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Mike Oldfield - Hergest Ridge (1974)

#Músicaparaelencierro.Gracias a Horacio Manrique empezamos la semana con Mike Oldfield, y largamos con un disco que expresa el momento personal del artista donde busca la tranquilidad de melodìas pastorales y que brinda una profunda sensación de dulzura, lanzando un mundo de sensaciones desde su planeta privado en una de los momentos cumbre de su carrera. Y no será lo último que aparezca en estos días del señor Oldfield, gracias a Horacio Manrique y a las reseñas del Mago Alberto.

Artista: Mike Oldfield
Álbum: Hergest Ridge
Año: 1974
Género: Progresivo Crossover / Progresivo Sinfónico
Nacionalidad: Inglaterra

Un disco muy dulce y sentimental, que evoca tranquilidad, como si estuvieras paseando por el campo, verdes praderas, arboles, lluvia... Yo recomiendo este disco no solo para los jóvenes cabezones que estén descubriendo a Mike, sino para todos los que les guste relajarse porque este disco en verdad relaja. Un disco de esos que de vez en cuando lo ponès porque tenés muchas ganas de escucharlo y que penetre en tu interior y en tu alma, casi casi una obra maestra.
Sobre este disco, dice Wikipedia:

Hergest Ridge es el segundo álbum en solitario del músico británico Mike Oldfield. Lanzado en el mercado británico en agosto de 1974, alcanzó directamente el número 1 en ventas en el Reino Unido. De estructura similar a su predecesor (dos piezas instrumentales de larga duración) y donde nuevamente Oldfield toca casi todos los instrumentos que pueden oírse. Algunos la consideran como un antecesor de lo que se conocerá como música New Age, algo que siempre ha horrorizado al músico británico. Coproducido por Tom Newman, el que será uno de los más estrechos colaboradores de Oldfield a lo largo de su carrera. La relación entre Tubular Bells y Hergest Ridge, en palabras de Mike, es la que existe entre la ciudad y el campo; y eso es algo que se traduce a su música. La primera es eléctrica y más rokera; mientras que Hergest Ridge es más lírica y dulce. El título del álbum hace referencia a una colina cercana a la casa/estudio de Mike en Herefordshire, donde se grabó el álbum En 2010, Universal reeditó "Hergest Ridge" incluyendo el lado B del single "In Dulci Jubilo (For Maureen)", compuesto por Robert Lucas de Pearsall y publicado en febrero de 1975, y el single promocional "Spanish Tune", previamente inédito, como bonus tracks.
Wikipedia

Pero más important es lo que dice el Mago Alberto:

Para completar otra de las tantas trilogías musicales nos encontramos con Hergest Ridge, otra obra de Mike Oldfield cuando despegaba en los 70s con este tipo de producciones, disco de solo dos tracks y donde desplegaba todo su arsenal instrumental y su potencial creativo.
Un disco que maneja el mismo concepto musical de Tubular y Ommadawn, hay incluso al comienzo de la primera parte algunos fraseos muy similares a Ommadawn como si fuera una especie de continuación de aquel disco, pero con variantes en cuanto a la complejidad de algunos pasajes como en el track 2, donde el muchacho se embarca en un pasaje sonoro menos estructurado y de alguna manera la rockea a su estilo, una obra que no maneja grises, te gusta o no, esa es básicamente una sintesis de Hergest Ridge.
Como regalito a los cabezones/as les dejo en el mismo link la versión orquestal como para que desmenuzen la obra a su antojo.
Y habrá más de Mike Oldfield asi que los amantes del género estaran a sus anchas.
Mago Alberto


Y mucho se ha escrito, y muy bien, sobre esta obra, así que me remitiré a copiar algunos de los textos que encontramos aquì y allá... Pero mientras vos dejando comentarios tambièn dejo algunos videos relacionados y muy interesantes...


Como ya se mencionó antes, OLDFIELD jamás imaginó el éxito tan grande que obtendría con "Tubular Bells" y, abrumado por el brillo de los reflectores, se retiró a una granja en las afueras de Londres, un lugar en las colinas llamado Hergest Ridge, para trabajar en su siguiente composición.
"Hergest Ridge" resultó ser otra obra instrumental de proporciones épicas, bastante similar en estructura e instrumentación a "Tubular Bells", con un carácter igualmente sinfónico pero más pastoral que su antecesora. Aquí, Mike de nuevo emplea instrumentos como glockenspiel; campanas, gongs, tímpanos y cascanueces; órganos Farfisa, Lowery y Gemini; oboes, y una enorme variedad de mandolinas y guitarras acústicas y eléctricas para tejer un impresionante tapete sonoro que alcanza su clímax hacia la mitad de la segunda parte, en un pasaje conocido como la "tormenta eléctrica", donde Mike empleó cosa de 90 guitarras para lograr uno de los momentos más extraordinarios de toda su carrera.
Existen dos versiones de "Hergest Ridge", la original, que solamente existe en los primeros LPs que salieron al mercado, y una versión remezclada, preparada originalmente para el recopilatorio "Boxed" (1976) y que a petición expresa del mismo OLDFIELD es la versión que se ha usado para todas las ediciones y reediciones en CD a partir de entonces. Ninguna edición oficial en CD contiene la versión original, y por increíble que parezca, esa versión es la más apreciada por los fans de Mike, y mucho se ha dicho en las listas de discusión de OLDFIELD sobre todo el brillo que la versión "oficial" perdió en la remezcla… Yo también prefiero la versión original pero, honestamente, hay que ser muy quisquillosos para ponerse a comparar entre ambas versiones y detectar todos los cambios (hay varios, sobre todo en la Parte 1, y muchos menos en la Parte 2), y al final, el resultado es casi igual.
Además de Mike, muchos otros músicos participaron en "Hergest Ridge", particularmente en las partes vocales (a cargo de Clodagh SIMMONDS y Sally OLDFIELD), los oboes (June WHITING y Lindsay COOPER, esta última colaboradora de Frank ZAPPA) y Ted HOBART (trompeta). David BEDFORD también tuvo su contribución, dirigiendo el coro y a un ensamble de cuerdas.
"Hergest Ridge" es una pieza muy hermosa, que reafirma y madura las habilidades de OLDFIELD como compositor. Desafortunadamente, el éxito de "Tubular Bells" opacó la belleza serena y pastoral de este álbum, pero hoy en día resiste mucho mejor la prueba del tiempo que todo lo que ha escrito Mike en los últimos 10 años.
Martín Hernández


Enclavado temporalmente entre dos de los discos más admirados de Mike Oldfield ("Tubular bells" y "Ommadawn", "Hergest Ridge" es generalmente menospreciado en su abultada discografía por aquellos que no se paran a escuchar sosegadamente este trabajo publicado por Virgin Records en 1974. Si lo hicieran descubrirían un mundo de sensaciones, un planeta privado (reflejado en la portada) al que Oldfield huyó agobiado y asustado por el éxito sin precedentes de "Tubular bells", y en el que reflejó su doliente interior merced a un talento desbordante secundado por su momento, posiblemente, de mayor inspiración y fuerza expresiva. La tranquilidad de su retiro espiritual, una casa llamada The Beacon situada en una colina de Heredfordshire, cerca de Gales y de la colina Hergest Ridge, junto a las músicas que estaba escuchando en ese momento, obras corales y de compositores como Delius, fueron vitales para crear una música de gran lirismo y auténtico verdor que, en plena crisis del petróleo -con una mala calidad de sonido por el mediocre material utilizado- logró desbancar a "Tubular bells" del número 1 en el Reino Unido.
Víctima a partes iguales de un pánico social extremo y de las exigencias urgentes de Richard Branson (fundador de Virgin y eficaz olisqueador del negocio fácil) para que preparara pronto una segunda parte del exitoso "Tubular bells", el joven Mike Oldfield (apenas 20 años en esa época) no sólo acabo concediéndole ese lógico capricho sino que de su cabeza surgió una nueva obra maestra que, por obra y gracia de la recepción de loas y genuflexiones de su antecesor, iba a ser atacada sin piedad por parte de la crítica especializada, ávida de inofensivas víctimas a las que desencumbrar. Desde luego, Oldfield no contribuía en absoluto a mejorar la situación, por ejemplo Steve Lake, de Melody Maker, habló de él como "el artista más introvertido con el que me he encontrado". El público, sin embargo, se rindió a "Hergest Ridge", el éxito de este trabajo es interior, está dentro de cada comprador, y madura con el tiempo, cuando te das cuenta de que, aún aparcando otros discos de mayor renombre o actualidad, siempre acabas volviendo al 'planeta Oldfield' de 1974. Una maqueta construida en un mes fue depurada por Oldfield y Tom Newman (co-productores) para su grabación en The Manor. La cara A, y todo el álbum en general, presenta pocas melodías, con menos y más depuradas transiciones que su ópera prima, gran importancia de los vientos (flauta, oboe, trompeta) y apariciones rubicundas de las guitarras en un entorno campestre, idílico. A destacar el poderoso bajo que sirve de entrada a la espectacular melodía final, la más difundida del trabajo por medio de extractos en varios recopilatorios. La cara B presenta una estructura parecida a la misma segunda cara de "Tubular bells", con un comienzo tranquilo "cuyo sonido para mí es como alguien hablando (...), una voz amistosa y confortable que me dice ‘estoy seguro, estoy cómodo, nada puede herirme, no voy a tener un ataque de pánico, no voy a perderme en el monstruoso mundo donde habitan mis pesadillas'", y un momento espectacular en su dureza, una furiosa tormenta eléctrica (conocida como 'The martian song') de fuerza descomunal, inspirada en el rock que Mke alternaba con Delius o Sibelius. El contraste, para terminar, es otro pasaje calmado que retoma una melodía anterior. El resultado es maravilloso, la sinceridad y el encanto natural de "Hergest Ridge", su combinación de influencias e instrumentación, fueron suficientes para que -aun careciendo de un single potente- la audiencia siguiera identificándose con este joven de Reading y amando su rabiosa música. Existen dos versiones de "Hergest Ridge", la que se comercializó en 1974 y una remezcla -con notables variaciones- contenida en la caja de 1976 "Boxed", que es la que acabó siendo utilizada en el CD de la obra, por deseo de Oldfield. La reedición de 2010 presenta las dos versiones. Además, 1976 también vió la creación de "The orchestral Hergest Ridge", que fue representado en directo pero, al contrario que "The orchestral Tubular bells", no fue comercializado.
"Hergest Ridge" no era "Tubular bells 2", acabó habiendo una gran diferencia estilística con aquel trabajo influenciado por la ciudad, una ruidosa Londres de la que Mike escapó para realizar una sinfonía serena, pastoril, solitaria y decididamente personal, en la que colaboraron, entre otros, sus dos hermanos (Sally a la voz y Terry a la flauta) y sus amigos David Bedford (arreglos para coros y cuerdas) y William Murray (guitarra y percusión), encargándose Mike de las guitarras, mandolina, órganos, cascabeles, glockenspiel, timbales, gong y campanas tubulares. Las inquietudes musicales de Oldfield no se centraban en el rock que había estado haciendo con Kevin Ayers, ni en el folk que realizó con su hermana Sally, o al menos no sólo en ellos, sino que iban más allá, hasta la misma raíz de la música. La música clásica que escuchaba (Sibelius, Beethoven, Stravinsky...) hicieron crecer en él las ínfulas de compositor (no sólo empalmador de bellas melodías), y simplemente quiso demostrar que su segundo trabajo podía ser precisamente eso, una obra que perdurara para siempre en la memoria de la música contemporánea.
Solsticio de invierno


Debo empezar esta reseña diciendo que sólo tengo 3 discos de Mike Oldfield: Tubular Bells, Hergest Ridge y Ommadawn. Tubular Bells es un disco que descubrí de pequeño escuchándolo en la radio. Hace un par de años me compré el disco, pero no lo disfruto como se merece. Y es que, en mi opinión que ha sido tan exprimido, que al final uno termina aborreciéndolo. Por su parte Ommadawn, es una obra que estoy descubriendo en la actualidad, y de la que aún no puedo emitir un juicio de valor.
¿Y por qué digo esto? Pues porque puede parecer todo un atrevimiento atreverme a reseñar un disco, Hergest Ridge, de un músico como Mike Oldfield, del que prácticamente no conozco nada. Y, ¿por qué cometo semejante osadía? Pues porque Hergest Ridge me parece uno de los discos más bellos que he escuchado últimamente, y que me ha descubierto a Mike Oldfield como ese músico que muchos admiran, y que espero me sirva de puerta de acceso a su ingente obra discográfica. Y ya, sin más preámbulos pasemos a hablar de Hergest Ridge.
En 1973 un joven Mike Oldfield publica uno de los discos más exitosos e influyentes de la historia de la música: Tubular Bells. Sin embargo, Mike Olfield, por entonces un joven tímido y recluido de tan sólo 20 años, se vio superado por todo lo que se le vino encima: las peticiones de entrevistas no paraban de sucederse; y por otra parte las presiones de Richard Branson, el propietario de Virgin, para llevar a cabo una gira para promocionar el disco iba en constante aumento. Sin embargo, Oldfield, se negó en todo momento a dichas peticiones; de hecho, sólo se realizaron dos actuaciones en las que se interpretó Tubular Bells.
Para escapar de este acoso mediático y del de su propio sello discográfico, Oldfield decide recluirse en una casa de campo que compra en Herefordshire, llamada The Beacon. De este modo iba a llevar una vida más placentera y tranquila, juntándose por las noches con Leslie Penning para beber vino y tocar melodías medievales; construyendo y volando aviones dirigidos por radiocontrol... y por supuesto componiendo nueva música. Es aquí donde Olfield, construye un estudio de grabación y graba una nueva demo, titulada Hergest Ridge, llamado así por la colina situada cerca de su casa. Al igual que en Tubular Bells, se trata de una única composición dividida en dos partes y que finalmente sería publicada como un nuevo disco el 28 de agosto de 1974 para el sello Virgin con la referencia V 2013. Para este disco iban a colaborar con el músico, David Bedford encargado de dirigir el coro y los arreglos de cuerdas que interpretan la London Sinfonietta; June Whiting y Lindsay Cooper, a cargo de los oboe; Ted Hobart a la trompeta, Chili Charles al tambor; y por último Clodagh Simmonds y Sally Olfield, que se encargarían de las partes vocales. La portada de nuevo corrió a cargo de Trevor Key, en el que se muestra a Bootleg, el perro pastor irlandés, que acompañaba a Oldfield en sus paseos y el avión que hacía volar dando vueltas.
Este nuevo disco es un fiel reflejo de su estancia en The Beacon, teniendo un sabor mucho más folk o celta que el anterior. Y es que este ambiente campestre, rodeado de la naturaleza iba a influir, como reconoce el propio músico, en su nueva obra. Esto queda patente nada más comenzar el disco, en el que se puede escuchar el sonido de un Penny Whistle o Tin Whistle, una especie de flauta irlandesa de gran tradición en la música celta. Estos primeros minutos del disco nos traslada en el espacio y en el tiempo. De repente estamos en The Beacon, en 1974, volando aviones por radiocontrol, disfrutando de un aire limpio, sin contacto telefónico con el exterior. Han desaparecido las presiones, los miedos y temores han desaparecido.
A estos primeros minutos introductorios, le sucede un pasaje dominado por una trompeta, y acompañado por un redoble de tambor. La música se torna más sinfónica y apoteósica. Sin embargo el momento para mi cumbre del disco se produce cuando entra el oboe de Lindsay Cooper, que ya había colaborado con Oldfield al oboe, en el que. No es ya que sea uno de los momentos cumbres del disco, es que este fragmento es uno de los más bellos que he escuchado en mi vida. Sólo por escuchar esta parte merece la pena comprarse este disco y reconocer a Oldfield como uno de los grandes músicos del s. XX. Son cerca de 5 minutos de éxtasis, donde el tiempo se para y solo existe la música. Y como por mucho que escriba, nunca podré intentar ni acercarme a describir lo que transmite esta música, lo mejor es que lo escuchemos:
Esta parte se interrumpe con la irrupción del bajo, que nos introduce en uno de los momentos más optimistas del disco, y en el que Oldfield nos quiere transmitir, en mi opinión la felicidad que siente en ese ambiente. Esta primera parte del disco se cierra con una coda en el que se vuelve a la melodía inicial interpretada a cargo del coro.
La cara B del disco empieza de forma tranquila y acentuando el carácter celta o folk del disco. Sin embargo este ambiente pastoral se rompe bruscamente con la parte que se conoce como la “tormenta eléctrica”, 6 minutos en el que se superponen infinidad de overdubs de guitarras distorsionadas creando un clima pesado y frenético y pesado, que contrasta con la paz y armonía que refleja el resto del disco. El disco termina de nuevo con un pasaje acústico acompañado de unos violines, así como de las voces de su hermana Sally Oldfield y de Clodagh Simonds.
En resumen, un gran disco que no solo refleja un momento y lugar en la vida de Olfield, sino que creo que, además componer esta obra le sirvió para evadirse de las presiones que conllevaron el gran éxito de su disco anterior. De hecho, el propio Oldfield reconoció posteriormente, y así se recoge en el libreto de la reedición del disco, que el aeromodelismo y componer música fue su salvación en ese momento. Bendita salvación.Termina así uno de los mejores discos de Oldfield, y que de hecho desbancó de las listas de ventas a su predecesor, ocupando ambos los dos primeros puestos.
MrBrain


Released as another lengthy composition, Hergest Ridge was the album that followed Mike Oldfield's momentous Tubular Bells release, with many of the same instrumental elements and methods employed throughout its two sections. Because of the time of its release, Hergest Ridge was overshadowed by the effects of Oldfield's first album for Virgin, but even so he manages to invoke some interesting patches of music by using instruments like the glockenspiel, sleigh bells, the Lowrey organ, oboes, and a variety of mandolins and guitars to maintain the same type of diversity as Tubular Bells. Symphonic throughout most of the album's two parts, the highlight of Hergest Ridge is Oldfield's use of 90 multi-tracked guitars clustered together to create one of the most unique sounds ever to surface on his albums. Actually, Hergest Ridge entered the British charts in the number one spot in the fall of 1974, but Tubular Bells finally took its place only three weeks later. The album was highly regarded in the U.K. upon its release and it continued Oldfield's creative pace, proving that the genius put forth on his claim-to-fame album would indeed have some effect on works to come.
Mike DeGagne

She rises from the mist, this belle, and has a different tale to tell, emerging from the the rills and ridges to share with us her humble riches. More pastoral in tone than her piebald predecessor, a simpler patchwork and perhaps the lesser of the two, the first work having grew from such a tempest of expression, while Hergest here is glimpsed in logical succession. It's interesting that, after such a tubular design, a second album doesn't dare entwine too many bits and pieces, fearful of a work that rises and surceases OLDFIELD here is on a simpler path, his waterfall of inspiration channeled into one warm bath. You'll find some CRIMSON in it (on guitar), some GENESIS as well (seen from afar), but mostly this is OLDFIELD first and last, a vision of the future and the past. The artist, having found an audience, is careful not to build a wood too dense, focusing instead on several themes, from tame to tempest as befits the scene. (I'll add, although it's quite a different boid, that one theme sounds a lot like "Mongoloid".) If "Hergest Ridge" is not the tumbing spire that "Tub'lar Bells" aspired to than desire not a second mountain in your midst, but chance upon a rolling hill as this and marvel at its natural, simple charm, a pixie playground where there is no varum. (Sorry about this one. Ze furter I vent, ze verse it got.)
Dave Connolly

lay back and carefully listen, you can appreciate it a lot more than you may otherwise do. I seem to discover more magic each time.
The album has plenty of delicate, classically inspired passages, which are melodic and peaceful.There are wonderful holy vocals, varied instrumentation, including string parts, folky flute and even some sleighbells! Listen for the accomplished soft guitar playing on here too. I love the style very much. I find that Oldfield's proficiency is often very overlooked.
For five minutes towards the end of part 2, the blasting progressive keyboards and squealing electric guitar unfortunately break the mood of the album. But the utterly sweet section of folky guitar follows with a string section tugging at your heart and emotions. Be patient with how this excellent work links many musical ideas together. It proves that the young Mike Oldfield was hugely talented at both arranging and producing. Four solid stars.
Martin Geer

This installment of Mike Oldfield finds the listener transported to quieter, more peaceful times. Not forsaking his knack for extended tracks, Oldfield does not deliver a masterpiece. Though, to question whether or not this album pleases the ears is a disgrace to music in general. The first half invites the listener to bask in a tranquil landscape of melodic chords and guitar strumming that, in all honesty, can only be described as pleasurable. This must be where Hergest Ridge lies, for the melody is mirrored briefly in Part 2. All the notes are perfectly fit to be played together. This really demonstrates the calmer side of Oldfield's musicianship. However, once side 2 is played there is the same feeling of growing repetition that was introduced on the previous half. About halfway through side 2, there erupts a fierceness bridled with the intensity of Oldfield's driving virtuosity, reminding us that he is still capable of producing hard-hitting rock anthems, and the gradual journey that takes you there only makes the climax all the more impressive. The ending closes off the music with a nice reprise of a previous theme and wraps up the album nicely. The farewell of Hergest Ridge.
The album as a whole works very well with the multiple melodies that Oldfield is able to invent, because they do subliminally transfer over the two sides. While it is certainly no masterpiece, it is very much worth listening to, particularly if you are a fan of his other works. Or music in general for that matter.
Eric

Oldfield makes light of that difficult second album syndrome
Oldfield's follow up to "Tubular Bells" was inevitably rather overshadowed by his illustrious first album. In its own right however, Hergest Ridge stands up as a fine piece of work.
Generally smoother and more continuous than TB, Oldfield manages to compile an album with a similar structure but which sounds quite different. The most striking part of the album comes about five minutes into the second side, when the almost ambient soft melody stops, to immediately be replaced by an absolute wall of sound. The pace is lifted by a driving, incessant rhythm, which thunders along like a train barely remaining on the tracks. This occupies much of the second side of the album, and transforms it completely. A more serene sound returns to close the album, allowing the required catching of breath.
A very good album, generally somewhat mellower than Tubular Bells, but with a real sting in the tail.
Bob McBeath

I admit to be very fond of this album.It doesn't have the musical highs of Tubular Bells but it does have that certain 'you know what' and is overall a more mature and coherent work.This is about as soulfull as instrumental music gets and way better than any of the 'new age' stuff that came out of the eightes.
Richard H.

A big step down from his masterpice debute and one of the best debute albums not only in prog but in music in general this one see Mike doing the same thing again but yust much lamer and softer and les variation theres alot of nice sweet melody on this one but its yust not as ground breaking and intresting or good or memorable, on tubular i culd remeber most of the melodys and when they where coming and still can on this one i can hardly remeber anything. The album is as other have described it pastoral sounding it gives me the feeling im in a old landscape with hills and forests and stuff but not like its a sunshine day more like a rainy and grey day. Its a good album if you like his other albums you will no doubt like this. Good, but non-essential.
Zargus

Score: 9.7/10 Incredible
Hergest Ridge is yet another beautiful album from Mike Oldfield. This album is extremely emotional in the sense that it gives off a very strong vibe. The melodies found here are very rich with feeling and make you wonder what Mike was doing in Hergest Ridge, what he was thinking and trying to evoke through these melodies. I certainly take a very rainy day, peaceful feel from the entire album, and it is overall an epic journey through the feelings and thoughts portrayed. I must take of a few points only due to my sleight lack of taste for a chunk of the second part. The song takes off a little too hard for the overall mood it is contained in. The song does return, though, to an extremely blissful ending and the original melody. This really caught my ear nicely and was a great moment, perhaps the chunk I dislike is enhancing that greater emotion for the ending, but I cannot help feeling it is too dragged and drab.
Hergest Ridge is a wonderful mood grabber and can engulf you heavily in it's scenery and vibe. Another great one from Mike, don't miss this!
The Lost Chord

Y hay muchos otros comentarios en la web para el que quiera buscarlos, aunque no creo que haga falta, este es uno de los grandes discos de Mike Oldfield, nada más y nada menos.

Lista de Temas:
1. Hergest Ridge Part One
2. Hergest Ridge Part Two
3. In Dulci Jubilo
4. Spanish Tune
The Orchestal Hergest Ridge
1. Part One
2. Part Two

Alineación:
- Mike Oldfield / acoustic, electric & Spanish guitars, bass, mandolin, organs (Farfisa, Lowrey, Gemini), glockenspiel, gong, tubular bells, timpani, co-producer
With:
Lindsay Cooper / oboe
June Whiting / oboe
Ted Hobart / trumpet
Terry Oldfield / flute (2, uncredited)
Sally Oldfield / chorus
Clodagh Simmonds / chorus
London Sinfonietta ensemble members / strings & chorus
David Bedford / chorus & strings conductor and arranger
Chili Charles / snare drums
William Murray / cymbal (2, uncredited)

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Es una cosa difícil siquiera empezar a hablar sobre el posteo de Milei acerca de Lali y Gramsci. El delirio y la ignorancia son mayúsculos. Pero detrás de la estupidez hay algo peligroso: la divulgación de teorías de la conspiración de la extrema derecha por el hombre que tiene el puesto de presidente de Argentina. ¿Será que Chiquititas y Floricienta son un producto de la infiltración marxista en la industria cultural argentina? Eso parece pensar Milei. Tratando de darle aires de importancia a su pelea con Lali Espósito es que despotricó contra el "Gramsci Kultural" en Twitter. Intenta darle importancia a sus delirios, que su «pelea» no sea lo que es: una mezcla del presidente de un país hostigando a una artista desde el poder con un mandatario comportándose como panelista de un programa de chimentos de mal gusto. Por Federico Dertaube " La raíz del problema argentino no es político y/o económico, es moral y tiene como consecuencias el cinismo político y la deca

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Jorge Alemán afirma en esta nota (tan actual aunque haya sido escrita hace siglos: el 5 de octubre de 2023) que la pesadilla del avance de la ultraderecha argentina, experta en crueles humillaciones, comenzó hace tiempo y parece que las razones argumentadas que se presentan no alcanzan para despertar de este mundo distópico. Por Jorge Alemán "La historia es una pesadilla de la que estamos intentando  despertar". James Joyce Además del lógico temor frente a que las ultraderechas se queden con el gobierno, estamos asistiendo a uno de los espectáculos más humillantes de la historia argentina. La pesadilla ha comenzado hace tiempo y no parece que las razones argumentadas que se presentan sirvan para despertar de este mundo distópico.   Un clan experto en humillaciones crueles, con matices delirantes que apuntan con una ametralladora de estupideces que son pronunciadas con fruición y goce, se presenta para ocupar las más altas responsabilidades de la Nación. Es el punto

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.