Ir al contenido principal

Historia De Música Ambiental. O La Música Que No Quería Ser Escuchada

En 1978, Brian Eno lanzó al mercado Ambient 1: Music for Airports. Se trataba de un álbum de música ambiental, a través del que trató que los sonidos de fondo pasaran de ser una ciencia de ingeniería a una forma de arte y expresión. Eno explicó que el álbum era una manera de que el "muzak" (término que significa música + Kodak) alcanzara todo el potencial al que aún no había llegado... ¿pero qué es la música "muzak"?. Aquí, un resumen de la música "ambient", su comienzo como estímulo para que la gente consuma, se tranquilice y produzca más, y también que haga eso pero de una manera más feliz. Una auténtica panacea del control mental en formato musical, un verdadero (en su momento) negoción que utilizó un servicio de suscripción del que Spotify le tiene que dar las gracias, y el punto de partida del que luego se sumarían personajes como Tomita, Erik Satie, el propio Eno y tantos otros, para dar vida a un nuevo tipo de música: aquella que no quería ser escuchada, pero en este caso que no le interesaba controlar al ser humano.


Por Diego Cuevas

En 1910, el comandante general del Ejército de los Estados Unidos George Owen Squier ideó la multiplexación en el entorno telefónico. Una técnica que permitía transmitir diferentes señales de audio por una sola línea en una época donde la radio tradicional no era viable para la mayoría de la gente al resultar demasiado costosa y muy engorrosa. A principios de los años veinte, Squier se asomó por la oficina de patentes estadounidense y registró en ella un sistema propio para la transmisión y distribución de señales a través de las líneas eléctricas ya disponibles. Su plan era utilizar la multiplexación para retransmitir música a la gente, y las primeras pruebas, emitiendo tonadillas vía cables eléctricos a un selecto grupo de habitantes de Staten Island, fueron lo suficientemente prometedoras como para insinuar que allí había un negocio en potencia.

En 1922, la North American Company se hizo con las patentes de Squier manteniendo al hombre implicado en los tejemanejes internos de la empresa. La compañía se renombró como Wired Radio Inc. y comenzó a tantear el mercado con un pequeño grupo de clientes a los que les cobraba las transmisiones musicales, de canciones previamente licenciadas, en las facturas eléctricas. Aquello se prometía muy rentable hasta que en los años treinta la radio se convirtió en un electrodoméstico asequible y se acomodó con confianza en el salón del ciudadano medio. De repente, todo el mundo tenía acceso a la música de manera gratuita, porque las cadenas de radio se financiaban a través de los anuncios publicitarios, y dicho panorama dinamitó las expectativas futuras de la Wired Radio Inc. Con las radios asentadas en casita, las gentes no iban a pagar a nadie una cuota mensual a cambio de melodías.








Squier decidió replantearse sus estrategias comerciales empezando por el rebranding de la marca: fascinado por lo molón que sonaba el nombre de la compañía Kodak, el hombre agarró la palabra «music», la podó un poquito y le empasto una «ak» en la cola rebautizando su empresa como «Muzak». Y también reencaminó la línea de trabajo para apuntar hacía clientes comerciales que necesitasen rellenar con música el silencio de sus locales, en lugar de a ciudadanos que utilizasen la música para matar la tarde bailoteando por casa. En 1937, llegó la Warner Bros y compró Muzak a base de cheque gordo, expandiendo sus servicios a lo largo del país. A William Benton, un tío que no podía estarse quieto (llegó a ser senador, fundador de una empresa de publicidad, vicepresidente universitario, editor de cosas como la Enciclopedia Británica y un habitual de las reuniones de las Naciones Unidas), se le ocurrió la idea de ampliar el negocio invadiendo otro tipo de instalaciones, lugares que no se habían considerado en un principio por creer que no necesitaban de armonías flotando en el ambiente. De este modo, la empresa decidió que además de suministrar hilo musical a las tiendas (lo que habían hecho hasta entonces) también podrían hacerlo a lugares como las salas de espera del dentista, los despachos o las peluquerías. Sitios que se beneficiarían de una música que no había sido ideada para ser escuchada.


Stimulus progression

Para captar aquel nuevo tipo de clientes, en Muzak tenían que cambiar el enfoque y comenzar a ofrecer algo distinto, algo que no estuviese haciendo nadie y solo ellos fuesen capaces de proporcionar. La compañía, que hasta entonces se había dedicado a producir a otros artistas, decidió comenzar a grabar las canciones con sus propias orquestas, formaciones compuestas por músicos profesionales extremadamente competentes que se subieron al carro por la pasta en lugar de por al amor al arte. Tanto control sobre la elaboración del repertorio era necesario porque desde Muzak se estaban dedicando a moldear cada composición para construir un nuevo tipo de hilo musical basado en lo que ellos llamaban la «progresión del estímulo», un concepto que incorporaba la idea de que la intensidad afecta la productividad. 


Gráfico evaluando el valor de estímulo de un tema Muzak.

A cada canción se le otorgaba un valor de estímulo en una escala numérica, siendo las etiquetadas con el menor número las piezas más lentas y aquellas marcadas con el valor más elevado las que resultaban más alegres y animadas. A continuación, se reproducían durante un cuarto de hora cinco o seis de dichas canciones, ordenadas por sus valores de estímulo de menor a mayor. De este modo, se lograba que cada uno de esos bloques musicales de quince minutos poseyese un ritmo y tempo que se aceleraba progresivamente, una estrategia que perseguía el objetivo de aumentar la productividad entre los trabajadores que escuchasen las melodías. Los segmentos musicales se separaban a su vez entre sí mediante espacios de quince minutos de completo silencio, algo que era consecuencia de las limitaciones técnicas del momento pero que al mismo tiempo había demostrado que venía muy bien a la hora de evitar la denominada fatiga del oyente y potenciar la capacidad de estimular de las composiciones. En algunas horas concretas, ciertos segmentos musicales se programaban con intenciones específicas: a las once de la mañana y a las tres de la tarde se retransmitían canciones más estimulantes para despertar a los somnolientos, y al final de la jornada laboral se programaban canciones más lentas para que ningún currito se fuese a casa demasiado excitado.
En realidad toda esta idea de la «progresión del estímulo» no era algo nuevo, porque durante la Segunda Guerra Mundial la BBC ya había optado por programar música en sus factorías para animar a los trabajadores más apesadumbrados. Pero en Muzak comenzaron a vender sus hilos musicales como algo que permitiría exprimir el máximo rendimiento a los empleados y gracias a ello no tardaron en vendimiar billetes de grandes empresas interesadas en explotar mejor a sus lemmings. En 2006, un artículo del New Yorker resumía lo que significó todo aquello con las siguientes palabras: «Era una pseudociencia, pero una que mantuvo con vida a la empresa hasta finales de los noventa. En parte porque era una herramienta de marketing útil y en parte porque parecía plausible: la mayoría de las personas realmente eran más felices y productivas cuando había música de fondo».
Durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, la producción de Muzak gozó de un éxito bastante notable. La NASA certificó que utilizaba aquellos hilos musicales para relajar a los astronautas más estresados, el presidente Dwight Eisenhower contrató los servicios de Muzak para colocar sus composiciones en los pasillos de la Casa Blanca, y dichas tabarras sonoras en el imaginario popular se convirtieron en sinónimo de música de ascensores, a pesar de que Muzak nunca proporcionó música a los estómagos de los elevadores.


La bajona post-Stimulus progression

En los años sesenta y setenta el interés de la humanidad por un tipo de música con más personalidad hizo que el catálogo de Muzak dejase de ser interesante. Existían empresas de la competencia con un archivo mucho más variado, y en general la gente comenzaba a estar bastante agotada de la mera existencia de esos cansinos hilos musicales que fueron ideados para no ser escuchados pero acabaron hinchando los cojones de los que los sufrieron diariamente. En 1986, la Westinghouse puso a la venta la marca Muzak y uno de los primeros en alzar el brazo con la cartera en la mano de manera pública fue el rockero Ted Nugent. El hombre ofreció diez millones de pavos para comprar la compañía con el objetivo de «enterrarla definitivamente por el bien de todos». Según su opinión Muzak era «una fuerza maligna capaz de provocar que la gente sufriese ataques de insensatez, algo que había arruinado a algunas de las mentes más brillantes de nuestro tiempo». Inexplicablemente, y a pesar de tantas palabras bonitas, desde la Westinghouse rechazaron la oferta.

La empresa se pasó los años posteriores dando tumbos entre diferentes inversores, tratando de idear nuevas estrategias comerciales y rellenando de tanto en tanto los papeles que los declaraban oficialmente en quiebra. A mediados de los dos mil en Muzak ya no fabricaban su propia música sino que tiraban de un catálogo de dos millones y medio de temas con los que elaboraban playlists personalizadas para unos trescientos cincuenta mil clientes. En 2009, desde las oficinas de Muzak anunciaron, por enésima vez, que se iban al garete de manera definitiva. Pero en 2011 fueron adquiridos por Mood Media, la compañía que enterraría el nombre de marca «Muzak» un par de años más tarde, porque era mejor renombrar el asunto con algo a lo que la gente no le hubiese pillado tanta tirria. No sirvió de mucho porque en 2017 la propia Mood Media se declararía en bancarrota cuando las deudas comenzaban a acariciarle la barbilla.
Con el tiempo, el nombre de aquella compañía primigenia, «Muzak» con mayúscula, daría lugar al nombre de un género, «muzak» con minúscula, que se utilizaría habitualmente de forma despectiva para referirse a un tipo de música sin, en apariencia, pretensiones artísticas y con pinta de ser ornamental por el mero hecho de cumplir. El tipo de música cuya única función es rellenar el aire, esas coplas que se asocian mentalmente con lo que sale del interior de un altavoz ubicado en un ascensor.


Las otras músicas que no quieren ser escuchadas

En 1917, un compositor francés llamado Erik Satie ideó un tipo de música que etiquetó como musique d’ameublement. Un estilo concebido con el propósito de parir la música ideal con la que acompañar una cena, creando la atmósfera ideal para dicho evento: «Es una música ideada para formar parte de los ruidos del entorno y tenerlos en cuenta. Es melodiosa, suaviza los ruidos de los cuchillos y los tenedores en la mesa de la cena, no los domina, no se impone. Llena los ​​silencios incómodos que en algún momento ocurren entre los amigos que cenan juntos y les ahorra la molestia de prestar atención a sus propios comentarios banales. Y, al mismo tiempo, neutraliza los ruidos callejeros que de manera tan indiscreta molestan durante las conversaciones. Crear tal música es responder a una necesidad».
Satie no fue el único artista al que se le ocurrió construir algo parecido, porque durante las décadas posteriores numerosos músicos jugaron con la idea de crear músicas a las que no era necesario prestar demasiada atención para que cumpliesen sus objetivos. Discos con más personalidad que la prefabricada muzak e intenciones totalmente opuestas a las de aquella, creaciones que aparentaban querer ejercer como música de fondo pero que en realidad pretendían relajar y transportar al oyente. Entre los años sesenta y setenta, Tony Scott publicó Music For Zen Meditation y Music For Yoga Meditation and Other Joys, Irv Teibel lanzó el primero de su saga de discos Environments (grabaciones de sonidos de la naturaleza acompañados de música propia) y el compositor Isao Tomita se convirtió en pionero de la space music, o el que puede considerarse como el acompañamiento ideal para darse un garbeo por el espacio.

A mediados de los setenta, Brian Eno (autor de álbumes como Discreet Music o Ambient 1: Music For Airports) acuñó el término «ambient» para referirse a ese tipo de composiciones «destinadas a inducir calma y un espacio para pensar. La música ambiental debe poder adaptarse a muchos niveles de atención auditiva sin imponer uno en particular. Debe ser tan ignorable como interesante». En 1978, el músico francés Ariel Kalma publicó Osmose, un disco que en lugar de contener estribillos pop o melodías al uso albergaba una banda sonora cuya meta era que el oyente se imaginase recorriendo el interior de un bosque tropical ficticio.


Las nuevas músicas que no quieren ser escuchadas

En la actualidad, y en estos terrenos de internet, un nuevo tipo de música que no quiere ser escuchada ha florecido como la evolución lógica y más inteligente que podría fabricarse al combinar las corrientes modernas del hip-hop con la electrónica, con aquella muzak para supermercados y con las virtudes del ambient que enunció Brian Eno. Una suerte de nuevo microgénero que daría a conocer como «lo-fi hip hop» o «chillhop» y que en un puñado de meses sería capaz de atraer a millones de fans.

El lo-fi hip hop (del que se considera pioneros oficiales a los artistas J Dilla y Nujabes) combina beats del hip hop con el tempo relajado y melancólico del género chill out y el embalaje sonoro de la baja fidelidad, ese tipo de grabaciones repletas de imperfecciones sonoras que gustan de sentirse menos producidas y más auténticas. En 2013, la plataforma de vídeos YouTube permitió a sus usuarios emitir en directo en cualquier momento a través de sus live streamings, un movimiento que  dio lugar al nacimiento de numerosas emisoras de radio caseras que reproducían sus propias playlists seleccionadas con mimo. Lo accesible de la oferta permitió que cualquier tipo de género con al menos un par de adeptos encontrase un altavoz en forma de emisora dedicada. Y eso propició que se creasen canales especializados en programar ciertos estilos marginalizados de manera habitual por el mainstream, como el curtido ambient, o géneros mutantes tan extraños y fascinantes como el denominado vaporware (un estilo musical que zozobra entre el modo irónico y la seriedad absoluta al imitar las melodías de fondo de los anuncios publicitarios de los años ochenta y noventa).

En 2017, los canales de YouTube dedicados a emitir temas de lo-fi hip hop y sus variantes, como aquellos que tonteaban con un jazz minimalista, comenzaron a hacerse muy populares entre el público que buscaba una banda sonora útil con la que rellenar la habitación durante las horas de estudio o trabajo. El downtempo que lucían las pistas seleccionadas demostró tener tan buena aceptación, al favorecer tanto la concentración de los oyentes durante sus tareas, como para que en un puñado de meses dichos canales de streaming acumulasen millones de visitas y suscriptores. La propia naturaleza de la música emitida resulta mucho más amable que la de la muzak precedente, porque aquí lo que se pretende no es apretarle las tuercas al oyente, sino relajarlo y procurar que se concentre. Las canciones lo-fi hip hop normalmente carecen de letra para no distraer en exceso la atención y los streamings las encadenan de manera ininterrumpida sin aquella tontería tan estudiada de los bloques de quince minutos ni la pollada estratégica de la progresión del estímulo.
La estética que acompañaba a sus emisoras especializadas favorecía la asociación mental con las músicas que radiaban: imágenes anime y animadas en bucle que muestran a chicas estudiando en un lugar tranquilo, niños leyendo o jugueteando con aparatos electrónicos en su cama durante las madrugadas de noches dibujadas con regusto mágico, jóvenes tumbados en medio de un parque en un día vago, siestas vespertinas, entornos urbanos nocturnos, personajes muy melancólicos asomados a la ventana contemplando lluvias o luces de las ciudades y, sobre todo, el encantador mapache de uno de los canales más populares del universo chillhop. Una mascota que se tira toda la jornada amarrado a su portátil, bostezando eventualmente, con la taza de café al lado y el tocadiscos dando vueltas en la estancia. Los responsables de los canales más populares tienen incluso el bonito detalle de dotar de cierta vida a las imágenes: además de incluir pequeñas animaciones en loop, se toman la molestia de modificar ligeramente las ilustraciones con el paso del tiempo, simulando las diferentes horas del día, modificando elementos del escenario de fondo o cambiando la decoración de esas habitaciones con alma de jardín zen. Porque a lo mejor esto es la segunda mejor cosa que le podía haber ocurrido a la muzak: convertirse en algo tan agradable como para que no te moleste tener a un mapache como compañero de piso.

Diego Cuevas


Comentarios

Lo más visto de la semana pasada

Los 100 Mejores Álbumes del Rock Argentino según Rolling Stone

Quizás hay que aclararlo de entrada: la siguiente lista no está armada por nosotros, y la idea de presentarla aquí no es porque se propone como una demostración objetiva de cuales obras tenemos o no que tener en cuenta, ya que en ella faltan (y desde mi perspectiva, también sobran) muchas obras indispensables del rock argento, aunque quizás no tan masificadas. Pero sí tenemos algunos discos indispensables del rock argentino que nadie interesado en la materia debería dejar de tener en cuenta. Y ojo que en el blog cabezón no tratamos de crear un ranking de los "mejores" ni los más "exitosos" ya que nos importa un carajo el éxito y lo "mejor" es solamente subjetivo, pero sobretodo nos espanta el concepto de tratar de imponer una opinión, un solo punto de vista y un sola manera de ver las cosas. Todo comenzó allá por mediados de los años 60, cuando Litto Nebbia y Tanguito escribieron la primera canción, Moris grabó el primer disco, Almendra fue el primer

Los Grillos - Vibraciones Latinoamericanas (1976)

Nuestro amigo Julio Moya sigue con su tarea de palentólogo del rock latinoamericano y ahora nos presenta la historia de Los Grillos, y resumiendo les diría que si Jethro Tull hubiera sido andino, probablemente hubiese grabado este disco, ya que encontrarás flautas similares a Ian Anderson, junto con instrumentos de viento autóctonos. Un disco con 8 temas con una duración total que no alcanza la media hora. De alguna manera puede trazarse un paralelismo con Los Jaivas de Chile, pero se debe tener en cuenta que la raíz folclórica es diferente y con un sonido propio de altiplano. Aquí, uno de los discos más importantes de la historia del rock en Bolivia, y una de las mayores joyas del rock boliviano, expresión del folk rock temprano donde Los Grillos fundadon el sonido del Neo Folclore Andino, incursionando en el Moog a modo de "sintetizador andino". Si disfrutaste de "Alturas de Macchu Picchu" de Los Jaivas, o los bolivianos Wara o los argentinos Contraluz, descubrirá

Varios Artistas - Reimagining in the Court of the Crimson King (2024)

La realeza de la música rock se reunió para recrear uno de los álbumes más importantes e influyentes de la historia, la obra maestra de King Crimson de 1969, "In ​​The Court Of The Crimson King", y Jorge Nuñez se volvió a acordar de ustedes y es por ello que ahora lo presentamos en sociedad: uno de los álbumes más icónicos de la historia de la música, considerado por los críticos como una grandiosa obra maestra, vuelve a ser noticia porque recién salió del horno su última resurrección, con reversiones a cargo de miembros de King Crimson, como Mel Collins y Jakko M. Jakszyk, así como de Todd Rundgren, Chris Polonia (Megadeth), Ian Paice (Deep Purple), Joe Lynn Turner (Rainbow), James LaBrie (Dream Theater), Carmine Appice (Vanilla Fudge, Cactus, Pappo's Blues, etc.), Steve Hillage (Gong) y más. Y lo más divertido es que seguramente quedarás paralizado de oír como cada tema es interpretada por esta extraordinario banda de músicos. Para que te entretengas en el finde, es

Spinetta y el sonido primordial

“Si vinieron para que les hable de mí, me voy –dijo Luis Alberto Spinetta al tomar el micrófono–. Yo les voy a hablar de la música en una faz filosófica: del origen de la materia sonora y su repercusión en la civilización. Y solo contestaré preguntas sobre eso, no sobre Spinetta.” Eran pasadas las 19.30 del lunes 2 de julio de 1990 cuando el Flaco dio comienzo a su “clínica de poesía musical” en la Casa Suiza –ubicada en Rodríguez Peña 254 de la ciudad de Buenos Aires–, con entrada libre y gratuita, ante más de cuatrocientas personas. Años después, esa charla se convertiría en un libro apócrifo: El sonido primordial. Por Patricio Féminis Esta es la historia de aquella conferencia de Spinetta que llegaría a tener una edición pirata, como si fuera un libro suyo, y que llegaría a venderse por dos editoriales distintas en Mercado Libre. Aquel lunes invernal de 1990, el guitarrista, cantante y creador asistió para exponer en la Casa Suiza (hoy tapiada por un edificio en construcción)

La Mesa Beatle: Borges y el Squonk de Genesis. Un homenaje a las aventuras íntimas de los perdedores

Buenos días desde La Barra Beatles, hoy nos vamos rumbo a la Inglaterra de los 70´s, una era de oro que pone melancolía en La Barra. La idea es  rememorar a una de las grandes bandas de rock progresivo, que en Argentina empezamos a conocer años después de sus primeros lanzamientos. En 1976 Genesis publica el primer disco luego de la traumática partida de su cantante y miembro fundador Peter Gabriel. Representó todo un reto, porque mucha gente teorizó que con esa separación el grupo había sufrido una herida de muerte. Perder un cantante y compositor de la talla de Peter creo que preocupa a cualquiera, pero los muchachos no arrugaron y decidieron continuar, el resultado fue uno de sus mejores trabajos: “A trick of the tail”. Para algunos la traducción literal sería “Un truco de la cola”, otros hablan de un giro idiomático que sería algo así como “El diablo estuvo metiendo la cola”, también lo traducen como “Un golpe de timón”. Por Jorge Garacotche Este bellísimo álbum fue grabado entre

La indiferencia de los tiranizados duele como la crueldad de los tiranos

Para John Berger, "las tiranías no solo son crueles por sí mismas, sino que, además, ejemplifican la crueldad y, por consiguiente, fomentan la capacidad para serlo y la indiferencia frente a ella entre los tiranizados". Estamos frente a una avanzada masiva sobre nuestras vidas. Hacia donde miremos vemos catástrofe. Despidos, comedores sin comida, cierre de programas que garantizaban derechos, desfinanciamiento de las universidades públicas, desregulación de las tarifas, represión de la protesta, el endeudamiento como mecanismo de reducción de la posibilidad de vivir y una larga  lista que se actualiza día tras día. Frente a esto, se suceden expresiones que intentan revalorizar las vidas dañadas: "Nuestro trabajo era importante", "no todos somos ñoquis" o ―peor aún― "yo no era ñoqui", "lxs docentes no adoctrinamos", "perdimos compañerxs que hacían". Tenemos que producir valor a partir de la desgracia. Vivir se convirtió en

Miguel Abuelo & Nada - Miguel Abuelo & Nada (1973)

Mucho antes de agitar la primavera alfonsinista de la recién llegada democracia con la segunda encarnación de Los Abuelos de la Nada allá por los años 80, había nacido en Francia la primera versión de esta agrupación, pariendo además un disco maldito del que poco se llegó a conocer por estos parajes, e inclusive la primera edición para el mercado argentino de este disco salió no hace mucho. Un disco particular, donde hay hard rock, psicodelia, experimentación, y además una historia muy rica donde terminan apareciendo muchos de los máximos referentes del rock argentino, y donde Miguel Abuelo, ese niño de la calle devenido en poeta iluminado por la psicodelia y el folclore del noroeste es el protagonista casi casi, principal. Recién lo acabamos de presentar y ahora revivimos este disco tan particular. Un disco de culto que no puede estar afuera del blog cabeza. Artista: Miguel Abuelo & Nada Álbum: Miguel Abuelo & Nada Año: 1973 Género: Hard rock / Rock psicodélico Duració

Incredible Expanding Mindfuck (I.E.M.) - I.E.M. (2010)

Una reedición de la discografía completa de I.E.M., y convengamos que estos temas de I.E.M. eran muy difíciles de encontrar dado que sus ediciones fueron de una tirada muy limitada que ya se había por descatalogada ya hace mucho tiempo. Otro enorme aporte de LightbulbSun, y para aquellos que no están familiarizados con esto, les cuento que estos son los álbums en formato boxset de I.E.M., o Incredible Expanding Mindfuck, o el apodo de Steven Wilson para sus exploraciones psicodélicas y krautrock creadas entre lo que va de 1996 hasta el 2001 que pueden resultarte una especie de shock. Este compilado reúne con los 3 álbumes de estudio en este período, y definitivamente har algunas joyas aquí que seguramente serán muy apreciadas por el público cabezón. E ideal para cerrar otra semana a pura música en el blog cabeza, aquí tienen mucha música por si el fin de semana se presenta feo y lluvioso y se te joda el asado... con esto no te vas a aburrir. Artista: Incredible Expanding Mindfuck Á

El arte es para el aire: El aplausómetro, según Spinetta

"No puedo evaluar lo que hago con el aplausómetro. Me importa un belín. La pregunta es, si un pintor que sabe que es bueno sabe también que no va a poder mostrar sus cuadros, ¿los pintaría? Más bien. Le chupa un huevo. Un novelista, un poeta que es capaz de escribir versos, ¿qué necesita? Nada; va a Pippo, se pide un fresco y batata, se sienta y en el mantel, nomás, escribe LAS palabras. ¿Tecnología? Nada ¿Costo? Cero. Si uno hace música y sabe que suena bien, no importa si otro cree que no es tan buena. ¿Qué? ¿La voy a parar y no la voy a componer? No. Me importa un pito. Es el aire para quien yo la estoy haciendo y es el aire el que me va a devolver lo que yo quiera sembrar allí. ¿Acaso una novela se aplaude? Se lee en soledad. El arte es un trabajo individual y suena dentro del recinto en el que se lo trabaja. De ahí a que se crea que es una necesidad que otro lo escuche hay un largo espacio. Y, por otro lado, cuando la música es buena, cura. Cura. Sólo eso. Entonces, ahí sí

Bosón de Higgs - Los Cuentos Espaciales (2023)

Para terminar la semana presentamos un disco doble muy especial, desde Ecuador presentamos a una banda que ya tiene un nombre particular que los define: Boson de Higgs, que como ópera prima se manda con un concepto inspirado en el cosmos, la astronomía en un viaje interestelar de 15 temas que tienen además su versión audiovisual, en un esfuerzo enorme que propone la divulgación científica y cultural de un modo nuevo, donde se aúnan la lírica en castellano, el rock alternativo, la psicodelia, el space rock, el hard rock y el rock progresivo. Un álbum doble sumamente ambicioso, con muy buenas letras y musicalmente muy bien logrado y entretenido en todos sus temas (algo muy difícil de conseguir, más pensando si es su primera producción) y donde puede verse en todo su esplendor en su versión audiovisual que obviamente no está presentado aquí salvo en algunos videos, pero que pueden ver en la red. En definitiva, dos discos muy buenos y realmente asombrosos para que tengan para entretenerse

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.