Una generación brillante como un espejismo, terminó por esfumarse en Rusia de una vez por todas. Después de masticarse ocho técnicos, se lleva en su caída a toda la dirigencia, y en un efecto involuntario a todo el periodismo deportivo y el negocio del fútbol, ese deporte que antes era del pueblo pero un día se lo robaron las grandes compañías mediáticas, dueños del cesped, de las cámaras y del periodismo deportivo, que de un lado y del otro del negocio, mostró en su propio deterioro el deterioro absoluto de ese inmenso negocio que es el fútbol. Y en medio, la dirigencia de la AFA, que abocada a esta Selección, abandona las inferiores y a la selección femenina, de remate mete al país en el conflicto de Medio Oriente, y todo lo que consigue a cambio es un fracaso de nuestro fútbol. Un fracaso tal que hoy hay quienes tratan de conformarse pensando que hubiese sido peor no clasificar, hubiese sido peor no pasar la primera ronda, hubiese sido peor comerse un 7 a 1 si seguíamos en carrera.