto, que parece que se va a alargar, pero se desvanece en efectos estroboscópicos antes de los 20 segundos, y empieza una coda desordenada de platillos y sonidos espaciales, de manera que “1983” se une al final con…
“Moon Turn The Tides Gently Gently Away”, la cual inicia de la misma manera caótica, improvisando platillazos jazeros y luego otros efectos (Botellas?, cristales?). Este es un jam, y si acaso los críticos tienen algo por lo cual quejarse es por la primera parte de este track, una especie de “Revolution #9” a la Hendrix. En realidad no es tan mala. Después de un rato de ruidos inconexos y una batería pseudo jazzera, Jimi empieza con algunos arreglitos de guitarra, experimentando con otros efectos, chillidos y haciendo un collage muy extravagante. Hacia el 4:30 amaga con tomar forma con un bajeo con más forma, mientras Micth y Jimi también parecen incorporarse, pero no, solo es una amenaza, aunque Noel hace un buen juego con el bajo por un rato, tomando el papel líder hasta un fade in espectacular. Cuando parece que la canción se apaga, aparece Jimi cantando al 6:30 con ese “So down and down and down and down and down…” etéreo, casi fantasmal. De alguna manera se las ingenian para regresar al riff principal a 3 dedos (o debo decir a 3 guitarras) de “1983” y el final es monumental, con una cátedra de requinto, para dejar el último minuto con los sonidos extraños y ráfagas de viento con que inició. En realidad no es más que una extensión de “1983”, una coda larga y muy extraña, y combinadas alcanzan más de 13 minutos. En cierto mood incluso se puede disfrutar, pero siendo estrictos, esta vez tendría que darle la razón a los detractores, ya que es demasiado larga y poco o nada aporta al tema central y las figuras desarrolladas en “1983”.
Enseguida tenemos “Still Raining, Still Dreaming" donde Jimi da cátedra del uso del pedal wha mezclado con fuzz. La melodía vocale s apenas existente, y la letra, como en casi todo el resto del disco, es… digamos… dejémoslo en que ningún Guitar Hero es un gran letrista. La cuestión es que la guitarra es nuevamente incendiaria. Jimi no necesita decir nada con la boca, la guitarra habla con él, y aquí realmente pone la piel chinita por el brutal dominio del instrumento, haciéndolo relampaguear y opacando por completo al teclado (Mike Finnigan esta vez). Y esta es otra de las pruebas de que el material “débil” del Ladyland podría ser material de primera clase en otros discos.
Con “House Burning Down” regresamos al mejor nivel de Hendrix, requinteando con un poder impresionante y esta vez recargado con una cantidad de trinitrotolueno capaz de prenderle fuego a una casa con su guitarra y esos riffs. La guitarra llora al inicio, mostrando la gran técnica de Jimmi, para luego arrancar con un riff incisivo, de ésos que nuevamente requieren de bajo-guitarra-batería perfectamente sincronizados para poder funcionar. Jimi canta de gran manera, con líneas pegajosas y potentes. La batería de Mitch es un tanto repetitiva, pero algunos redobles que hace son colosales. El solo al minuto 2 es capaz de incendiar lo que toque, y es espectacular la manera en que va cambiando de un auricular a otro (recomendado escucharlo con audífonos). Gran canción, con un beat endiablado, y otro de esos riffs que volvieron a Hendrix en leyenda.
Sigue “All Along the Watch Tower”, que debe estar entre los mejores covers de todos los tiempos. Sui la versión de Dylan de por sí ya es mayúscula, en esta. Hendrix se vuela la tapa para hacer algo realmente descomunal, mítico. El riff inicial, con el guitarreo acústico, ese parón, el cascabeleo, y luego el minisolo absolutamente celestial… El bajeo es oscuro y acuoso, aunque repetitivo. La batería es excelente. Pero la guitarra! Qué guitarra!! No solo el inicio, sino toda la canción está plagada de adornos y solos verdaderamente celestiales, absolutamente imposibles para el resto de los mortales, como al 1:42, donde el requinto está conformado por varios minisolos con diferentes armonías y efectos y otro al 3:20, ya para la coda. Estoy convencido de que esta es de las canciones junto a “Fire”, “Haze”, y “Joe” entre otras, que mandaron a Hendrix directo al Olimpo, en el papel de Zeus, amo de la guitarra relampagueante, deslumbrante, inalcanzable para los humanos comunes y corrientes. Starostin lo comenta como un presagio al solo de “Stairway To Heaven”, y coincido en que al menos deben estar al nivel. Con lo que no coincido con George es en decir que arruina la versión de Dylan. Francamente Hendrix esta vez hace un esfuerzo considerable, cantando de manera impecable y quizá en la mejor interpretación vocal de su vida, lleno de rabia, coraje, fluido, pero sin dejar su propio estilo, relegando el fraseo de Bob. Se adueña por completo la canción, la redimensiona y la mejora enormidades, volviéndola inmortal, histórica. Yo no dudo ni tantito de la capacidad de Bob Dylan como compositor, pero no me gusta como intérprete. Pecando de honesto, me gusta mucho más cuando otros artistas lo versionan, y generalmente terminan siendo de los mejores covers. En este caso, yo diría que es mi cover favorito de la historia, y saben que no me gusta exagerar. La energía y potencia que transmite Jimi Hendrix es inigualable, ni por Cream, ni por The Who, ni por Zeppelin, que son los que se me ocurren que podrían tener algo parecido. Desgraciadamente Jimi era tan flojo para las letras, (o era tan difícil memorizar algo complejo por su constante embotamiento heroinómano) que hay pocas versiones completas en vivo. Generalmente repetía 3 o 4 veces el primer verso, si no es que improvisaba… El propio Dylan diría que ésta era la versión definitiva e insuperable de su canción. Después de la muerte de Jimi, Bob haría sus versiones en vivo de una manera más semejante a la del Electric Ladyland que a la de su John Wesley Harding.
Cerramos el disco entero con “Vodoo Child (Slight Return)", que es eso, una especie de reprise de “Vodoo Chile”, en su versión de estudio, editada y más corta (5:10) especialmente para su transmisión por radio. Un trabajo de wha nuevamente gigantesco, creando una intro bestial, que pega de lleno, a diferencia del lento despegue del jam en vivo. Es como una versión mejorada y recortada del Jam, resumiendo el salvajismo, con tantos o más orgasmos musicales, manteniendo la intensidad casi todo el tiempo, y con coros verdaderamente volcánicos. El solo del 1:55 es otra pieza de colección eterna, y más adelante hay otros 2 o 3 aún más potentes, en lo que parece que son 2 o 3 guitarras distintas, aunque es una sola. Por cierto, esta vez es de nuevo de Experience en su alineación básica, sin más rellenos, y sin el órgano de Winwood. Otra gran interpretación vocal de Hendrix, que se nota, iba tomando cada vez más confianza y soltura para cantar. La sección rítmica destaca, con un patrón relativamente simple en el beat, pero creando una potentísima muralla de sonido y metiendo algunas variaciones que preparan los orgasmos provocados por la guitarra. La canción es pirotécnica, mágica, un volcán en plena erupción. Perfecta. Y quizá los mismos que se quejan de que el jam es demasiado largo, se quejen de que esta versión es muy corta.
​Un discazo, donde los puntos fuertes sirvieron para eternizar a Hendrix como el mejor guitarrista de Rock de la historia, al menos hasta el momento. Y por otro lado, los puntos menores no alcanzan a resultar demasiado ofensivos, si acaso “Moon Turn The Tides…”, pero el resto podría hacer un disco, si bien no perfecto, que si alcanza para dar una cátedra de guitarra. En general el disco es entretenido, con buenos riffs desperdigados, un gran balance de rock, psicodelia, blues e incluso un jazz! Definitivamente la cantidad de colores que logra impregnarle Hendrix es impresionante, y eso logra que el disco valga la pena y sea una escucha obligada, si es que se quiere entender porque aún hoy día nadie lo ha podido destronar. Logra conjugar lo mejor de sus dos primeros discos con un muy buen equilibrio, variedad y una obsesiva búsqueda de perfección. En lo personal sigo prefiriendo el Are You Experienced?, pero la verdad es que sus 3 discos tienen un nivel parejísimo e impresionante, y si me dice que en su opinión, este es el mejor, no se los voy a discutir. El último álbum de estudio como The Experience antes de que el trío reventara y Jimi conformara su mediocre Band of Gypsys. Una joya histórica y otro Must Have de Hendrix.

Por Corvan




Impresionante bacanal de sonidos blues y rock de narcótica base psicodélica.
En este doble álbum la experimentación de Jimi Hendrix alcanzó su punto más pronunciado y ambicioso en instrumentación. Contó en la grabación con la colaboración de gente tan prestigiosa como el teclista Al Kooper, el batería Buddy Miles, el órgano de Steve Winwood, el bajo de Jack Casady, el saxo de Fred Smith (sensacional en “Rainy Day, Dream Away”) o la flauta de Chris Wood. Casi nada.
A pesar de que el cimiento principal del mundo psicodélico de Jimi Hendrix es el blues y el rock, es tan rica su expresión musical que en muchos temas hallamos trazos soul (“Have You Ever Been (To Electric Ladyland)” o “Crosstown Traffic”), jazz (“Rainy Day, Dream Away”) y pop (“Little Miss Strange”).
Esta opulencia en texturas brilla en temas de orgía guitarrera como las citadas “Have You Ever Been (To Electric Ladyland)”, “Crosstown Traffic”, “Rainy Day, Dream Away”, “Little Miss Strange” (escrita por Noel Redding) o “Long Hot Summer Night”, “Gypsy Eyes”, “Burning Of The Midnight Lamp”, “Still Raining, Still Dreaming” o “Voodoo Child (Slight Return)”.
Las extensas y disfruables jams “Voodoo Chile” y “1983” son un monumento al proceder guitarrero de Hendrix y su interacción con los demás elementos auditivos, en especial en “Voodoo Chile”, en donde sus seis cuerdas son escoltadas por un excepcional trabajo de teclado de Winwood y de bajo de Casady. La hermosa “1983… (A Merman I Should Turn to Be)” por su parte, contiene una de sus más inspiradas letras.
Complementando las piezas originales del disco encontramos dos estupendas versiones, con “Come On (Let The Good Gimes Roll)” rinde pleitesía al blues de Nueva Orleans al adaptar a Earl King, y gracias al socorrido Bob Dylan, Hendrix y su superior versión de “All Along The Watchtower” demuestra la grandeza de su justamente aclamada guitarra.

Antonio Méndez

Podés escucharlo en Spotify:
https://open.spotify.com/album/5z090LQztiqh13wYspQvKQ




Lista de Temas:
1. And the Gods Made Love
2. Have You Ever Been (To Electric Ladyland)
3. Crosstown Traffic
4. Voodoo Chile
5. Little Miss Strange
6. Long Hot Summer Night
7. Come On (Part 1)
8. Gypsy Eyes
9. Burning of the Midnight Lamp
10. Rainy Day, Dream Away
11. 1983...
12. Moon, Turn the Tides....Gently Gently Away
13. Still Raining, Still Dreaming
14. House Burning Down
15. All Along the Watchtower
16. Voodoo Child (Slight Return)

Alineación:
- Jimi Hendrix / Vocals, guitars, piano, percussion, electric harpsichord; bass guitar
- Noel Redding / Backing & lead vocals, bass guitar; acoustic guitar
- Mitch Mitchell / Backing vocals, drums, percussion
Additional musicians:
Freddie Smith / Tenor saxophone
Steve Winwood / Hammond
Mike Finnigan / Organ
Al Kooper / piano
Dave Mason / twelve-string guitar, backing vocals
Jack Casady / bass guitar
Buddy Miles / drums
Larry Faucette / congas
Chris Wood / flute
Brian Jones / percussion
The Sweet Inspirations / backing vocals 




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“Si vinieron para que les hable de mí, me voy –dijo Luis Alberto Spinetta al tomar el micrófono–. Yo les voy a hablar de la música en una faz filosófica: del origen de la materia sonora y su repercusión en la civilización. Y solo contestaré preguntas sobre eso, no sobre Spinetta.” Eran pasadas las 19.30 del lunes 2 de julio de 1990 cuando el Flaco dio comienzo a su “clínica de poesía musical” en la Casa Suiza –ubicada en Rodríguez Peña 254 de la ciudad de Buenos Aires–, con entrada libre y gratuita, ante más de cuatrocientas personas. Años después, esa charla se convertiría en un libro apócrifo: El sonido primordial. Por Patricio Féminis Esta es la historia de aquella conferencia de Spinetta que llegaría a tener una edición pirata, como si fuera un libro suyo, y que llegaría a venderse por dos editoriales distintas en Mercado Libre. Aquel lunes invernal de 1990, el guitarrista, cantante y creador asistió para exponer en la Casa Suiza (hoy tapiada por un edificio en construcción)

La Mesa Beatle: Borges y el Squonk de Genesis. Un homenaje a las aventuras íntimas de los perdedores

Buenos días desde La Barra Beatles, hoy nos vamos rumbo a la Inglaterra de los 70´s, una era de oro que pone melancolía en La Barra. La idea es  rememorar a una de las grandes bandas de rock progresivo, que en Argentina empezamos a conocer años después de sus primeros lanzamientos. En 1976 Genesis publica el primer disco luego de la traumática partida de su cantante y miembro fundador Peter Gabriel. Representó todo un reto, porque mucha gente teorizó que con esa separación el grupo había sufrido una herida de muerte. Perder un cantante y compositor de la talla de Peter creo que preocupa a cualquiera, pero los muchachos no arrugaron y decidieron continuar, el resultado fue uno de sus mejores trabajos: “A trick of the tail”. Para algunos la traducción literal sería “Un truco de la cola”, otros hablan de un giro idiomático que sería algo así como “El diablo estuvo metiendo la cola”, también lo traducen como “Un golpe de timón”. Por Jorge Garacotche Este bellísimo álbum fue grabado entre

La indiferencia de los tiranizados duele como la crueldad de los tiranos

Para John Berger, "las tiranías no solo son crueles por sí mismas, sino que, además, ejemplifican la crueldad y, por consiguiente, fomentan la capacidad para serlo y la indiferencia frente a ella entre los tiranizados". Estamos frente a una avanzada masiva sobre nuestras vidas. Hacia donde miremos vemos catástrofe. Despidos, comedores sin comida, cierre de programas que garantizaban derechos, desfinanciamiento de las universidades públicas, desregulación de las tarifas, represión de la protesta, el endeudamiento como mecanismo de reducción de la posibilidad de vivir y una larga  lista que se actualiza día tras día. Frente a esto, se suceden expresiones que intentan revalorizar las vidas dañadas: "Nuestro trabajo era importante", "no todos somos ñoquis" o ―peor aún― "yo no era ñoqui", "lxs docentes no adoctrinamos", "perdimos compañerxs que hacían". Tenemos que producir valor a partir de la desgracia. Vivir se convirtió en

Miguel Abuelo & Nada - Miguel Abuelo & Nada (1973)

Mucho antes de agitar la primavera alfonsinista de la recién llegada democracia con la segunda encarnación de Los Abuelos de la Nada allá por los años 80, había nacido en Francia la primera versión de esta agrupación, pariendo además un disco maldito del que poco se llegó a conocer por estos parajes, e inclusive la primera edición para el mercado argentino de este disco salió no hace mucho. Un disco particular, donde hay hard rock, psicodelia, experimentación, y además una historia muy rica donde terminan apareciendo muchos de los máximos referentes del rock argentino, y donde Miguel Abuelo, ese niño de la calle devenido en poeta iluminado por la psicodelia y el folclore del noroeste es el protagonista casi casi, principal. Recién lo acabamos de presentar y ahora revivimos este disco tan particular. Un disco de culto que no puede estar afuera del blog cabeza. Artista: Miguel Abuelo & Nada Álbum: Miguel Abuelo & Nada Año: 1973 Género: Hard rock / Rock psicodélico Duració

Incredible Expanding Mindfuck (I.E.M.) - I.E.M. (2010)

Una reedición de la discografía completa de I.E.M., y convengamos que estos temas de I.E.M. eran muy difíciles de encontrar dado que sus ediciones fueron de una tirada muy limitada que ya se había por descatalogada ya hace mucho tiempo. Otro enorme aporte de LightbulbSun, y para aquellos que no están familiarizados con esto, les cuento que estos son los álbums en formato boxset de I.E.M., o Incredible Expanding Mindfuck, o el apodo de Steven Wilson para sus exploraciones psicodélicas y krautrock creadas entre lo que va de 1996 hasta el 2001 que pueden resultarte una especie de shock. Este compilado reúne con los 3 álbumes de estudio en este período, y definitivamente har algunas joyas aquí que seguramente serán muy apreciadas por el público cabezón. E ideal para cerrar otra semana a pura música en el blog cabeza, aquí tienen mucha música por si el fin de semana se presenta feo y lluvioso y se te joda el asado... con esto no te vas a aburrir. Artista: Incredible Expanding Mindfuck Á

El arte es para el aire: El aplausómetro, según Spinetta

"No puedo evaluar lo que hago con el aplausómetro. Me importa un belín. La pregunta es, si un pintor que sabe que es bueno sabe también que no va a poder mostrar sus cuadros, ¿los pintaría? Más bien. Le chupa un huevo. Un novelista, un poeta que es capaz de escribir versos, ¿qué necesita? Nada; va a Pippo, se pide un fresco y batata, se sienta y en el mantel, nomás, escribe LAS palabras. ¿Tecnología? Nada ¿Costo? Cero. Si uno hace música y sabe que suena bien, no importa si otro cree que no es tan buena. ¿Qué? ¿La voy a parar y no la voy a componer? No. Me importa un pito. Es el aire para quien yo la estoy haciendo y es el aire el que me va a devolver lo que yo quiera sembrar allí. ¿Acaso una novela se aplaude? Se lee en soledad. El arte es un trabajo individual y suena dentro del recinto en el que se lo trabaja. De ahí a que se crea que es una necesidad que otro lo escuche hay un largo espacio. Y, por otro lado, cuando la música es buena, cura. Cura. Sólo eso. Entonces, ahí sí

Critical Point - Critical Point (2020)

Heavy progresivo cercano al metal progresivo es lo que propone esta excelente banda mexicana que canta en castellano y tiene en sus canciones una bella magia atmosférica que se puede apreciar ya desde el primer tema y te acompañará en todo el disco. Este es el primer disco de una banda fuertemente influenciada por bandas como Porcupine Tree, Tool, Steven Wilson, Opeth, Andromeda, Circus Maximus y los primeros Genesis, entre otros, y ello se traslada a su música, que por suerte no busca basar su estridencia en la distorsión ni en el volumen de sus instrumentos, sino más bien buscan la dureza en las mismas composiciones y por ello, si bien tienen la influencia del metal, creo que su música será apreciada por cualquier rockero que guste de los aspectos menos convencionales dentro del mundo del rock, y por ellos los englobo más dentro del heavy prog más que en el metal prog, ya que balancea perfectamente potencia, introspección y un mensaje fuerte y directo. Buenos arreglos, muy intere

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.