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Mike Oldfield - Crisis (1983)


Y vamos a retomar, gracias al aporte de nuestro compañero cabezón Miguel R. (el "Doctor Miguel" para los amigos) un disco que había sido presentado por Artie hace añares, un trabajo del genio de Oldfield en su etapa ochentera, disco que significó un cambio en la concepción creadora de sus álbumes, muestra un cierto punto de inflexión en su carrera musical, y parece que ello se dio por las presiones discográficas pues Virgin quería que el genio inglés apostara por una línea más cercana al pop/rock comercial mitigando su vertiente más innovadora y artística, esa vertiente en la que puede expresar con total libertad todas sus inquietudes musicales sin encorsetamiento alguno, todo ello, debido a una relación contractual, como llamamos los leguleyos, "draconiana", o dicho de otra forma, supeditada a la tiranía de la empresa discográfica. Pese a todo, entiendo que Mike Oldfield realizó un gran disco que a continuación pasamos a explorar. Haciendo un pequeño balance de lo que este álbum significa, considero que "Crises" es un disco que sin llegar a las cumbres musicales de los primeros discos que hicieron único el sonido Oldfield, con una notable alteración en la confección creativa de sus obras, nos encontramos con un Mike Oldfield musicalmente bicéfalo, por un lado tenemos al Oldfield músico innovador, arriesgado, capaz de engendrar temas como "Crises", y por otro lado, un músico que intenta ser más comercial dirigido a los hit con "Moonlight Shadow", aunque sin perder sus señas de identidad.
En esta dicotomía es que tenemos a "Crisis", un buen disco ochentoso, porque al final de cuentas la genialidad del músico inglés siempre está, aún cuando no se exprese del todo "por exigencias (comerciales) del guión".


Artista: Mike Oldfield
Álbum: Crisis
Año: 1983
Género: Rock Progresivo
Duración: 37,39
Nacionalidad: UK


Crises es el octavo álbum de Mike Oldfield. Fue grabado entre noviembre de 1982 y abril de 1983 en Denham, Inglaterra, producido por Mike Oldfield y Simon Phillips y publicado por Virgin Records en 1983. El ingeniero de grabación fue Nigel Luby y el arte de tapa fue de Terry Ilott. El álbum incluye los temas "Crises", "Taurus 3" y los singles Moonlight Shadow, cantado por Maggie Reilly, el cual llegó al puesto 4 en el Reino Unido y al número 1 en el resto de Europa y "Shadow on The Wall", con su atrevida aproximación entre el pop y el heavy-rock, entre otros. Este álbum se publicó en los Estados Unidos con seis temas en la cara B, incluyendo el single "Mistake", cantado por Maggie Reilly. Además de Maggie Reilly, colaboraron Jon Anderson, cantante de Yes, y Roger Chapman, integrante del grupo Family. En 2000, Virgin Records reeditó Crises para "Mike Oldfield Remastered" y en 2013, Universal publicó una versión remasterizada de dicho álbum que incluía "Mistake", publicado en agosto de 1982; el single "Jungle Gardenia" - "Crimes of Passion", este último cantado por Barry Palmer y editado en enero de 1984, y versiones de "Moonlight Shadow" y "Shadow on the Wall" como bonus tracks.
Wikipedia

Obviamente, entre el Mike Oldfield músico-visceral y el Mike Oldfield músico-comercial, sin lugar a dudas, prefiero al primero de ellos, como supongo que a todo el resto de los cabezones, con sus fascinantes melodías, a ese iconoclasta que nos conmociona con su magia. Por ello nos gusta el Oldfield que da rienda suelta a su ingenio musical, ese cuya inspiración fluye espontáneamente como el agua de un manantial, pero claro... esta aspiración idealizada del arte choca contra la realidad de los magnates empresariales y de las multinacionales discográficas, pero aunque a pesar de eso hay varios atisbos de interesantes creaciones aquí, y que si bien podría ser un disco de mucha mejor calidad si lo hubiesen dejado al bueno de Mike solito con su creatividad y no le hubiesen impuesto esas presiones con las que tuvo que lidiar en esta obra y en casi toda esta década, tampoco es un mal disco y varios cabezones lo van a disfrutar a lo grande.




Versión remasterizada HDCD del año 2000 de este excelente trabajo (octavo disco) de los '80 del multi instrumentista Mike Oldfield, se puede dividir en dos partes, la primera contiene el tema que da titulo el disco que es una pieza de 20 minutos que estilísticamente recuerda al tema de apertura de Tubular Bells, la segunda parte esta fraccionada en cinco temas donde está la parte mas comercial y que cuenta con las voces de Jon Anderson (In High Places), Magie Reilly (Moonlight Shadow), Roger Chapman (Shadow on the Wall).
Después del famoso Tubular Bells grabado en el ignoto Virgin y que le diera merecida fama tanto a Mike Oldfield como a la grabadora siguieron varios trabajos hasta llegar a este octavo disco que es el que lo vuelve a posicionar en los ochenta.

Comparto con el review que sigue a continuación que es un trabajo decente potenciado al estar en una década en la que no hubo mucho para ver a nivel progresivo.

Crises fue el primer disco que escuché de Mike Oldfield, hace más de 14 años, y fue, al mismo tiempo, mi primer escarceo con el rock sinfónico, por aquel entonces mi menú musical se basaba prácticamente en rock duro o heavy metal, mis oídos a excepción de música clásica, no escuchaban otra cosa que no fuera Iron Maiden, Helloween, Blind Guardian y sucedáneos y fue mediante mi hermano a quien le regalaron este disco cuando conocí a este artista. Había escuchado hasta la saciedad Moonlight Shadow y sentí la imperiosa curiosidad de escuchar el disco que incluía esa canción. ¡Bendita curiosidad! Ese fue el primer paso en mi búsqueda de nuevos horizontes musicales que sentía debía explorar. Años más tarde, adquirí mi primer móvil, y al igual que un niño con zapatos nuevos, la primera melodía que configuré como tono de llamada fue la de Moonlight Shadow, cosa que puede parecer trivial, pero por trivial que parezca, nunca lo olvidaré. Poco a poco fui adentrándome en el resto de su discografía, para en estos momentos y como consecuencia de la elaboración de esta reseña vuelvo, después de muchos años, a escuchar y, por ende, a redescubrir los discos del inglés, y digo redescubrir porque cada nueva escucha te da algo más que la anterior.
Ya la maravillosa portada del disco, elaborada por el artista Terry Illot e inspirada en un cuadro del propio autor que cautivó profundamente a Oldfield, profetiza un disco de enigmática y recóndita belleza, la de ese hombre ensimismado ante la noctámbula inmensidad del piélago, en medio del cual se asienta un extenso rascacielos bajo la atenta e incandescente mirada de la Luna Llena, pareciendo buscar en su contemplación una respuesta que pueda aliviar a sus profundas y solitarias cavilaciones.
Crises supone para Mike Oldfield su octavo disco de estudio, han pasado 10 años desde la publicación del impactante Tubular Bells, y desde su irrupción en el mundo de la música, el británico ha sorprendido a propios y a extraños con su peculiar e idiosincrático sonido, esperándose con relativa expectación que deparará Crises. A efectos meramente estadísticos apuntamos lo siguiente: Crises está compuesto íntegramente por Mike Oldfield, únicamente colaboran en las letras Jon Anderson en In high places y Maggie Really en Foreign Affair. Es el primer disco en el que Simon Phillips interviene como coproductor, en el que también toca la batería. En este disco, Mike utiliza a tres vocalistas que fueron Jon Anderson de Yes (In high places) y Roger Chapman de Family (en Shadow On The Wall), así como la imprescindible Maggie Reilly (Moonlight Shadow y Foreign Affair). En la guitarra, un exmiembro de la banda 10cc, el ingles Rick Fenn. En la batería, como se ha mencionado anteriormente, está Simon Phillips, quien en 1976, junto a Phil Manzanera y Brian Eno integran la banda 801. Por último, tenemos al señor Phil Spalding en el bajo, quien cuenta con una serie de presentaciones al lado de personajes como Elton John y M. Jagger, y en el vibráfono a Pierre Moerlen, teclista del grupo Gong. El tema que más repercusión tuvo fue Moonlight Shadow, cantada por Maggie Reilly, que fue entendida por todos como un tributo al por aquel entonces recientemente fallecido John Lennon, y que se convirtió en el single de más éxito de Mike desde que se editara Portsmouth siete años antes, aunque después el propio intérprete matizaría esta afirmación, no siendo totalmente cierta.
La fórmula en la construcción musical de este disco se basó en un tema largo, complejo, rico en matices y detalles musicales, de esos que están concebidos para los amantes del rock sinfónico-progresivo, con una duración superior a los 20 minutos: Crises el que da nombre al disco, y cuatro temas cortos: un tema instrumental, y el resto temas más comerciales, pero realizados y ejecutados impecablemente por su creador y resto de acompañantes aunque éstos no respondan a los patrones arquetípicos del rock progresivo propiamente dicho, pero que rebosan destellos y guiños que hacen fácilmente reconocible la mejor esencia oldfieldiana. Ya en su disco anterior, Five Miles Out, crea una estructura distinta en la forma de gestación de un álbum, con respecto a sus discos predecesores. Un tema instrumental por una cara y varios temas cortos para la segunda, con hit-single incluido (Family Man fue el gran éxito anterior). Uno de los aspectos más llamativos en el plano puramente musical consiste en una mayor contundencia en el sonido de la guitarra y en la base rítmica, y es que el propio Mike, admite en una entrevista que aparece en el propio libreto del disco influencias del Heavy Metal en su música "Siempre me ha gustado lo que ahora llaman heavy metal" dice Oldfield, "Nosotros simplemente lo llamábamos rock. Para mí, es una música muy emocionante y realmente me lo paso bien al tocarla". No olvidemos, que estamos en 1983, es la época de auténtica eclosión del Heavy Metal, de hecho, en Inglaterra existe una gran efervescencia de dicha tendencia musical en lo que se denominó NEW WAVE OF BRITISH HEAVY METAL, en una muestra más de la heterogeneidad musical del autor, quien no rechaza indagar en diferentes propuestas musicales para enriquecer la propia.
Se aprecia ese sonido más endurecido en los directos de la gira del disco y que sirvieron para conmemorar el décimo aniversario de Tubular Bells, entre ellos el memorable del 22 de julio de 1983 en Wembley, así lo pude comprobar cuando lo escuché por cortesía de nuestro amigo Fran (gracias, una vez más), un concierto con un gran repertorio lleno de poderío y tenacidad. También parece ser fueron antológicos los conciertos que dio Mike Oldfield en esa gira en nuestro país, sobretodo el de Bilbao del que he leído crónicas que califican como apoteósico el directo ofrecido en la capital vizcaína. De hecho, así se puede intuir por las fotos que voy a dejar colgadas de ese directo en esta reseña.
Resulta, igualmente destacable, la gran variedad de sintetizadores que Oldfield utiliza en este disco, en especial el Fairlight, y que son usados a lo largo del transcurso del disco con gran acierto y sabiduría, circunstancia que ya no sucederá, en mi modesta opinión, en sus discos posteriores.
Como se ha comentado en el inicio de esta reseña Crises, el tema que abre este disco y que da título al mismo, es el que en un plano estrictamente musical posee, como los buenos vinos, “denominación de origen Oldfield”. Estamos hablando de un tema extenso, laberíntico, ataviado de arreglos, detalles, combinaciones, tan comunes en el rock progresivo-sinfónico y en la música del propio Mike, con varias partes fuertemente diferenciadas constituyendo en sí mismas el armazón de la propia canción.
La primera parte evoca en cierta medida el comienzo de Tubular Bells, con ese sonido de teclados minimalista tan característico del autor creando una melodía cohesionada, bonita y amable, perfectamente orquestada, en la que sigilosamente va apareciendo el sonido cristalino de la guitarra que gradualmente va tomando mayor protagonismo, así como también el de la batería.
De repente, cesa esa música... apareciendo un nuevo sonido: un delicado y tenue punteo de guitarra, para en unos segundos, ese dócil punteo distorsionarse de tal forma que sobre el alma de la canción trascienda un arraigado sentimiento de blues, con un fraseo lánguido e intenso, lleno de feeling, llegando incluso a endurecerse tanto que parece convertirse en un riff netamente heavy. El desarrollo que hasta el momento tiene el tema hace pensar que éste va a ser íntegramente instrumental, pero no es así... porque Oldfield es un embaucador musical, nos está engañando, seduciéndonos en sus encantamientos sonoros..., y en ese momento irrumpe su voz cantando: “Crises, crises, you can't get away...” Asimismo, se van doblando las guitarras, apareciendo hasta en algún momento cuatro pistas diferentes de guitarra de fondo y superponiéndose las unas a las otras en ese firmamento blusero en el que nos encontramos.
Acto seguido, empieza una tercera parte que se caracteriza por la vuelta al sonido enérgico del sintetizador y los teclados, acompañados de la percusión, aderezados por un punteo de guitarra que lentamente va adquiriendo mayor presencia sobre los primeros.
Nuevamente, la canción sufre otra alteración, estamos ante su parte más progresiva. Hay un cambio sustancial en la melodía de la guitarra intercalándose la voz de Mike, retomando la estrofa de “crises, crises...” que repite una y otra vez continuamente, unido a unos pasajes guitarrísticos llenos de brío.
El tema sigue avanzando y nos encontramos con otra repentina variación... de la nada surge una voz lejana y susurrante flanqueadada de una apacible melodía de guitarra, muy bien apoyada por la percusión... paulatinamente el sonido de la guitarra se va acentuando y la voz de Oldfield retumba como si de un eco se tratara.
Nos estamos adentrando ya en la parte final de este primer tema, cuando se apropia de la canción un sonido suntuoso de sintetizador..., ipso facto la guitarra reproduce la misma melodía, tanto la acústica como la eléctrica, se trata en mi opinión de la parte más bella y sensual, con unos fastuosos solos de guitarra que se solapan a los teclados.
La última de las partes consta de una melodía ya escuchada anteriormente que imita ese sonido de sintetizador tan típicamente oldfieldiano, apareciendo la batería de una forma muy ligera, arropado por unos teclados orquestados que se van entrelazando hasta casi el final de la canción, mientras la guitarra tierna y apaciblemente se va inmiscuyendo en el corte, también la percusión dotando de mayor consistencia el epílogo de este tema, concluyendo con la leve soledad del sintetizador.
En la fase de investigación documental para realizar esta reseña, leí una crítica sobre este disco en el que se le definía como un álbum de “pop progresivo” puesto que en él se fusiona lo complejo y lo sencillo, lo abrupto y lo diáfano, lo lúgubre y lo luminoso... en una lucha de contrarios íntimamente unidos como si del ying y el yang estuviésemos hablando.... Sinceramente, comparto en gran medida este comentario, siendo este tema el más fiel exponente de ello, en Crises emerge ese universo musical repleto de claroscuros, de ambivalencias, y que parece invocarnos a sumergirnos en la magia de lo esotérico y lo desconocido, como la de ese vigilante que aparece en la portada observando detenidamente la torre ("the watching and the tower"), esperando hora tras hora... pero ¿qué misterio encierra su soledad?... ¿qué espera?, ¿qué siente?, ¿qué piensa?... como diría Hamlet: "Eh aquí la cuestión".
MOONLIGHT SHADOW: Posiblemente el tema a nivel comercial más conocido de Mike Oldfield, y no por ello el más desdeñable, sino más bien todo lo contrario, pues se trata de una maravillosa canción, su estructura es muy simple, pero cuenta con un prodigio, con un milagro: la voz de Maggie Reilly, escoltada por los teclados, por la guitarra acústica en las partes rítmicas, apareciendo también la eléctrica en la solista, pero es la hermosísima voz de la cantante escocesa, que parece extraída no sé si... de un cuento de hadas, de un mito, o de un coro angelical, la que se convierte en el corazón de la canción. Los admiradores del rock sinfónico creo que valoramos más sus otras composiciones, esas en las que vislumbramos una mayor ansiedad creativa, pero resulta imposible negar la imperativa belleza de esta canción.
En el apartado anécdotico, sobre esta canción corrió el rumor sobre si la misma se había inspirado en el asesinato de John Lennon, cosa que Mike Oldfield no llegó a desmentir categóricamente en una de sus entrevistas manifestando que “En realidad no… bueno, tal vez, cuando la reviso, quizá lo fuese. Efectivamente llegué a Nueva York aquella terrible noche en la que le dispararon y me había quedado en la sede de Virgin Records en la Calle Perry, que está a unas cuantas manzanas calle abajo del Edificio Dakota donde ocurrió, así que aquello probablemente se hundió en mi subconsciente. Originalmente fue inspirada por una película que me gustaba – `Houdini´, protagonizada por Tony Curtis, que trataba acerca de los intentos por contactar con Houdini después de que hubiera muerto, a través del espiritismo… en su origen fue una canción influida por esto, pero muchas otras cosas debieron de introducirse en ella sin que me diese cuenta.”
IN HIGH PLACES: Resulta inconfundible la voz de Jon Anderson de los míticos Yes al comienzo de esta canción, constituyendo la melodía de su voz el principal soporte de la misma, pues su voz reverbera a lo largo de todo el tema, junto a unos teclados siderales y un vibráfono espacial conducido por Pierre Moerlen que hacen exhalar a la canción una aureola fantástico-futurista. Se ha de señalar la nula participación de la guitarra de Mike Oldfield.
FOREIGN AFFAIR: Unos teclados sedantes que se unen a la cálida voz de Maggie Reilly forman el inicio del corte musical, parece que estemos inmersos en lo más profundo de un sueño... aparecen suavemente unos sintetizadores ambientales que enfatizan el carácter onírico de la canción, y entre ellos, nuevamente se alza, como si del majestuoso vuelo de un cisne se tratase, el celestial y divino canto de la escocesa. Al igual que en [i]Moonlight shadow[/i] toda la espiritualidad de la canción descansa en el timbre de voz de la intérprete.
TAURUS 3: Taurus 3 cierra la trilogía que se inició en Q2K con Taurus 1, prosiguió en Five Miles Out con Taurus 2, y que culmina ahora en Crises, si bien ésta última es bastante más corta que las anteriores, y que así denominó el británico debido a su signo zodiacal: tauro. ¿Qué puedo decir de este tema? Pues que Oldfield en su faceta de músico-alquimista, fruto de un conjuro, concibe una melodía risueña, vitalista, repleta de esplendor, y que destila al unísono aromas folk, clásicos, flamencos... utilizando varios tipos de guitarras, y una mandolina, acompañada en la primera parte de una liviana base rítmica pero que en la medida que nos adentramos en el núcleo y desenlace del tema se alternan momentos vigorosos en la percusión con otros en los que súbitamente se da paso a la dulce y embriagadora fragancia melódica de la guitarra erigiéndose en uno de los pasajes más brillantes y hermosos de todo el disco.
SHADOW ON THE WALL: Tema genuinamente rockero, en ese acercamiento al hard rock del que hemos hablado en el principio, pleno de vivacidad y energía, entre otras cosas, debido al acierto en la elección por parte de Mike Oldfield en el vocalista Roger Chapman, al que nunca antes yo había oído. Este cantante posee una voz desgarrada y rota, en conclusión, una voz nacida para el rock más añejo, y si a ello le añadimos, tal y como hace Oldfield, un sonido guitarrero de corte rockero el resultado no puede ser más satisfactorio. La entrada de la guitarra ya es un claro indicio de todo lo vaticinado, así como las primeras voces del vocalista pronunciando "Shadow on the wall" repetidas veces. La estructura de la canción es muy sencilla, no posee ninguna complejidad técnica, está concebida como una canción pegadiza, de estribillo fácil, pero bien confeccionada, a fin de que lo simple no pueda confundirse con lo chabacano, por ello cumple su cometido perfectamente. La voz de Chapman está perfectamente cobijada por la guitarra de Oldfield, en la que únicamente echo en falta un solo aguerrido de guitarra que termine de completar ese dinamismo del que hemos hablado inicialmente. Asimismo, hay que destacar la parca presencia de los teclados en esta canción. Existe una versión casi el doble de larga y algo más espectacular que podemos encontrar en algunos recopilatorios como The Complete o The Platinum Collection. La letra de la canción tiene un marcado contenido político pues retrata la pugna que mantuvieron los trabajadores y sindicalistas polacos contra el sistema soviético.
Haciendo un pequeño balance de lo que este álbum significa, considero que Crises es un disco que sin llegar a las cumbres musicales de los primeros discos que hicieron único el sonido Oldfield, muestra un cierto punto de inflexión en su carrera musical, circunstancia que ya se atisbó en Five Miles Out, pues hay una notable alteración en la confección creativa de sus obras, en principio debido a las directrices discográficas, observamos a un Mike Oldfield musicalmente bicéfalo, por un lado, tenemos al Oldfield músico innovador, arriesgado, capaz de engendrar temas como Crises, y por otro lado, un músico más comercial dirigido a los hit parade con Moonlight Shadow, aunque sin perder sus señas de identidad, pero resultando innegable un más que patente cambio en su proceso creativo.
En la dicotomía que subyace entre el Mike Oldfield músico-visceral y el Mike Oldfield músico-comercial “por exigencias del guión”, sin lugar a dudas, prefiero al primero de ellos, como supongo que muchos de vosotros, a ese prestidigitador e ilusionista musical que como un Flautista de Hammelin nos hipnotiza en fascinantes melodías, a ese iconoclasta que nos conmocionó con sus campanas tubulares. Por ello admiro al Oldfield que da rienda suelta a su ingenio musical, y éste fluye espontáneamente como el agua de un manantial, pero claro... esta es la aspiración idealizada del “yo oyente”, que choca contra la cruda realidad de los magnates empresariales y de las multinacionales discográficas y ya sabeís eso de “business are business” , pero esto, queridos amigos... es harina de otro costal.
hemispheres

Este año no sólo se cumple el cuarenta aniversario del “Tubular Bells” de Mike Oldfield, el álbum que marcaría a su autor de por vida. También se cumple el 30 aniversario de uno de sus discos más conocidos, “Crises”, el cual representa su mayor éxito comercial en los años 80 por ser el disco que incluía una canción que al igual que las campanas tubulares se convirtió en el “Himno de guerra” de su autor: “Moonlight Shadow”. “Crises” tiene la estructura típica de un disco de los 80 de Mike Oldfield: Una cara del álbum la ocupa un largo tema instrumental y la otra la ocupaban canciones y temas cortos diseñados para ser introducidos en las listas de singles y contentar así a su discográfica “Virgin Records”.
Una relación complicada la suya con la “Virgin Records” de Richard Branson: Oldfield era el niño bonito de la compañía con el lanzamiento de “Tubular Bells” y los éxitos de sus discos de los años 70, siendo buena parte responsable de que Richard Branson se convirtiera en multimillonario. La llegada del “Punk” desplazó a los músicos progresivos como Oldfield a un terreno aparte en la esfera musical, provocando que la “Virgin” presionase al músico con que hiciera música más comercial y comenzando así rifirrafes relacionados con la renegociación del contrato férreo que ataba a Oldfield con la compañía y que le dejaba muy pocos “Royalities” en comparación con las ventas del “Tubular Bells”, la falta de promoción que sufrieron varios de sus discos y las presiones para llamar “Tubular Bells II” al disco instrumental “Amarok” de 1990. En dicho álbum, Oldfield introdujo un mensaje en código Morse: “Fuck Off RB”, mandando así “A tomar por el culo” a su jefe. Una vez liberado de su contrato con la “Virgin” y pasando a “Warner”, Oldfield decidió hacer en 1992 el disco que tanto le pedían desde “Virgin”: “Tubular Bells II”.
“Crises” empieza con el tema que da nombre al disco, una suite instrumental de 20 minutos en el que se alternan ritmos y se utiliza mucho la guitarra de Oldfield, el sintetizador “Fairlight” tan utilizado durante los años 80 por incontables artistas y la percusión de Simon Phillips, co-productor del disco. Un magnífico tema largo que puede contarse entre lo mejor realizado por Oldfield de los años 80 en adelante. La cara “B” se abre con “Moonlight Shadow”, un perfecto tema pop cuya mayor “Desgracia” fue el de ser carne de “Radiofórmulas” siendo explotado hasta producir el hartazgo. Una canción que a Oldfield le llevó varios meses grabar buscando la instrumentación y las letras perfectas y que fue inspirado en parte por el asesinato de John Lennon en Nueva York (Oldfield se encontraba a pocas manzanas del “Edificio Dakota” en el momento en que ocurrió la tragedia) y en parte por la película “El Gran Houdini” (Houdini, George Marshall, 1953). La bella voz de la musa ochentera de Oldfield, Maggie Reilly, contribuyó de forma decisiva al éxito del tema.
En “In High Places”, utilizó la voz de Jon Anderson, cantante del grupo “Yes” y colaborador de “Vangelis” en varios discos. Un tema en el que Oldfield describe su afición por volar en globo (Afición que le inculcó Richard Branson). Uno de los mejores momentos de “Crises” llega con “Foreign Affair”, una canción que sólo se puede describir como hipnótica gracias al sintetizador “Fairlight” y la voz de Maggie Reilly. De letra y ritmos repetitivos, “Foreign Affair” acaba siendo una de las joyas de Oldfield. Más flojo es “Taurus 3”, corto instrumental de inequívoco sabor español y flamenco con el que Oldfield cerraba su trilogía de “Taurus” que empezara en el disco “QE2” (1980) y continuara en “Five Miles Out” (1982). De todos modos es un tema agradable, aun siendo el peor de la “Trilogía”.
“Crises” se cierra con “Shadow on the Wall”, tema “Rockero” con la voz de Roger Chapman cuya letra es un ataque velado hacia la “Virgin”. Un tema cuya versión extendida incluida en el recopilatorio “Elements” de 1993 es superior y que sirve para cerrar un disco que se puede contar entre lo mejor de Oldfield de los años 80. Y me atrevería a decir que de 1983 en adelante.
Paperman

Pasa el tiempo. Pasa y medito sobre lo que los años hacen con nosotros. "Crises" (1983) es un disco que fue iniciático para mí, cuando era un muchachito que apenas bordeaba por la parte de abajo la adolescencia, un camarada de los que llamábamos mayores, o sea un par de años mayor que servidor, un auténtico abismo desde mis doce años, viendo que yo era un musiquero incipiente, quiso y consiguió hacerse el exquisito y gustarse sorprendiendo al que suscribe con unos conocimientos musicales que hasta la fecha me eran desconocidos y que no imaginaba que pudieran caber en la sesera de un humano "normal". Evidentemente hoy en día veo las cosas de una forma distinta, real...
En aquellos años en los que la mayor parte de la música que yo escuchaba, y que era mucha, era en castellano, espoleada mi incipiente grandeza pseudo-intelectual-adolescente, por los chillones colores y las atrevidas e indecorosas ofertas estéticas de la facha propia de "la movida", un disco como "Crises" y un artista como Mike Oldfield, quien yo creía que era, a pesar del Mike, una mujer, por razones obvias que mas adelante explicare, era terreno por explorar en la búsqueda de la auténtica verdad de la música, pues se trataba de una oferta alejada en varios años luz de los sonidos adictivos y jóvenes de la movida.
Un reto, esa era la palabra, un reto era lo que significaba adentrarme en un universo como este que plantea un disco como "Crises", con una primera cara compuesta por un solo tema instrumental, con trazas de rock progresivo pero con unas formas mas pop-rock y una interacción guitarrera mayor de la que se da en otras obras progresivas mas completas sónicamente, y si se quiere, también mas densa, mas viscosa.


Javi, el sabio que me prestó el Lp en formato casette, me rodeo de superficialidades pedantes la escucha del álbum, que gracias al éxito de la megaconocida "Moonlight Shadow" no dejaba de ser un best seller que arrasaba en los mercados y que era escuchado parcialmente en su segunda cara, (cuántas veces me he preguntado cuantos de aquellos compradores de este disco, en la vida han completado una escucha entera de la cara A del mismo), por varios millones de personas que disfrutaban de los cinco cortes mas comerciales que nutrían de bellas y evocadoras melodías y eróticos punteos hard-flamencos de guitarra española la segunda cara del disco, haciendo de perfecta cobertura al megaéxito que supuso la citada "Moonlight Shadow" y, en menor medida la también conocidísima "Shadow on the Wall".
El caso es que después de quedar deslumbrado por aquel disco, también en su primera cara, los años han hecho estragos con su memoria, y tras una década de pleitesía a los discos presentes en cada momento y sobre todo anteriores a "Crises", ya que mi excesiva juventud me impedía tenerlos computados, la tarea de recuperarlos y alabarlos me llevo algunos años, y entonces llegaron los noventa y Mike Oldfield empezó a dejar parte de su espacio a otros artistas hasta prácticamente quedarse sin espacio propio, motivado también por la falta de interés que fueron progresivamente mereciendo sus nuevos proyectos durante los últimos 15 años.
En mi creciente y casi alarmante interés por recuperar los vinilos, el mercado de segunda mano ha supuesto una ocasión inmejorable para hacerme con autenticas joyas de la música por precios razonables y en ocasiones ridículos, uno de estos últimos supuestos se dio hace unas semanas con el disco que hoy nos ocupa.


Y es que haciendo trabajar mis dedos entre la polvorienta marabunta de discos que atesora mi camarada de la estación de Santander, uno, en el monótono pasar de carátulas por delante de mis ojos, me hizo parar el mecánico ritmo de búsqueda, la razón:... una de las carátulas que mas me han gustado, fascinado diría yo, de todas cuantas he visto en mi vida:... ese tipo "reflexionando" junto al mar, bajo un cielo color verde y bajo la intimidatoria presencia de un fantasmagórico rascacielos, que en medio del mar, destaca como una amenaza extraña e incomprensible, con la única presencia de vida que supone la luz que en una de las ventanas de la última planta permanece encendida y que supone un asomo de vida o de aviso siniestro, no lo sé.
Lo saque de su cautiverio y busque su precio, inscrito en lápiz en un arrugado post-it, 2€, no había nada que pensar, entre lo bonito que era y los recuerdos que me traía eran dos pavos mas que merecidamente gastados aunque ni me moletase en pinchar el disco, estética y melancolía luchando por la supremacía de mis sentimientos.
Pero al llegar a casa con este y otros cuatro vinilos bajo el brazo, algo, no se el que, me hizo pinchar precisamente este "Crises", y ocurrió algo con lo que no contaba, recuerdos recuperados a flor de piel, mas que recuerdos, sensaciones, casi vivencias, los sonidos de esa sinfonía que es la cara A del disco y que 30 años atrás me resultasen evocadores, inspirados y reveladores, me lo volvieron a parecer, y lo hicieron con una fuerza semejante a la de entonces, con menos pasión y mas melancolía, con menos sed pero con mas consciencia de los males del empacho, pero como entonces con sorpresa, y con la piel adaptándose a los sonidos que Mike Oldfield propone en esta apuesta por el sentir clásico y perenne, sin complicaciones psicológicas, con respeto a la melodía pero sin perder la calidad de sus mejores momentos pretéritos, con esa intensidad orquestal que caracteriza a los discos mas célebres del autor y con el, en este caso, valor, de los intereses comerciales y criterios de fluidez melódica que dominaban aquellos principios de los ochenta.


Con evidentes y "fáciles" influencias blues y rock, perfectamente adaptadas a la apuesta de todo el recorrido básicamente guitarrero de la pieza, agarrado a la creación de instantes de intensidad melódica y sobre todo ambiental, y con basamentos vocales en forma de estribillo en la parte central del corte, y finalizando como en un leve descenso por una montaña, imparable, en cierto modo triste, pero feliz de saberse saciado de disfrute, de goce de algo bueno, refrescante y gratificante que en cualquier momento se puede repetir, hasta que los últimos acordes, suaves y tristes nos dicen hasta la próxima, justo antes del abrupto y violento "plof " que supone la finalización del vinilo y la ruidosa separación de la aguja y abandono del disco a su penoso parar de girar sobre el plato esperando el aplauso, el silencio, la critica o lo peor, la ausencia de todo lo anterior y la presencia de la indiferencia...
Como digo es la primera de las opciones la que asalta mis deseos, el aplauso, entusiasta pero sereno, contento pero triste, lacrimoso y emotivo... una primera cara que considero justo recordar y reivindicar como justa la vuelta a su lugar de origen, el éxito y reconocimiento que hace treinta años tubo y que debe seguir teniendo.


Otra historia es la cara B, formada por cinco cortes diferentes entre si, dotados todos ellos de ochenteras y digeribles melodías, de suaves e inofensivas apuestas sónicas, siempre escudadas en una sonoridad ochentera basada en la amortiguación de la pesadez sónica de las guitarras, los riffs y los ritmos machacones y oscuros que destacaban en el rock setentero y que suponían la pena de muerte que la industria hacia pesar sobre el "desagradable" reinado del punk con sus verdades subjetivas y violentas.
"Moonlight Shadow" es uno de los mayores éxitos comerciales de los ochenta en medio mundo, construcción melódica perfecta, geométricamente impoluta y perfectamente interpretada por Maggie Reilly, cantante habitual de Oldfield en aquellos años y que rompía con la creencia, al menos mía, de que los discos los firmaba quien los cantaba, de ahí que yo pensase que -"la tal Mike Oldfiel" era la tía que cantaba en el disco, pues no, como todos sabemos no era así, Mike Oldfield ni era, ni fue nunca un cantante aunque en una época lo intentase.


"Shadow on the Wall" me indico desde los cuarenta principales que algo no funcionaba, pues en este tema que también tubo considerable éxito, la voz era masculina... ¿quién... y sobre todo QUÉ, era el tal Mike Oldfield?, tema de intensidad extrema, amortiguada por la prudencia sónica de la época tenia la rabia contenida del heavy que entonces triunfaba, perfectamente personalizado en la magnifica voz de Roger Chapman, otro éxito para la saca en una exquisita segunda cara.
La breve pero intensa "Taurus III", que se trata de un destartalado despliegue de medios en cuestiones virtuosisticas en el manejo de la guitarra española en una suerte de "Hard-flamenco", tan curioso como sorprendente, aunque melódicamente anodino, en cualquier caso, interesante.
Y dos temas sorprendentes, la etérea y extraña "In High Places", tema que parece desarrollado flotando en el vacío, en un cañón o garganta, lanzando un desesperado grito al mundo, dotado de una extraña pero bella melodía, un tema que siempre me ha entusiasmado,
Y para terminar una machacona, triste y evocadora melodía que repite un hermoso estribillo hasta la saciedad llegando a resultar cargante, un tema, "Foreign Affair", de evocaciones sónicas medievalistas y cadencias melódicas un pelin cursis, pero que conjuga en su fondo de teclados la esencia del "buen" pop tecladista que también lo hubo en los ochenta, elegante y fino desde el punto de vista sonoro.
Un muy buen disco que he redescubierto de casualidad, dejándome llevar por los recuerdos que una extraña y linialmente plástica portada me abordaban y llevaban a otra época, feliz, de aprendizaje vital, además de musical y que me esta haciendo recuperar al artista extraordinario que fue Mike Oldfiel y cuya figura y discografia setentera y en parte ochentera quiero desde este post reivindicar, empezando por este ciertamente brillante "Crises", y que además señores, insisto, tiene una portada clamorosa.
Jorge García

Nos encontramos delante de un álbum que en su día, concretamente en 1983, disfrutó de un número de ventas extraordinario. No obstante, actualmente estos trabajos no han caído en el olvido como lo hacen semanalmente “artistas” fugaces multimillonarios. Y es que, por aquel entonces, la tragedia de la industria musical aún se estaba formando, empezaba a hablar, pero le quedaban algunos años para que llegase a un estado adulto, maduro. Lo que me pregunto es si, cuando ésta tragedia llegue a la vejez y muera, se lleve también por delante a la música.
Es normal que un músico como Mike Oldfield obtenga una distinguible fama y reputación dada su profesionalidad y calidad a la hora de hacer música, cuyas características principales son el hecho de estar entre el rock progresivo y el “Chill out”, la inmensa profundidad conseguida gracias a la amalgama de instrumentos usados y una capacidad increíblemente idílica para fomentar la imaginación. Asimismo, hay que admitirlo, Oldfield también se codeó entre los grandes del pop de los 80’, consiguiendo así el triunfo en dos géneros. En Crises puede verse claramente parte de los orígenes de la faceta pop, siendo el álbum siguiente, llamado Discovery, la guinda del pastel. Aún así, muy inteligentemente, Mike incluyó un tema para sus seguidores más exigentes que posee los aspectos que lo hicieron famoso en sus inicios. Con esto, consiguió maquillar el rostro de un trabajo con unos objetivos comerciales que se vieron explícitamente cumplidos.
Tan solo empezar “Crises”, suena un teclado/sintetizador junto a unas campanas como introducción para dar paso a casi toda la familia de instrumentos que sonaran a lo largo del álbum. Una vez dentro del precioso conjunto que forman la armonía y percusión, la cosa se calma con unas estrofas melódicas interpretadas con la guitarra y un bajo muy marcado a su lado. Puede recordarnos, salvando las distancias, a un grupo de blues de antaño, pero solo hasta que la guitarra se hace destacar del resto de instrumentos de la forma tan expresiva como conocemos de Mike Oldfield. El tema va cambiando a menudo bruscamente, pasando por diferentes facetas siendo algunas de ellas cantadas. Estas partes donde el compositor recurre a su voz pueden no acabar de convencer a todo el mundo, pero, aún así, al primer estribillo no se le puede reprochar nada, ya que es Oldfield en estado puro, con todos sus pelos y señales. En cambio, el segundo estribillo está metido con calzador y solo despunta relativamente en percusión y letra. Es como si estuviéramos escuchando una canción de toda la vida de no más de 5 minutos hasta que, inesperadamente, en el minuto 10 de “Crises” vuelve la magia característica del multiinstrumentalista. Parecía que se había olvidado de nosotros, pero ahora con un teclado, guitarra y compañía estamos salvados.
Después de todo éste entramado, creo acertar en que a nadie se le va a pasar por la cabeza ignorar lo que en el minuto 13 se produce: una especie de melodía con sintetizador a la que se le van añadiendo elementos de percusión, todos ellos colocados muy certeramente, alcanzando el punto en que la canción “se le va de las manos” y van uniéndose teclado y guitarra para finalmente acabar con una espectacular orgía percusionista (se recomienda encarecidamente cambiar el modo de reproducción para acentuar los bajos).
El segundo tema es el famoso “Moonlight Shadow”, con su respectiva y peculiar introducción. Un producto dirigido a la radio, sí, pero ojo, que ésta razón no justifica que lo hayamos de sepultar. Considerándolo como el Pop de aquellos años, es de los temas más disfrutables que contiene el álbum. Pero no nos engañemos, porqué “Moonlight Shadow” no hubiera llegado tan lejos si no fuera por su claramente creativo y fresco solo con el que nos deleita. Puede rascarse de él mucho más de lo que parece a simple vista, consiguiendo finalmente llegar a ser soberbio.
Seguidamente cae sobre nosotros “In High Places”. El vocalista en ésta ocasión es Jon Anderson, cantante del mítico grupo Yes. Es curioso como al principio Anderson lleva a Oldfield a su campo, pero desgraciadamente se desarrolla como una canción mínimamente agradable, nada destacable, con ideas sueltas que no acaban de encajar. No creo que Anderson necesitara tener algo así en su carrera.
Aún así, el déficit de ideas se ve culminado en “Foreign Affair”. Realmente un tema nada inspirado, plano, que sabe de su poca calidad y nos intenta entretener con detalles irrisorios al lado del tema en conjunto. Poco defendible es a no ser que se usen argumentos como: “pues a mí me gusta”. No perderéis nada saltándola para pasar a “Taurus 3”, la tercera parte de la serie de canciones Taurus (la primera se encuentra en QE2 y no tienen mucho que ver entre ellas). En éste caso, el protagonismo es únicamente otorgado a la guitarra española que, aquí sí, luce algunas buenas frases e ideas para dejar grabado un caramelo de duración corta.
Para terminar está “Shadow on the Wall”, la segunda composición más famosa del trabajo. Claramente supera las dos anteriores pistas, pero eso no es motivo de aplausos. Es un final más o menos digno para el artista, que tiene la estructura y características destacables del Pop de Oldfield, con su breve solo y arreglos detallistas. El cantante, Roger Chapman, demuestra un registro con una personalidad envidiable, pero eso no implica que vaya a gustar a todo el mundo, aunque supongo que el lector ya conocerá algunas pinceladas de su carrera anterior y posterior a la colaboración que tenemos entre manos.
En resumen, es un trabajo irregular que deja con ganas de más. Mike Oldfield realizó una muy astuta estrategia para contentar a todos sus fans y avanzar aún más hacia la fama, pero sus canciones de relleno, desaprovechadas completamente, le restan puntos a una obra que podría haber dado más de sí si se lo hubiera propuesto. No obstante, quedará para siempre enmarcada en su discografía y en la década de los 80’.
Guillem Muñoz

Indiscutiblemente, Mike Oldfield ha pasado a la historia de la música popular por dos momentos muy concretos. El primero no admite ninguna duda y es su disco “Tubular Bells”. El segundo, criterios de calidad aparte, no puede ser otro que “Moonlight Shadow”. La canción soñada por cualquier artista, el “hit” que suena una y otra vez en las radios y que incluso hoy, 30 años más tarde de su publicación, cualquier persona reconoce sin problemas, sea o no aficionada a la música.
Nos atreveríamos a afirmar, sin ningún apoyo científico, que ningún aficionado a la música de Oldfield citaría “Crises” entre sus cinco discos favoritos del músico con todo lo que esto tiene de paradójico dado el éxito de su canción estrella pero lo cierto es que, sin llegar al nivel de ninguno de sus predecesores (“Crises” hace el número ocho cronológicamente hablando) nos parece hoy en día un disco muy interesante, y no precisamente por el omnipresente single que contenía.
Oldfield estaba siguiendo una evolución paulatina desde las largas suites instrumentales de sus primeros grandes discos hasta las canciones pop. Este camino, que culminaría unos años más tarde con “Earth Moving” pasó por distintas etapas, desde un primer intento con la fórmula de suite larga + temas cortos combinando instrumentales y canciones en “Platinum”, continuando por breves piezas fraccionadas en “QE2” hasta dar con la versión mejorada de la idea de “Platinum” en el soberbio “Five Miles Out”. Se asienta entonces la concepción del disco como una cara instrumental en forma de pieza extensa como las de los viejos tiempos y otra con canciones pop-rock que sirvan de enganche para un público algo refractario ya a los usos y costumbres del rock progresivo de la década anterior. “Crises” iba a ser la versión más depurada de esa forma de organizar un disco pero también un arriesgado giro sonoro por parte de su autor: ganaban en presencia los sintetizadores, en especial el archiconocido “Fairlight”, uno de los reyes de los años 80, especialmente entre los músicos con mayores inquietudes sonoras y junto a eso, se experimenta con un endurecimiento de la propuesta musical acercándose en muchos momentos al rock duro en una amalgama entre heavy metal, electrónica y canciones pop muy curiosa, original en su momento y que, quizá, no ha resistido el paso del tiempo igual de bien que otros discos de su autor.
El disco se grabó entre turbulencias personales y discrepancias dentro del tandem Oldfield-Branson acerca del enfoque de su carrera, problemas con royalties etc. pero esto no impidió que el lanzamiento de “Crises” fuera muy ambicioso ya que coincidía con el décimo aniversario de “Tubular Bells” que iba a conmemorarse con dos conciertos en el Wembley Arena (que al final se quedaron en uno). En cierto modo, este aniversario tuvo también alguna repercusión en el contenido musical del nuevo disco.
Oldfield quiso repetir la estrategia que ya siguió en “Platinum”, no sólo en cuanto a la estructura del disco sino en un sentido más profundo: buscando formar un grupo de músicos de estudio distinto al habitual que le aportase una visión nueva a la hora de interpretar. Así, para el nuevo disco reclutó al vocalista de Family, Roger Chapman, para cantar en uno de los temas y a Jon Anderson para otro (Oldfield conoció a Chapman en 1969 cuando se presentó a una audición de Family en la que buscaban bajista siendo rechazado. A pesar de ello, hubo cierta conexión entre ambos por lo que pensó inmediatamente en él para el tema final del disco). También se enroló en el proyecto el sensacional batería Simon Philips que se ganó los galones de co-productor del disco además de marcar con un estilo personal varias de las composiciones del trabajo. El bajista Phil Spalding completa las novedades de un disco cuyos créditos incluyen también nombres ya habituales de la discografía de Oldfield como la cantante Maggie Reilly, Rick Fenn (guitarra) y Pierre Moerlen (vibráfonos).
El multi-instrumentista se iba a tomar muy en serio la grabación siendo extremadamente concienzudo en su trabajo en alguna de las piezas. En el libreto que acompaña la edición más lujosa del disco publicada a lo largo de este pasado año, Oldfield pone como ejemplo el proceso de creación de “Moonlight Shadow”. Cuenta cómo desde el principio pareció una idea magnífica y cómo le llevó más de tres meses darla por terminada. Todo apuntaba a que sería un gran tema pero no tenía claro si sería un instrumental o una canción. Probó con varias letras que no funcionaron hasta que Oldfield, que tenía una cita con Maggie Reilly en el estudio para grabar la canción al día siguiente, se sentó a escribir el texto con la ayuda de un diccionario de rimas. La letra final termina por recoger varias de las circunstancias de la grabación: era una noche de luna y el lugar del estudio que ocupaba Oldfield estaba en la sombra. Las 4AM fue la hora en la que se dio por terminada la canción quedó para ser grabada. Tampoco éste fue un proceso sencillo: en las primeras tomas, Maggie cantaba el tema como una canción rock convencional y no funcionaba bien. Oldfield quería que sonase casi como una canción de cuna, como si estuviera siendo susurrada al oído del oyente. Tras horas de trabajo y un tratamiento meticuloso de algunos fragmentos en los que casi se grababa sílaba a sílaba, la canción fue terminada.
Maggie Reilly en una captura del videoclip de "Moonlight Shadow"
“Crises” – Un sonido de sintetizador mezclado con toques de campanas abre un tema en el que enseguida escuchamos un guiño al comienzo de “Tubular Bells” con una secuencia de notas realmente similar a la de aquel momento aunque, en esta ocasión, es completamente electrónica. Tras un breve desarrollo de esa idea, vamos adentrándonos en la composición de la mano del clásico sonido de Oldfield con la guitarra eléctrica, rotundamente subrayado por el bajo y una batería muy agresiva. Como para resaltar esa dureza en el sonido escuchamos un motor acelerando, mezclado con sirenas de policía y ruidos de cristales rotos. La guitarra adopta entonces formas cercanas al rock duro e inicia una serie de potentes riffs e ideas que se van enlazando en un fragmento rápido y potente que se extiende durante varios minutos acompañado de golpes de cuerdas y metales convenientemente sampleados. Tras un pequeño interludio en tono de blues, escuchamos al propio Oldfield cantando una breve linea: “crisis, crisis, you can’t get away. I need you by my side cause there is a crisis” una y otra vez. Sin solución de continuidad llegamos a un tramo brillante marcado por la excepcional percusión de Simon Philips que acompaña a la perfección a las guitarras de Mike, quien canta otro pequeño texto relacionado con la ensoñadora portada del disco: “the watcher and the tower, waiting hour by hour”. Mediada la extensa pieza entramos en un tramo puramente electrónico, casi ambiental, de gran belleza en el que Oldfield aprovecha para introducir una bonita sección de guitarra eléctrica que anticipa en cierto modo algunos momentos de su “Amarok” que llegaría años después. Los teclados electrónicos vuelven a adueñarse de la pieza en una recreación del tema inicial a partir de la cual volvemos a escuchar otra intervención magistral de Philips con la batería y con diversas percusiones (también aquí se escucha otro breve motivo que sería recuperado en esa obra maestra que sería “Amarok”). Poco a poco la melodía va ganando en complejidad hasta terminar por convertirse en un espectacular final. “Crises” es un extenso instrumental que quizá no tenga la fuerza de otros como “Taurus II” o cualquiera de las caras de los cuatro primeros discos de su autor pero no deja de tener su interés, especialmente por cómo anticipa ideas que serán desarrolladas en el futuro. No sólo en el citado “Amarok” sino también, y especialmente en su última parte, en la suite “The Wind Chimes” del disco “Islands”.
“Moonlight Shadow” – Cuando una canción es tan popular como esta y ha pasado a la memoria colectiva de la gente, no es necesario decir mucho más. Es rara la lista de las mejores canciones de la década de los ochenta que no incluya entre ellas “Moonlight Shadow” y lo cierto es que existen motivos sobrados para ello. Se trata de una canción sencilla (un continuo ritmo de guitarra rasgueada, una voz angelical y una batería marcando el paso), directa, en la que la propia estrofa es tan pegadiza como un estribillo y que carece de sofisticaciones innecesarias. Además de eso, es una gran melodía y tiene una corta duración. Era inevitable que se convirtiera en un hit y eso fue lo que ocurrión.
“High Places” – La intervención del vocalista de Yes, Jon Anderson, en el disco llega en este extraño tema que es uno de nuestros favoritos de Oldfield en el formato “canción”. Se trata de un tema poco convencional, sin relación alguna con cualquier canción anterior de Oldfield o del propio Anderson pero que funciona muy bien. Si hubiera que buscar alguna similitud, quizá la encontraríamos en las canciones de Jon a dúo con el griego Vangelis en los discos que lanzaron en los años anteriores. Se trata de la única pieza en la que interviene Moerlen en el disco.




“Foreign Affair” – Habitualmente menospreciada cuando se habla de “Crises”, esta canción en la que volvemos a escuchar la voz etérea de Maggie Reilly también está entre nuestras favoritas de su autor. De nuevo asistimos a una pieza interpretada en su práctica totalidad con sintetizadores (salvo por la batería de Philips, claro) a los que Oldfield saca una sonoridad verdaderamente acertada. La canción, en realidad, es una repetición continua de un único motivo musical pero tiene algo que nos ha enganchado desde la primera vez que la escuchamos.

“Taurus III” – El punto más exótico en el disco lo pone este breve instrumental aflamencado en el que Oldfield se exhibe con varios tipos de guitarras e incluso un banjo pero del que la parte que más nos gusta es, una vez más, la intervención de Simon Philips. Aunque habitualmente está considerado como uno de los puntos fuertes del disco, creemos que no pasa de anecdótico.
“Shadow on the Wall” – Cerrando el disco está la pieza más combativa del mismo, inspirada en los conflictos sociales que tenían lugar en aquellas fechas en los astilleros de Gdansk, Polonia con el sindicato Solidaridad de Lech Walesa como protagonista. Oldfield utiliza el tema para componer un tema de rock duro que se beneficia mucho de la teatral forma de cantar de Roger Chapman pero que nunca terminó de convencernos.
Si dejamos al margen el “boom” asociado al single “Moonlight Shadow”, creemos que “Crises” es un disco de transición en el que Oldfield rompe en cierto modo con el estilo y el sonido de trabajos anteriores y comienza a dar un mayor protagonismo a la electrónica en detrimento de la extensa paleta de instrumentos que interpretaba en trabajos anteriores. A pesar de ello, hay un buen puñado de ideas interesantes que iban a ser exploradas en el futuro. Era inevitable, además, que el éxito del single principal del disco tuviera consecuencias y esto supuso que, durante un tiempo, todos los discos del músico tuvieran como carta de presentación un “single” tremendamente comercial, al menos, hasta la salida de Oldfield de Virgin con la única excepción de “Amarok”. Desconocemos si en el caso de Mike, esto se debe a la presión de Richard Branson para componer canciones más comerciales porque lo cierto es que buena parte de los supervivientes de los años gloriosos del rock progresivo habían experimentado una transformación similar en su música. Sin alejarnos mucho del disco, el propio Jon Anderson con Yes estaba a punto de lanzar su “Owner of a Lonely Heart”, éxito pop muy alejado de la grandilocuencia de “Close to the Edge” o “Tales from Topographic Oceans”. También en 1983 aparecía “Mama” de Genesis por poner sólo dos ejemplos de leyendas del rock progresivos reconvertidos a números uno del pop.
A lo largo de 2013 asistimos a la reedición en distintos formatos de “Crises” y de su predecesor “Five Miles Out” por lo que el lector interesado no tendrá problema en encontrar una versión a su gusto del disco que hoy hemos comentado en cualquier tienda. Dejamos los enlaces a las tres versiones disponibles en CD:

amazon.es (edición simple)

amazon.es (deluxe edition con 2 discos)

amazon.es (box-set con 3 discos, DVD y libro)
Nos despedimos con "Moonlight Shadow" interpretada en directo en San Sebastián en la gira "Discovery" de 1984:


Mike Shooter

Buen sonido, accesible y con buen gusto, una joyita de los '80


3 stars As usual, Mike will invite some great guests to help releasing this album. Some great vocalists will especially raise the level of this department. There is nothing to do: Mike is a great musician and composer, but in terms of vocals he is not really good. I wonder why he doesn't step back from singing and leaves this role to more talented persons like Jon Anderson during the passionate "In high Places". Such a contrast with these flat vocals during the epic track of this album.The title track is another of these long pieces from Mike. I have to admit that this one sounds better than "Taurus II". Rocking jolly good it has also its quieter and more melodic moments. But like this entire album, sounds are more electronic oriented and at times it gets on my nerves.Still, this piece should please any Oldfield fan but don't expect anything such as his greatest seventies works but an enjoyable new age song with some folkish moods. At times, there WILL be some Ommadawn influences.The worse is being achieved with "Foreign Affair". A real bad song even if it features the great Maggie Reilly on the vocals. It is of course not her first appearance on Mike's work (she was passed on the torch by Sally for several albums already). Press next (sorry Maggie).The closing number features the unexpected Roger Chapman on the vocals. This is a more rocking number. Somewhat AOR-ish, but again Roger is great in his performance. And I can't help to like "Moonlight Shadow" and the very fine vocal part from Maggie. This album is definitely profiting of all these great guest vocalists and last but not least, Anthony Phillips is playing the guitar on each track.Another good album from Mike. Not his best of course (but these times belong to the past) but a decent work in a decade that didn't see too much of these in terms of prog.

review by Jason Anderson

Following a long-established production pattern, Mike Oldfield assembled some relatively simple pop- and rock-flavored numbers following one long introductory piece on his 1983 Disky release, Crisis. The 20-minute opening title-track is a quintessential Oldfield texture study that consists of sparkling synth washes with edgier material weaving in and out. A fine setup, this track cleanses the aural pallet, preparing the listener nicely for the tunes that follow. Yes fans who can adjust to the sugary highlight "In High Places" will enjoy Jon Anderson's springy vocal work on the track. The energetic guitar romp "Taurus 3" will also appeal to most prog and art rock fans. Those in search of more ethereal Oldfield material should be aware of this record's pop leanings, but open-minded listeners will have a good time exploring Crisis, one of Oldfield's better releases of this type.


Lista de Temas:
1. -Crises (20:53)
2. -Moonlight Shadow (3:38)
3. -In High Places (3:34)
4. -Foreign Affair (3:52)
5. -Taurus 3 (4:17)
6. -Shadow on the Wall (3:10)

Alineación:
- Mike Oldfield / Voz, Guitarra, Fairlight CMI, Oberheim OBXa, DSX & DMX, Simmons Drums,
  Bass, Piano, Prophet, Farfisa,Harp, Mandolin, Quantec Room Simulator, Roland Strings
- Phil Spalding / Bajo
- Ant / Guitarra
- Rick Fenn / Guitarra
- Simon Phillips / Batería Percusión
- Maggie Reilly / Voz
- Jon Anderson / Voz
- Roger Chapman / Voz
- Pierre Moerlen / Vibrafono


Comentarios

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  2. Hola amigos.
    Me temo que el link de descarga está equivocado.
    Agradezco de antemano si se puede rectificar.
    Saludos cordiales.-

    ResponderEliminar

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"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.