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Kate Bush - The Kick Inside (1978)

#Músicaparaelencierro. La leyenda de la deliciosa cantautora progresiva, en su primer disco, que podrá gustar o no, pero desde el vamos fue única hasta el día de hoy. Raúl nos presenta algo que, según él, es inadmisible, imperdonable, insoportable, (inodoro, incoloro, insípido), no sólo que no esté, sino que no exista ningún álbum de Kate Bush en el blog cabezón. Ya mismo pasamos a solucionar esto, y él mismo se encarga de describir esta ópera prima con una Kate de 19 añitos. Descubierta a los 16 años por David Gilmour, fue la primera mujer en ocupar el primer puesto en las listas inglesas con sus propias canciones, repletas de un rock pop y art rock, baladas, buenos arreglos, algo de experimentación, mucha musicalidad, teatralidad, danza y buenas melodías. Así que ahora y gracias a Raúl presentamos a la encantadora y seductora Kate Bush y todo su talento, que no puede quedar afuera del blog cabezón.

Artista: Kate Bush
Álbum: The Kick Inside
Año: 1978
Género: Crossover prog
Duración: 43:12
Nacionalidad: Inglaterra


Si tomamos en cuenta los antecedentes de este disco, no tendremos otra posibilidad que parar la oreja ante esto...
The Kick Inside es el álbum debut de la cantante y compositora inglesa Kate Bush. Fue lanzado el 17 de febrero de 1978 e incluye su éxito número uno en Reino Unido, "Wuthering Heights". El álbum alcanzó el número tres en los Charts de Reino Unido y ha sido certificado Platino por la Industria Fonográfica Británica. La producción del álbum incluyó esfuerzos por varios veteranos del rock progresivo, incluyendo Duncan Mackay, Ian Bairnson, David Paton, Andrew Powell, Stuart Elliott de The Alan Parsons Project, y David Gilmour de Pink Floyd.
The Kick Inside fue lanzado cuando Bush tenía 19 años. Ya entonces había escrito algunas de las canciones cuándo tenía sólo 13.1​ El álbum abre con 20 segundos de cantos de ballenas, los cuales introducen a la primera canción, "Moving", inspirada en su profesor de baile Lindsay Kemp. Sus influencias cinemáticas y literarias, dos cualidades consideradas sus marcas personales, son más obvias en la canción "Wuthering Heights", el primer sencillo del álbum. La canción no fue inicialmente inspirada en la novela homónima de Emily Brontë sino por la adaptación televisiva de la misma. Mas influencias pueden ser encontradas cuando se hace referencia a Gurdjieff en Them Heavy People. Mientras que la canción que da titulo al álbum hace alusión a la balada de Lizie Wan. Bush también escribe abiertamente sobre sexualidad, particularmente en la erótica "Feel It" y "L'Amour Looks Something Like You". Strange Phenomena" cuestiona coincidencias inusuales, premoniciones, y déjà vus.
"Wuthering Heights" fue número uno en Reino Unido, marcando así la primera vez que una cantautora mujer logra esta posición.​ Originalmente EMI quería que la más rock-orientada "James and the Cold Gun" fuera el primer sencillo del álbum, sin embargo Bush insistió que esta debía ser "Wuthering Heights". Incluso en esta etapa temprana de su carrera, Bush había ganado una reputación por su determinación a tener la última palabra en las decisiones que afectan su carrera.
El segundo sencillo del álbum, "The Man with the Child in His Eyes", alcanzó el número seis en el Reino Unido. Otros tres sencillos fueron lanzados por el mundo durante los siguientes dos años: "Them Heavy People", "Moving" (el cuál logró el número uno en Japón) y "Strange Phenomena".​ "The Man with the Child in His Eyes" también consiguió colocarse en la lista estadounidense Billboard Hot 100, y fue el único sencillo de Bush en hacerlo hasta 1985. Su posición mas alta en la lista fue 85. Bush hizo una aparición en "Saturday Night Live" en diciembre de 1978. A pesar de esta promoción, The Kick Inside falló en entrar a el Top 200 albums de Billboard en Estados Unidos.
Como parte de su preparación para entrar al estudio de grabación, Bush realizó conciertos en tabernas junto a la KT Bush Band, apoyada por su hermano Paddy Bush y amigos cercanos. Aun así, para la grabación del álbum, fue persuadida de utilizar músicos profesionales, algunos de los cuales retendría incluso después de haber traído a sus compañeros de banda de vuelta.
Paddy Bush fue el único miembro de la KT Bush Band en tocar en el álbum. A diferencia de futuras contribuciones en la discografía de Kate, donde tocaría instrumentos tan exóticos como el Balalaica y el Didyeridú, aquí se encargó de la Armónica y la Mandolina. Stuart Elliot por su parte tocó algunas de las percusiones y eventualmente se convertiría en el principal percusionista de Kate en álbumes subsiguientes, 1​ junto al baterista Charlie Morgan. Preston Heyman también fue acreditado en batería aunque mayoritariamente actuó en el tour de 1979.
El álbum fue producido por Andrew Powell,asociado y amigo de David Gilmour .5​
Wikipedia


Pero mejor que nos lo cuente Raúl, que se encarga de traernos este disquito que faltaba en la Biblioteca Sonora, junto a otros que estaremos presentando.
Álbum debut de esta deliciosa cantautora. Y qué debut!!!! Clava no sólo su primer Nª1 en el Reino Unido (Hablamos de Wuthering Heights), sino que se trata de la primera mujer en lograrlo. Para esa época contaba con 19 añitos. Tres años atrás, su talento había sido descubierto, nada más ni nada menos, por David Gilmour, guitarrista de Pink Floyd. Su estilo es variopinto, con baladas, Reggae, art pop y bastante experimentación; con un omnipresente piano y algún arreglo por ahí, con guiño a The Beatles en "Oh, To Be In Love", si mal no me acuerdo. Me recuerdo, con 9 o 10 años, oyendo por primera vez  Wuthering Heights en todas partes. Los y las adolescentes de la época copadísimos con ese tema, que tiene uno de los mejores e icónicos estribillos que yo haya oído en mi vida.
Raúl F.



Pero los comentarios sobre esta chica y su primer disco no terminan ahí, ni mucho menos...
Pregunta de Trivial Pursuit: ¿quién fue la primera mujer que logró llegar al número uno de las listas de éxitos británicas con una canción escrita por ella misma?. Estamos seguros de que muy poca gente acertaría una pregunta así y es algo natural porque el nombre de la artista no es uno de los que primero se nos viene a la cabeza al pensar en estrellas del rock y el pop. Lo que quizá sí sorprendería mucho a la mayor parte de la gente no es el “quién” sino el “cuándo” porque tan curioso acontecimiento tuvo lugar nada menos que en 1978.
Esto supone que en uno de los mercados discográficos más importantes del mundo, ninguna mujer había llegado al primer puesto con una canción propia hasta finales de la década de los setenta lo cual dice mucho, y poco bueno, sobre la industria musical y la sociedad del siglo pasado. Queda claro pues, que lo que consiguió Kate Bush con su canción “Wuthering Heights” fue un hito de mucha trascendencia. Más aún cuando reparamos en que lo logró con apenas 19 años de edad.
Repasemos un poco su biografía hasta ese momento. Kate nació en una familia con un modelo que ya hemos encontrado antes en otros músicos: padre británico y presumiblemente protestante y madre irlandesa católica que se empeña en educar a su hija conforme a esa confesión. Ambos progenitores, además, tenían inquietudes musicales siendo el padre pianista aficionado y la madre bailarina. Sus hermanos mayores, además, participaban activamente en la escena folclórica local del Condado de Kent así que, desde niña, Kate estaba familiarizada con distintos instrumentos entre los que se encontraba el piano, el órgano e incluso el violín y comenzó a escribir sus propias canciones casi al mismo tiempo que aprendía a leer. De hecho, en su etapa escolar grabó una cinta con un buen número de ellas que envió a distintas discográficas en su momento.
Probablemente el intento habría quedado aquí (o quizá no, porque si algo no le faltaba a la niña era determinación) pero resulta que la cinta llegó a oídos de David Gilmour. No de alguien que se llamaba igual sino de ESE David Gilmour. “Me intrigó aquella voz tan particular. Fui a su casa en Kent y conocí a sus padres. Allí, ella me puso una cinta con cuarenta o cincuenta canciones suyas y pensé ¿por qué no hacer algo?” declaró el guitarrista de Pink Floyd que, en aquel momento, trabajaba en los últimos retoques de “Wish You Were Here”. Tanto le gustó lo que oyó que decidió tomarse en serio la carrera de la joven pero no como cabría esperar, promocionandola como la nueva gran revelación del panorama musical británico sino financiando la grabación de una demo en condiciones, con un productor de la talla de Andy Powell y tres temas arreglados por el propio Gilmour. El guitarrista le llevó la cinta a los directivos de EMI consiguiendo un contrato para ella casi de forma inmediata. La discográfica, en lugar de lanzar a una joven de apenas 16 años como Kate al mercado, decidió invertir en su formación consiguiendole a alguno de los mejores profesores posibles, no sólo en el aspecto musical sino en el interpretativo (estudió mimo con el mismísimo Lindsay Kemp). Durante ese periodo de aprendizaje, Kate comenzó a tocar en pequeños locales con un pequeño grupo llamado The KT Bush Band”. Cuando llegó la hora de grabar el primer disco, la artista tuvo que hacer una de las pocas concesiones de su carrera precisamente en relación con sus músicos: mientras que ella quería grabar con su propia gente, en la discográfica tenían preparados a varios intérpretes de primera fila: Ian Bairnson y David Patton (del Alan Parsons Project, como lo era el propio Andy Powell), Alan Parker (guitarrista en el “Diamond Dogs” de David Bowie), Duncan McKay (teclista de 10cc), Bruce Lynch (bajista de Cat Stevens), el batería de sesión Stuart Elliott (“The Year of the Cat” de Al Stewart, entre otros), Morris Pert (percusión) o Alan Skidmore (saxo). Todos de una u otra manera estaban relacionados con Powell que iba a ser el productor del disco. Donde Kate no dejó que la discográfica decidiera fue a la hora de escoger el single de presentación del disco: iba a ser, sí o sí, “Wuthering Heights” sin importarle en absoluto que la gente de EMI insistiera en otras opciones. No tardó en comprobarse quién llevaba la razón.
“Moving” - El disco comienza con un breve instante de sonidos de ballenas que enseguida da paso a la inconfundible voz de Kate. Una herramienta que la artista aprovecha de forma magistral explotando su registro más agudo, el que la ha hecho famosa. La canción es un tiempo medio en el que destacan los arreglos de piano y bajo así como los juegos vocales de la parte final que se diluye dejandonos de nuevo con los cantos de las ballenas del comienzo. Fue un tema inspirado por y dedicado al citado más arriba Lindsay Kemp.
“The Saxophone Song” - El espíritu de esa primera pieza se mantiene en la segunda con momentos en los que Kate recita más que canta. Pese a la corta duración del tema, los arreglos de sintetizador y “mellotron” la emparentan con el rock progresivo, entonces en franca retirada frente a otros géneros emergentes.
“Strange Phenomena” - La introducción de piano nos deja frente a frente con la versión más teatral de Kate, interpretando la canción en el más amplio sentido del término. No es de extrañar, pensándolo bien, que terminase por cruzar sus caminos con Peter Gabriel, algo así como su contrapartida masculina en lo que a interpretaciones intensas se refiere. Al igual que ocurría con el tema anterior, una de las cuestiones más destacadas de la música de Kate es su capacidad para recoger en apenas tres minutos un gran número giros y variaciones de todo tipo en su música.
“Kite” - La primera canción del disco en la que apreciamos por completo la enorme personalidad musical de Kate Bush es esta en la que la artista hace auténticos arabescos con su voz a lo largo de unos minutos alegres y dinámicos no exentos de complejidad, especialmente en los arreglos de teclado y los ritmos que terminan por conformar una canción deliciosa.
“The Man With the Child in His Eyes” - Continuamos con una balada magnífica compuesta por Kate con apenas 13 años lo que no deja de sorprendernos cada vez que la escuchamos dada la brillantez melódica y la complejidad estructural de la misma. Una joya a recuperar. “Wuthering Heights” - La canción con la que empezó todo. Uno de ese puñado de temas inmortales que trascienden géneros y épocas y que será recordado siempre. No es raro que en una de las piezas anteriores (“Strange Phenomena”), la artista hablase de sincronicidades y casualidades ya que algo de eso hubo aquí. Kate compuso la canción tras ver una ficción televisiva basada en “Cumbres Borrascosas” de Emily Brontë y sólo despúes leyó la obra descubriendo entonces que Emily y ella habían nacido en la misma fecha: 30 de julio. “Wuthering Heights” es una de esas canciones que justifican por sí solas toda una carrera. Imprescindible.
“James and the Cold Gun” - Completamente distinta es la siguiente pieza cuyos arreglos, no nos engañemos, podrían ser perfectamente los de una canción del Alan Parsons Project. No en vano era esta la favorita de la discográfica para ser lanzada como single del disco. Sin ser una mala canción, no le llega ni a la suela de los zapatos a la anterior. Por otro lado, el estilo, más rockero, no encaja para nada con el resto del disco.
“Feel It” - Piano y voz. Nada más es necesario para crear una canción extraordinaria. Incluso el piano es prescindible de puro hipnótica que es la interpretación de Kate. Escuchando temas como este es más fácil comprender la influencia de la cantante en otras figuras posteriores, en especial, en nuestra admirada Tori Amos.
“Oh to Be in Love” - Una de nuestras canciones favoritas del disco en la que, además, aparece el hermano de Kate, Paddy, tocando la mandolina. Los coros de David Paton e Ian Bairnson le dan una réplica perfecta a la cantante en un estribillo jovial de esos que levantan el ánimo de cualquiera.
“L'Amour Looks Something Like You” - Regresamos a las baladas con esta canción que sigue la linea trazada por las de la primera parte del disco. Kate ocupa todo el espacio, no importa los instrumentos que aparezcan para acompañarla. El mérito es enorme por cuanto su voz no es precisamente potente pero la artista se las arregla para utilizarla de modo que esto carezca de importancia.
“Them Heavy People” - Llegamos a otra de las grandes canciones del disco. Una exquisita pieza con toques de humor (esa tuba marcando el ritmo) mientras la artista, con su hermano a los coros, dibuja un estribillo optimista como pocos.
“Room for the Life” - Nos acercamos al final con otro tema de cierto aire “beatle” aunque, bien mirado, hay varios en el disco en los que se aprecia esa influencia que quizá no sea más que un reflejo de una forma muy británica de hacer pop de la que beben ambos artistas.
“The Kick Inside” - Cerrando el disco encontramos otra maravillosa balada de piano con arreglos orquestales que no puede sino maravillarnos y hacernos pensar en lo que sentiría David Gilmour al escuchar aquella vieja cinta con cosas de esta altura creadas por una mujercita de apenas 15 años. Sin duda, una tarde para la historia.
Kate Bush es una de esas artistas que hace honor al calificativo de “inclasificable”. Nadie canta como ella, eso es casi una obviedad pero es que además, compone, escribe sus letras y tiene suficientes inquietudes para estar siempre a la vanguardia sin plegarse a las modas. “The Kick Inside” llegó en un momento en que no parecía encajar por ninguna parte con la música que sonaba entonces y, pese a ello, triunfó. En los ochenta, Kate investigó como el que más en las nuevas tecnologías y fue una de las grandes usuarias de máquinas como el Fairlight cuando no todo el mundo lo conocía. Abandonó muy pronto las giras y en un momento determinado se tomó un largo descanso de más de diez años sin grabar nada nuevo. En suma, una artista libre que ha sabido labrarse una carrera sin interferencias externas manteniendo hoy un estatus casi de culto y haciéndose acreedora de un respeto unánime por parte de los críticos.
Nos despedimos con la segunda versión del videoclip de "Wuthering Heights":
Mike Shooter




En enero de 1978 sale a las ondas británicas una canción realmente peculiar, “Wuthering Heights”, composición que pareciese fundir la melodiosa consecución de los pasajes tradicionalistas orquestados, el minimalismo vocal, las grandes escalas operísticas y el pop delicado en su gama cromática. Con los años este pequeño himno de la música popular más artística quedaría como auténtico sinónimo de su intérprete, además de ser revisado por otras féminas de calado como la reina del rock melódico en los 80, la insustituible Pat Benatar.
Catherine Bush, nombre de pila de la vocalista, ya había debutado en la escena con su proyecto K.T. Bush, una banda en la que se encontraba secundada por su hermano Paddy. En dicha agrupación también militaría el fino bajista Del Palmer, futura pareja sentimental de la diva del art rock. El guitarrista de Pink Floyd David Gilmour sería el responsable de alzarla a las ligas superiores. Tras quedar prendado con su técnica vocal de cuatro octavas, el instrumentista intercede ante el sello EMI para conseguir un contrato a la altura de su apadrinada. Esto sería en verano de 1976, dejando casi año y medio para el despegue definitivo. Y es que si en el primer mes del 78 se comenzaba a pinchar en las estaciones de radio su primer sencillo, en febrero por fin pisaría las aceras el LP The Kick Inside donde el escandaloso pelotazo se contenía.
Su original talento sumado a la capacidad de músicos del reconocimiento de David Paton o Duncan Mackay, otorgaron a su debut una vaporosa pátina de irreal genialidad. Y si su single había copado el primer puesto, la totalidad del álbum llegaría al tercero en el Reino Unido. Tal es el atrevimiento de la apuesta que su discográfica les apremia para no perder el tirón inicial. La respuesta se pondrá sobre el tapete en noviembre de ese mismo año, un fin de la incógnita que responde al título de Lionheart. En esta ocasión no da en la diana con tanta maestría como en su primera partida, bajando tres puestos con relación a The Kick Inside. El elepé, aunque notable, carecía del embrujo de su antecesor; ello no quita para que aportaciones como “Hammer Horror”, “Wow” o “In Search Of Peter Pan” no continúen mostrando a la mejor Bush.
Sergio Guillén



Con apenas 19 años y ya con un buen puñado de canciones compuestas desde que tenía 13, la inglesa Catherine “Kate” Bush se convirtió en la primera mujer en ocupar el primer puesto en las listas inglesas con sus propias canciones. Eso ocurrió con “Wuthering Heights”, primer single extraído de su álbum debut, The Kick Inside, del cual se cumplen 40 años sin que su influencia en incontables cantantes y compositoras alrededor del mundo haya cesado.
El talento de la joven Bush no pasó desapercibido entre varios músicos de renombre que fueron los que la pusieron en el mapa musical de Gran Bretaña. Cuando tenía 16 años David Gilmour, guitarrista de Pink Floyd, recibió de mano de Ricky Hopper, amigo común con la familia Bush, una cinta demo con 50 canciones grabadas por Kate. Muchas de ellas impresionaron a Gilmour quien pagó una grabación profesional para registrar tres de aquellas canciones, con la producción de su amigo Andrew Powell y la ingeniería de Geoff Emerick, de fama con The Beatles. El resultado fue enviado al ejecutivo de EMI Records, Terry Slater, quien de inmediato se interesó en firmarla.
Su juventud, sin embargo, hizo que se demorara la grabación y publicación del disco, algo que ocurría además en un período en el que la música sufría una transición entre la época del rock progresivo a la explosión punk. Kate ya tenía su propia banda, la KT Bush Band, pero fue persuadida para grabar The Kick Inside con músicos de sesión que aportarían sobrada experiencia a sus canciones, logrando un sonido prematuramente maduro.
Producido por Powell (quien además tocó varios instrumentos), el álbum contó un staff de músicos envidiable para cualquier artista que comienza, entre los cuales estaban: Ian Bairnson (guitarra) y Dave Paton (bajo), ambos de Alan Parsons Project y Pilot; Duncan McKay (teclados); Stuart Elliott, baterista original de Steve Harley & Cockney Rebel; Morris Pert, uno de los percusionistas más solicitados en los 70 y 80; y su hermano Paddy Bush en la mandolina, único de su banda original.
Cada una de las 13 canciones que componen el álbum posee su propia identidad, todas enlazadas por la exquisita y personalísima voz aniñada de Kate. “Moving”, conducida por el piano y la voz que se desdobla, abre el disco de manera magistral, quizá recordando algo a Sally Oldfield. Fue lanzada como single unas semanas antes, llegando al primer puesto en Japón y es un tributo a su profesor de danza, Lindsay Kemp. La sigue “Saxophone Song”, con el saxo protagonista de Alan Skidmore.
“The Strange Phenomena” es uno de los temas más pegadizos y atractivos, que bien pudiera haber sido elegido como uno de los singles. “Kite” sorprende por su influencia reggae y ayuda a ampliar la paleta sonora. “The Man With the Child in His Eye”, fue el segundo single, extrañamente con “Moving” en el lado B. Fue una de las composiciones que escogió Gilmour para el famoso demo para EMI, compuesto por Kate a los 13 años.
En enero de 1978 se publicó el primer single, “Wuthering Heights”, hasta la fecha su más grande éxito. La canción fue inspirada por una vieja serie de la BBC inspirada en la obra del mismo nombre escrita por Emily Bronte, que llevó a Kate a leer el libro y de paso descubrir que su autora cumplía años el mismo día que ella (30 de julio).
El lado B del LP lo abre “James and Cold Gun”, la pieza más rockera, en la que destacan el en la que destacan la guitarra de Bairnson y el órgano de McKay. “Feel it” en cambio contrasta por ser un delicado tema de voz y piano. “Oh To be in Love” es una de las piezas con mejores arreglos, con mandolina, sintetizador y coros.
La balada “L’Amour Looks Something Like You” es quizá el tema menos llamativo, al que sigue el excelente “Them Heavy People”, con pinceladas reggae, que fue lanzado como single solo en Japón con el nombre “Rolling the Ball” en 1979, ya con el siguiente disco en puertas.
“Room for the Life” aporta otro ángulo en las composiciones de Bush, con un aire africano en el tramo final. El cierre con el tema homónimo es el momento más melancólico, con sensibles arreglos de cuerda de David Katz y el expresivo piano de Kate.
La vitalidad de estas canciones 40 años después es sorprendente, en especial sabiendo que pertenecen a su etapa adolescente. Sin duda, la precocidad de Kate Bush es algo que deberemos agradecer siempre, aunque ha ocurrido lo contrario en su adultez. Seis de sus diez álbumes fueron publicados antes de sus 30 años, y desde 1989 apenas ha lanzado 4 discos. Sea lo que sea, sigue siendo única.
Juan Carlos Ballesta


Puede que el que nos ocupa no sea ni siquiera el mejor álbum de Kate Bush, un mérito que recae en el fabuloso The hounds of love (1985) y para el que The sensual world (1989) también dispondría de un buen puñado de papeletas. Pero este es un disco de debut como el que encontraremos pocos en la historia popular del siglo XX, y puede que ninguno rubricado por una criatura que a esas alturas de los setenta apenas había superado la mayoría de edad. Los 19 años de la joven Catherine Bush pudieron haber sido incluso menos, puesto que la hermosísima bala The man with the child in his eyes y el muy original art-rock de The saxophone song ya habían pasado por el estudio ¡a mediados de 1975! Y ha circulado entre los fetichistas de las grabaciones no oficiales una colección de maquetas, The Phoenix recordings, que avala cómo Kate disponía de unas 200 canciones originales entre las que escoger estas 13 con las que emprendió camino hacia la estratosfera. Constará siempre en los anales el hecho de que Wuthering heights (¿queda alguien en este planeta que no haya escuchado Wuthering heights?) fue la primera canción escrita e interpretada por una mujer que alcanzó el primer puesto en las listas británicas. Pero no podemos restringir el esplendor de este prodigio a su muy afortunado single de cabecera. Kate había sido descubierta y avalada  a través de un amigo común de las familias  por el guitarrista David Gilmour (Pink Floyd), que financió la primera maqueta y allanó el fichaje por EMI. Y la huella de los Floyd reflexivos de Wish you were here se insinúa en Moving, título inaugural de un trabajo en el que no dejan de suceder cosas: desde esa especie de reggae disfuncional que es Kite al puñetazo rockero de James and the cold gun, el arrebato sentimental de L’amour looks something like you, el estribillo endiabladamente pegadizo para Oh to be in love o la marcada sicalipsis de Feel it, un ejemplo primigenio de esa sensualidad liberadora que se convierte en santo y seña de la de Kent y la aleja de Carole King y demás grandes mujeres autoras de la época. Han pasado 40 años y seguimos detectando trazas de Kate Bush en 6 o 7 de cada 10 nuevas mujeres que se suben por vez primera a un escenario. Así de decisiva ha sido siempre ella.
Fernando Neira


Lista de Temas:
1. Moving (3:01)
2. The Saxophone Song (3:52)
3. Strange Phenomena (2:58)
4. Kite (2:57)
5. The Man With The Child In His Eyes(2:41)
6. Wuthering Heights (4:29)
7. James And The Cold Gun (3:36)
8. Feel It (3:02)
9. Oh To Be In Love (3:18)
10. L'Amour Looks Like Something Like You (2:28)
11. Them Heavy People (3:05)
12. Room For The Life (4:05)
13. The Kick Inside (3:34)

Alineación:
- Kate Bush / lead & backing vocals, piano
With:
- Ian Bairnson / guitars, backing vocals (9)
- Paul Keogh / guitar (2)
- Alan Parker / guitar (2)
- Andrew Powell / keyboards (2), electric piano (3), synth (9), bass & celesta (6), arranger & producer
- Duncan Mackay / electric piano (1,10), synth (3), organ (4,6,7), clavinet (4)
- Paddy Bush / harmonica, mandolin (9), backing vocals (11)
- Alan Skidmore / saxophone (2)
- David Paton / bass, acoustic (6) & electric (9) guitars, backing vocals (9)
- Bruce Lynch / bass (2)
- Stuart Elliot / drums, percussion (9,12)
- Barry de Souza / drums (2)
- Morris Pert / percussion (3,4,6,12)
- Orchestra (5,13) - uncredited
- David Katz / orchestra contractor







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Jorge Alemán afirma en esta nota (tan actual aunque haya sido escrita hace siglos: el 5 de octubre de 2023) que la pesadilla del avance de la ultraderecha argentina, experta en crueles humillaciones, comenzó hace tiempo y parece que las razones argumentadas que se presentan no alcanzan para despertar de este mundo distópico. Por Jorge Alemán "La historia es una pesadilla de la que estamos intentando  despertar". James Joyce Además del lógico temor frente a que las ultraderechas se queden con el gobierno, estamos asistiendo a uno de los espectáculos más humillantes de la historia argentina. La pesadilla ha comenzado hace tiempo y no parece que las razones argumentadas que se presentan sirvan para despertar de este mundo distópico.   Un clan experto en humillaciones crueles, con matices delirantes que apuntan con una ametralladora de estupideces que son pronunciadas con fruición y goce, se presenta para ocupar las más altas responsabilidades de la Nación. Es el punto

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El pueblo armado con pañuelos blancos aplastó el intento de impunidad . Alrededor de medio millón de personas se manifestaron en la Plaza de Mayo para rechazar categóricamente el 2x1 de la Corte a los genocidas. No fue la única, hubo al menos veinte plazas más en todo el país, todas repletas, además de manifestaciones en el exterior. Una multitud con pañuelos blancos en la cabeza pudo más que todo el mecanismo político-judicial-eclesiastico-mediático, forzando al Congreso a votar una ley para excluir la aplicación del "2x1" en las causas de lesa humanidad. Tocaron una fibra muy profunda en la historia Argentina, que traspasa generaciones. No queremos genocidas en la calle: es tan simple como eso. Tenemos que tolerar las prisiones domiciliarias a genocidas, que se mueran sin ser condenados o que sean excarcelados gracias a los jueces blancos. Cuesta muchísimo armar las causas, años. Muchos están prófugos, muchos no pudieron condenarse por falta de pruebas y otros porque tard

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Big Tech, el dominio de la economía del siglo XXI: Las plataformas pueden sancionar personas o beneficiarlas, ayudar a ganar elecciones a quien les simpatice o pague por sus servicios. La idea hoy es reducir a cero la incertidumbre. Para estas corporaciones de la sociedad de la información, los consumidores ya no representan ningún misterio. Ellas saben qué sienten, qué necesitan, qué les gusta, qué no les gusta, cómo distribuyen su tiempo, cuáles son sus deseos, sus paranoias, sus excesos y cuáles sus debilidades, etc. Estas corporaciones tienen la posibilidad de desarrollar una especie de mapa cognitivo, afectivo, fisiológico e intelectual de todos y cada uno de sus consumidores reales y potenciales. Entonces, el desafío ya no consiste tanto en producir algo sino que el consumidor sea parte, esté dentro de la empresa, y para ello se necesita de información. La tecnología puede ser un sirviente provechoso o un amo peligroso. Big Tech, el dominio de la economía del sigl

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.