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Fútbol - Favio (2017)

El último disco de Fútbol, salido este mismo año, donde la mitología criolla esta presente en cada letra y en los fieros arreglos instrumentales, representada por la figura de un argentino, peronista y artista popular en su versión futurista, en un disco muy punk, aguerrido, duro, sin respiro. Como el "Violencia en el parque" de Aquelarre, que trata sobre la dictadura a comienzos de los ‘70, o "La era de la boludez" de Divididos, que refleja al menemismo, este trabajo también trata de captar la época en la que le toca transcurrir, y el disco refleja una de las boludeces actuales, en este momento donde el discurso de que la ideología, la militancia y el compromiso político son malos, de vagos o ventajeros. Y para reflejar la idiotez de semejante prejuicio se alza un Leonardo Favio (comprometido con su militancia) robocoptizado, con el arma de la ideología en la mano. Este nuevo trabajo, su quinto trabajo de estudio, con su visión de la Argentina profunda y sumergido en los caminos más densos de la mitología y la cosmogonía gauchesca, promete abrir una etapa diferente para la banda, con nueve temas que remiten inmediatamente a la esencia de siempre pero con la renovación y autenticidad que caracteriza cada uno de sus discos editados. Y aquí completamos la discografía de la banda en el blog cabezón.

Artista: Fútbol
Álbum: Favio
Año: 2017
Género: Punk progresivo experimental
Duración: 24:30
Nacionalidad: Argentina



Su mezcla arriesgada de punk experimental, progresivo, psicodelia, post-punk y ahora se agrega, incluso, algo de death-rock poniéndole un poco más de pimienta a lo que ya nos tenían acostumbrados, y haciendo de la mezcla algo aún más arriesgado, siendo el disco con sonido más crudo y violento de su carrera.

Una de las temáticas favoritas que tiene el rock argentino es hacer breves odas sobre el conurbano o sobre la vida cotidiana en la ciudad de Buenos Aires, sea a través de grandes poetas como puede ser Moris o Javier Martínez o de mediocres letras… La letra, más allá de ser una breve crónica de la vida cotidiana, termina siendo en varios casos una canción de protesta.
La edición de Favio, el quinto disco de Fútbol (Juan Pablo Gambarini en guitarra y coros, Federico Terranova en violín y coros, Santiago Douton en batería y voz) se ubica (acaso conscientemente) dentro de esta última tradición. La gran mayoría de las diez canciones que conforman este disco tienen esa visión microscópica del habitante de la ciudad.
Para Fútbol, la crítica no se centraliza en el protagonismo de ciertos temas como la injusticia o el hambre, por citar dos. Las personas escondidas, las historias mínimas, como pretendían los teóricos de los Estudios Culturales, son los que conforman este disco: “Terraplen”, “Hombre Topo”, “La Razón a voluntad”, “El orador”, entre otros son clarísimos ejemplos…
Que el disco se llame Favio es una forma de decirnos que el disco tiene detrás un concepto: en la tapa vemos a un Leonardo Favio caracterizado como una especie de Robocop del tercer mundo, pero presto para el ataque. El cineasta y cantante fue quien ha hecho verdaderas poesías en sus filmes contando historias con personajes que tienen características como los de este disco: seres perdidos y perdedores que buscan salir entre la oscuridad que el sistema les regala. Fútbol lo caracteriza como alguien armado porque en este disco además de nombrarlos, intenta darles luz: la mejor forma de denunciar un abandono es mostrarlo. Fútbol lo hace. Las letras del disco son claras, directas, casi sin metáforas, pero con evidentes guiños a las calles caminadas.
El disco dura apenas 25 minutos, el tiempo suficiente para que Fútbol con la precisión del golpe de la batería, y las potencias de la guitarra y violín nos sumerjan en la debida realidad. Otras canciones, como “Duelistas” o “La Montaña” son igual de potentes aunque los temas son diferentes al de la gran mayoría.
Una de las características más típicas del neoliberalismo es reducir a las personas a meros números o a ser simplemente un dato estadístico. Escuchar estas canciones nos obliga a enfocarnos un poco más, estas canciones nos dicen que existimos, que somos personas, que estamos por algo. La tradición del rock argentino, afortunadamente, sigue viva.
Julian Marcel

Ideal para espíritus salvajes, un disco que explora los recovecos de la canción trascendental, a medio camino entre el post-todo, la actitud punk y la mecánica de la música experimental, muy lejos del estilo de las bandas californianas y muy cerca de lo que pasa (o pasó) aquí a la vuelta o en el interior del país, mientras que la placa reivindica a Fútbol como una pieza fundamental en la independencia musical de los últimos años, aquella que comenzara Litto Nebbia hace tantos años, la tomaran innumerables bandas, la resucitarían los Pez y ahora grupos como este siguen en la misma senda.




Que buena imagen de los Fútbol bien pendejos que saqué de su Face. Hay algo que te dan los márgenes abiertos, y es el hecho de poder permitirte no tener que cerrar en ningún momento puertas: poder construir paredes en lugares raros, con formas raras, inventarme maneras de conectar las distancias como quieras.
El nuevo disco es desafiante, delirante y muy surrealista en su realismo descarnado, desarrollando su estilo cada vez más expresivo y elástico, ajustado a su instrumentación. Sus líricas van desde fábulas violentas, hasta lúcidas visiones contingentes, plasmando así, un prisma juguetón y consciente.
Este disco es, también, el más nacional, local, por algo en el dibujo de la contratapa se los vé vestidos de gauchos en una payada a la luz del fogón en plena noche, y no me asombraría que se estén refiriendo alegóricamente, o no tanto, a la noche neoliberal en que vivimos. En todo caso, marca una nueva etapa en la larga historia de la banda.
Nuevo disco de este trío experimental que en esta ocasión homenajea al gran cineasta y cantante popular Leonardo Favio en un disco donde la mitología y la cosmogonía gauchesca y criolla esta presente en cada letra y los arreglos instrumentales.
El trío está conformado por Santiago Dounton en batería y voz, Federico Terranova en violín y Juan Pablo Gambarini en guitarra, con el notable y experimentado "Tito" Fargo como productor para este interesante trabajo.
El disco comienza con una impronta dura y bien urbana, de principios de siglo, recordando a filmes como “La Patota” y “Guapo del 900” cantada a dos voces, mientras el violín y la guitarra se cargan los riffs y los llevan adelante, dándole cierto ritmo hardcore.
Sin dar descanso, el tempo veloz se mantiene en “Hombre Topo” con una fuerte carga social en la letra que cuenta la historia de un desterrado del interior que vive como un homeless en el bajo San Telmo. El trabajo del violín le da airecitos country y rockeros a la canción.
En “La Montaña” el violín carga un riff metalero, mientras la guitarra mantiene la tracción rockera que cuenta la historia de un ermitaño que rechaza el materialismo del mundo y se refugia en una montaña.
La línea más dura continúa con “La razón a voluntad”, donde el violín se pone la melodía al hombro, mientras la base de guitarra y batería es bien power.
En “El Poncho”, los Fútbol se ponen en la primera línea de fuego de la Guerra Gaucha, contando una épica campera, de los llanos, en tiempos de federales y unitarios.
El tono épico se mantiene pero gira hacia tiempos de movimientos sociales y piqueteros en “El Orador” recordando los días del 2001 y el 2002 con el pueblo en la calles.
“Antesala” tiene un ritmo bien veloz y rápido, con juegos de riffs entre el violín y la guitarra, mientras que “Duelistas” parece tomar los aires de “Juan Moreira” de Favio y mezclarlos con los climas europeos del film de Ridley Scott “Los Duelistas” protagonizado por Keith Carradine y Harvey Keitel. El disco cierra con la criolla “Sangre y vino”.
Telam


Y así terminamos de publicar la discografía de los Fútbol en el blog cabezón, banda de espíritu experimental, con disonancias y ritmos frenéticos del punk pero también con una lúcida visión de lo que pasa, con un sólido presente y una tremenda proyección a futuro.
Nos enfocamos en lo que nos molesta
Federico Terranova (violín), Juan Pablo Gambarini (guitarra) y Santiago Douton (voz y batería) forman de los grupos más desconcertantes, atípicos y pogueros del rock argentino actual.
“Si bien los tres somos muy futboleros, la idea de llamarnos Fútbol no salió de ahí sino de que nos parecía moderno”, confiesa Federico Terranova, violinista del trío. “En la actualidad, tenés que buscar un nombre que sea fácil de usar o que no sea vinculante. Pero en 2003 era muy importante el perfil artístico. Como en aquella época todo tenía un porqué, elegimos algo que fuese imposible que se relacionara con otra cosa. En ese momento, ni siquiera se hablaba de la futbolización del rock. Ahora se lee de una manera diferente. Hoy no sé si le hubiera puesto Fútbol.” A pesar de su complejidad para googlearlo, el nombre de la banda que completan el guitarrista Juan Pablo Gambarini, y el baterista y cantante Santiago Douton se convirtió con el paso del tiempo en sinónimo de rupturismo. “Nuestra carrera siempre fue distinta. Primero tuvimos problemas por el nombre y luego por la formación. Hacemos una música con onda, vigorosa y cercana al punk, aunque no lo entiendan. Por supuesto, también está la sorpresa.”
La presentación oficial de Favio será este viernes en El Emergente Bar (Acuña de Figueroa 1031). “Fútbol está sonando mejor que nunca, encontramos la manera de tocar y de crecer, y en nuestro show se van a topar con eso”, advierte el violinista. “Si bien consolidamos una identidad sonora desde la salida de Papá se va a Japón (2008), en Favio lo llevamos a su máxima expresión. Pudimos plasmar lo que queríamos. Nos parece único y no lo encontramos en ninguna otra banda, al menos de acá. Puede ser que a partir de esta experiencia vayamos para otro lado. Pero salió hace tan poco y quedamos tan contentos que no lo pensamos aún”.
–¿Su nuevo disco está inspirado en Leonardo Favio?
–El rock argentino, históricamente, captó la época en la que vivió. Tenés “Violencia en el parque”, de Aquelarre, que trata sobre la dictadura a comienzos de los ‘70. También sobresalen Miami de Babasónicos o La era de la boludez de Divididos, que reflejaban al menemismo. Por eso, al momento de pensar este álbum, nos enfocamos en lo que nos molesta. ¿Y qué es lo que nos disgusta? Que se crea en ese discurso de que la ideología, la militancia y el compromiso político son malos. A pesar de que no tengo ningún vínculo con nada de eso, está bueno que se plantee. Y no hay nadie mejor para retratar eso que Leonardo Favio, uno de los argentinos más grandes, un artista de nivel internacional y comprometido con su militancia. Por eso en la tapa aparece con un revólver. No es ni el cineasta ni el cantante, sino el militante.
–¿Es un trabajo conceptual?
–No nos gustan las letras voladas que no hablan de nada, por eso contamos historias que sucedieron en la Argentina y retratamos a personajes característicos, aunque preferimos hacerlo desde un lugar más fantástico que riguroso y para ello apelamos al inconsciente colectivo. Debido a que comenzamos como una banda instrumental, dividimos nuestra carrera en dos partes. La segunda, en la que empezamos a cantar, está sostenida por una trilogía de discos. Y cierra con Favio.
–¿En qué están inspiradas las letras del disco?
–¿Conoce el tema “Hagamos un asado y tomemos un Fernet”, de Los Caligaris? Bueno, “Sangre y vino”, una de las canciones nuevas, es una versión menos cordobesa y más bonaerense. Retrata un verano en la Costa Atlántica, una imagen que abarcan casi todos nuestros discos. Pero cada canción de Favio toca un tópico en especial. Al igual que en La gallina, donde incluimos “Ceferino” (un homenaje a Ceferino Namuncurá), aquí hay letras que hacen alusiones históricas. Pero en esta banda nada es rigurosamente histórico.
–Aunque ya no es una rareza llevar adelante un proyecto instrumental, ¿por qué decidieron convertirse en cantautores?
–Se fue dando, pero no lo pensamos. Cuando uno empieza a tocar mucho, y la gente viene a los shows, la cosa deja de ser un chiste. Si bien eso tiene un peso específico, podés comprometerte o no. Aprovechamos la responsabilidad, y la plasmamos en lo que hacemos. En la medida que el grupo creció, evolucionaron nuestro rol como instrumentistas, las composiciones y las letras. No era nada serio, y de golpe lo fue. Pasamos de hacer música instrumental a canciones cantadas con tres o cuatro frases. Así salieron los primeros discos cantados, y en Favio le encontramos la vuelta.
–Uno de los rasgos que distingue a su banda fue que sustituyó al bajo por el violín. Si bien el instrumento es muy común en grupos paridos en los 2000 como los canadienses Aracade Fire, en el rock argentino pareciera que sigue siendo exótico...
–En la Argentina el precursor fue Jorge Pinchevsky, que pasó por casi todos los grupos de los ‘70. Por lo general, el violín se usa a manera de color o complemento, y en nuestra banda cumple el rol de la guitarra, mientras que ésta hace las veces de bajo. El violín es un instrumento más rico porque tiene mayores posibilidades melódicas. A la hora de tocar en Fútbol, me influyeron más los guitarristas como Stuka, pero eso lo descubrimos en el camino. Hoy me interesa más la música que la anécdota.
–Desde sus inicios militaron en la autogestión. ¿Cómo se llevan con ella en esta época, donde el cambio de paradigma en la industria musical llevó a los artistas a confiar en la independencia?
–Al principio fue una necesidad, pero aparecieron las propuestas. A pesar de que nunca dejamos de ser dueños de lo que hacíamos, empezó a haber gente alrededor. Sacamos discos con el sello Oui Oui y seguimos vinculados con ellos, aunque tenemos otras propuestas. Está bueno que haya otros actores que se ocupen de lo que no queremos hacer. Eso forma parte del crecimiento, y hay que aprovechar las oportunidades. Si bien la independencia está buena, no tenés que temerle a delegar. Zapatero a su zapato.
–La presentación de Favio sucederá luego de su participación en la última edición del Festipez y en Hacele Caso a tu Espíritu, la fiesta de Los Espíritus. Para el público que fue a sendos shows, ¿con qué se encontrará en esta ocasión?
–Estuvo muy bueno el Festipez, porque fue al aire libre. Al igual que lo de Los Espíritus, porque la están rompiendo y está bueno ser parte de ese momento. Pero ambas fechas retrasaron la presentación del disco. Así que estamos contentos con poder hacer nuestro show. Vamos a poner las fichas ahí. Además de que invitamos a las bandas Argentina y Gualicho Turbio, esa noche vamos a tocar Favio entero, y luego los clásicos de Fútbol.
Página/12


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Lista de Temas:
1. Terraplén
2. Hombre Topo
3. La Montaña
4. La Razón a voluntad
5. El orador
6. El Fuerte
7. Antesala
8. Duelistas
9. Sangre y vino

Alineación:
- Juan Pablo Gambarini / Guitarra y coros
- Federico Terranova / Violín y coros
- Santiago Douton / Batería y voz





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