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Klaus Schulze - Timewind (1975)

#Músicaparaelencierro. Empezamos la semana con otro aporte de Roberto I. Quesada: el Vampiro alemán Klaus Schulze en un gran homenaje cósmico a Wagner. Y si no saben de quien estamos hablando, les copio el primer párrafo del comentario del señor Quesada: "Si de música electrónica [elektronische musik] o prog electrónico se habla, Klaus Schulze sin duda alguna ocupa el primer lugar. Quien escuche sus más recientes obras tal vez no sepa que KS fue baterista y miembro de Tangerine Dream, co-fundador de Ash Ra Tempel y productor de dos Lps de la aclamada banda japonesa Far East Family Band donde Kitaro se hacía cargo de los teclados. A Klaus Schulze se le conoce como el precursor del Trance, del House Progressive y de toda la movida "rave" que se escucha ahora, además de formar parte de la Berlin School of Electronica (Escuela de Berlin). Sus comienzos como solista no fueron tan electrónicos como se piensa, no fue hasta 1974 con su disco "Blackdance" donde empezó a experimentar con diversos sintetizadores como el moog modular, el Arp o el mini-moog".

Artista: Klaus Schulze
Álbum: Timewind
Año: 1975
Género: Electronica / Berlin School / Krautrock
Duración: 59:11
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Alemania


Este es un disco de referencia dentro del mundo del música electrónica y Klaus Schulze un maestro. Nacido en Berlín en 1947, el Vampiro alemán es considerado como pionero de la música electrónica y reconocido como tal. Comenzó tocando batería, guitarra y bajo, en varias bandas de rock durante casi toda la década de los 1960. Su estilo musical se diversificó en progresivo electrónico, digital, atmosférico, ambiental, música formal. Pero mejor los dejo con las palabras del señor Quesada que nos presenta este disco.

Si de música electrónica [elektronische musik] o prog electrónico se habla, Klaus Schulze sin duda alguna ocupa el primer lugar. Quien escuche sus más recientes obras tal vez no sepa que KS fue baterista y miembro de Tangerine Dream, co-fundador de Ash Ra Tempel y productor de dos Lps de la aclamada banda japonesa Far East Family Band donde Kitaro se hacía cargo de los teclados.
A Klaus Schulze se le conoce como el precursor del Trance, del House Progressive y de toda la movida "rave" que se escucha ahora, además de formar parte de la Berlin School of Electronica (Escuela de Berlin). Sus comienzos como solista no fueron tan electrónicos como se piensa, no fue hasta 1974 con su disco "Blackdance" donde empezó a experimentar con diversos sintetizadores como el moog modular, el Arp o el mini-moog.
Timewind es su quinto disco y es una especie de tributo a los últimos días del compositor Richard Wagner. Sabida su admiración por dicho compositor, Klaus prácticamente se tomó 4 meses para dejarse llevar y regalarnos esta obra sinfo electrónica que a más de uno lo pondrá a volar! . El disco contiene solo 2 temas de 30 min cada uno y se pueden escuchar ciertas pinceladas de Tannhauser, Tristan e Isolda y Parsifal [grandes obras de Wagner] sobretodo en el segundo tema.
Temas:
    Bayreuth Return (30:25)
    Wanhfried 1883 (28:33)
El primer tema hace referencia al regreso de Wagner a la ciudad de Bayreuth donde fundó la famosa sociedad wagneriana y el conocido festival del mismo nombre. Música "rítmica" y planeadora en toda su extensión, especie de "Welcome to the Machine"/"Shine On" instrumental, con barridos de filtro, ruido blanco, un secuenciador que marca el pulso de la pieza, un órgano Farfisa atmosférico...ojo con el final un tanto anticlimático, vaya susto!
El segundo tema no es tan rítmico si no un tanto más calmo y es aquí donde se notan las referencias wagnerianas más marcadas. Los tonos melancólicos, lúgubres y místicos nos transportan a un vacío envolvente. Mencionar que Wahnfried [Wahn:Ilusion, Fried:Refugio] fue el nombre que Wagner le puso a su casa en Bayreuth y donde yacen sus restos y, 1883 el año en que murió.
Para quellos que no están tan acostumbrados a composiciones minimalistas y extensas tal vez este disco los pueda aburrir pero eso sí, está lleno de sensaciones y texturas musicales con influencia wagneriana.

Roberto I. Quesada




 

En aquella época, algunos de los teclados que utilizaba y experimentaba Klaus Schulze era el Farsiga Duo Organ, Emssynthia, Arp, Odyssey Arp 2600, Farsifa Syntorcheseter y Mellotorm, pero fue en este disco donde Klaus utilizo y experimento por primera vez con el secuenciador, dándole un sonido tridimensional, efector de viento, melodías dispersas, etc.
También hay que destacar la original portada e interior del disco, unos dibujos o pinturas dalinianos realizados por Urs Amann.
Y vamos cerrando con algunos comentarios de terceros, que hay mucha música pendiente en el blog.

El influyente músico berlinés llegaba al año 1975 con un puñado de obras que junto a sus antiguos compañeros de Tangerine Dream, delineaba la música electrónica moderna, llevándola a un público joven ávido de conocer nuevas y revolucionarias expresiones musicales que cambiarían para siempre la música de nuestro tiempo.
Irrlicht (1972), Cyborg (1973), Blackdance (1974) y Picture Music (1975), habían abonado el terreno para la llegada del ambicioso Timewind, el disco en el cual Klaus Schulze introdujo por primera vez en sus composiciones el secuenciador, una herramienta que sería clave en su sonido a partir de entonces.
Schulze había comenzado como baterista de Tangerine Dream en el disco debut Electronic Meditations en 1970, para pronto pasar en 1971 a Ash Ra Tempel, el proyecto del guitarrista Manuel Goettsching, dos experiencias que le sirvieron para modelar mentalmente su propia propuesta, abandonando la batería en favor de los teclados (en principio órgano eléctrico), sintetizadores y efectos.
En 1972, su prolífica carrera en solitario comenzaba y desde entonces ha producido la impresionante cifra de casi una centena de discos.
Timewind, fue entendido como una especie de raga india electrónica, intentando (con éxito) llevar al oyente a un estado de hipnosis fuera del contexto espacio-tiempo gracias al uso del recurso de la repetición proporcionado por el secuenciador, que ya Tangerine Dream había probado en los esenciales Phaedra (1974) y Rubycon (1975).
El disco está compuesto por dos largas piezas inspiradas en el emblemático compositor Richard Wagner, con las cuales Schulze rompió todas las reglas y recomendaciones de la era analógica y el formato vinilo, llevando cada cara del LP hasta los 30 minutos de duración. Lo milagroso fue que el sonido fue prístino y la aguja de cualquier todadiscos leía sin brincar hacia adelante el surco.
El lado A lo compone “Bayreuth Return”, un titulo relacionado con el pueblo en Bavaria donde Wagner estrenó su épico cuarteto de dramas conocido como el Ciclo del anillo.
Fue grabada en dos pistas en una sola toma, a la manera de una presentación en vivo en el estudio, pero con la dificultad de tener que manipular una serie de aparatos que en aquel tiempo no podían ser preconfigurados.
Su estructura está construida sobre un patrón rítmico elaborado con el novedoso Synthanorma, diseñado por la casa alemana Matten & Wiechers con un secuenciador analógico de 16 canales y 32 pasos, también usado por Kraftwerk en Trans Europe Express (1977).
El patrón fue manipulado en tiempo real por Schulze, y sobre él fue esculpiendo colchones instrumentales a base de sintetizadores con los cuales logró increíbles melodías y complejos efectos sonoros de carácter cósmico.
Schulze utilizó un banco instrumental compuesto por ARP 2600, ARP Odyssey, EMS Synthi-A, Elka String Synthesizer, Farfisa Professional Duo Organ y piano, prescindiendo de la familia Moog, la más popular en los años 70.
El lado B está compuesto por “Wahnfried 1883”, titulo tomado del nombre de la casa de Wagner en Bayreuth y el año de su muerte en Venecia en 1883. El nombre lo forman las palabras Wahn (desilusión, locura) y Fried (paz, libertad). En ella reposan los restos de Richard y su esposa Cosima.
La composición de casi 29 minutos es muy distinta, tanto en estructura como en concepción, a “Bayreuth Return”. Es una pieza de lento desarrollo que Schulze construyó sumando varias capas de sintetizadores, buscando el mismo efecto de hipnosis pero de manera distinta.
Es lo que pudiéramos denominar una larga incursión planeadora de características cósmicas y efecto lisérgico, con una serie de dosificadas variaciones que de manera casi imperceptible van atrapando al oyente.
Timewind, premiado en Francia con el Grand Prix du Disque, fue por muchos años el único disco disponible en Estados Unidos por lo cual se transformó en un álbum favorito de los amantes de la música electrónica en Norteamérica, incluso por encima de tres discos clásicos de Schulze que años después se distribuirían como Mirage, X y Dune.
En 2017, Timewind, junto a otros discos de su catálogo fue reeditado en vinilo con la remasterización del recordado Eroc, baterista de Grobschnitt.
La daliniana portada con pintura de Urs Amman, resulta de gran valor para el contenido y es una puerta de entrada ideal para una música que 45 años después sigue impresionando y suministrando largos viajes hacia otras dimensiones.

Juan Carlos Ballesta
 

Si nos preguntan por nuestro disco favorito de Klaus Schulze, responderemos sin apenas dudar con el título de “Mirage”. Nos costaría más escoger el disco que consideramos el más representativo de su obra pero consideramos muy probable que en la mayoría de las ocasiones en que tuviéramos que contestar una pregunta así, nuestra elección sería “Timewind”.
En este trabajo, todo lo que Schulze había venido apuntando hasta el momento se materializa de una forma soberbia. Como ocurre en la mayoría de músicos de la Escuela de Berlín, el gran salto cualitativo lo representa la aparición en su música del secuenciador, instrumento que marca la frontera entre la música meramente planeadora  y oscura de discos como “Irrlicht”, del propio Schulze o “Zeit” y “Atem” de sus colegas de Tangerine Dream y los posteriores que basaban buena parte de su sonido, precisamente, en largas y, en ocasiones, poderosas secuencias electrónicas. Un sonido nuevo que no encontraba comparación alguna y que fue el centro de toda una revolución musical en los años setenta. Curiosamente y por extraño que nos pueda parecer hoy, el primer gran éxito de Schulze no se produjo en su país natal sino en Francia, algo que el propio músico explica así: “Los franceses estaban mucho más abiertos a la música experimental. En aquel momento, los alemanes sólo aceptaban algo nuevo si llevaba una pegatina diciendo: “éxito en EE.UU” o “éxito en Gran Bretaña”. Nuestra música (habla de él mismo, de Tangerine Dream o de Ash Ra Tempel) empezó a ser aceptada fuera de Alemania e incluso en los Estados Unidos se referían a ella como una música fresca e innovadora sorprendiéndose de nuestra procedencia germánica. Sólo entonces obtuvimos cierto reconocimiento en Alemania, algo que en mi caso ocurrió cuando publiqué “X” en 1978 que era ya mi décimo disco”.

¿Daft Punk? No. Klaus Schulze.

“Timewind” supone el encuentro de Schulze con el secuenciador, algo que sucede, además, en el que con toda probabilidad es el mayor momento de inspiración del artista. En solitario, el músico alemán compone y graba dos extensas suites electrónicas en las que homenajea a su modo a su compositor más admirado: Richard Wagner. No en vano, los títulos de cada una de las piezas que integran el disco hacen referencia a lugares “wagnerianos”. El disco se graba prácticamente en directo en un estudio que apenas merece ese nombre. Cuando Klaus Schulze se trasladó a la ciudad de Celle, alquiló una pequeña peluquería en la que vivía durmiendo sobre un colchón. Alrededor del mismo, el músico situó sus (aún escasos en aquel entonces) sintetizadores y aparatos. Un rudimentario aislamiento acústico a base de ropa de ocasión forrando todas las paredes le permitía tocar hasta altas horas de la noche y grabar los resultados en una “Revox” de dos pistas. Toda la música era esencialmente improvisada y grabada en una sola toma. De ahí surgió esta obra de arte a cuyo nivel pocas veces más pudo acercarse su propio autor.
“Bayreuth Return” – Como es habitual en los discos de Schulze, cada una de las caras del viejo LP era completamente diferente de la otra. La primera, en este caso, es claramente secuencial, llena de ritmos electrónicos absorbentes e hipnóticos sobre los que el artista improvisa todo tipo de efectos sonoros y melodías. La música secuencial, como el minimalismo norteamericano y otros géneros afines, tiene unas reglas muy básicas que conviene aceptar para disfrutarla plenamente. El oyente debe saber a lo que se enfrenta y asumirlo. Si lo hace, tendrá horas y horas de placentera escucha. Si intenta racionalizarlo demasiado y buscarle pegas no le costará mucho construir un argumentario que eche por tierra los méritos y logros del género. Si ese es el caso, no debería ni siquiera acercarse a un disco como este que requiere de una total complicidad por parte de quien escucha. En cualquier caso, las secuencias de este “Bayreuth Return” son amables, lejos de la avasalladora potencia y los demoledores graves de discos posteriores del propio Schulze o Tangerine Dream y por ello su escucha es más sencilla.
“Wahnfried 1883” – La cara B del disco es todo lo contrario de la anterior. Escuchamos aquí al Schulze meditativo, ambiental, con densas capas de sonido superponiéndose unas a otras. Una suite de gran poder evocador cuyo espíritu enlaza inmediatamente con las oníricas imágenes de la portada del disco, de clara inspiración “daliniana” (no en vano, el genio de Figueras era muy admirado por Schulze). De toda la música que el artista alemán ha grabado en esta misma línea (y, creedme, es mucha) es “Wahnfried 1883” la pieza más redonda e inspirada en nuestra modesta opinión. No encontramos por ninguna parte el espíritu del homenajeado Richard Wagner pero ello no obsta para que nos sintamos fascinados por el soberbio despliegue sonoro edificado por Schulze a lo largo de estos casi 30 minutos de fantasía lisérgica. Si el efecto de la música “al natural” es tan fantástico, no queremos ni imaginar cómo la disfrutarían los “hippies” de la época en esas mitificadas sesiones que combinaban ácidos, efluvios aromáticos de dudosa procedencia y sonidos como estos.
El disco con el que Schulze obtuvo el reconocimiento en Francia al que se refería en la entrevista que citábamos anteriormente fue, claro está, “Timewind”. Gracias a él, el músico alemán fue galardonado con el prestigioso “Grand Prix du Disque” que entrega la Academia Charles Cross. En la ceremonia de entrega, además de Schulze, se encontraba presente otro de los premiados aquel año: el compositor francés Olivier Messiaen. La música electrónica daba en aquel momento un salto de gigante en cuanto a su prestigio codeándose con alguna de las mayores luminarias del siglo y era Schulze quien encarnaba entonces a ese movimiento. Por ello y por muchas otras razones, recomendamos fervientemente este clásico de la música electrónica a todos los lectores que aún no lo tengan en su colección. Las ediciones que hoy se encuentran a la venta contienen bastante material adicional procedente de la época del disco además de alguna pieza más moderna pero con inspiración en aquel momento histórico. 
 

Lista de Temas:
1.Bayreuth Return
2.Wahnfried

Alineación:
- Klaus Schulze / ARP 2600, ARP Odyssey, EMS Synthi-A, Elka String synth, Farfisa Professional Duo organ, piano, Synthanorma sequencer, producer




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