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David Cross Band – Sign of the Crow (2016)


Cuando aparece un nuevo trabajo de algún miembro de la sagrada vieja escuela progresiva, sabes que algo maravilloso va a sonar en tus oídos, así que preparate, pero en serio. En su séptimo disco solista, el violín suave, etéreo y onírico de ex King Crimson David Cross navega entre sonidos potentes y metálicos donde el violín de Cross suena extravagante e intenso, y hasta se le puede imaginar haciendo cuernos. Ahora... si tengo que catalogar este disco... ¿dónde carajo lo meto? no es prog metal en el sentido estrico, tampoco jazz rock o psicodélico, lo único que sés es que es tremendo disco!, pero si quieren saber cómo suena la David Cross Band, en el segundo video tienen a la banda en vivo interpretando a "Exiles" del "Larks toungues in Aspic" de King Crimson. Si quieren sorprenderse, no se pierdan este tremendo trabajo.

Artista: David Cross Band
Álbum: Sign of the Crow
Año: 2016
Género: Progresivo ecléctico
Duración: 61:27
Nacionalidad: Inglaterra


Lista de Temas:
1. Starfall
2. Sign Of The Crow
3. Crowdsurfing
4. The Pool
5. Raintwist
6. Spiderboy
7. Mumbo Jumbo
8. Water On The Flame
9. Rain Rain

Alineación:
- David Cross (King Crimson, Radius) / Violin
- Jinian Wilde / Vocals
- Paul Clark (Credo) / Guitar
- Mick Paul / Bass
- Craig Blundell (Pendragon, Frost*, Lonely Robot) / Drums
With:
Alex Hall (Grails) / Keyboards (2,3,4)






David Cross ha estado muy ocupado últimamente, haciendo álbumes colaborativos con el Stick Men, Robert Fripp, Sean Quinn, y ahora un álbum de estudio de su propia banda.




La actitud cercana al metal contrasta con la nuestro recuerde de pasajes más acústicos, a lo que se agrega una fusión de estados de ánimo que hace de contrapunto constante y realmente emocionante. Esta banda ha estado puliendo las encrucijadas de su estilo, considerando también que algunos miembros tienen sus propias bandas y proyectos, resumiendo aquí diferentes enfoques y experimentos, desde pistas frenéticas de ritmo rápido hasta baladas acústicas más soñadoras, pero nunca cayendo lejos de ese estilo "metálico".
Me ha parecido que las etiquetas de metal experimental o de metal progresivo encajarían en esta banda y álbum, y sabiendo la irrelevancia de incluir música entre estilos, coo si fueran cajas, por lo que como no me interesa ser muy riguroso cayó dentro de la categoría "progresivo ecléctico" y punto.
De todos modos, con referencia a la música en sí, el disco es audaz, muy adecuado como un conjunto que suma a la creatividad múltiple de parte de todos los miembros, con incentivo para todo tipo de enfoques y direcciones.
En realidad "Sign Of The Crow" es el segundo disco que se le acredita a la David Cross Band (en lugar de simplemente David Cross) y es el primero que he escuchado. Cuando lo puse por primera vez tuve que revisar a ver si era realmente un disco del señor Cross y su banda, al confirmarlo vino mi primera sorpresa (saben ue amo las sorpresas como cualquier aficionado a este género), luego tuve que confirmar que realmente fuera el David Cross que todos conocemos (más conocido por su participación en King Crimson entre 1972 y 1974) y no otro músico con el mismo nombre, pero sí, era él, y su violín mágico estaba presente danzando en medio de todo ese poderío. Personalmente, me encanta el violín en este contexto bien rockero y aprecio las bandas que lo utilizan. Y sobretodo que lo utiliza tan bien.

Destacan, como temas particulares, el "Starfall" de apertura del disco, también la pista que le sigue y le da título al trabajo, pero todo el álbum en sí es de una alta calidad. Es bastante increíble que alguien que entró en el negocio de la música hace mucho tiempo está produciendo sus mejores álbumes en los últimos años, pero eso es lo que David Cross está haciendo. En mi opinión, "Sign Of The Crow" es el mejor disco que ha hecho David Cross, aunque como dije no escuché aún el disco anterior de su banda. De vuelta al disco, la primera mitad de él es el más cercano a los estándares del metal, mientras que la seguna se suaviza un poco y nos muestran un poco de la faceta del violinista que todos conocemos, pero también por momentos, porque de repente todo se vuelve vertiginoso nuevamente.
Para que tengan un buen comentario en serio, les dejo el review de nuestro eterno comentarista involuntario de siempre, que se expresa con estas palabras en referencia a este disco.


Hoy tenemos en nuestras manos el más reciente trabajo fonográfico de la DAVID CROSS BAND, titulado “Sign Of The Crow” y publicado a inicios de agosto del pasado año 2016 por el sello Noisy Records. Por supuesto, se trata de la banda de David Cross, el nunca olvidado violinista-violista-teclista del KING CRIMSON de la etapa 1972-4. Acompañan a Cross en este discoMick Paul [bajos con y sin trastes], Paul Clark [guitarras eléctricas y acústicas de 6 y 12 cuerdas], el vocalista Jinian Wilde, el baterista Graig Blundell y el teclista Alex Hall. En realidad, Hall solo toca en tres de las nueve piezas del catálogo de “Sign Of The Crow” pero no aparece registrado en los créditos del disco como mero invitado, e incluso está presente en las fotos del interior. Las partes de teclado de las demás canciones están repartidas entre el jefe, el Sr. Cross, Paul y Clark; de hecho, estos tres se encargaron de producir y componer conjuntamente el material del disco. Todos los acompañantes del violinista estrella provienen de las escenas del neo-prog y del prog-metal, así que él sabe muy bien lo que quiere: gestar vibraciones renovadoras y modernas para su eterna visión progresiva del rock. Cross no es el único sobreviviente de esa fase de KING CRIMSON que aparece aquí: también está el letrista Richard Palmer-James, quien aporta su oscura y cínica poesía a los siete temas cantados del álbum. La verdad es que “Sign Of The Crow” fue un disco que tomó un par de años en realizarse a través de intermitentes labores de grabación, pero como el ensamble ha pasado bastante tiempo tocando sobre los escenarios, la cosa fluyó muy bien hasta llegar a este resultado final. De hecho, han pasado nada menos que 11 años desde el anterior disco de estudio de David Cross y su banda de apoyo, “Closer Than Skin”... pero bueno, tampoco estuvo desocupado pues ha grabado discos a dúo con ROBERT FRIPP y como invitado especial de los STICK MEN. Centrémonos ahora en el repertorio de “Sign Of The Crow”, ¿vale?
Durando poco menos de 6 minutos, ‘Starfall’ abre el disco con un rotundo despliegue de fulgor muscular. Con el manejo de complejos esquemas rítmicos para sostener el desarrollo temático y la patente prioridad de síncopas en el groove general, la canción garantiza solventemente el posicionamiento de su sofisticado vigor inherente, erigiéndose así como una espectacular apertura para el álbum. Aunque su presencia no es absorbente, el violín sabe enseñorearse dentro de la armazón instrumental en cada una de sus intervenciones. A continuación sigue el tema homónimo, el mismo que elabora una continuación del fragor y el groove protagónicos en la primera canción, incluso potenciándolos hasta el punto de coquetear abiertamente con estándares prog-metaleros. Eso sí, la inmanencia de una espiritualidad oscura en los desarrollos temáticos y el empleo de ingeniosos solos de sintetizador a lo largo del camino impulsan una voz propia dentro de este contundente ejercicio de música progresiva pesada. La letra es muy elocuente, y como ejemplo citamos este pasaje: “All our decisions are heart-rending, / our departures are long. / All our adventures find no ending / and our compass is wrong.” El turno de ‘Crowd Surfing’ es uno de capitalizar el punche abiertamente predominante en el esquema de trabajo grupal y llevarlo hacia una dimensión más directa y visceral, aunque en lo absoluto estamos hablando de una canción simplona y ramplona. Tanto en las líneas vocales como en las base de violín se nota el matiz arábigo que delinea el núcleo temático, lo cual resulta muy efectivo a la hora de motivar refrescantes aires exóticos al asunto rockero en curso. Con sus poco más de 9 minutos de duración, ‘The Pool’ resulta una de las canciones más extensas del disco, y de paso, aporta una aureola de serenidad espiritual que se siente muy oportuna tras el imparable vendaval de impetuosidad rockera que nos trajo la secuencia de los tres primeros temas del disco. Ahora en ‘The Pool’, una canción relativamente sencilla en su estructura compositiva, Cross y sus secuaces nos brindan una balada progresiva netamente marcada bajo el estándar de la tradición sinfónica, a medio camino entre GENESIS y PINK FLOYD. Clark gesta uno de sus mejores solos de guitarra del álbum mientras que las bases de teclado efectúan una eficaz labor de arropamiento del desarrollo melódico en un clima envolvente; de este modo, el terreno queda debidamente preparado para que el próximo solo de Cross exorcice a los fantasmas de la faceta melancólica del Id. ‘Raintwist’ es el primero de los dos instrumentales que forman parte de “Sign Of The Crow”. Centrado en un medio tiempo y manejado con una vibración rockera mesurada, el tema en cuestión nos abre puertas hacia una excitante cruza entre los mundos del PORCUPINE TREE de los cuatro últimos discos y el multívoco universo Crimsoniano (no estamos pensando tanto en el mismo KING CRIMSON sino en el modelo de los STICK MEN). El resultado final es tan épico como refinado. El otro instrumental porta el muy sugerente título de ‘Water On The Flame’. Durando poco menos de 5 ½ minutos, ostenta una naturaleza atmosférica y volátil a lo largo del desarrollo de su tremendamente lírico motif. Entre estas dos piezas si sitúa la ilación de ‘Spiderboy’ y ‘Mumbo Jumbo’. ‘Spiderboy’ regresa de lleno a la vitalidad electrizante y sofisticada de las dos primeras canciones del disco para la elaboración de su cuerpo central, pero los momentos del lucimiento de los solos de violín cuentan con una ambientación convenientemente sutil. ‘Mumbo Jumbo’, por su parte, exhibe la dimensión más grácil de la visión rockera hacia la cual se proyecta el grupo, esta vez con un talante situado a medio camino entre las tradiciones de LED ZEPPELIN y el KING CRIMSON del periodo 73-74, junto a los consabidos factores del lenguaje prog-metalero.
Durando 9 ½ minutos, ‘Rain Rain’ es la canción más larga del disco y también es la que le da cierre. Su esquema de trabajo se enfila seria y convincentemente por el sendero de limpio lirismo que antes se había reflejado cabalmente en ‘The Pool’, pero esta vez la faceta introspectiva está estratégicamente matizada en su combinación con otras atmósferas más sueltas y gráciles: de hecho, se respiran más aires de calidez y optimismo a lo largo de los atractivos desarrollos melódicos diseñados para la ocasión. Otra de las muestras más inspiradas de la poesía de Palmer-James se hallan aquí: “Maybe somewhere above / while I am drowning here below, / sweet charity is happening / and life is long enough.” También es demoledor el párrafo final: “So notify Heaven / it’s raining in Hell / and nobody’s burning now. / No peace neverending, / no story to tell / as long as the rain comes down.” Un final impactante por todos los lados, un estupendo broche para un disco consistentemente fenomenal. Bien es verdad que uno puede tener sus momentos preferidos frente a los demás, y en nuestro caso reconocemos que en las dos primeras canciones, ‘The Pool’ y ‘Water On The Flame’ se encuentran los que a nuestros oídos son los pasajes y esquemas sonoros más robustos de “Sign Of The Crow”, pero en lo principal hay que apreciar e internalizar el repertorio que se abre entre nosotros como un todo íntegro de principio a fin, generoso en cuanto a la oferta de momentos estéticamente estimulantes. Con la DAVID CROSS BAND nuestro espíritu melómano está en buenas manos: agradecemos enormemente a los músicos involucrados por revelarnos esta inspiración que surgió bajo un nuevo signo.
César Inca




David Cross saca su disco número siete en solitario. El violinista, conocido por su paso por King Crimson a mediados de los ’70, donde participo en grandes obras como Starless And Bible Black o la majestuosa Red. Como músico participo en proyectos de su compañero y guitarra Robert Fripp. Para los no familiarizados con este hombre, es uno de los primeros encargados de la escena británica en colocar el violín dentro del rock. Sus discos manejan varios aspectos musicales, pues pueden tocar palos más diversos como el Jazz, el metal y progresivo, junto con movimientos sinfónicos. La destreza de este músico al integrar su instrumento con los aspectos musicales que procesa, son muy curiosos y atractivos, que sacian la capacidad de nuevos sonidos, dentro del metal más técnico.
Junto a él, se juntan u grupo de buenos músicos, que se adaptan a la perfección a la visión musical que David nos ofrece en este trabajo. Temas instrumentales y cantados redondean un trabajo que llena las expectativas del más curioso y, por supuesto, engancha al clásico fan de los Crimson, pues en líneas deja destellos de su habitual sonido, como suele pasar por los músicos que han pasado por sus filas.
Y centrándonos un poco más en su contenido, nos encontramos que desde el primer movimiento ya nos ofrece una técnica primordial, con una producción de escándalo, pues “Starfall” nos llena de escalas desde el primer minuto, con un descontrol controlado de sus músicos como tarjeta de presentación, para dejar paso a la cálida voz de Jinian Wilde, quien le da una tesitura actual de primer orden. Guitarras pesadas y melodías enormes con un estribillo sinfónico, para dar el inicio a este disco. Cabe destacar la impresionante labor del batería Craig Blundell y el bajo Mick Paul, que se pican antes del solo y distrae la atención positivamente.
El tema que da título al disco, suena aún más pesado que el anterior, con unos riffs de guitarra atronadores. El teclado de Alex Hall protagoniza este tema, muy influenciado en los sonidos progresivos, donde la fuerza que desarrolla el tema, parece sacado de los mismísimos Symphony X. El violín vuela de manera mágica entre solos de teclados y guitarra, para coger un protagonismo esencial a mitad de ambos. Una pieza maravillosa para un disco generoso, musicalmente hablando.
El siguiente tema es “Crowd Surfing”, que se podría traducir como una apología brutal de sonidos y sistema musicales mezclados dentro de una canción. Aunque suene a canción alocada, es un tema melódico, dentro del progresismo que nos compete, donde el violín del maestro Cross ocupa parte interesante de la parte instrumental. Las guitarras del enorme Paul Clark le acaban de dar un empaque antológico. Sube a lo más alto del tema en el solo, para silenciarnos brutalmente con un pasaje sonoro y experimental perplejo, pero expectante. La magia cosechada por los años de David Cross, expresada en este tema. Grandioso.
“The Pool” nos trasporta por sus más de nueve minutos, a una historia dentro de la piscina, como se encarga de recordarnos el propio Jinian al inicio de la canción. Con un inicio precioso, suave y delineado por la sensual música del teclado de Alex, vamos pasando los minutos, entre instrumentos que se van adaptando a la velocidad que sigue subiendo, hasta llegar a un momento álgido, casi al final del tema, donde recordamos que un tema tan dulce como este, es lo que mueve el rock sinfónico en su esencia. Al llegar el fin del tema, todo tu cuerpo se siente relajado y preparado para recibir las embestidas del próximo tema.
“Rainwist”, es un tema instrumental donde, lógicamente, el progresismo pasa por los dedos de David Cross. Tema más cercano al Jazz que al metal y con un breve agradecimiento al batería Craig Blundell que vuelve a sacar una precisión sonora con su instrumento, que aparta de mis oídos las delicias que expresan los demás músicos. Pero es que un monstruo que ha tocado con Pendragon y en la gira mundial de Steven Wilson, no podía hacerlo de otra manera. Uno de los más grandes dentro de su género.
“Spiderboy” ya atrae desde su título. Que un grupo haga una canción en el niño araña es realmente simpático. Pero lo que es realmente más sorprendente es el temazo que se han marcado. Volviendo a los temas progresivos, nos ofrece un Alex Hall dominador con su teclado, cubriendo cada hueco dentro de la energía del tema.
“Mumbo Jumbo” es una experiencia brutal, dentro de la música progresiva. Sonidos jazz para empezar el tema, mezclados con Heavy o progresivo, para darle un tinte especial y único a un tema que parece que cada uno va por su lado, pero perfectamente adecuado a un sonido común. Eso descríbelo tú, porque a mí me parece una pasada de tema. Me recuerda a las locuras siderales de los propios Crimson o al fallecido Frank Zappa. Esas versatilidades musicales están al alcance de muy pocos, para que suenen con esta naturalidad y precisión.
“Water On The Flame” inicia con el teclado de Alex, lentamente y la voz en susurro de Jinian, para dar paso, lentamente al resto de la banda, con un violín como maestro de ceremonias. Otro de esos temas que te agarran sin piedad y te reprimen ese nerviosismo que puedes sentir en otros temas. Una suave brisa para los oídos dentro de la versatilidad que nos vuelve a demostrar esta banda. Con un simple acorde de guitarra pasan los segundos, mientras otros instrumentos pasan a la palestra a mostrar su valía.
Y llegamos al epilogo con “Rain Rain”, donde los más de nueve minutos nos ofrecen cambios de ritmo, y pluralismo musical, donde el predominante es el sonido más progresivo, gracias a una guitarra potente, que, junto a la sección rítmica, posee llevar un tema magistral, a un escalón más arriba. Potencia por partes y melodía por segundos, y todo eso llevado con una voz que rodea y abriga a la canción en todo momento.
Cuando cae en tus manos un trabajo de algún miembro de la vieja escuela inglesa sinfónica o progresiva, sabes que algo maravilloso va a sonar en tus oídos, y en este caso no es ninguna excepción. Una auténtica joya que disfrutaré más aún en mi coche, para saborear la pureza de los sonidos trabajados ingleses.
Tony Barrios

Muy recomendable, muy disfrutable. Si querés sorprenderte con algo, te recomiendo este disco, porque además te sorprenderás muy pero muy gratamente.
Para alguna referencia más, les dejo algún comentario en inglés... aunque no creo que agreguen nada a lo dicho hasta aquí, no olvidemos que el blog cabezón es visitado por personas de todo el mundo, así que soy contemplativo también con ellos.

The David Cross Band lets you know you're in for something picturesque right away with Sign of the Crow. The title suggests something portentous while the cover is pure Stephen King. It may suggest a quiet and gloomy listen, but if you know the violinist from his time in early-'70s King Crimson or the genre-spanning collaborations he's done since, you know he's just as capable of cranking it up to the rafters. On this album volume and intensity are the DCB's order of the day.
The feel and imagery may tend to lean dark (likewise the lyrics courtesy of longtime associate Richard Palmer-James), but the music is full of fire. The guitar and bass have some juicy crunch almost bordering on metallic, while Cross's lithe electric violin sings and wails like a restless spirit refusing to stay still. He, Mick Paul and Paul Clark together weave hard-driving compositions with catchy intricate lines, tricky unison runs and the occasional passage in exotic scales or odd time. They're firmly in intelligent prog-rock territory, the kind that's about continually pushing themselves rather than trying to travel backwards to 1973.
The B in DCB sounds more vital than ever; this lineup has stayed the same since 2008 and the results show it. Paul and Craig Blundell keep the rhythm chugging along solidly, even making the potentially awkward peaks and valleys of the title song sound remarkably fluid as the others trade off sizzling solos. On his first recorded foray with the group, Jinian Wilde delivers Palmer-James' vivid words energetically enough to match the music and tastefully enough not to overdo the drama. Elsewhere he's willing to sit out and let the band explore mysterious Eastern-tinged instrumental motifs in the cinematic "Raintwist" and "Water on the Flame."
It can be brooding stuff, but the brooding is done among thundering grooves and sweeping solos. Crackling with electricity or leaving space to breathe, the group is always a tight unit and ready to embrace both light and shade. Maybe the crow is never far away, but that's no reason to wait for it quietly.
GENO THACKARA - All About Jazz

I must admit that I had no idea who The David Cross band were, let alone who David Cross was when I was offered this album to review. A bit of research and yeah he was an integral part of 1970`s King Crimson. He is the electric violinist who played on the Crimson classics “Larks Tongues in Aspic” and “Starless and Bible Black.” So well worth a listen I thought.
I had some preconceived ideas as to what to expect but let me say I soon had to put them to one side.
The opening track “Starfall” is a terrific introduction and a wonderful slice of almost classic rock. I was overwhelmed at the musicianship on this track and indeed the others to follow. Mr Cross has unearthed a terrific vocalist in the form of Jinian Wilde, whose vocal range is extraordinary.
The title track “Sign of the Crow” is more of the same but venturing into a heavier progressive rock jam with Jinian`s vocals chipping in at times throughout. “Crowd Surfing” is again a fast paced prog rock piece highlighting the talents of the band.
“The Pool” is a breathtaking ballad type offering. Paul Clark’s guitar has to be seen to be heard, wonderfully understated. David Cross Violin saunters over the top backed up by a solid foundation laid down by Mick Paul’s bass and Craig Blundell’s drumming.
The main man gets to showcase his wonderful violin musicianship on the instrumental “Raintwist.”A spooky, slightly unnerving but enjoyable musical interlude.
“Spiderboy” shakes us back to life and is a real eclectic piece, venturing off in all sorts of directions. The track at times encompasses free jazz before heading back into a more straight forward progressive rock feel. The following piece “Mumbo Jumbo” is a little more difficult to describe, incorporating elements of jazz, classic and heavy rock.
The penultimate track “Water on the Flame” is again another superb instrumental that had me drifting off, almost out of myself at times. A splendid melodious piece to reflect on.
“Rain Rain” is a delightful track to end on. Showcasing all the elements of this wonderful band, superb vocals, dramatic interludes and above all wonderful musicianship.
A mention must go out to Alex Hall whose excellent Keyboard skills were shared on a few of the tracks and to Richard Palmer-James, one time King Crimson songwriter whose lyrics are best summed up by Mr Cross himself in the following statement “There are strong binary images within the album: darkness/light, right/wrong, heaven/hell, fire/water and recurring themes: shadow, sunset, travelling, strangers, kindness.”
This is a cracking album with wonderful lyrics, musicianship and outstanding vocals and it could have so easily passed me by.
I was fortunate enough to receive this offering in time to allow me to witness this band in a live setting and can promise you that these guys can really cut it.
Rating 9/10
Damian Sullivan



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Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.