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Tool - Fear Inoculum (2019)

Lo presentamos como sorpresa incluso antes de que salga a la calle, gracias a los incomparables aportes del Mago Alberto. Recién salido, ya adelantamos un poco lo que se notaba, Tool aportaba un nuevo / viejo estilo, con los mismos elementos de siempre pero dispuestos de otra manera, lo que generó primero la incógnita, luego la patada en el culo y el desgarro de ropajes de sus seguidores más incondicionales, acérrimos y fanáticos. Pero con un resultado completamente diferentes para aquellos que lo escucharon con las mentes abiertas. En el momento de publicar el disco hablamos aquí de disrrupción. ¿Ocaso? ¿Renacimiento?. En todo caso más bien de alternativa y desafío. Oprobio y quizás nueva gloria. Quizás... Y ahora, más escuchado y con más idea de todo lo que se mueve aquí adentro, le damos una revisión a este disco, que no es ninguna continuación de "Lateralus" (que era lo que todos los fans esperaban). Todo ello igual a lo nuevo de Tool.

Artista: Tool
Álbum: Fear Inoculum
Año: 2019
Género: Heavy prog
Nacionalidad: EEUU


Y como buen punto de partida para esta entrada, viene perfecto el comentario que nos entregara Mario Quesada en el Face del blog cabezón.
Siguen siendo grandiosos, únicos y especiales. Para mí valió la pena esperar 13 años para que aparecieran estos nuevos 80 minutos de verdadera música, cargada de la madurez, virtuosismo y calidad que caracterizan a TOOL, que a mi común, humilde y ordinario criterio, produjeron un trabajo musical PERFECTO Y A LA ALTURA. Totalmente satisfecho con su nueva entrega.
Mario Lizano Quesada - Cabezón opinando sobre este disco

Trece años después, la espera terminó. "Fear Inoculum" es el quinto disco largo de Tool, luego de  años en el que, durante numerosas ocasiones, ha habido rumores de su regreso. Casi 5000 días de silencio, con numerosas noticias de "este año sí" que acabaron por hacerse realidad a principios de 2019. En ese momento, el grupo confirmaba que ese año sí tocaba disco nuevo y, para despejar dudas, ponía la fecha de salida del disco el 13 de agosto. Más adelante se retrasaría unos días la fecha oficial.  Tool saca el 30 de agosto su quinto y tan esperado trabajo de estudio, con una gráfica que ha sido diseñada por el guitarrista Adam Jones.

Convengamos, este es un gran disco, maravillos y creado por músicos excelentes. Pero de ahí a idealizar tanto la banda como para esperar el Santo Grial hecho sonidos, hay un trecho muy grande. Y hablando de eso, tengo que decir que "Fear Inoculum" tiene un defecto muy grande, y ese defecto no tiene que ver en sí con el disco, ni hasta con los músicos, sino con la carga, ansias, impaciencia, nerviosismo, zozobra, ilusión, idealización, neurastenia, fantasía, fantasmagoría y expectativa que le han puesto los propios fanáticos de Tool, alimentados también por lo críptico de la banda y por la demora en que salga el LP.
Creo que el disco en sí es un excelente trabajo, de lo mejor de un 2019 lleno de buena música y excelentes LPs, donde hay reminiscencias tanto de King Crimson, Meshuggah, The Flaming Lips,  música del mundo, cosas que están sacadas de la afiebrada imaginería de estos lunáticos de los ritmos y llevadas al mundo del rock. Y quizás sea cierto que le falta alguna sorpresa o alguna explosión creativa (y emotiva) para cerrarlo como un disco de alturas inconmensurables como fuera "Lateralus". Pero tiene búsquedas, musicalidad, emociones, vuelo, delirio (controlado), buen gusto y grandes ideas. Todo concentrado, y donde cualquiera al que le haya gustado los discos anteriores que lo escuche con la mente abierta, seguramente le dará la aprobación, porque esto apunta bien alto y le pega en la cabeza al cóndor en el aire.


Tool y Fear Inoculum: las cosas van más lento
Algo parecido a una condena termina para la fanaticada de Tool. Después de 13 años humo blanco y disco nuevo. A pesar de los esfuerzos de la banda fundada en Los Angeles en 1990 para mantener un hálito de misterio en torno a su trabajo incluyendo años de entrevistas crípticas (truco calcado a los maestros de Killing Joke), más el buen gusto de no figurar en sus portadas, existe suficiente información para comprender las razones de la demora. Tool, con su música más densa que pesada, es una banda fracturada con dos bandos en proporción tres a uno que se recompone en este álbum.
Otra de las grandes sorpresotas que nos trae siempre el Mago Alberto, ahora para sacarse el sombrero. Publicado en bruto, sin siquiera haber escuchado más que uno de sus temas, les pasamos la data, ya está en la calle, y lo presentamos, al menos someramente, en el blog cabezón.
La crónica es así. Lanzado 10.000 days en 2006 sobrevino una gira recargada de fechas. Tan exigente que el cantante Maynard James Keenan no dio muchas esperanzas sobre el futuro insinuando una inevitable separación, repartido además en otros proyectos musicales y actividades de viñatero bastante más comprometidas que prestar el nombre a una etiqueta como hacen otras estrellas. La contraparte de Adam Jones (guitarra), Justin Chancellor (bajo) y Danny Carey (batería) comenzó a trabajar siguiendo la fórmula habitual: música por cuenta de ellos + el vocalista con letras y melodías. Ese preámbulo de Fear Inoculum se remonta fines de la década pasada. Por años los músicos trabajaron piezas sin completar mientras los reportes del cantante acusaban escasa forma en el material recibido.
En declaraciones al podcast de Joe Rogan a fines de julio, Keenan reveló además que la lentitud del proceso de este quinto álbum respondía también a conflictos internos, egos friccionados en una banda plenamente consciente de su espacio singular en la historia del rock en los últimos 30 años, semejantes a una deidad exótica de varias extremidades capaz de acariciar distintas vetas sin clasificar en ninguna, y gozar de una reputación similar a la de Radiohead. “Cuando tienes éxito”, comentó Keenan en el podcast, “crees que tienes razón en todo y estás bastante seguro como individuo”.
Las primeras escuchas de Fear Inoculum sintonizan con esas tempranas impresiones del vocalista. El single homónimo de adelanto introduce el recetario de la mayoría de las canciones: desarrollo pausado, un asunto gradual, algo que va creciendo inexorablemente y que de cierta manera recuerda la manera en que The Cure construyó canciones como “Push” y “Fascination street”, donde la voz se integra pasados los dos minutos de trama instrumental con bajo y guitarra hilando por separado.
Las advertencias de paciencia del cantante con las nuevas canciones cobran sentido y la recompensa no defrauda. Fear Inocolum refleja a una banda aún sólida que sin escapar de su estricto y singular lenguaje mejora su expresión, explora matices y experimenta otras emociones. También es cierto que de toda esa paleta anímica la angustia se ha ido y deja un vacío.
No se requiere un curso como insinúa uno que otro youtuber para comprender la complejidad de Tool, y así descifrar a Fear Inoculum como el retrato de músicos más viejos y experimentados. Con la excepción de Chancellor, de 47 años, el resto son cincuentones (Carey con 58) a punto de cumplir tres décadas de actividad profesional. Lo perdido en agresividad e inmediatez propio de energías juveniles irrecuperables, lo reemplazan en emotividad donde es clave la voz de Maynard James Keenan. Ofrece menos cabriolas y temperamento explosivo pero aflora una feminidad potenciada en paisajes musicales de creciente melancolía y liturgia, relatos que germinan sin distorsión, intros de suaves acordes siempre en secuencias matemáticas embarcados en lentos giros mientras los restantes instrumentos se suman también de manera sigilosa como ocurre en “Invincible”, una pieza maestra de metal progresivo, un relato sobre guerreros interpretado como una crónica sobre la situación al interior del grupo. Las piezas son literalmente progresivas en su construcción, se cocinan lento, avanzan, se repliegan en puentes, vuelven a la carga. Seis de siete cortes se extienden por más de 10 minutos, hasta 15 como ocurre en “7empest”.
La producción de Joe Barresi, que trabajó con Tool en 10.000 days y con un largo historial involucrado en las bandas más inventivas del rock duro de EE.UU. desde los 90 como Kyuss, Melvins y Queens of the Stone age, ha dado un extraordinario giro junto a estos músicos. Transitó de una sonoridad sombría y cruda característica en su trabajo, a un brillo que resalta una absoluta democracia en la mezcla para cada integrante con un espacio asegurado. Todos brillan.
A estas alturas de su trayectoria, Tool avanza en la medida que cita su propia historia y así Fear Inoculum contiene elementos de cada uno de sus álbumes, como indaga en algunos aspectos con excelentes resultados. En “Pneuma” por ejemplo —“somos el espíritu que abunda en esta carne”, canta Maynard—, con un arranque tradicional seguido de un puente del bajo con prístinas notas, encajan un giro electrónico adosado con naturalidad. “Descending” resulta sublime con resonancias del neo progresivo de los 80 sazonado de space rock y un majestuoso solo como broche (“Chewy tiene su solo de dos notas”, apuntó en su propia reseña del álbum Maynard James Keenan aludiendo a Adam Jones), para una pieza de varios movimientos concatenados. “Chocolate chip trip” es una versión moderna de las composiciones de King Crimson con protagonismo en la percusión, como en “7empest” Tool devuelve los halagos de Meshuggah y nuevamente King Crimson.
Con una dinámica distinta persiste siempre esa cadencia sincopada, la elasticidad en riffs de cifras extrañas, esos ritmos de resonancias folclóricas y desérticas que nacen del trabajo extraordinario de Danny Carey —”la batería es la pieza central de este álbum” afirmó Keenan en sus notas del disco—, uno de los indiscutidos virtuosos y creativos del instrumento desde el surgimiento de Tool. En esos mismos apuntes el vocalista se refiere a “7empest”, la última canción, como “el canto del cisne”, la figura sugerente de un final. Hay algo de eso en Fear Inocolum. Es un círculo que se cierra y a la vez una historia que insiste en expandirse en una órbita solitaria.
Marcelo Contreras

Y para poder hablar correctamente de este disco y englobarlo en la situación concreta de lo que representa, no hay que olvidar tomar en cuenta el lugar preponderante que tiene Tool no solo en lo que es la música alternativa sino también el ámbitos más formales, como el educativo, donde varios escuelas de música utilizan sus canciones junto con otras de autores clásicos, tal como hemos visto que sucede con bandas de rock complejas y consagradas como Gentle Giant, Yes o tantos otros, algunos de los cuales ofrecían performances que hemos mostrado en nuestra sección de videos. Y aquí podrán apreciar asombrosos covers interpretados por estudiantes que se sacan chispas interpretando a una banda que se ha metido en la cultura populara fuerza de talento, imaginación y calidad compositiva.





Este espacio queda abierto para quien escuche el disco y quiera hacer un comentario... soy todo oídos. Ahora sí, les dejo algo de este disco que volvemos a presentar...





Como dato histórico, el grupo empezó a grabar en marzo de 2018 con el productor Joe Barresi, con el que ya habían colaborado en "10,000 Days", en unas sesiones que duraron al menos hasta septiembre. En enero de 2019, Keenan anunció que ya estaba todo grabado y que estaban en las fases de mezclas.

Tras anunciar el título del disco, el propio Keenan dejaba claro en julio de 2019 que se "había quitado un peso de encima", poco antes de que el grupo presentase la portada y confesase que la duración de Fear Inoculum se iría hasta los 85 minutos en sólo siete canciones.
A menudo pienso en lo tremendamente injusta y hasta cruel que es la labor de un crítico musical. En apenas un par de escuchas se supone que debemos juzgar y valorar un trabajo que ha tardado meses, cuando no años, en ser creado, pulido y presentado tal y cómo el artista tenía en mente. Eso en el mejor de los casos, siempre que no nos veamos forzados a realizar un único y atropellado acercamiento por exigencias de las discográficas en las malditas listening sessions. Si además se trata de una obra que ha esperado su momento durante más de una década y sus autores son uno de los grandes iconos de su género como es el caso de Tool, obvia decir que la tarea ya de por sí impone. Por suerte, aquí he tenido el tiempo suficiente para saborearla, aunque seguramente no el necesario.
Porque de entrada esa pesada losa de 13 años que separan 10,000 Days de Fear Inoculum se presenta como un escollo casi insalvable a la hora de evaluarlo en su justa medida. Por méritos propios, este quinto disco de Tool se había convertido en su particular Chinese Democracy. La diferencia es que si aquella locura perpetrada por Axl Rose estaba abocada al fracaso desde antes de nacer, en el caso que nos ocupa era de esperar un resultado más acorde a los standards de calidad que los californianos siempre han acostumbrado.
Lo más fascinante, y diría que hasta milagroso, ha sido ver como la banda ha sabido manejar los tiempos a su antojo, manteniendo a lo largo de todos estos años el secretismo absoluto sobre lo que estaban cocinando en el estudio. En una época en la que las bandas nos muestran hasta dónde hacen sus necesidades mientras graban, Maynard James Keenan y sus chicos han controlado toda la información hasta este último mes de agosto en el que han ido filtrando los detalles de lanzamiento. Desde la aparición de su catálogo al completo en las plataformas de streaming hasta la cuidada (y excesivamente cara) presentación del packaging del álbum, prácticamente no ha habido un solo día en el que Tool no hayan sido noticia en estas últimas semanas para desgracia de sus haters. Pero en cuanto a lo que podríamos encontrarnos musicalmente, seguía siendo una incógnita.
Y ahí viene la primera sorpresa nada más abrir la lata; que por mucho tiempo que haya transcurrido, Tool siguen sonando a Tool, aunque esto suene a una obviedad como un templo. La propia ‘Fear Inoculum’ ya nos adelantaba sus intenciones a modo de extensa carta de presentación. Ir reencontrándote poco a poco con ese feeling tan único que muchos han intentado imitar sin éxito durante tres décadas y que sólo ellos son capaces de recrear… es poco menos como sentir que has vuelto a casa.
Pero aunque todo resulte agradablemente familiar, Fear Inocolum es capaz de marcar distancia respecto a sus hermanos mayores. Estamos ante el trabajo más progresivo de su carrera (que ya es decir), donde cada una de las canciones se van construyendo a paso lento, sin prisas por hacerte llegar a un destino en concreto. Porque aquí el destino es el viaje en sí mismo. Un trayecto en el que esta vez Maynard no ejerce de guía, o al menos su protagonismo queda más en la sombra, adquiriendo más el papel de narrador con un registro vocal que en muchos instantes se asemeja al que utiliza en A Perfect Circle. Menos poderoso, pero más cálido y humano.
La tarea de cogernos de la mano y llevarnos por su universo recae en la parte instrumental, con un Danny Carey estratosférico tras los parches siempre bien escudado por Justin Chancellor y Adam Jones tomando el mando. Suyos son muchos de los momentos más sobrecogedores y emocionantes del álbum, como la segunda mitad de ‘Pneuma’, cuyo desarrollo es para enmarcar y colgarlo en un museo, o el brutal slide que se marca en ‘Descending’ con un tono de guitarra que sólo podría pertenecer al planeta Tool.
Claro que no todo siempre ha sido perfecto en sus álbumes y Fear Inoculum también tiene sus propios pecados. ‘Culling Voices’ es un corte que arranca bien pero justo cuando llega el momento de explotar su resolución se torna un tanto simple. Junto al experimento percusivo de ‘Chocolate Chip Trip’, son los momentos menos interesantes del disco. Menos mal que para acabar llega ‘7empest’ para hacer honor a su título. Como si todo lo anterior hubiese sido una antesala para la tormenta perfecta, Tool ponen la maquinaria a funcionar gracias a un riff diabólico a cargo de Jones y un Keenan, ahora sí, en modo Dios. Un cuarto de hora final épico que nos retrotrae a los Tool más noventeros y que muchos ya se atreven a colocarlo como uno de los mejores momentos de toda su carrera.
Personalmente aún no diría tanto, pues como suele ocurrir se necesita de tiempo para valorar y situar en el ranking una obra tan compleja como ésta. Lo que sí es seguro es que los más fanáticos vamos a disfrutar como enanos durante las próximas semanas descifrando cada uno de los secretos que guarda Fear Inoculum. Bienvenidos de nuevo a la espiral.
Gonzalo Puebla

Aquí dejo algunas impresiones de terceros, que han escrito algo sobre este trabajo. que para eso están, no?
No esperábamos para nada estar en pleno domingo con un nuevo disco de Tool en nuestros reproductores. Es hasta difícil de creer. Pero aquí estamos, pudiendo escuchar Fear Inoculum unos 5 días antes de su lanzamiento oficial, y no podemos evitar compartir nuestras primeras impresiones del esperadísimo nuevo trabajo, que llega 13 años después de 10,000 Days. Esta es nuestra primera toma de contacto, que no hará sino evolucionar conforme le damos más escuchas al disco.
Fear Inoculum
Tool suelen empezar los discos con un pelotazo, aunque esta ya la conocíamos. Quizá por eso es una buena elección, un tema que ya convence para mantener el hype. Desde que salió me ha ido convenciendo más y más.
Pneuma
Más tradicionalmente Tool, como si no hubieran pasado más de 10 años desde su último disco. O que estemos a casi 20 años del Lateralus. Pasa el corte de primeras, veremos a la escucha 16.
Invincible
Una de las que tocaron el directo, que todos los que tuvieron la suerte de presenciarla dijeron que mojaron un poco la ropa interior al escucharla. Yo un poco también, no os lo voy a negar. Qué flow más irresistible. Soberano temazo.
Descending
Otra de las que han tocado en directo. Con esta ya confirman el tono que buscan para este disco. Más melódico, menos en tu cara, mismos Tool progresando a fuego lento la canción hasta un clímax vigorizante. Están todos a un nivel altísimo aquí y el tema es muy gustoso de primeras, con muchos detalles guays que molará desmenuzar con las escuchas.
Culling Voices
A estas alturas ya todo parece más lo adecuado para un disco de Tool. Las estridencias están muy limitadas, la voz de Maynard nunca había sonado tanto a una mantita calentita que te arropa, y esta es lo más cercano que han estado a una balada. Tool juegan muy bien contra lo esperado sin renunciar a lo que los ha convertido en una de las bandas más influyentes de los últimos 30 años. El final, apoteósico.
Chocolate Chip Trip
La movidita experimental de 4 minutos, por supuesto. Mucho han tardado en meterla. Al menos tenemos solaco de batería.
7empest
Primero, cambiar letras por números. En 2019. LMQOP, Tool. Menos mal que el tema es gloria bendita. No veo una locura que apunte a ser top 10 de las canciones del grupo. O top 5. O yo que sé, pero menudo temazo catedralicio. Necesito ponermerla otra vez YA.
Algunas conclusiones rápidas:
-Quizá sea la emoción, pero se me ha hecho muy ligero para lo largo que en realidad es (casi una hora y veinte). Ayuda la sensación de poco relleno (aun queda para que salga la versión con más interludios) y lo bien que saben mantener el momentum.
-Como ya se apreciaba de ‘Fear Inoculum’, la cosas sigue sonando a Tool, pero han encontrado nuevos lugares que explorar con la fórmula y ayuda a sentirse fresco. Casi ni parece que lleven más de una década sin sacar nada.
-De primeras, ya se siente mejor que 10,000 Days, un disco notable pero con más problemas de ritmo interno. Mucho potencial en varias canciones ya apuntan a estar entre sus quince mejores composiciones (o al menos estar en la conversación). Los highlights: ‘Invincible’ y ‘7empest’.
Blackgallego

Esta crítica no es más que una foto. Una precipitada instantánea de la expresión boba que queda en la cara después de escuchar el artefacto con el que llevas fantaseando más de una década. En todo este tiempo no sólo tuvimos tiempo de fantasear, también odiamos este disco, lo maldijimos, lo ridiculizamos y hasta no olvidamos de él. Luego tomó nombre, cambió de «el puñetero nuevo disco de Tool» a «Fear Inoculum«, y empezamos a darnos cuenta de que, además de ser una realidad, llegaba lo más difícil, enfrentarnos o abandonarnos a él.
Como niños en el asiento de atrás nos preguntamos ¿Hemos llegado ya? Y aquí estamos, realizando por fin el viaje con Tool al volante. Un viaje de siete piezas en una hora y veinte minutos, que se convertirán en una nueva aventura en cada escucha. Dudas entre si reconforta o molesta el que la banda conduzca por sendas que pareces haber recorrido antes, pero ojiplático entiendes que se trata de un viaje demasiado atractivo como para no volver a recorrer. Y esta es la foto de hoy, un disparo tembloroso que sin embargo ya permite resolver algunas incógnitas:
El inicio con la pieza que titula el disco, Fear Inoculum, cobra sentido como comienzo del todo. Pneuma podría ser la más equilibrada del disco, es la que más hondo llega en primeras escuchas pese a mantener los patrones intrincados y las largas estructuras, rasgos innegociables que encontraremos en todo el recorrido del disco. Como si fueran gemelas, separadas por el sonido de las olas del mar, las bien conocidas en directo Invincible y Descending suben como la espuma en el eje central del álbum; la producción no es especialmente gloriosa, pero en este caso es un elemento vital que cumple sobradamente. Culling Voices es la más breve, sin bajar de los diez minutos presenta la curva más marcada de todo el trabajo; con una mitad sutil, casi silenciosa, y un tramo final prominente. Chocolate Chip Trip es la trampa, una diversión rítmica que podría tomarse por solo de batería excelsamente adornado, y soberbio por otro lado.
Y es maravilloso que Maynard por fin aparezca cuando llega 7empest, la prometida gran pieza del puzzle, con más de quince minutos, y en la que se podría esperar que el cantante pudiera volver a pasar de puntillas. La gran creación del disco, esa a la que podemos apuntar con una sonrisa en la cara cuando se tache a Tool de excesivamente precisos y cerebrales. Cuando parecía que apenas había hueco para la víscera, aparece un tema en el que podemos ver rasgos de los Tool del Undertow (1993), cerrando el puño y golpeando a base de riff, con Maynard rompiendo su voz y rescantando registros olvidados entre una amalgama de reconfortante exuberancia sonora. La guitarra de Adam Jones despliega toda su versatilidad, a Chancellor se le vuelve a escuchar retumbar desde bajo el agua, y Danny Carey permanece en el estado glorioso que demuestra en todo el álbum.
Pese a ser un trabajo extenso, es difícil saber dónde meter tijera. Podemos decir que, pese a no tener picos (hits) pronunciados, en general se percibe como un conjunto mucho más sólido que el anterior trabajo del cuarteto. Por contra, y teniendo en cuenta el modo enfermizo en que se compuso este disco, es entendible que se pueda afirmar sin tapujos que se trata del trabajo más gris de Maynard en toda la discografía de la banda.
Pero todas estas palabras no hacen justicia. Apenas unas escuchas del disco no pueden resolver las preguntas que nos hicimos durante años. Pero hoy tocaba dejar de este modo mi foto de este preciso momento. Apresurada, descuadrada, desenfocada, y mal revelada. La foto de una travesía que todavía se percibe oscura, aunque con brillantes relámpagos detrás de la bruma. Con más escuchas las nubes grises de este viaje se disiparán, y estoy seguro que cuando el tiempo condense toda la niebla en la ventanilla, estaré listo para que Fear Inoculum me cale hasta los huesos.
Rafa Diablo

Bueno, ya son bastantes palabras, demasiadas cuando hay tanta música para escuchar. Ahora, el comentario que vale es el que tendrán que hacer ustedes mismos.


Lista de Temas:
01. Fear Inoculum
02. Pneuma
03. Litanie contre la Peur
04. Invincible
05. Legion Inoculant
06. Descending
07. Culling Voices
08. Chocolate Chip Trip
09. 7empest
10. Mockingbeat

Alineación:
- Maynard James Keenan / lead vocals
- Adam Jones / guitar, sitar
- Justin Chancellor / bass
- Danny Carey / drums, percussion







Comentarios

  1. Me encanta su onda es demasiado autentica, escúchenla https://open.spotify.com/album/0DbeeZkoORKYS8snvd60Yx?si=fqjxq3SzSROnKebh-wZywQ

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  2. En una palabra: ¡Decepcionante!
    ¿¡13 años de espera para esto!?
    Temas largos donde no pasa nada; y cuando pasa, no es nada del otro mundo ni algo que ya no hayamos escuchado; una banda que suena sin ganas... y llega el tema final, donde la cosa mejora un poquito pero... no alcanza para volverse loco tampoco.
    Espero que dentro de 50 años cuando salga el sucesor le pongan un poquito más de actitud.

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