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Peter Gabriel - Peter Gabriel 1 (Car) (1977)

Mientras Jorge nos trae los discos de Camel, el Mago Alberto nos anuncia que nos traerá los de Peter Gabriel solista, y empieza justamente por el primero, un álbum que sacó en 1977 sin título. Sólo con su nombre con la intención era enseñar al mundo algo totalmente distinto del sonido de Genesis, cosa que consiguió bastante bien. reunió un grupo de músicos muy buenos (Robert Fripp, Tony Levin… etc), se juntó con Bob Ezrin y la verdad es que sacó un álbum debut muy bueno. Y mientras tanto yo seguiré trayendo grandes discos de hoy para que no se piensen que toda gloria fue pasada.

Artista: Peter Gabriel
Álbum: Peter Gabriel 1 (Car)
Año: 1977
Género: Crossover Prog
Duración: 41:34
Nacionalidad: Inglaterra


La portada ya es algo que comentar, Gabriel dentro de un coche, sentado en el asiento del copiloto y lloviendo, típico de Inglaterra. Pero mejor los dejo con el comentario del Mago Alberto que para algo se calentó en hacerla...


Primer disco solista de Peter Gabriel, una joya total por donde se lo escuche. Luego que Gabriel decidiera su partida de Genesis, la prensa especializada se dedicó al amarillismo de siempre (cualquier similitud con la realidad Argentina es mera casualidad), y por poco casi lo crucifican a Gabriel, aduciendo que su ego fue el motivo de su partida del grupo, cuando en realidad la verdadera causa fue un embarazo muy problemático de su esposa y el posterior nacimiento de su hija enferma, motivo suficiente para abandonar las giras y grabaciones de Genesis, en Solsbury Hill metafóricamente expresa sentimentalmente ese suceso.
Gabriel fue, es y será uno de los músicos más influyentes de la escena musical mundial, no solo por todo el glamour que le otorgó con Genesis a la movida progresiva, sino que con su carrera solista fue un innovador total en cuanto a sonidos y producción musical en general, y es este su primer proyecto en solitario donde, de movida, nos ofrece un disco muy alejado de la impronta genesiana, hasta se da el lujo de hacer un blues, y nos sorprende con un disco totalmente despojado de crash de batería, solo se grabaron los hit hat, cosa que también ocurriría de manera más acentuada en el Peter Gabriel III (donde toca Phil Collins), además fue el primero en utilizar programaciones con sonidos étnicos, transformándose casi sin quererlo en referente esencial de todo lo que posteriormente se conocería como el genero World Music, basta mencionar su propio sello discográfico "Real World", como generador de ese estilo musical. A esto le podemos agregar sus disfraces en escena, sus videos producidos en stop motion, y la incursión en varios soundtracks de películas de culto.
Este disco fue una verdadera patada al cerebro, cuando todo el mundo esperaba una continuación de todo lo que había hecho en banda, el querido Peter resolvió la ecuación quizás teniendo a la desgracia como motor impulsador, para mostrarnos algo totalmente novedoso, incluyendo el aporte emocionante de su amigo Robert Fripp, con quien nos lleva en andas a momentos sublimes del disco, también es muy innovador la inclusión de la Orquesta Sinfónica de Londres, dándole una polenta y un matiz en "The Dolce Vita" muy pocas veces escuchada.
Este es un disco que te llega directo al corazón, a tu alma, y se arrincona allí para siempre, quizás sea el proyecto más novedoso que haya surgido en esa época, un verdadero tesoro que no sé como carajo no lo habíamos traído antes al blog cabezón, así que esta semana será de mi parte dedicada a uno de los músicos más increíbles que dió la humanidad: el señor Peter Brian Gabriel. Este es el mejor ejemplo de aquella frase de una canción que dice "todos los gritos fuertes nacen de la soledad".
Mago Alberto


Este álbum tiene tantos cambios de estilo y tanta variedad que es difícil cansarse de él, termina una carrera para empezar otra, y no le ha ido mal. Si querés seguirle el paso al Mago Alberto y empezar a escuchar a Gabriel te recomiendo empezar por este mismo.





A continuación les dejo otras reseñas que no serán del Mago Alberto pero hacebn méritos...



Huyendo a todo trapo de la insoportable guerra de egos en la que vivió inmerso tras alcanzar el éxito definitivo con ‘Selling England By the Pound’ y el mastodóntico ‘The Lamb Lies Down On Broadway’, Peter Gabriel en su primer trabajo en solitario (popularmente conocido como ‘Car’), se nos presenta embutido a en el interior de un setentero Lancia Flavia, conduciendo no se sabe muy bien hacia donde, tal que huyendo despavorido del irrespirable clima y el stress imperante en el seno de unos GENESIS que al tiempo que tocaban las nubes con los dedos, morían de gloria sin otro remedio posible que el de soltar lastre y perder así a su capitán y alma mater.
La apuesta de Gabriel -así como la de GENESIS, siguiendo adelante sin sus servicios- fue sin duda atrevida, pero teniendo en cuenta como el hombre había convertido del apostar a todo o nada su rutina cotidiana, se entiende como ese genio bizarro y ese carácter indomable y rebelde que se atreve con todo, vencieron con estruendo -una vez más- a cualquier tipo de barrera establecida por las leyes de la física o la lógica. Y es que lo que el 99% de músicos no se atreve a hacer en toda su vida es precisamente lo que ha hecho este personaje en cada paso de su dilatada carrera. Con Gabriel no van detalles tan insignificantes como el hecho de inspeccionar en qué estado se encuentra el paracaídas antes de lanzarse al vacío, sino el mero placer de disfrutar por que sí la de frenética intensidad de cada segundo del descenso.
Con Bob Ezrin, Gurú de la producción de los 70’s (ALICE COOPER, PINK FLOYD, KISS, LOU REED) haciendo las veces de comadrona, el álbum incluye una galería de músicos de primera línea entre los que podemos contar a gente como James Maelen (ROXY MUSIC), Steve ‘Deacon’ Hunter (ALICE COOPER, LOU REED) o a Tony Levin y el legendario Robert Fripp (que a su vez, produciría el segundo trabajo de Gabriel) de los irrepetibles KING CRIMSON.
Directo y sofisticado al mismo tiempo, ‘Peter Gabriel #1’(título concebido tal que el de una publicación periódica, que seguiría la tradición hasta su tercer entrega) es un notable trabajo que se presenta algo más cercano al sonido de ‘The Lamb Lies Down On Broadway’ antes que no al de ‘Trick of the Tail’ y en este sentido, apuntamos directamente al eclecticismo omnipresente en la obra para comprobar al punto como ambas obras sólo podían haber sido concebidas por el mismo cerebelo.
Para bien o para mal, con Gabriel todo es siempre a lo grande y así lo atestigua este primer capítulo desde la lisérgica apertura encarnada por ‘Moribund the Burgermeister’ (con esos extraños bongos hipnóticos) hasta la inolvidable y apoteósica ‘Here Comes the Flood’, donde el genio desata un brutal maremoto de sentimientos y pasión sin parecer apenas despeinarse. Por el camino, Gabriel da justo en la tecla en temas memorables como la eterna ‘Solsbury Hill’ (donde abre su corazón, explicando las razones que lo impulsaron a abandonar GENESIS), ‘Slowburn’ con su sobrecogedora segunda mitad o el imponente y grandilocuente himno disco ‘Down the Dolce Vita’ donde pone de manifiesto porqué es reconocido como uno de los mayores talentos de su generación (su obertura es sencillamente descomunal). En cambio, otras como la cabaretera ‘Excuse Me’ (co-escrita junto a Martin Hall) o el blues psicodélico ‘Waiting for the Big One’ nos exponen de nuevo a los excesos de un genio incorregible que derriba, sin sonrojarse, cualquier tipo de obstáculo, cliché o convención impuesta con la misma seguridad del sonámbulo cuando avanza a paso firme al borde del precipicio.
En síntesis, ‘Peter Gabriel #1’ es un notable trabajo que a pesar de mostrar altos y bajos, resiste con suficiencia al paso del tiempo, al punto que encierra algunas de las mejores composiciones de su autor. Lejos de la comercialidad de futuras entregas, en esta primera obra de Gabriel en solitario se intuyen ya muchas de las cosas que quizás el artista no pudo llevar a cabo con GENESIS en su postrera etapa, si bien alguno de sus cortes suena, definitivamente, a posibles outtakes de su canto del cisne con los de Godalming.
Valoración: Dado que los pros aplastan a los pocos e insignificantes contras, este primer episodio en la discografía de Peter Gabriel bien vale un 8.3.
stalker213


Muchos suponían que la salida de Peter Gabriel de Genesis tras la publicación de “The Lamb Lies Down on Broadway” obedecía a discrepancias respecto al rumbo futuro de la banda. El hecho de que el cantante encontrase muchos problemas para imponer sus textos como eje central de aquel mastodóntico disco podía hacer pensar en un deseo de embarcarse en más aventuras de ese calado como uno de los motivos principales de que Gabriel decidiera continuar con su carrera por su cuenta. Nada de eso fue así, realmente, si atendemos a las propias palabras de Peter cuando afirmaba que “quería hacer muchas cosas muy diferentes a lo que había hecho con Génesis”. Ciertamente lo consiguió ya que su disco de debut en solitario nos muestra una mezcla de estilos absolutamente sorprendente en la que Gabriel hace gala de una cantidad de recursos que nunca terminó de desplegar con la mítica banda en la que, no lo olvidemos, la aportaciones meramente musicales solían correr por cuenta de Banks y Rutherford (también de Anthony Phillips en la primera época) siendo la participación del vocalista algo menor en este apartado.
Gabriel, como pronto sería su costumbre, se tomó su tiempo para escribir y grabar el disco de modo que entre su despedida de Génesis y la publicación de su disco de debut, titulado sencillamente “Peter Gabriel”, transcurrieron casi tres años. Un tiempo, eso sí, muy bien invertido, en el que el artista, perfeccionista hasta rozar lo enfermizo, procuró rodearse de lo mejorcito que pudo encontrar en cuanto a músicos y productores. Bajo la dirección de Bob Ezrin, Gabriel consiguió juntar, nada menos que a Robert Fripp, que aprovechaba uno de los clásicos “parones” de King Crimson para grabar con otros artistas como Bowie o Eno, al bajista Tony Levin (había trabajado con Ezrin en “Berlin” de Lou Reed y algo después acompañaría a Fripp en una nueva encarnación del Rey Escarlata), al batería Allan Schwartzberg y un interesante grupo de músicos, alguno de los cuales se convirtió en inseparable de Gabriel en sus siguientes trabajos y giras: Jimmy Maelen (percusión), Steve Hunter (guitarras), Jozef Chirowski (teclados) o el imprescindible Larry Fast (teclados y programaciones). En dos de los cortes del album participa también la London Symphony Orchestra.
“Moribund the Burgermeister” – Una extraña combinación de percusiones y sonidos electrónicos abren una pieza que combina el aire burlesco del musical con momentos más cercanos al rock progresivo clásico. La mezcla perfecta para que las múltiples facetas del teatral Gabriel brillen con luz propia. Uno podría perfectamente imaginar uno de los grotescos personajes de Tim Burton bailando al son de la música de Gabriel en esta brillante introducción que, sin embargo, no sirve como pista para lo que el resto del disco nos va a ofrecer.
“Solsbury Hill” – Un repetitivo motivo de guitarra de alegre ritmo abre este clásico de la discografía de Gabriel. Los teclados que aparecen de inmediato han envejecido mal desde la perspectiva actual pero la melodía, casi legendaria, soporta eso y más. “Solsbury Hill” es una canción de esas que justifica por sí sola todo un disco y uno no puede evitar imaginarse ascendiendo la famosa colina en compañía de un Gabriel juvenil con el corazón latiendo sin cesar “bum, bum, bum” como canta Peter con entusiasmo. Una joya sobre la que poco más podemos añadir.
“Modern Love” – Aunque la intención de Gabriel era la de hacer algo diferente, no puede evitar que el rock progresivo se filtre aún entre las rendijas de varias de las canciones del disco y este sería un ejemplo. Con un sonido algo “americanizado” que anticipa lo que vendría años después en forma de “Rock orientado a adultos” o AOR, especialmente en los teclados de Larry Fast, Gabriel nos ofrece este tema sin demasiadas pretensiones, con un riff simple pero atractivo que cumple sin entusiasmar.
“Excuse Me” – Gabriel vuelve de nuevo la vista hacia el teatro musical con una pieza cómica en las formas que revela la atracción que muchos músicos del rock y el pop británico sienten por las músicas que poblaban los escenarios del West End londinense. Con Genesis, Gabriel exploró este mundo especialmente en el aspecto visual y parece que en solitario, también iba a profundizar en las músicas.
“Humdrum” – Otro de los grandes momentos del disco llega con esta delicada balada en la que el Gabriel más expresivo apenas se acompaña de unos suaves teclados durante los primeros instantes. Tras la introducción asistimos a un breve segmento instrumental muy evocador que nos acompañará casi hasta el final con la voz del cantante como complemento imprescindible. La canción va ganando en intensidad convirtiéndose en casi un himno lleno de emotividad.
“Slowburn” – Con el siguiente corte Gabriel se acerca a los grandilocuentes temas de rock en la línea que del norteamericano Meat Loaf comenzaría a popularizar en aquellos momentos. Con todo, estamos ante momento estelar del disco en el que asistimos a cambios de ritmo y secciones absolutamente diferenciadas dentro de la misma canción que demuestran la ambición de su autor.
“Waiting for the Big One” – Dentro de la mezcla de géneros que caracteriza el disco, llega la hora del blues con una muestra absolutamente ortodoxa de este género musical. Acompañado de piano, guitarra, contrabajo y batería, Gabriel se marca un auténtico “bluesazo” con todas las de la ley demostrando que sus capacidades van más allá de las de un simple cantante de rock y haciendo gala de todo su histrionismo (entiéndase esto como algo positivo) en los pasajes en los que la canción lo demanda.
“Down the Dolce Vita” – Faltaba en el disco un poco de sonido clasicista y la fanfarria que abre este tema cumpliría la labor de tapar esa ausencia aunque no pasa mucho antes de que un marcado ritmo disco transforme el tema de arriba abajo en un auténtico cañonazo que bien podría haber sido un single de éxito y un banderín de enganche para aquellos a los que el nombre de Gabriel no les dijera gran cosa en aquel entonces. Había mucho más que esto en la pieza que se atreve a meterse en territorios sonoros más experimentales con el uso de relojes y sonidos electrónicos en un magnífico interludio que culmina con un final grandilocuente digno de los mejores momentos de Gabriel con Genesis.
“Here Comes the Flood” – Cerrando el disco encontramos la segunda gema de la colección; una balada deliciosa y desgarradora en algún momento, en la que el talento de su autor nos desborda por todas partes, especialmente con el estribillo, absolutamente arrebatador. Curiosamente Gabriel no terminó de quedar contento con la pieza que, en su opinión, pecaba de un cierto exceso de producción. Quizá por ello, participó en una regrabación posterior de la canción para el disco “Exposure” de Robert Fripp, tan recomendable como ésta.
Con su primer disco en solitario, Gabriel demostró que había todo un camino por explorar más allá de Genesis y no necesariamente en la misma línea que había llevado su antigua banda. Mientras que Peter opta por una mezcla de géneros muy interesante, sus compañeros trataron de mantener por un tiempo las formas del rock progresivo con las que se convirtieron en leyenda pero terminaron por entregarse a un pop algo facilón como refugio para subsistir en los ochenta. Fue en ese momento cuando la decisión de Gabriel de continuar su camino por su cuenta se reveló como muy acertada, habida cuenta la categoría de sus discos en solitario, alguno más de los cuales será objeto de nuestra atención dentro de no mucho tiempo. No debería ser así pero si algún lector no tiene aún este disco, puede solventar esa carencia en los enlaces habituales.
La Voz de los Vientos

Nos despedimos con una particular versión de "Here Comes the Floor" interpretada en directo por Gabriel en un especial navideño de Kate Bush.





Lista de Temas:
1. Moribund The Burgermeister
2. Solsbury Hill
3. Modern Love
4. Excuse Me
5. Humdrum
6. Slowburn
7. Waiting For The Big One
8. Down The Dolce Vita
9. Here Comes The Flood

Alineación:
- Peter Gabriel / vocals, keyboards, flute, recorder
With:
Robert Fripp / electric & classical guitars, banjo
Steve Hunter / guitars (lead, rhythm, pedal steel, acoustic)
Dick Wagner / guitar solo & backing vocals (6,9)
Jozef Chirowski / keyboards, Barbershop Quartet - backing vocals
Larry (Wires) Fast / synthesizers & programming
Tony Levin / bass, tuba, Barbershop Quartet - leader
Allan Schwartzberg / drums
Jim Maelen / percussion, synthibam, bones, Barbershop Quartet - backing vocals
The London Symphony Orchestra (8)
Michael Gibbs / orchestra arranger & conductor





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