Ir al contenido principal

La Génesis del Rock Nacional


Hace unos meses me encontraba navegando en Facebook cuando me topé con un volante virtual que rezaba: "La Génesis del Rock Nacional, a cargo de Silvio Ramaglia". Lo que me llamó la atención, además del título, fue lo que decía por debajo: "Narración con imágenes y música en vivo". Al instante dejé un mensaje en la publicación, prácticamente confirmando mi asistencia al Museo del Libro de la Biblioteca Nacional donde se presentaba, en pleno corazón del barrio de Recoleta.



Ingresamos a un auditorio bellísimo ambientado con cálidas y tenues luces de colores. El evento comenzó con un afectuoso recibimiento a modo de saludo para Silvio y todos los allí presentes, a través de un video proyectado del maestro Claudio Gabis (guitarrista de Manal, banda fundacional del rock local) y el dilecto Pipo Lernoud (creador y director de revistas de rock como El Expreso Imaginario Canta Rock, entre otros tantos etcéteras)  todo comandado desde la técnica por Marcos Volcovich (compañero de colegio de Ramaglia y coequiper en este espectáculo).
Luego de la bienvenida por parte de estos dos referentes de la contracultura, a modo de introducción fueron sucediéndose algunas imágenes de un Buenos Aires en blanco y negro que decantaron en la instantánea del colectivo 99, emblema del “Blues de la amenaza nocturna” de Manal. Es justamente ahí cuando nuestro anfitrión, Silvio Ramaglia (el nene al que hace referencia dicha canción…) entra en escena parando aquel colectivo, invitándonos a subir a ese autobús proyectado devenido en una balsa imaginaria, para así dirigirnos mar adentro. Obviamente a naufragar, a través de su anecdotario dedicado al génesis del rock fundacional local o, como él supo señalar, lo que en un principio se catalogó como movimiento o música beat.

Como el capitán de un navío, Ramaglia, guitarra en mano, nos orientó a través de la historia del rock argentino con anécdotas de primera mano. Cómo y dónde conoció y compartió varios cafés junto a Tanguito, Jorge Álvarez, Pedro Pujó, Pipo Lernoud, Miguel Abuelo, los Manal, Vox Dei, Pappo, Mario Rabey, entre otras tantas figuras. Con una precisión acabada de la historia, el torrente del rock local fluye como corrientes marinas por su relato; tanto que es posible transitar esas calles, bares, cafés… el Colegio Carlos Pellegrini, el Nacional Buenos Aires, el Manuel Belgrano, mientras lo vemos a Borges firmando ejemplares en la Galería del Este, el Instituto Di Tella con sus happenings, los bares La Paz, La Giralda, La Perla de Once, el cine Lorraine con sus películas de culto.

Junto a Ramaglia iniciamos este periplo auténtico donde nos ofrece sus experiencias vividas junto a aquellos jóvenes artífices a través de un relato sumamente rico que se suma a las eventuales participaciones de Pedro Pujó (miembro basal del mítico sello Mandioca junto a Jorge Álvarez, Rafael López Sánchez y Javier Arroyuelo) para hablarnos sobre el padre de Tanguito, Diana Divaga Shepherd, la casa con diez pinos del pintor Roy Mackintosh y de cómo Hernán Pujó (el hermano de Pedro) escribió fugazmente la letra “Amor de Primavera” en La Giralda; una composición grabada e interpretada por Silvio en portugués y en ritmo de bossa ante los armonizados espectadores.




LA VIDA ES UNA LARGA CANCIÓN
En su arte hay muy mucho camino recorrido. Silvio Ramaglia comenzó a estudiar guitarra a los 10 años. Durante su adolescencia formó parte del coro del Colegio Nacional de Buenos Aires, dirigido por Héctor Zeoli.  Tomó clases de guitarra clásica durante varios años con el profesor Sergio Raffaelli. Posteriormente estudió guitarra de jazz con Walter Malosetti. Asimismo, asistió a cursos de armonía con Rodolfo Alchourrón, y de composición en el Sindicato Argentino de Músicos (SADEM). Más adelante se perfeccionó con el guitarrista estadounidense James Tobías. También hizo talleres de improvisación con Elmer Bernstein, músico de la Berklee School of Music. Estudió en San Pablo con el destacado guitarrista brasileño Paulo Bellinatti, y aprendió cavaquinho con Zé Do Cavaco. Ha dado talleres de guitarra en la Universidad Nacional de La Matanza.

Comenzó a componer músicas y letras siendo muy joven, en diversos géneros. Algunas de sus canciones han sido publicadas por las editoriales Julio Korn y Warner Chappell. Es también arreglista, y versionista de letras. Ha formado grupos como El Buque (folclore fusión, en los años setenta) y Tiempo de Bossa (a fines de los años ochenta). Trabajó en shows y grabaciones junto a músicos de la Argentina y el Brasil, donde residió desde 1981 hasta 1987. Allí formó un trío, Viagem.
En Londres tocó con el grupo afrobrasileño Oxumaré... Más adelante formó en Buenos Aires un dúo de fusión bossa-flamenco-blues junto a Agustín Hellín y acompañó al cantante uruguayo Yabor, en un concierto realizado en el Teatro Roma de la ciudad de Avellaneda. Ha tocado también con grupos de música afrolatina como Arco Iris de Tambor, de Eduardo Avena y con el reconocido bajista Beto Satragni. Grabó un cd solista, Novedades, en el 2003.
Escribió una comedia musical: Quiero que sepas (2004). En el 2005 grabó su tema “Blusambo” para Discos Melopea junto a Guadalupe Raventos en voz, producido por Litto Nebbia. Actualmente emprende un proyecto de nuevo tango junto al cantautor Eduardo Estévez y grabando un cd con temas de ambos, arreglando y dirigiendo una banda de 20 instrumentos.
GIRA MÁGICA

La presentación continúa con la interpretación de “Una casa con diez pinos”, enmarcando el recuerdo de cuando Silvio presenciaba los ensayos del mítico trío Manal, llamados originariamente Ricota, de los que también supo ser “plomo” y pieza imprescindible a la hora de presentar al trío con Jorge Álvarez. Suceso fundamental.
Acerca de la música del legendario trio mencionaba lo siguiente: “Tenía una cosa que sonaba mucho mejor en vivo que en las grabaciones, me acuerdo que cuando escuché el segundo single (“No Pibe” /”Necesito un Amor”) en la cueva del Bondo, junto a Javier, me sonó medio flojito, porque en vivo era mucho más poderoso. Suena muy lindo el single, pero en vivo era mucho más gordo el sonido, mucho más poderoso… los músicos se quedaban pasmados”.
Ramaglia evoca a un joven Pappo del año 68, cuando tocaba en Palos y Piedras (obra de teatro del director Alberto Ure). También a La Lila, quinta en Florida propiedad de la familia Pujó, donde tenían un piano vertical en donde tocaban, a cuatro manos, Silvio y el Carpo  “Satisfaction” de los Rolling Stones, cual ritual profano. Ese relato da pie a una versión, en la que utiliza su guitarra como si fuera un sitar, sobre una pista de audio donde sonaba la tanpura (instrumento indio de cuerda, que se usa para mantener sonidos zumbantes, constantes y monocordes).
  
En la presentación abundan las anécdotas sobre Tanguito, pintándolo como el duende de aquella movida originaria, de todo lo que vino después. Da su testimonio iniciático acerca de la creación de “La balsa”, inspirada en el bolero “La barca”, que Tango escuchaba en la radio junto a Pajarito Zaguri relatando de su propia vivencia lo siguiente: “Esas armonías son ‘bossanovescas’, tiene algo tanguero esa marcación… estaba muy logrado, como algo que tiene identidad de Buenos Aires con toda la influencia, suena rockera”.

De Tango, o Ramsés VII, aquel muchacho oriundo de “Caseros City”, como él mismo gustaba llamarle a su barrio, relataba: “La primera vez que lo vi a Tango fue en La Giralda, habrá sido julio del 66, con su aspecto increíble, el pelo largo, la guitarra al hombro, botas de cuero y ropa de rockero pop con pantalones ajustados. Eso fue tres meses antes de la convocatoria en Plaza San Martín, y ya trataba de nuestro querido amigo Pipo (Lernoud), quien fue el mentor de ese movimiento junto a Mario Rabey. Estaba también Diana Shepherd, pareja de Miguel Abuelo, que en ese entonces le compuso el tema “Diana Divaga”. Primer tema de los primeros Abuelos, inspirado en ella… recuerdo habernos encontrado en el bar La Paz, a tomar un café junto a Miguel con la primera grabación del tema en sus manos y en propias palabras decir: ‘…tengo un violero para grabar que es un Diosss…’. Era Claudio Gabis.
“Entonces Pipo escribió una convocatoria diciendo: ‘vengan todos los que tienen pelo largo e ideas diferentes ‘. Estuvieron astutos, porque en esa época, durante la dictadura de Onganía, no se podía hacer nada por estar de pelo largo, ni tomar un café; me refiero a estar de madrugada en un boliche. Eso, en el día de la primavera se relajaba, había una salvedad para disfrazarse, para lucirse por las calles, más por la avenida Santa Fe donde estaba La Reina, El Delfín, una situación colorida, de jolgorio… y fueron unas 200, 300 personas. Después nos fuimos caminando por avenida Santa Fe con Tango tocando y cantando.
“Un día fuimos con Tango, a Sábados Circulares (el programa ómnibus de Pipo Mancera, que duraba 6 horas los sábados a la tarde), no sé quien lo rescató de la plaza. Se corrió la bolilla… fuimos en el momento y se puso a tocar él mientras nosotros coreando atrás, que seriamos siete, “La balsa”. Esa fue la única vez que Tango estuvo en la televisión”.

Tango y su séquito

Sobre el mito enfatiza y enaltece: “Sentado con su guitarra en Plaza Francia producía a veces un efecto medio hipnótico, o de trance místico, en la gente que iba ubicándose a su alrededor y se quedaba escuchándolo en silencio. Él, inmerso en su música, cantaba con los ojos entrecerrados. Cuando tocaba temas de otros, estos podían ser de Ray Charles, Stones, Dylan, Donovan, Beatles, Elvis… y de sus amigos de La Cueva: Moris, Litto, Javier. A Tanguito no lo podías ver haciendo conciertos en ningún teatro, festival o boliche: su anfiteatro natural era esa plaza, donde podías verlo gratis, a veces sentado en el césped de esa pendiente que concluye allá abajo en la vereda. A lo sumo te iba a pedir un cigarrillo, y posiblemente de este modo: ‘¿No tenés —así— un cigarrillito…?’. Si hubo alguien en nuestro ‘circo’ de los años sesenta a quien podemos calificar de inefable, ese fue sin dudas José Alberto Iglesias, alias Tango o Tanguito…”  suscribe.
Como un paréntesis a esta crónica quiero agregar una referencia de Ramaglia sobre la canción “Natural” en la revista La Bella Gente: “Tanguito logra aquí posiblemente, por primera vez, llevar al disco toda la autenticidad y el feeling con que solía cantar en las plazas de Buenos Aires. Es la revelación de este disco: ‘Natural’ es un tema simple y muy hermoso: Tango —algo ronco, lo cual le queda muy bien— tiene un mensaje musical nuevo y algunas otras cosas para decirnos. Merece ser escuchado…”.
En el cierre de esta suerte de bitácora legendaria, avistamos tierra firme y despidiéndonos en medio de un emotivo y caluroso aplauso, Ramaglia, culmina con una observación sobre Tango y la admiración que causaba en sus colegas músicos allá por el año 67, cuando se encontraban en La Perla junto a un bolerista, éste, le confesaba su fanatismo y respeto, “ya que lo de Tanguito era muy melódico, son temas bastante suaves, baladas, por eso a colegas de otros ‘palos’ les llamaba la atención, llamaba la atención siempre, inclusive de los músicos profesionales…”. 
A modo de epílogo invito al público que disfruta la historia de los inicios de nuestra cultura rock, legitimada por el conocimiento de los próceres fundacionales, a no dejar pasar esta oportunidad para sumergirse en la experiencia audiovisual que Silvio Ramaglia junto a Marcos Volcovich proponen.
Han quedado gran cantidad de anécdotas, divertidas, reventadas, en el tintero que, no dudo, en la próxima tertulia recreará para aquellos que sabemos que las facultades y la electricidad en muy pocas personas se pueden encontrar y que andan dando vueltas, aquí, allí y en todas partes…
Mauro Feola



Comentarios

Lo más visto de la semana pasada

Los 100 Mejores Álbumes del Rock Argentino según Rolling Stone

Quizás hay que aclararlo de entrada: la siguiente lista no está armada por nosotros, y la idea de presentarla aquí no es porque se propone como una demostración objetiva de cuales obras tenemos o no que tener en cuenta, ya que en ella faltan (y desde mi perspectiva, también sobran) muchas obras indispensables del rock argento, aunque quizás no tan masificadas. Pero sí tenemos algunos discos indispensables del rock argentino que nadie interesado en la materia debería dejar de tener en cuenta. Y ojo que en el blog cabezón no tratamos de crear un ranking de los "mejores" ni los más "exitosos" ya que nos importa un carajo el éxito y lo "mejor" es solamente subjetivo, pero sobretodo nos espanta el concepto de tratar de imponer una opinión, un solo punto de vista y un sola manera de ver las cosas. Todo comenzó allá por mediados de los años 60, cuando Litto Nebbia y Tanguito escribieron la primera canción, Moris grabó el primer disco, Almendra fue el primer

Los Grillos - Vibraciones Latinoamericanas (1976)

Nuestro amigo Julio Moya sigue con su tarea de palentólogo del rock latinoamericano y ahora nos presenta la historia de Los Grillos, y resumiendo les diría que si Jethro Tull hubiera sido andino, probablemente hubiese grabado este disco, ya que encontrarás flautas similares a Ian Anderson, junto con instrumentos de viento autóctonos. Un disco con 8 temas con una duración total que no alcanza la media hora. De alguna manera puede trazarse un paralelismo con Los Jaivas de Chile, pero se debe tener en cuenta que la raíz folclórica es diferente y con un sonido propio de altiplano. Aquí, uno de los discos más importantes de la historia del rock en Bolivia, y una de las mayores joyas del rock boliviano, expresión del folk rock temprano donde Los Grillos fundadon el sonido del Neo Folclore Andino, incursionando en el Moog a modo de "sintetizador andino". Si disfrutaste de "Alturas de Macchu Picchu" de Los Jaivas, o los bolivianos Wara o los argentinos Contraluz, descubrirá

Varios Artistas - Reimagining in the Court of the Crimson King (2024)

La realeza de la música rock se reunió para recrear uno de los álbumes más importantes e influyentes de la historia, la obra maestra de King Crimson de 1969, "In ​​The Court Of The Crimson King", y Jorge Nuñez se volvió a acordar de ustedes y es por ello que ahora lo presentamos en sociedad: uno de los álbumes más icónicos de la historia de la música, considerado por los críticos como una grandiosa obra maestra, vuelve a ser noticia porque recién salió del horno su última resurrección, con reversiones a cargo de miembros de King Crimson, como Mel Collins y Jakko M. Jakszyk, así como de Todd Rundgren, Chris Polonia (Megadeth), Ian Paice (Deep Purple), Joe Lynn Turner (Rainbow), James LaBrie (Dream Theater), Carmine Appice (Vanilla Fudge, Cactus, Pappo's Blues, etc.), Steve Hillage (Gong) y más. Y lo más divertido es que seguramente quedarás paralizado de oír como cada tema es interpretada por esta extraordinario banda de músicos. Para que te entretengas en el finde, es

Spinetta y el sonido primordial

“Si vinieron para que les hable de mí, me voy –dijo Luis Alberto Spinetta al tomar el micrófono–. Yo les voy a hablar de la música en una faz filosófica: del origen de la materia sonora y su repercusión en la civilización. Y solo contestaré preguntas sobre eso, no sobre Spinetta.” Eran pasadas las 19.30 del lunes 2 de julio de 1990 cuando el Flaco dio comienzo a su “clínica de poesía musical” en la Casa Suiza –ubicada en Rodríguez Peña 254 de la ciudad de Buenos Aires–, con entrada libre y gratuita, ante más de cuatrocientas personas. Años después, esa charla se convertiría en un libro apócrifo: El sonido primordial. Por Patricio Féminis Esta es la historia de aquella conferencia de Spinetta que llegaría a tener una edición pirata, como si fuera un libro suyo, y que llegaría a venderse por dos editoriales distintas en Mercado Libre. Aquel lunes invernal de 1990, el guitarrista, cantante y creador asistió para exponer en la Casa Suiza (hoy tapiada por un edificio en construcción)

La indiferencia de los tiranizados duele como la crueldad de los tiranos

Para John Berger, "las tiranías no solo son crueles por sí mismas, sino que, además, ejemplifican la crueldad y, por consiguiente, fomentan la capacidad para serlo y la indiferencia frente a ella entre los tiranizados". Estamos frente a una avanzada masiva sobre nuestras vidas. Hacia donde miremos vemos catástrofe. Despidos, comedores sin comida, cierre de programas que garantizaban derechos, desfinanciamiento de las universidades públicas, desregulación de las tarifas, represión de la protesta, el endeudamiento como mecanismo de reducción de la posibilidad de vivir y una larga  lista que se actualiza día tras día. Frente a esto, se suceden expresiones que intentan revalorizar las vidas dañadas: "Nuestro trabajo era importante", "no todos somos ñoquis" o ―peor aún― "yo no era ñoqui", "lxs docentes no adoctrinamos", "perdimos compañerxs que hacían". Tenemos que producir valor a partir de la desgracia. Vivir se convirtió en

La Mesa Beatle: Borges y el Squonk de Genesis. Un homenaje a las aventuras íntimas de los perdedores

Buenos días desde La Barra Beatles, hoy nos vamos rumbo a la Inglaterra de los 70´s, una era de oro que pone melancolía en La Barra. La idea es  rememorar a una de las grandes bandas de rock progresivo, que en Argentina empezamos a conocer años después de sus primeros lanzamientos. En 1976 Genesis publica el primer disco luego de la traumática partida de su cantante y miembro fundador Peter Gabriel. Representó todo un reto, porque mucha gente teorizó que con esa separación el grupo había sufrido una herida de muerte. Perder un cantante y compositor de la talla de Peter creo que preocupa a cualquiera, pero los muchachos no arrugaron y decidieron continuar, el resultado fue uno de sus mejores trabajos: “A trick of the tail”. Para algunos la traducción literal sería “Un truco de la cola”, otros hablan de un giro idiomático que sería algo así como “El diablo estuvo metiendo la cola”, también lo traducen como “Un golpe de timón”. Por Jorge Garacotche Este bellísimo álbum fue grabado entre

Miguel Abuelo & Nada - Miguel Abuelo & Nada (1973)

Mucho antes de agitar la primavera alfonsinista de la recién llegada democracia con la segunda encarnación de Los Abuelos de la Nada allá por los años 80, había nacido en Francia la primera versión de esta agrupación, pariendo además un disco maldito del que poco se llegó a conocer por estos parajes, e inclusive la primera edición para el mercado argentino de este disco salió no hace mucho. Un disco particular, donde hay hard rock, psicodelia, experimentación, y además una historia muy rica donde terminan apareciendo muchos de los máximos referentes del rock argentino, y donde Miguel Abuelo, ese niño de la calle devenido en poeta iluminado por la psicodelia y el folclore del noroeste es el protagonista casi casi, principal. Recién lo acabamos de presentar y ahora revivimos este disco tan particular. Un disco de culto que no puede estar afuera del blog cabeza. Artista: Miguel Abuelo & Nada Álbum: Miguel Abuelo & Nada Año: 1973 Género: Hard rock / Rock psicodélico Duració

Incredible Expanding Mindfuck (I.E.M.) - I.E.M. (2010)

Una reedición de la discografía completa de I.E.M., y convengamos que estos temas de I.E.M. eran muy difíciles de encontrar dado que sus ediciones fueron de una tirada muy limitada que ya se había por descatalogada ya hace mucho tiempo. Otro enorme aporte de LightbulbSun, y para aquellos que no están familiarizados con esto, les cuento que estos son los álbums en formato boxset de I.E.M., o Incredible Expanding Mindfuck, o el apodo de Steven Wilson para sus exploraciones psicodélicas y krautrock creadas entre lo que va de 1996 hasta el 2001 que pueden resultarte una especie de shock. Este compilado reúne con los 3 álbumes de estudio en este período, y definitivamente har algunas joyas aquí que seguramente serán muy apreciadas por el público cabezón. E ideal para cerrar otra semana a pura música en el blog cabeza, aquí tienen mucha música por si el fin de semana se presenta feo y lluvioso y se te joda el asado... con esto no te vas a aburrir. Artista: Incredible Expanding Mindfuck Á

El arte es para el aire: El aplausómetro, según Spinetta

"No puedo evaluar lo que hago con el aplausómetro. Me importa un belín. La pregunta es, si un pintor que sabe que es bueno sabe también que no va a poder mostrar sus cuadros, ¿los pintaría? Más bien. Le chupa un huevo. Un novelista, un poeta que es capaz de escribir versos, ¿qué necesita? Nada; va a Pippo, se pide un fresco y batata, se sienta y en el mantel, nomás, escribe LAS palabras. ¿Tecnología? Nada ¿Costo? Cero. Si uno hace música y sabe que suena bien, no importa si otro cree que no es tan buena. ¿Qué? ¿La voy a parar y no la voy a componer? No. Me importa un pito. Es el aire para quien yo la estoy haciendo y es el aire el que me va a devolver lo que yo quiera sembrar allí. ¿Acaso una novela se aplaude? Se lee en soledad. El arte es un trabajo individual y suena dentro del recinto en el que se lo trabaja. De ahí a que se crea que es una necesidad que otro lo escuche hay un largo espacio. Y, por otro lado, cuando la música es buena, cura. Cura. Sólo eso. Entonces, ahí sí

Skraeckoedlan - Vermillion Sky (2024)

Entre el stoner rock, el doom y el heavy progresivo, con muchos riffs estupendos para todos y por todos lados, mucha adrenalina y potencia para un disco que en su conjunto resulta sorprendente. El segundo disco de una banda sueca que en todo momento despliega su propio sonido, a 4 años desde su anterior álbum, "Earth". Saltarás planetas, verás colisionar cuerpos celestes, atravesarás galaxias y te verás arrastrado hacia la nada que lo abarca todo, conocerás el vacío y el fuego abrasador de los soles, y también encontrarás algunos arcoíris desplegándose bajo el cielo bermellón. He aquí un viaje interestelar por el universo de los sonidos, en una búsqueda tremenda y desgarradora, un disco muy bien logrado, que muestra una de las facetas de los sonidos de hoy, donde bandas deambulan por el under de todos lados del mundo en pos de su propio sonido y su propia identidad, y también (al igual que muchos de nosotros) su lugar en el mundo terrenal, tan real y doloroso. Los invito

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.