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Opeth - In Cauda Venenum (2019)

Recién salido del horno. Les presentamos el "In Cauda Venenum", el decimotercer material de estudio de Opeth, su primer material que en dos versiones distintas, una con líricas en sueco y otra en inglés. Alcanzando desde hace rato un punto de no retorno donde el death metal no aparece en ningún momento, el disco es en parte salvaje, misterioso e inquietante, pero también es por momentos bello y delicado, aunque en todo momento es oscuro, en un estilo bien prog rock de corte setentoso y que no teme adentrarse en pasajes acústicos, momentos rayanos en la psicodelia y baladas con finos tintes de jazz ("The Garroter" es una suerte de jazz satánico delicioso), donde también han potenciado los coros y los arreglos de cuerda, potenciando el concepto del disco que debe escucharse en su totalidad como un todo y no como canciones sueltas, donde no abundan los picos de éxtasis notables pero que en su conjunto quizás sea la obra más consistente de estos ya no tan nuevos Opeth. Otro de los grandes discos de este 2019 que no para de deleitarnos con las más finas melodías, aunque esas delicadezas venga de las curtidas manos de un asesino llamado Opeth.

Artista: Opeth
Álbum: In Cauda Venenum
Año: 2019
Género: Metal progresivo
Nacionalidad: Suecia

A ver, esto es Opeth, tiene todos los elementos que tuvieron sus discos desde "Heritage" hasta la fecha, pero a su vez hay elementos nuevos y se consolidan cosas ya presentadas y exploradas (aunque más tímidamente) anteriormente. Antes del disco hemos tenido varios adelantos de algunos de sus más notables temas, que conllevan hermosos audiovisuales animados, y donde se nota que el conjunto continúa presentando la combinación ecléctica de rock progresivo de la vieja usanza con guitarras reminiscentes del metal. Ya hay bastante escrito sobre esto, y como siempre todo está mejor redactado de lo que puedo hacerlo yo, así que me remito a presentarles algunos de esos comentarios.

Creo que es el mejor de los 4 últimos, la versión del álbum en sueco es lindisima y la impronta de las letras cargadas con la visión social que nunca fue muy protagonista en la música de Opeth le da un gran cierre. 
Facu Riera en el Face Cabezón

Personalmente me gusta mucho, y les recomiendo que antes de dar un veredicto personal, lo escuchen varias veces porque esta obra tiene varios vericuetos y a veces es hasta laberíntico, sobretodo por cómo están trabajadas las melodías creando la historia que se cuenta, pero en todo caso es uno de los discos que sí o sí deben conocer y escuchar para establecer su propia opinión. Creo que los amantes de esta nueva etapa de Opeth tienen la satisfacción asegurada, los dinosaurios setenteros pueden llevarse una tremenda sorpresa y a los amantes del death metal puede ser que les guste si es que tienen la mente abierta. ¿Y para qué está el progresivo sino para aventurarse en nuevas y variadas epopeyas? Aún corriendo el riesgo de pasar por un mal trago, esa es una de las características que tanto me gustan de este estilo, esa valentía y amor a la aventura presentes más que en cualquier otro género, y más si hablamos del rock.
La banda de primera reafirma su categoría de banda de rock progresivo con guiños setenteros. El álbum se debe escuchar en ambos idiomas, ya sea en inglés y en sueco (lengua materna), y así comprender más este disco. En el idioma sueco está la clave y es donde encontramos la musicalidad y mística de este lenguaje nórdico que convierten la experiencia de la escucha en algo mucho más espiritual y dota de mucha más fuerza a las fuertes tendencias psicodélicas que tiene. En inglés hablamos de un trabajo notable…en sueco es un sobresaliente incondicional. Y es algo que no deja de sorprenderme y que incluso me cuesta justificar, pero que resulta evidente.
Es difícil destacar un tema por encima de otro en este disco, ya que este disco está claramente y muy bien concebido para ser disfrutado y entendido como un todo. La valía del disco radica principalmente en la atmósfera mística, oscura y psicodélica que se va creando poco a poco a medida que van transcurriendo los minutos, como si fuera un audiolibro de cuentos de terror y misterio en sueco en una época victoriana.
No, Mikael Åkerfeldt no gruñe en este álbum. Lo que muestra In Cauda Venenum es que Opeth finalmente perfeccionó su faceta del rock progresivo y la apropió como ya una identidad única, proporcionándonos una obra de arte grabada con láser que probablemente se convertirá en el mejor álbum de la banda en esta década.
¿Sabes cómo algo de música suena como un color? En Cauda Venenum es profundamente ámbar oscuro para mí. Hay un aura de otoño en este álbum. Tal vez sea la carátula del álbum, o probablemente porque Opeth siempre ha bordeado esta línea entre la belleza y la muerte, que sería problemática en las manos de muchos otros artistas. Dirigen magistralmente esta energía y vibra como si fueran los únicos creadores de la misma. Ahora que he usado las palabras ‘aura’, ‘energía’ y ‘vibra’ en el mismo párrafo, necesito redimirme hablando de la música misma.
Se puede decir desde el comienzo eruptivo de “Svekets Prins / Dignity” que hay algo especial en este álbum, algo divino. A medida que la música suena y las canciones siguen su curso, es algo que permanece profundamente arraigado dentro de cada pista, pero algo lo corrompe desde el exterior, señalado por algunos cambios tonales como al final de la canción mencionada, que muestra un giro escalofriante.
El título es la clave aquí: in Cauda Venenum , o ‘ el veneno está en la cola‘, muestra la naturaleza contradictoria de las cosas; La majestad de las cosas a menudo se ve socavada por el aparente peligro que representan. Todo el álbum retrata esto de manera efectiva con canciones como “Minnets Yta / Lovelorn Crime” y “Charlatan / Charlatan”, el primero domina con un tono más lento y ligero completo con teclados brillantes y un Åkerfeldt. Esta última, sin embargo, es una de las canciones más pesadas y concurridas del álbum, renunciando a la atmósfera ligera por una tensa, con teclas ansiosas esparcidas sobre el tiempo de ejecución relativamente corto de la pista. Incluso hay un toque de jazz en “Banemannen / The Garroter”, con la instrumentación adquiriendo una personalidad más bouncier. El piano y el bajo dirigen gran parte de la canción hasta que tocamos un solo donde las melodías vocales armonizan el bloqueo y el paso con una guitarra blues que es muy Pink Floyd.
Se libran muchas batallas dentro de los muros de la música de Opeth , pero ninguna tan íntima o tan peligrosa como la que ofrece este álbum. Imagino que gran parte de los paisajes sonoros son la banda sonora de una lucha de la era victoriana, con muchos personajes que cubren todas las facetas de la vida y la sociedad, enmarcados tanto por la simplicidad comparativa de vivir en ese momento como por el peligro en una historia como la uno implicado por la banda. Vagamente sobrenatural pero explícitamente siniestro, el quinteto siempre está interesado en crear música que sea encantadoramente envejecida, introspectivamente pisoteada y llena de profundo dolor.
Esteban Zamorano

Así empezamos una semana a lo grande, qué mejor que hacerlo con "In Cauda Venenum"?.




Cada vez más la unión entre el metal, o una parte él, y el rock progresivo se consolida, y como que en estos casos se mixtura del tal modo que ya es una misma cosa. ¿qué parte de metal tiene esto? ¿cuales secciones corresponden al rock progresivo clásico?. Aquí todo es parte del todo y nada de lo que contiene se puede separar con líneas divisorias.
Como dije, hay ya bastante escrito sobre el disco, y se escribirá mucho más, aunque sea al cuete, los que aman a la banda ya saben más o menos de qué va y ya escucharon los adelantos, y los demás deberán escucharlo y no leer reseñas para saber si les gusta, así que les dejo dos comentarios más, quizás un tanto disímiles entre sí, como para puedan comparar. Pero sino entrenle a la música sin más, que ahí está lo que vale.
El nuevo camino musical iniciado en 2011 por OPETH continúa con la que es ya su cuarta incursión en el rock progresivo de corte setentero. Y lo hace con un “In Cauda Venenum” que se adentra sin tapujos en la exploración de la melodía como hilo conductor, arropado por las cálidas guitarras acústicas que tanto juego les han dado en los últimos ocho años. Siguen sin darnos pincelada alguna de lo que fue su etapa primigenia, ni siquiera de aquella intermedia en la que death metal y metal progresivo se daban la mano.
Encaro la escucha de “In Cauda Venenum” con las expectativas propias de quien ha escuchado los dos adelantos previos, siendo estos unas soberbias piezas de metal progresivo. Dos magistrales canciones sacadas del prodigioso cerebro creativo de Mikael Åkerfeldt. A través de las distintas reproducciones, me deleito con cada uno de sus pasajes y aunque no sea motivo que me impida apreciar todo lo bueno que me ofrece tener el disco entero delante, sí he de reconocer que ambas canciones son las mejores del álbum. ¿Supone esto una decepción? En absoluto. Pero sí cierta sensación de que se deberían haber reservado un as en la manga. Las primeras cartas que muestras nunca deberían ser las más altas, pese a que lo que venga después sea también sobresaliente.
Como viene siendo habitual, han trabajado con el artista Travis Smith para la elaboración de la preciosa portada en la que se refleja una mansión victoriana, con la silueta de los miembros asomada en diferentes ventanas, así como una fuente, un carruaje y dos caballos frente a ésta.
Sobre el disco en sí y como aventuraba en mis palabras iniciales, es toda una continuación del trabajo realizado en sus tres álbumes anteriores. Personalmente lo veo desde una perspectiva algo más melódica. Aunque ese halo melancólico de OPETH continúa intacto, así como esa manera de desarrollar las canciones ajena a clichés establecidos. La producción está cuidada hasta el mínimo detalle. Me encanta el sonido de la batería, las percusiones, las guitarras jugando con sonidos acústicos, semi acústicos, distorsiones de todo tipo, el tratamiento de las voces y coros, los hermosos teclados, hammond, el uso del mellotron, la manera en la que el bajo está presente en cada una de las fases rítmicas. En definitiva, éste es uno de esos redondos hechos para escuchar en vinilo, en una tarde lluviosa, disfrutando de la deliciosa melancolía que nos propone.
Ya he hablado, aunque por encima, de las dos piezas de adelanto, que son también las primeras en el disco, tras la lacónica y simplista introducción denominada “Garden of Earthly Delights”. Tanto “Dignity” como “Heart in Hand” son una buena muestra de lo que vamos a encontrar en el disco. De hecho, para el que firma, son sus máximos exponentes. Todo un ejercicio de cómo llevar el rock progresivo de los setenta a un paso más allá de complejidad, con un excelso nivel de producción. La primera de ellas vista desde un espectro más melódico, la segunda con más pesadez en las guitarras, así como un trabajo más virtuoso en cuanto a la ejecución de éstas. En ambas se da más preponderancia a las partes instrumentales que a las cantadas, con multitud de solos, parones, juegos entre pasajes y la búsqueda siempre de llevar cada canción un paso más allá de lo meramente establecido. Me encanta en este sentido el trabajo de Fredrik Åkesson, lo conjuntada que suena su guitarra junto a la de Åkerfeldt, la conjunción de los solos interpretados por ambos, las armonías…
“Next of Kin” está dominada por un cadente riff muy en la escuela BLACK SABBATH jugando una vez más con los pasajes a medio tempo donde las acústicas vuelven a desempeñar un papel determinante para, a posteriori, volver con el mismo riff del inicio añadiéndole notas y complejidad armónica. La voz va siguiendo cada una de las notas como si de un mantra se tratara y sólo se siente libre de explorar sus propias melodías cuando llegan las acústicas. ¡Una preciosidad! Por su lado, “Lovelorn Crime” es una balada donde el piano juega un papel muy especial. Es hermosa, pero a la vez muy triste. Una vez la melodía vocal entra, te engancha ¡y de qué manera! Me recuerda mucho al estilo del disco “Damnation”, aunque llevada a su nuevo estilo de producción. El final es un solo largo, de varios minutos, donde algunos coros se superponen en ocasiones. Algo parecido en lo que hicieron para aquella sublime pieza denominada “Burden”.
Volvemos al rock progresivo, los ritmos complejos (lo de Axenrot y Méndez es muy grande), las imposibles armonías de guitarras y teclado, así como los distintos tipos de compás combinados entre sí con un complejo “Charlatan” que va a ser de los que más van a gustar de este disco, así como probablemente de los que más juego les puedan dar en directo. “Universal Truth”, sin embargo, es otro tema donde acústicas y riffs pesados se combinan y donde una vez más, las melodías de voz y teclados llevan la batuta, desarrollando en siete minutos y medio otra gran pieza.
“The Garroter” es la gran sorpresa del disco. Tras un solo de guitarra española en modo jónico, nos introducen a lo que es un tema de jazz en toda regla. Con Axenrot tocando su batería con escobillas, piano y bajo llevando un dinámico ritmo que es la piedra angular de todo y una bonita orquestación que va pincelando la melodía vocal (atentos a ese solo de guitarra del final tarareado en falsete) de las estrofas, estamos ante toda una revolución en el sonido OPETH que, el tiempo dirá, ya veremos si tiene continuación a futuro.
“Continuum” es otra curiosa pieza donde un rasgueo acústico llega el peso de las estrofas con un ritmo de batería que consta de charles y redobles de caja bastante novedoso. Al poco rompe en otro riff de guitarras pesadísimas con un colchón de hammond. Posee uno de los estribillos más complejos del disco.
Y terminamos con “All Things Will Pass”, una monumental pieza de rock progresivo donde una vez más esos riffs de la escuela SABBATH están muy presentes, así como también lo están las estrofas acústicas, los teclados marcando melodías, el mellotron, la delicada introducción donde los sonidos e instrumentos van apareciendo poco a poco -tan marca de la casa- y una coda final monumental donde van haciendo variaciones sobre la misma melodía añadiendo letra, instrumentos, cambios armónicos y en definitiva, acabando un gran disco por todo lo alto.
No quiero pasar por alto que, para la ocasión, van a sacar el álbum en dos versiones: la grabada en inglés (en la que está basada la presente review) y la cantada en sueco. Musicalmente son similares y, ante la barrera idiomática que me supone la segunda, más allá de darle una escucha para verificar que no hubiera elementos distintos en la música (no he apreciado ninguno), me he decantado por dar el resto de escuchas a la inglesa.
Sin duda, un nuevo gran acierto en la carrera progresiva de OPETH. “In Cauda Venenum” (del latín: “El veneno en la cola”) continúa donde su predecesor lo dejara, explorando las melodías y llevándolas un paso más allá.
J. José Jiménez

Cuarto capítulo del libro prog-rock/post-growls que los suecos están escribiendo con puño firme. Como con cada nuevo lanzamiento, las expectativas que generan son muy altas, y para colmo los dos primeros adelantos “Heart in Hand” y “Dignity” son dos soberanos temazos que hicieron disparar el hype por la espera hasta la estratosfera. ¿Y con el disco al completo pasamos a la exosfera o se queda solo en un delicioso suflé?
La evolución de Opeth es por todos bien conocida. Una banda de la que no queda rastro de su primera encarnación, y cuyo miembro más antiguo es Mikael Akerfeldt que se montó a bordo a sus 16 añitos colgándose el bajo. A partir de ahí Miguelito comandó la nave reinterpretando continuamente su mapa de navegación junto a una tripulación consolidada en sus últimos viajes. Tras lograr ser los maestros del death metal progresivo, fueron a por todas también para serlo en el prog-rock más clásico, posicionándose en “Heritage” aunque se les vieran las costuras. Con “Pale Communion” se mostraron menos encorsetados, y en “Sorceress” volaron ya con exhuberancia.
“In Cauda Venenum” no llega a priori a ese punto de brillo y colorido de su predecesor, pero nos embriaga de misterio al igual que su portada, como si se tratara del Cluedo y tuviéramos que tras muchas pistas descubrir al asesino, o en este caso las canciones. Y es que el disco conforme avanza encuentras más pasillos y recovecos, hasta volverse laberíntico. Las enigmáticas y nigrománticas “Next of Kin” y “Lovelorn Crime” empiezan a dar muestras de ello, o la cáustica “Charlatan” que nos desconcierta a ritmo de un brusquísimo bajo. Que no sean ya una banda de death metal no significa que hayan dejado de sonar contundentes y pesados.
En una época en la que la mayoría de bandas prog se conforman con tirar de catálogo y estilo sin ir más allá, Opeth continúan «progresando»; aquí tenemos los casos de la jazzística «The Garroter», o el cierre a baquetazo limpio de la groovy “All Things Will Pass”, que cuando arranca parece obra del ínclito Varg Vikerness. Cabe destacar el cuidado trabajo vocal de Bigote Arrofeldt, donde lleva sus cuerdas al límite en varios momentos; y en otros recordando (no todo son referencias clásicas) a los Alice In Chains en los que Cantrell lleva la voz cantante, principalmente en el estribillo de «Continuum». Otro punto capital es que el álbum fue concebido en sueco, por eso publican las dos versiones (inglés y sueco), y sin duda la experiencia pasa de lo meramente exótico.
En conclusión, «In Cauda Venenum» es su disco más cinematográfico, donde no faltan pianos y robustos órganos, exquisitos arreglos, elegantes guitarras acústicas, paisajes sonoros de ensueño lleno de narraciones, una producción inmaculada y con aristas, y sobre todo hermosas e intensas canciones por las que asoman almas siniestras. Opeth siempre han procurado mantener un catálogo interesante y variado, y es un logro excepcional que en su 13º álbum sigan sonando refrescantes y continúen labrando temas que brotan y crecen majestuosamente a cada escucha. ¿Es ésta la consolidación de que también han logrado ser la mejor banda de prog-rock actual? La respuesta es.. naturligtvis.
Carlos Kashmir


Lista de Temas:
01. Livets Trädgård (3:29)
02. Svekets Prins (6:37)
03. Hjärtat Vet Vad Handen Gör (8:30)
04. De Närmast Sörjande (7:10)
05. Minnets Yta (6:34)
06. Charlatan (5:29)
07. Ingen Sanning Är Allas (7:22)
08. Banemannen (6:44)
09. Kontinuerlig Drift (7:23)
10. Allting Tar Slut (8:31)

Alineación:
- Mikael Åkerfeldt / lead & backing vocals, acoustic & electric guitars, producer
- Fredrik Åkesson / acoustic & electric guitars
- Joakim Svalberg / grand piano, Fender Rhodes 88, harpsichord, Moog, Mellotron, Hammond C3, percussion, backing vocals
- Martín Méndez / bass
- Martin Axenrot / drums, percussion





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